Por qu¨¦ la negociaci¨®n para la paz en Ucrania queda lejos
En las ¨²ltimas semanas, han aflorado importantes referencias a la perspectiva de un di¨¢logo entre Kiev y Mosc¨². Los expertos creen que sigue siendo remota, pero hay un creciente inter¨¦s a mostrarse disponibles y prepararse para ello
La guerra en Ucrania se halla en una nueva fase marcada por la ofensiva rusa contra infraestructuras civiles. Mientras las dram¨¢ticas consecuencias para la ciudadan¨ªa copan l¨®gicamente la atenci¨®n, en el plano diplom¨¢tico han aflorado en las ¨²ltimas semanas llamativas referencias a la perspectiva de negociaciones para alcanzar la paz. Ni las declaraciones p¨²blicas de mandatarios o expertos, ni la media docena de fuentes consultadas para esta informaci¨®n apuntan a que ese momento est¨¦ cerca, pero la acumulaci¨®n de elementos ret¨®ricos o de hecho invitan a reflexionar sobre qu¨¦ ocurre y cu¨¢n lejos se halla esa perspectiva.
El pasado 9 de noviembre, en una intervenci¨®n p¨²blica en Nueva York, el presidente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el general Mark A. Milley, pronunci¨® unas palabras que han sido objeto de escrutinio. Consider¨® que lo m¨¢s probable es que durante el invierno habr¨¢ m¨¢s combates, pero que el frente ser¨¢ ¡°relativamente est¨¢tico¡±. ¡°Hay aqu¨ª una ventana de oportunidad para negociaciones¡±, indic¨® a continuaci¨®n. ¡°?Es el momento correcto para hacerlo? (¡) Debe haber un reconocimiento mutuo de que la victoria, en el verdadero sentido de la palabra, no es alcanzable a trav¨¦s de medios militares y, por lo tanto, hay que considerar otros medios (¡) Cuando hay una oportunidad de negociar, cuando la paz puede ser alcanzada, hay que aprovechar la oportunidad, el momento¡±, enfatiz¨®.
Una semana despu¨¦s, en la cumbre del G-20, varios importantes pa¨ªses no alineados ¨Dcomo la India¨D clamaron por un fin negociado de las hostilidades. A la conclusi¨®n de esa cita, en conferencia de prensa, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo lo siguiente: ¡°Estoy convencido de que China puede desempe?ar un rol de mediaci¨®n m¨¢s importante en los pr¨®ximos meses para evitar, en especial, un relanzamiento de las ofensivas a¨²n m¨¢s fuerte en el plano terrestre a partir de febrero (mes en el que la congelaci¨®n del terreno despu¨¦s de la ¨¦poca de barro favorece los movimientos)¡±.
Esta semana, el jueves, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirm¨®: ¡°Estoy preparado para hablar con [Vlad¨ªmir] Putin¡±. La declaraci¨®n, precisamente en una conferencia de prensa conjunta con Macron, fue acompa?ada de condicionantes. El di¨¢logo puede tener lugar solo si el mandatario ruso muestra voluntad de buscar una manera de terminar la guerra ¡ª¡±no lo ha hecho todav¨ªa¡±, aclar¨® Biden¨D y previa consulta con los aliados de la OTAN.
Un d¨ªa despu¨¦s, portavoces estadounidenses se?alaron que la declaraci¨®n no representa un giro pol¨ªtico. A¨²n as¨ª, son¨® como la m¨¢s expl¨ªcita manifestaci¨®n de una disposici¨®n a hablar por parte del jefe de la Casa Blanca con su hom¨®logo del Kremlin desde el inicio de la guerra. En marzo, Biden calific¨® a Putin como un ¡°carnicero¡± que ¡°no puede seguir en el poder¡±. El propio presidente de Ucrania, Volod¨ªmir Zelenski, que a principios de octubre firm¨® un decreto descartando negociar con Putin, ha suavizado la posici¨®n en noviembre, mostrando una disposici¨®n a ello, aunque solo sobre la base de las precondiciones ucranias.
