Los jueces lideran la resistencia al poder absoluto de Kais Said en T¨²nez
El Tribunal Administrativo se convierte en la primera instituci¨®n en desafiar al actual jefe de Estado al suspender la aplicaci¨®n de un decreto presidencial
Cuando el presidente Kais Said decidi¨® el 25 de julio de 2021 poner fin a diez a?os de transici¨®n democr¨¢tica en T¨²nez, apenas si encontr¨® alg¨²n obst¨¢culo m¨¢s all¨¢ de la debilitada oposici¨®n en el Parlamento. Vitoreado por buena parte de una sociedad harta de las incumplidas promesas de prosperidad de la clase pol¨ªtica, durante meses se dedic¨® a ir derribando progresivamente y por decreto la arquitectura institucional edificada la d¨¦cada anterior. Una vez disuelto el Parlamento y la composici¨®n de varias instituciones independientes, puso en su punto de mira la judicatura, que es la ¨²nica instituci¨®n que le ha plantado cara y un verdadero pulso en las ¨²ltimas semanas.
El pasado 10 de agosto, el Tribunal Administrativo de T¨²nez fall¨® suspender el decreto presidencial del mes de junio por el que cesaba de sus funciones a 57 jueces tras haberlos acusado de ¡°corrupci¨®n financiera y moral¡±, e instaba a la readmisi¨®n de 49 de ellos por no haber pruebas en su contra. Un a?o despu¨¦s de que Said se arrogara plenos poderes, esta era la primera vez que una instituci¨®n del Estado le desafiaba y se negaba a cumplir sus ¨®rdenes.
En febrero, el heterodoxo presidente tunecino ya hab¨ªa arremetido contra la independencia judicial al disolver el Consejo Superior de la Magistratura, el organismo encargado de nombrar y asignar los jueces, y volverlo a constituir una semana despu¨¦s con una nueva composici¨®n. Sin embargo, la decisi¨®n de revocar a 57 magistrados fue la que colm¨® la paciencia de la judicatura. Durante el mes de junio, su huelga paraliz¨® los tribunales, y tres de los jueces cesados iniciaron una huelga de hambre.
¡°La decisi¨®n de frenar la aplicaci¨®n del decreto presidencial (...) es la culminaci¨®n de una lucha, que ha durado m¨¢s de dos meses a todos los niveles, incluido el judicial. Recurrimos a la judicatura porque cre¨ªamos en nuestro caso, y cre¨ªamos que se har¨ªa justicia. El Tribunal Administrativo ha sido fiel a la ley¡±, declar¨® entonces Anas Hamadi, presidente de la Asociaci¨®n de Jueces Tunecinos, que no dud¨® en calificar el fallo de ¡°hist¨®rico¡±.
Ahora bien, a la espera del fin del receso estival, no est¨¢ nada claro que los jueces puedan reincorporarse a su puesto de trabajo. En su primera reacci¨®n al veredicto, la ministra de Justicia, Leila Jaffel, hizo saber, a trav¨¦s de un comunicado, que no se detendr¨ªan las acciones penales contra los magistrados, sugiriendo que no dar¨¢ su brazo a torcer. Desde la Asociaci¨®n de Jueces Tunecinos se ha recordado a la ministra que las decisiones del Tribunal Administrativo son firmes y de aplicaci¨®n inmediata, y asociaciones de la sociedad civil, como la ONG anticorrupci¨®n I Watch, han solicitado el cese de Jaffel. De momento, Said guarda mutismo absoluto sobre el asunto.
¡°El fallo del Tribunal Administrativo es un acto de resistencia, y podr¨ªa ser el principio de algo importante, pero a¨²n es pronto para asegurarlo. No se puede descartar que acabe habiendo un pacto de convivencia entre Said y la judicatura¡±, considera el analista tunecino Youssef Cherif. ¡°No hay que olvidar que, de vez en cuando, durante el r¨¦gimen de Ben Al¨ª, los tribunales hac¨ªan alg¨²n ejercicio de independencia y fallaban en contra del r¨¦gimen. Sin embargo, a menudo, el Estado ignoraba las resoluciones y no las aplicaba¡±, apostilla Cherif. Durante el per¨ªodo actual, marcado por su excepcionalidad, las reglas y convenciones se han ido escribiendo sobre la marcha. El pasado jueves entr¨® en vigor una nueva Constituci¨®n aprobada por refer¨¦ndum el pasado 25 de julio, y que otorga un poder casi absoluto al presidente.
Sobre los hombros del poder judicial deb¨ªa reposar, en teor¨ªa, el principal guardarra¨ªl del sistema democr¨¢tico tunecino: el Tribunal Constitucional. A este ¨®rgano le habr¨ªa correspondido valorar si estaba justificado que Said recurriera el a?o pasado a una especie de Estado de emergencia recogido en la Constituci¨®n para aplicar una serie de ¡°medidas excepcionales¡±, la dudosa base legal sobre la que ha cimentado su poder absoluto. Sin embargo, a causa de las querellas partidistas, entre 2015 y 2021 el Parlamento fue incapaz de recabar el robusto qu¨®rum necesario para nombrar a los miembros del Tribunal Constitucional que requer¨ªa la Ley Fundamental democr¨¢tica de 2014.
Deriva autoritaria
Por su parte, el Ej¨¦rcito y la polic¨ªa se han limitado a obedecer las ¨®rdenes de Said. Seg¨²n la Constituci¨®n de 2014, el presidente era tambi¨¦n el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas y ten¨ªa competencias en el ¨¢mbito de la seguridad. Algunos observadores han apuntado a una estrecha alianza entre Said y los uniformados, mientras otros argumentan que el descontento va aumentando entre los oficiales. ¡°El Ministerio del Interior est¨¢ dividido en reinos de taifas y no act¨²a unido. Respecto al Ej¨¦rcito, se deja llevar por la direcci¨®n en la que sopla el viento. Si la popularidad de Said se desploma, puede favorecer un cambio, como ya lo hizo en 2011¡å, advierte Tarek Kahloui, profesor de Ciencias Pol¨ªticas de la Mediterranean School of Business, en referencia a la negativa del entonces Jefe de Estado Mayor de disparar contra las masas y que propici¨® la ca¨ªda de Ben Al¨ª ese mismo a?o.
El otro guardarra¨ªl deb¨ªa ser la sociedad civil, que en 2015 recibi¨® el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos por salvaguardar la democracia. En general, sus principales componentes no apoyan la deriva autoritaria de Said, pero su grado de oposici¨®n var¨ªa. Varias organizaciones, entre ellas el Sindicato de Polic¨ªas, organizaron una manifestaci¨®n contra la nueva Constituci¨®n en v¨ªsperas del refer¨¦ndum, que fue disuelta violentamente por la polic¨ªa. En cambio, el principal sindicato del pa¨ªs, la Uni¨®n General de Trabajadores Tunecinos (UGTT), ha mostrado una actitud m¨¢s ambivalente, aunque su secretario general haya criticado el acaparamiento del poder por parte de Said. ¡°Hay una divisi¨®n interna respecto al proyecto de Said. Adem¨¢s, la huelga que organiz¨® [el sindicato] en junio no sali¨® del todo bien, y se siente en una posici¨®n de debilidad¡±, asevera Kahlaoui. Como otros actores del pa¨ªs, la UGTT parece haber adoptado una actitud expectante, a la espera de que otros colectivos, quiz¨¢s los m¨¢s hastiados por la inflaci¨®n, den el primer paso.
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