El ultra ?ric Zemmour hace oficial la candidatura a la presidencia de Francia en su peor momento
El polemista flaquea en los sondeos, mientras los exabruptos amenazan su fiabilidad como inquilino del El¨ªseo
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El polemista ultra ?ric Zemmour ya es candidato oficial a la presidencia de la Rep¨²blica francesa. Despu¨¦s de meses de preparativos, Zemmour (Montreuil, 63 a?os) anunci¨® este martes en un v¨ªdeo difundido por las redes sociales que se presentar¨¢ a las elecciones a dos vueltas del pr¨®ximo abril.
¡°Ya no es el momento de reformar Francia, sino de salvarla¡±, dijo Zemmour. ¡°Por ello, he decidido solicitar vuestros sufragios para convertirme en presidente de la Rep¨²blica. Para que nuestros hijos y nietos no conozcan la barbarie, para que nuestras hijas no lleven velo y nuestros hijos no est¨¦n sumisos, para que podamos trasmitirles Francia tal como la hemos conocido y recibido de nuestros antepasados¡±.
El anuncio, que se completar¨¢ en la noche del martes con una entrevista en el telediario de la cadena privada TF1 y un mitin el domingo en la sala parisiense Z¨¦nith, llega en el peor momento para Zemmour desde que en septiembre inici¨® una gira por Francia con la intenci¨®n de ser candidato. Por primera vez desde entonces, cae en los sondeos, que llegaron a situarle como el rival m¨¢s probable del actual presidente, el centrista Emmanuel Macron, en la segunda vuelta. Una serie de salidas de tono han sembrado dudas sobre su capacidad para proyectar la imagen de un presidenciable fiable.
La candidatura no es ninguna sorpresa, pero s¨ª un ritual necesario en la campa?a. El pr¨®ximo ser¨¢ la b¨²squeda de 500 firmas de cargos electos nacionales y locales, paso necesario para poder presentarse.
Llamas frente al pasado glorioso
El v¨ªdeo mezcla la voz de Zemmour con im¨¢genes que muestran, de un lado, una Francia actual violenta y en llamas, y del otro figuras y episodios de un pasado glorioso: desde Napole¨®n y Juana de Arco a Jean-Paul Belmondo e incluso el cantautor ¨¢crata Georges Brassens. Zemmour aparece sentado en una mesa con una biblioteca de libros antiguos al fondo y un viejo micr¨®fono de radio. No habla al p¨²blico, sino que lee un texto: una referencia al 18 de junio de 1940, cuando el general Charles de Gaulle llam¨® desde las ondas de la BBC en Londres a la resistencia contra el ocupante nazi.
Zemmour es un candidato at¨ªpico. Porque no es un pol¨ªtico profesional, sino un tertuliano que hasta septiembre disfrut¨® de una plataforma privilegiada en un programa diario en la cadena CNews, propiedad del grupo Vivendi. Porque intenta presentarse como un intelectual que deja boquiabierta a una parte del p¨²blico con sus citas librescas. Y es una anomal¨ªa porque es un aspirante a la jefatura del Estado condenado varias veces por incitaci¨®n a la discriminaci¨®n racial y religiosa. En noviembre fue juzgado de nuevo por llamar en CNews a los inmigrantes menores no acompa?ados ¡°ladrones¡±, ¡°asesinos¡± y ¡°violadores¡±.
Las provocaciones han permitido a Zemmour monopolizar horas y horas de televisi¨®n. Son provocaciones intelectuales, como su reivindicaci¨®n del enemigo de De Gaulle, Philippe P¨¦tain, el l¨ªder de la Francia que durante la Segunda Guerra Mundial colabor¨® con la Alemania nazi y particip¨® en la deportaci¨®n de los jud¨ªos a los campos de exterminio. Provocaciones gestuales, tambi¨¦n, como la ocasi¨®n en la que, en una feria del armamento, hizo ver que apuntaba con un arma a los periodistas, o el gesto con el dedo que le dedic¨® a una mujer que le hab¨ªa hecho el mismo gesto en una calle de Marsella. ¡°Bien profundo¡±, a?adi¨® Zemmour, seg¨²n declar¨® despu¨¦s la mujer.
Zemmour, hijo de jud¨ªos de Argelia que llegaron a Francia en los a?os cincuenta, ha tocado una fibra en un pa¨ªs con una s¨®lida tradici¨®n de extrema derecha y en el que, en las ¨²ltimas presidenciales, Marine Le Pen recogi¨® m¨¢s de 10 millones de votos. El candidato capta los miedos de una parte de esta sociedad al declive y a la p¨¦rdida de la identidad.
Un problema para Zemmour es que no deja de ser un candidato de la ¨¦lite, que apela a la burgues¨ªa ultraconservadora. La fuerza de Marine Le Pen, candidata del Reagrupamiento Nacional (RN, antiguo Frente Nacional) consiste en haber consolidado al RN en el primer partido de la clase trabajadora.
¡°No estoy nada inquieta [por Zemmour]¡±, declar¨® hace unos d¨ªas Le Pen. ¡°Incluso puede alegrarme, bien pensado¡±. Le Pen cree que, gracias a Zemmour, ella acaba apareciendo como una candidata m¨¢s moderada y competente.
Termine como termine la candidatura, Zemmour ya ha roto el monopolio sobre la extrema derecha que hasta ahora manten¨ªa Le Pen, candidata por tercera vez a la presidencia. Al principio del oto?o, la superaba en varios sondeos y alcanzaba un 17% o un 19% de votos. Los sondeos m¨¢s recientes reflejan una expectativa de voto de entre el 12% y el 15%.
Zemmour tambi¨¦n se dispar¨® captando votos de la derecha tradicional de Los Republicanos (LR), el partido del expresidente Nicolas Sarkozy. Desde que irrumpi¨® en la precampa?a, sus ideas monopolizan el debate entre los aspirantes de este campo a ser candidatos al El¨ªseo.
Las ideas de Zemmour pueden resumirse en la gran sustituci¨®n, una teor¨ªa de tintes conspiratorios que ha inspirado a terroristas supremacistas blancos en Nueva Zelanda y Estados Unidos. Esta teor¨ªa sostiene que la poblaci¨®n blanca y con antepasados europeos est¨¢ siendo sustituida por poblaci¨®n de origen africano y ¨¢rabe con la complicidad de las ¨¦lites Francia, seg¨²n Zemmour, se aboca a una guerra civil. ?l cree que puede evitarla.
¡°No nos dejaremos dominar, convertir en vasallos, conquistar, colonizar¡±, dijo. ¡°No dejaremos que se nos sustituya¡±.
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