Le Pen busca la remontada ante el favorito Macron en el ¨²nico debate electoral de la campa?a
La candidata de extrema derecha, por detr¨¢s en los sondeos, intentar¨¢ hacer olvidar su mal papel hace cinco a?os ante el presidente centrista
Marine Le Pen, candidata de la extrema derecha a la presidencia de Francia, intentar¨¢ aprovechar el debate televisado de este mi¨¦rcoles a las 21.00 para remontar en los sondeos, que son favorables al actual presidente, el centrista Emmanuel Macron. El debate, organizado por la cadena privada TF1 y la p¨²blica France 2 y que emitir¨¢ en directo EL PA?S, es la ¨²ltima oportunidad para convencer a millones de franceses antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el domingo. Hace cinco a?os, Le Pen sali¨® mal parada ante Macron. Es su ventaja ahora: dif¨ªcilmente lo har¨¢ peor.
¡°El debate es como la final de un torneo del Gran Slam¡±, dice en Par¨ªs G¨¦rard Courtois, veterano periodista pol¨ªtico y autor del libro Partie de campagne, una cr¨®nica de las campa?as electorales bajo la V Rep¨²blica. ¡°Se requiere competencia, concentraci¨®n, autocontrol. Jam¨¢s parecer agresivo. El combate es duro. Porque solo hay un debate. Y a tres o cuatro d¨ªas de la segunda vuelta. No hay posibilidad de recuperarse en otro debate, como en Estados Unidos. En Francia, no hay red de seguridad¡±, afirma.
El presidente, desde la primera vuelta el 10 de abril, ha ampliado la ventaja en los sondeos. El instituto Ifop registra un 55% para Macron y un 45% para Le Pen. Seg¨²n Ipsos, Macron sacar¨ªa hoy un 56,5% y Le Pen un 43,5%. En la primera vuelta, con m¨¢s candidatos, el actual presidente sac¨® un 27,8% de votos. La l¨ªder del Reagrupamiento Nacional (RN), un 23,1%.
Le Pen quiere hacer olvidar el debate del 3 de mayo de 2017. Lleg¨® agotada por la campa?a y con migra?a. Se confund¨ªa en las respuestas. Gesticulaba. Buscaba los papeles entre las carpetas desordenadas en la mesa y no los encontraba. Lanzaba insinuaciones y rumores sin fundamento. Macron, mientras tanto, desmontaba con calma sus argumentos. El actual presidente gan¨® en las urnas con un 66% de votos frente a un 34% de su rival.
A veces hay que caer al pozo para resucitar. Eso fue aquel debate para Le Pen. Cambi¨® el nombre del partido: de Frente Nacional, asociado a la xenofobia y el antisemitismo, a Reagrupamiento Nacional. Model¨® una imagen emp¨¢tica y cercana a los franceses y barri¨® bajo la alfombra el legado ultra. Y sac¨® una lecci¨®n para el debate de 2022, un aut¨¦ntico partido de vuelta: en los ¨²ltimos d¨ªas ha hecho pocos actos de campa?a. El objetivo: prepararse a fondo. Es su cita crucial.
¡°Para m¨ª, la pregunta es si Marine Le Pen podr¨¢ mantener esta imagen y esta postura durante dos horas ante Emmanuel Macron¡±, plantea Courtois. ¡°No estoy seguro de que lo logre¡±. Al contrario que hace cinco a?os, esta vez no ha habido debates con todos los candidatos antes de la primera vuelta. Este es el ¨²nico. Y, al contrario que el presidente, la candidata de la extrema derecha raramente ha discutido durante sus actos de campa?a por las calles de Francia con ciudadanos cr¨ªticos con ella. No ha tenido que pelear de verdad para defender su visi¨®n y su programa. No se ha visto contra las cuerdas.
El peligro, para Macron, ¡°es confirmar, ante las personas que lo ven de este modo, su imagen de superioridad, de arrogancia, de sabelotodo¡±, sostiene Courtois. Y a?ade: ¡°Es el problema del primero de la clase: una parte de la clase lo admira, pero la otra no puede m¨¢s con este tipo que tiene respuesta para todo y que siempre se sale con la suya¡±.
