Una Le Pen desdibujada se resigna a perder en las elecciones legislativas tras ser finalista en las presidenciales
La l¨ªder de la extrema derecha francesa radicaliza su discurso en la campa?a para las elecciones del 12 y el 19 de este mes
?Qu¨¦ fue de Marine Le Pen? A principios de abril, la l¨ªder de la extrema derecha francesa afrontaba en mejores condiciones que nunca las elecciones presidenciales. Algunos sondeos la situaban cerca de la victoria. Hab¨ªa suavizado su imagen y hab¨ªa limado los ¨¢ngulos m¨¢s ¨¢speros de su mensaje. Comparada con el otro candidato ultra, ?ric Zemmour, casi parec¨ªa moderada. Aunque perdi¨® ante Emmanuel Macron, sac¨® el mejor resultado de su historia: 13 millones de votos, un 41,5%.
Aquello queda lejos: parece desaparecida. Ha pasado algo m¨¢s de un mes, es mi¨¦rcoles 1 de junio. Le Pen (Neuilly-sur-Seine, 53 a?os) da una conferencia de prensa en un local peque?o y oscuro en Calais, la ciudad portuaria conocida mundialmente por ser el punto de llegada de los inmigrantes y refugiados procedentes de los lugares m¨¢s miseros del planeta. Ha venido aqu¨ª para presentar, ante una decena de periodistas, a los candidatos locales de su partido, el Reagrupamiento Nacional (RN), para las elecciones legislativas del 12 y el 19 de junio. Y para denunciar que Francia est¨¢ al borde del caos. Carga contra los inmigrantes, como si quisiera recuperar el terreno perdido ante Zemmour.
¡°Este Gobierno nos lleva al abismo¡±, alerta Le Pen, candidata en una circunscripci¨®n de esta regi¨®n norte?a. Para ella, las agresiones y robos antes y despu¨¦s de la final de la Champions entre el Real Madrid y el Liverpool, el 28 de mayo, reflejaron ¡°un pa¨ªs que, ante la presi¨®n de la inmigraci¨®n y los delincuentes, se convierte en una zona de no derecho general¡±. ¡°Denme entre 100 y 150 diputados y todo cambiar¨¢¡±, prometi¨®.
La misma candidata, que en abril se ve¨ªa a un paso del palacio del El¨ªseo, se ha resignado a no ganar las legislativas y posiblemente a no ser ni el primer grupo de la oposici¨®n.
¡°Ella es realista¡±, resume Jean-Yves Camus, polit¨®logo en la Fundaci¨®n Jean-Jaur¨¨s y especialista en la extrema derecha. ¡°Todo el mundo comete un error com¨²n al pensar que el resultado de unas presidenciales se proyecta en las legislativas. No tiene nada que ver¡±. El sistema electoral la perjudica, as¨ª como el haber decidido ir por libre, sin alianzas con otros partidos. ¡°Si tiene suerte, y puede lograrlo, el RN tendr¨¢ un grupo parlamentario, es decir, 15 diputados, y ya ser¨¢ mejor que la otra vez¡±.
Detr¨¢s de M¨¦lenchon
En la primera vuelta de las legislativas, el RN obtendr¨ªa un 21% de los votos, seg¨²n un sondeo del instituto Ifop. Quedar¨ªa por detr¨¢s de la candidatura de Macron y de la izquierda de Jean-Luc M¨¦lenchon. En la segunda vuelta, ser¨ªa la tercera o cuarta fuerza, con una horquilla de entre 20 y 50 diputados de los 577 de la Asamblea Nacional. La primera fuerza de oposici¨®n ser¨ªa la izquierda.
M¨¦lenchon, euroesc¨¦ptico y anticapitalista, ha hecho campa?a con el argumento de que, si los franceses le dan la mayor¨ªa parlamentaria, Macron se ver¨¢ obligado a nombrarle primer ministro. Le Pen, aunque ha sido dos veces rival de Macron en unas presidenciales, asume que ella no tendr¨¢ la mayor¨ªa y, por tanto, no podr¨¢ ser primera ministra.
¡°No hay ninguna posibilidad de que esto ocurra¡±, zanj¨® hace unos d¨ªas a la emisora France Bleu cuando le preguntaron por esta hip¨®tesis. ¡°Hay que decir la verdad a los electores¡±. Y es as¨ª como, al contrario que M¨¦lenchon, aut¨¦ntico fen¨®meno de esta campa?a, Le Pen aparece desdibujada y lejos del empuje de la campa?a para las elecciones presidenciales. Ya no es la sombra de lo que era hace solo dos meses.
