As¨ª fue la primera y ¨²nica visita de Isabel II a Espa?a: tensiones por Gibraltar, un intento de boicot, fiebre y camisetas de Cobi
En octubre de 1988, la reina brit¨¢nica pas¨® siete d¨ªas fren¨¦ticos entre Madrid, Sevilla, Barcelona y Mallorca. Pese a su parentesco con los Borbones, nunca m¨¢s volvi¨®
Los lazos de sangre entre las familias reales del Reino Unido y Espa?a nunca fueron muy fruct¨ªferos. Enrique VIII, por ejemplo, se divorci¨® de Catalina de Arag¨®n (y de la Iglesia cat¨®lica) cuando descubri¨® que la hija de los Reyes Cat¨®licos no pod¨ªa darle un heredero var¨®n. Casi 400 a?os despu¨¦s, Alfonso XIII se cas¨®, el 31 de mayo de 1906, con Victoria Eugenia de Battenberg, una de las nietas favoritas de la reina Victoria de Inglaterra. La princesa anglosajona introdujo la enfermedad de la hemofilia en el torrente sangu¨ªneo de los Borbones, un trastorno hemorr¨¢gico hereditario que min¨® al matrimonio real y se cobr¨® la vida de dos de sus hijos. Isabel II, fallecida este 8 de septiembre, era prima lejana del rey Juan Carlos y la reina Sof¨ªa. Pese al parentesco, solo visit¨® una vez Espa?a en sus 70 a?os de reinado y siempre intent¨® esquivar las tensiones, familiares y diplom¨¢ticas, por Gibraltar.
El 17 de octubre de 1988, la reina de Inglaterra aterriz¨® en Madrid en compa?¨ªa de su marido, el duque de Edimburgo. En el aeropuerto de Barajas, a pie de pista, les esperaba un jovenc¨ªsimo don Felipe, que entonces solo ten¨ªa 20 a?os. El pr¨ªncipe de Asturias fue el encargado de trasladarlos a El Pardo, donde la monarca recibi¨® los honores de ordenanza. Aquel d¨ªa comenz¨® un periplo fren¨¦tico de siete d¨ªas calificado un¨¢nimemente de ¡°hist¨®rico¡±, dividido entre visita de Estado ¡ªen Madrid¡ª, oficial ¡ªen El Escorial, Sevilla y Barcelona¡ª y privada ¡ªen Mallorca¡ª. El ¨²nico punto fuera del programa oficial fue un encuentro a puerta cerrada con su primo segundo, don Juan de Borb¨®n, conde de Barcelona.
La sombra del conflicto entre Espa?a y el Reino Unido por el pe?¨®n de Gibraltar, un contencioso que se remonta a 1705, sobrevol¨® durante toda la visita, aunque el tema se toc¨® de puntillas. El pr¨ªncipe Carlos y Lady Di hab¨ªan iniciado su luna de miel en la colonia, en 1981, raz¨®n por la que los Borbones no asistieron a su boda. ¡°No ser¨ªa propio de un viaje real abordar temas pol¨ªticos concretos¡±, explicaron entonces fuentes diplom¨¢ticas espa?olas a EL PA?S. Sin embargo, la disputa territorial fue ¡°el elefante¡± en los salones palaciegos por los que la reina brit¨¢nica y su comitiva se pasearon.