Esta misma semana, el viernes, el canciller alem¨¢n, Olaf Scholz, mantuvo una conversaci¨®n telef¨®nica con Putin; el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, reafirm¨® un concepto cada vez m¨¢s presente en la ret¨®rica p¨²blica: ¡°Sabemos que la mayor¨ªa de las guerras terminan en la mesa negociadora. Lo m¨¢s probable es que esta guerra tambi¨¦n lo haga¡±; mientras, Rusia y EE UU ten¨ªan previsto reanudar, en El Cairo, negociaciones acerca de sus acuerdos de control de armas nucleares. La reuni¨®n no lleg¨® a celebrarse, pero Washington reiter¨® su disposici¨®n al di¨¢logo en esa materia.
?Qu¨¦ significa todo esto?
Los hechos sobre el terreno y los an¨¢lisis de pol¨ªticos y expertos coinciden en que la perspectiva de unas negociaciones de paz es todav¨ªa muy remota. Ucrania muestra una voluntad inquebrantable de seguir luchando y su presidente insiste en el objetivo de la liberaci¨®n total del territorio; sus socios occidentales mantienen firme el compromiso de apoyo e incrementan la presi¨®n sancionatoria sobre Mosc¨²; Rusia, por su parte, ha respondido a todos los reveses sufrido redoblando la apuesta ¨Dcon movilizaci¨®n obligatoria y anexiones¨D, y espera que el tiempo d¨¦ frutos, entre la integraci¨®n de los nuevos reclutas y un aumento de la fatiga occidental.
Las negociaciones de paz suelen darse cuando las partes, con sus diferentes circunstancias, entienden que la continuaci¨®n del conflicto promete m¨¢s da?o que beneficio ofrece la paz alcanzable. No parece que las partes est¨¦n ah¨ª, no se vislumbra ninguna zona de aterrizaje, de compromiso asumible por ambos, tambi¨¦n porque el conflicto tiene fuerte componentes ideol¨®gicos.
¡°Yo no veo la ventana de oportunidad de la que habla Milley, sobre todo porque Ucrania tiene serias posibilidades de seguir reconquistando terreno y no va a parar ahora¡±, dice Carmen Claud¨ªn, investigadora s¨¦nior asociada de CIDOB y experta en el espacio pos-sovi¨¦tico. Dos fuentes diplom¨¢ticas consultadas coinciden en que todav¨ªa no se dan las condiciones. ¡°Nosotros siempre hemos defendido la perspectiva de negociaciones de paz. Pero es Ucrania la que tiene que decidir los t¨¦rminos, el cu¨¢ndo y el c¨®mo. Y lo que vemos ahora es que no hay por parte rusa ninguna voluntad seria en ese sentido¡±, comenta Peter Stano, portavoz del alto representante de Exteriores de la UE, Josep Borrell, en conversaci¨®n telef¨®nica.
Pero, como se?ala tambi¨¦n en conversaci¨®n telef¨®nica Borja Lasheras ¨Dexperto en Ucrania que fue asesor de pol¨ªtica internacional y de seguridad de la presidencia del Gobierno espa?ol (2018-2021) y ahora es investigador en el Center for European Policy Analysis (CEPA)¨D, si es pronto para sentarse a la mesa, tiene sentido ir prepar¨¢ndola.
Las razones son m¨²ltiples. Se trata de enviar un mensaje de disposici¨®n al di¨¢logo a esa gran parte del mundo ¨Dsobre todo en el Sur Global¨D y tambi¨¦n a esos sectores de las sociedades occidentales que sufren consecuencias del conflicto y quieren su fin; se trata de hacer ver a los m¨¢s reacios al di¨¢logo que, en alg¨²n momento, esa podr¨ªa ser una perspectiva realista; se trata de impulsar una reflexi¨®n y una sintonizaci¨®n de posiciones entre los principales actores occidentales (Ucrania, UE, EE UU); se trata de mantener engrasados los canales de di¨¢logo, aunque fuera para acuerdos puntuales ¨Dcomo el del grano, o una posible reactivaci¨®n de la comunicaci¨®n sobre armas nucleares¨D mientras la paz ¡°justa y duradera¡± que busca Occidente no sea posible.
A continuaci¨®n, un repaso a la posici¨®n de los distintos actores, sus expectativas, sus l¨ªneas rojas.