¡ª?Es una verg¨¹enza! ?Una verg¨¹enza que usted est¨¦ aqu¨ª!
Es un d¨ªa soleado en la regi¨®n de Calais. Todo iba bien para Le Pen en la plaza del mercado de Audricq, un pueblo de 4.500 habitantes, hasta que se acerca este hombre y empieza a gritarle. La candidata, hasta ese momento, se ha dedicado a hacerse selfis con mujeres y ni?os.
¡°?Qu¨¦ alegr¨ªa conocerla en persona!¡±, comentaba una mujer. Otra a?ad¨ªa: ¡°?Es m¨¢s joven que en televisi¨®n!¡± Todas la llaman Marine, como si fuese de la familia. Todos piden la foto y se marchan. No hablan de pol¨ªtica, ni le preguntan, ni discuten. Nada que ver con los ba?os de masas de Macron en actos electorales similares, ni con las discusiones interminables y a veces tensas del presidente con ciudadanos que se le acercan para quejarse o criticarlo.
Le Pen sigue con las sonrisas y los selfis mientras el hombre sigue increp¨¢ndola. Una simpatizante de la candidata le responde:
¡ª?V¨¢yase!
La candidata se mete en un caf¨¦ y, unos minutos despu¨¦s, su equipo la lleva a un autom¨®vil y desaparece. La visita al mercado habr¨¢ durado media hora y la mayor¨ªa de vecinos, en la inmensa plaza de Audruicq, ni se han enterado de qui¨¦n pasaba por ah¨ª. Es, a peque?a escala, lo que le ocurre en Francia en la campa?a. Le Pen no cuenta. No se la ve. Ni se la espera en esta pelea entre Macron y M¨¦lenchon.
Es posible que la jefa del RN acuse el desgaste de las presidenciales. Y de un resultado que, pese a acercarla m¨¢s que nunca al El¨ªseo, supuso su tercer intento fallido de conquistar el poder. En los d¨ªas posteriores a la victoria de Macron en abril, opt¨® por tomarse unos d¨ªas de descanso. Despu¨¦s, se neg¨® a pactar con Zemmour, su rival en la extrema derecha. M¨¦lenchon hizo lo contrario: decir desde el primer d¨ªa que ¨¦l quer¨ªa ser primer ministro y forjar una alianza de izquierdas junto a ecologistas, comunistas y socialistas. Las derechas y extremas derechas concurren por separado; la izquierda, desde la moderada a la radical, unida.
Le Pen adolece de problemas que van m¨¢s de la campa?a actual. El primero es la debilidad de sus candidatos: el suyo es un partido unipersonal y familiar (Marine lo hered¨® de su padre, Jean-Marie) sin cuadros suficientes para ganar los esca?os. El segundo es que los votantes habituales de Le Pen (la clase trabajadora y los j¨®venes) se movilizan menos en las legislativas.
La tercera desventaja es el sistema electoral. Las legislativas son, en realidad, 577 elecciones simult¨¢neas a dos vueltas en 577 circunscripciones. Como en las elecciones municipales o en las regionales, cuando un candidato de RN se clasifica para la segunda vuelta, el resto de candidatos y la mayor¨ªa de votantes se unen para impedirle la victoria. Ganar un esca?o resulta una proeza. As¨ª ocurri¨® hace cinco a?os: tras superar Le Pen los 11 millones de votos en las presidenciales, un mes despu¨¦s, en las legislativas, su partido sac¨® ocho diputados. Ahora, aunque deber¨ªa de superar el n¨²mero de esca?os de hace cinco a?os, en la nueva Asamblea Nacional no se reflejar¨¢n los 13 millones de votos en las presidenciales de abril.
¡°Tras sacar un 42% en la segunda vuelta de las presidenciales, ser¨ªa un esc¨¢ndalo democr¨¢tico que el Reagrupamiento Nacional no tuviese un grupo parlamentario¡±, se queja Le Pen en Calais. ¡°Me choca ver en los sondeos que, mientras que las clases populares y medias son las que m¨¢s sufren por la pol¨ªtica t¨®xica de Emmanuel Macron, son, al parecer, las que menos ir¨¢n a votar. Yo cuento con ellos¡±.
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