En su primer d¨ªa en Madrid, Isabel II almorz¨® con sus primos espa?oles en La Zarzuela y asisti¨® a una cena de gala en el Palacio Real. Al d¨ªa siguiente, comi¨® con el entonces presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, en La Moncloa. El chef vasco Juan Mari Arzak se ocup¨® del men¨², sirviendo como plato principal la charlota de paloma torcaz. Por la noche, Isabel II ofreci¨® una recepci¨®n en El Pardo para 150 invitados, entre ellos, la duquesa de Alba. Cayetana Fitz-James Stuart, descendiente directa de los Estuardo, hab¨ªa compartido juegos de ni?as con Lilibet [el apelativo familiar de Isabel II] en Londres, mientras en Espa?a se libraba la Guerra Civil. Aquella velada de 1988, do?a Cayetana realiz¨® la genuflexi¨®n de rigor a la monarca, acabando as¨ª con una famosa leyenda creada por Oriana Fallaci. En 1963, la periodista italiana hab¨ªa entrevistado a la arist¨®crata espa?ola y hab¨ªa publicado: ¡°Su sangre es m¨¢s azul que todas las sangres azules de la Tierra. Si ante la puerta de un ascensor se encontraran Isabel de Inglaterra y la duquesa de Alba, aquella deber¨ªa cederle el paso¡±. A la cena tambi¨¦n asisti¨® el liberal canario Jos¨¦ Miguel Bravo de Laguna, que dos a?os antes se hab¨ªa declarado culpable de haber sustra¨ªdo por error un pijama en los grandes almacenes Marks & Spencer de la capital brit¨¢nica.
¡°El ¨²nico problema que queda entre nosotros¡± fueron las palabras usadas por la monarca brit¨¢nica en inequ¨ªvoca alusi¨®n al contencioso gibraltare?o, durante la recepci¨®n en El Pardo. En su brindis, el rey Juan Carlos habl¨® espec¨ªficamente sobre Gibraltar, aunque en tono de cortes¨ªa y mostrando su optimismo en la futura resoluci¨®n del contencioso. Ambos hicieron gestos para poner fin a siglos de rivalidad por el Pe?¨®n. El m¨¢s significativo, su visita conjunta a El Escorial, morada de Felipe II, el rey espa?ol que 400 a?os antes hab¨ªa intentado dominar por la fuerza a la emergente Inglaterra de Isabel I. Muchos lo interpretaron como ¡°la se?al definitiva de reconciliaci¨®n¡±. El duque de Edimburgo, famoso por su iron¨ªa, puso la nota de humor mordaz y coment¨® sobre el dormitorio de Felipe II: ¡°Aqu¨ª no ten¨ªa nada de luz¡±.
El viaje real a Espa?a no estuvo exento de incidentes. El movimiento catalanista Crida a la Solidaritat intent¨® boicotear la llegada de la reina de Inglaterra a la plaza de Sant Jaume, coraz¨®n pol¨ªtico de Barcelona, haciendo estallar petardos. Curiosamente, muchos de los presentes confundieron los estallidos con salvas de honor. El presidente catal¨¢n, Jordi Pujol, recibi¨® al matrimonio real en el Palau de la Generalitat. El duque de Edimburgo protagoniz¨® otro momento divertido mostrando su sorpresa cuando Joan Hortal¨¤, de Esquerra Republicana de Catalunya, le manifest¨® que era republicano.
Isabel II estuvo fr¨ªa en su paso por la ciudad condal, rayando la literalidad. No se quit¨® en ning¨²n momento su abrigo de entretiempo de color fucsia. Fuentes pr¨®ximas a su s¨¦quito atribuyeron su comportamiento a una gripe que pill¨® durante el viaje. Pese a las d¨¦cimas de fiebre, dej¨® ver su entusiasmo por la sencillez de Cobi, la mascota ol¨ªmpica creada por Javier Mariscal, y hasta pidi¨® al alcalde Pasqual Maragall varias camisetas del perro cubista para sus nietos.
La visita oficial a Espa?a termin¨® con una recepci¨®n a bordo del Britannia, el yate real de los Windsor. Luego, la reina Isabel pas¨® dos d¨ªas en Mallorca, navegando por la isla de Cabrera junto al Fortuna de Juan Carlos de Borb¨®n. Pese al parentesco, los primos reales no hablaron sobre el asunto que ha distanciado a sus dinast¨ªas durante los ¨²ltimos 300 a?os: Gibraltar.
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