Ucrania
Los ¨²ltimos meses han demostrado una din¨¢mica muy favorable a Ucrania en el conflicto entre fuerzas armadas. Importantes victorias tanto en el norte como en el sur del pa¨ªs han galvanizado la moral y evidenciado ante todos los socios internacionales que las entregas de armamento, la ayuda de inteligencia y en el entrenamiento ofrecen excelentes frutos. En ese contexto, la motivaci¨®n a seguir en los combates es enorme en el lado ucranio, pese al castigo sufrido por la poblaci¨®n civil debido a los ataques rusos que merman los suministros de electricidad, calefacci¨®n y agua. ¡°El liderazgo ucranio ha dicho claramente que quiere la victoria. Y la gente no espera menos¡±, se?ala Claud¨ªn.
Adem¨¢s de la fe en lograr m¨¢s avances militares, otros elementos cimentan la disposici¨®n ucrania a seguir combatiendo. Uno de ellos es la desconfianza absoluta hacia Putin y la convicci¨®n de que cualquier negociaci¨®n ser¨ªa para el Kremlin solo una ocasi¨®n para tomar un respiro despu¨¦s de los reveses y reorganizar filas antes de volver a atacar con cualquier excusa. La figura del l¨ªder ruso es en s¨ª misma un obst¨¢culo enorme para cualquier perspectiva de negociaci¨®n. ¡°Mientras est¨¦ en el poder, no parece posible una paz duradera¡±, dice Claud¨ªn.
Adem¨¢s, se?ala Lasheras, pesa la constataci¨®n de que, si bien Ucrania ha recuperado una mitad del terreno conquistado por Rusia con la invasi¨®n lanzada el 24 de febrero, lo que queda en manos rusas es un 20% del territorio ucranio, con regiones important¨ªsimas por su peso industrial, minero, por garantizar salidas clave al mar. ¡°Ucrania necesita avanzar m¨¢s para garantizar su viabilidad y seguridad futuras¡±, dice el experto, autor de Estaci¨®n Ucrania. El pa¨ªs que fue (libros del K.O.), publicado recientemente.
A la vista de estas condiciones y de las declaraciones p¨²blicas de Zelenski, ¡°es francamente dif¨ªcil vislumbrar en el horizonte un momento en el que Kiev vaya a decir vale, paramos aqu¨ª¡±, dice una de las fuentes diplom¨¢ticas consultadas. ¡°Claro est¨¢, dependen del apoyo occidental. Puede que llegue un momento en que les forcemos la mano, pero no estamos todav¨ªa ah¨ª. La cuesti¨®n es que aqu¨ª hay en juego mucho m¨¢s que concesiones territoriales. Est¨¢n en juego valores, democracia, derechos humanos, una visi¨®n del orden mundial. Esto podr¨ªa cambiar en caso de un largo estancamiento de la batalla¡±, concluye la fuente, en un concepto que recuerda el de ¡°frente relativamente est¨¢tico¡± mencionado por Milley como ventana de oportunidad para negociar.
El presidente Zelenski aprovech¨® la reciente cumbre del G-20 para presentar a los l¨ªderes mundiales un dec¨¢logo para la paz. Con ¨¦l, dej¨® claro que pretende la reafirmaci¨®n de la integridad territorial del pa¨ªs. No pretendi¨®, en cambio, cimentar una adhesi¨®n a la OTAN, limit¨¢ndose a reclamar otro tipo de compromisos de seguridad a trav¨¦s de un pacto internacional.
Se trata de dos cuestiones esenciales en el futuro del conflicto. La reconquista completa del territorio es obviamente un pleno derecho ucranio, pero la perspectiva de un intento de recuperar la pen¨ªnsula de Crimea ¨DZelenski mencion¨® expl¨ªcitamente la voluntad de reconquistarla en una reciente entrevista con Bloomberg¨D provoca perplejidad en muchas canciller¨ªas y centros de estudios. El valor simb¨®lico y estrat¨¦gico ¨Dcomo sede de la flota del mar Negro¨D que ese territorio tiene para Rusia, potencia nuclear, supone un enorme riesgo de escalada. Con el paso de los meses, Occidente ha ido reforzando el apoyo militar a Ucrania, con armas de mayor alcance, pero siempre con l¨ªmites dirigidos a evitar una escalada descontrolada. Por ello, no entreg¨® ni aviones de combate ni bater¨ªas de potentes misiles Patriots, por ejemplo.