El debate entre los dos candidatos a la presidencia ser¨¢ el octavo de la historia. Todos, menos el que enfrent¨® a Jacques Chirac y Lionel Jospin en 1995 y que result¨® bastante aburrido, dejaron momentos y frases que han quedado grabados en la memoria pol¨ªtica colectiva. Desde el ¡°usted no tiene el monopolio de los corazones¡±, que le espet¨® Val¨¦ry Giscard d¡¯Estaing a Fran?ois Mitterrand en el primero, en 1974, al descalabro en tiempo real de Le Pen ante Macron en 2017.
Otro momento estelar fue el cara a cara de 1988 entre el presidente Mitterrand, que era socialista, y su primer ministro, el conservador Chirac. Ambos gobernaban en tensa cohabitaci¨®n y se peleaban por la presidencia. Chirac le dijo a Mitterrand: ¡°Esta noche yo no soy el primer ministro ni usted el presidente de la Rep¨²blica. Somos dos candidatos en pie de igualdad, y que se someten al juicio de los franceses, lo ¨²nico que cuenta. Me permitir¨¢, pues, que le llame se?or Mitterrand¡±. A lo que este replic¨®: ¡°Tiene usted toda la raz¨®n, se?or primer ministro¡±.
En 2002, cuando la extrema derecha se clasific¨® por primera vez para la segunda vuelta, el entonces presidente Chirac se neg¨® a debatir con el candidato ultra, Jean-Marie Le Pen, padre de Marine. Fue el ¨²nico a?o sin cara a cara.
Hay un debate que todos, pol¨ªticos y analistas, estudian con lupa: el de Giscard y Mitterrand en 1981. Como ahora, era la repetici¨®n del de la campa?a anterior. Como ahora, enfrentaba al presidente, en aquel caso el liberal-conservador Giscard, con un candidato que lo era por tercera vez, Mitterrand. Como ahora, el presidente era un brillante tecn¨®crata cuya inteligencia irritaba a muchos franceses de a pie. Mitterrand no era Le Pen: era perro viejo en pol¨ªtica, m¨¢s astuto que Giscard, pero su programa de nacionalizaciones y su posible alianza con los comunistas, en plena Guerra Fr¨ªa, asustaba a buena parte del establishment.
El minuto memorable, y digno de estudio, ocurri¨® cuando Giscard le pregunt¨® a Mitterrand, convencido de que este no sabr¨ªa responder: ¡°?Me puede usted dar la cifra del tipo de cambio entre el franco y el marco alem¨¢n?¡± La r¨¦plica de Mitterrand: ¡°No me gusta este m¨¦todo: yo no soy su alumno. Usted aqu¨ª no es el presidente de la Rep¨²blica, sino simplemente mi contrincante¡±.
Mitterrand se pas¨® medio minuto quej¨¢ndose de la pregunta, mientras que Giscard saboreaba la trampa que le hab¨ªa tendido y que supuestamente dejar¨ªa en evidencia su incompetencia t¨¦cnica. Pero entonces, como quien no quiera la cosa, Mitterrand solt¨®: ¡°Cuando se pasa de 1,87 francos a unos 2,35 francos en siete a?os, no es un ¨¦xito para el franco, no respecto al d¨®lar ni al marco. Me extra?a que lleve a esta discusi¨®n cuando es la prueba de que el franco, del que se jactan tanto las declaraciones oficiales, no va tan bien como se piensa¡±. Punto y partido para el socialista, quien unas semanas despu¨¦s reemplazaba a Giscard en el El¨ªseo y que gobernar¨ªa Francia en los 14 a?os siguientes.
Pero todas las interpretaciones son a posteriori. Al final, gana el debate quien acaba ganado las elecciones. Y un debate raramente decide una campa?a, pero como se ha demostrado m¨¢s de una vez, puede dar un empuj¨®n al favorito o hundir un poco m¨¢s al aspirante. Solo en caso de un error o accidente may¨²sculos ser¨ªa imaginable que provocase un vuelco. ¡°Mi impresi¨®n es que los debates confirman lo que ya dicen los sondeos¡±, dice G¨¦rard Courtois. ¡°Y confirman la estatura de quien va a ser elegido o reelegido¡±.
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