Lasheras habla del par¨¢metro 24 de febrero (reconquistar hasta, grosso modo, el nivel previo a la invasi¨®n) y del par¨¢metro 1991 (reconquista total). A la vista de los sentimientos dominantes en la poblaci¨®n ucrania, y salvo un giro muy negativo del conflicto que no parece probable, se perfila como inviable plantear en Kiev una negociaci¨®n antes de haber alcanzado al menos el primero de los dos.
En cuanto a las garant¨ªas internacionales de seguridad, si bien es claro que Occidente seguir¨¢ sosteniendo a Ucrania, es complejo divisar una l¨ªnea que conduzca hasta compromisos de defensa activa. La OTAN ha estado muy pendiente de evitar que el conflicto de Ucrania derivara en una confrontaci¨®n directa entre los aliados y Rusia.
Los asuntos a abordar en una eventual negociaci¨®n de paz son muchos y complejos, desde la justicia por los cr¨ªmenes de guerra a las indemnizaciones por la destrucci¨®n causada, pero esas dos cuestiones ¨Dla territorial y la de las garant¨ªas¨D destacan entre los m¨¢s espinosos.
Rusia
El Kremlin ha sufrido hasta ahora una clamorosa debacle en su guerra de Ucrania. Ha fracasado tanto en el primer objetivo maximalista ¨Duna ofensiva total que pretend¨ªa un cambio de r¨¦gimen y una subyugaci¨®n del pa¨ªs vecino¨D, como en el segundo, m¨¢s contenido ¨Duna concentraci¨®n de los esfuerzos en conquistar todo Donb¨¢s y consolidar la franja sureste¨D. Por el camino ha sufrido ingentes p¨¦rdidas de efectivos y medios, y un dur¨ªsimo golpe a su econom¨ªa por v¨ªa de las sanciones y a su imagen internacional. Pero esta hemorragia no se ha traducido hasta ahora en un replanteamiento pol¨ªtico que abra la v¨ªa a negociaciones. El Kremlin ha respondido a los reveses redoblando la apuesta.
¡°No hay ni una decisi¨®n que haya tomado Putin en este tiempo que no conduzca a la conclusi¨®n de que est¨¢ dispuesto a una guerra larga¡±, dice Lasheras. ¡°Una guerra larga, con el objetivo de cansar a los ucranianos, agotar los apoyos internacionales. Quiz¨¢ llegar a 2024, las elecciones presidenciales en EE UU, ver qu¨¦ pasa. Mientras, no ha dado se?ales de moverse de su posici¨®n maximalista, que es irredentista¡±, prosigue.
Claud¨ªn coincide en subrayar el c¨¢lculo/esperanza del Kremlin de que la ¡°fatiga occidental¡± pueda llegar en alg¨²n momento a producir efectos. Mientras, Rusia conf¨ªa en que su campa?a contra las infraestructuras agriete el apoyo de los civiles ucranios a la resistencia, y que el invierno d¨¦ tiempo para ir incorporando los reclutas de la movilizaci¨®n forzosa, y tambi¨¦n de la ordinaria de principios de noviembre.
El marco pol¨ªtico creado por Putin, con la ret¨®rica de justificaci¨®n de la invasi¨®n y con la anexi¨®n de cuatro nuevas provincias, representa una posici¨®n muy compleja para negociar, porque semejantes antecedentes dificultar¨¢n vender en el futuro posible acuerdos con resultados muy inferiores. ¡°?C¨®mo podr¨ªa vender cualquier acuerdo que no contemple el reconocimiento de las provincias que se anexion¨® ilegalmente?¡±, se?ala Lasheras. La huida hacia adelante ha sido de tal magnitud que incluso con el absoluto control de medios del que dispone el r¨¦gimen ser¨¢ muy dif¨ªcil vender un acuerdo realista como un ¨¦xito.
En la ¨®ptica rusa, el c¨¢lculo de pol¨ªtica interna es fundamental. Es una ecuaci¨®n con m¨²ltiples elementos: el desgaste social, econ¨®mico y militar que produce la situaci¨®n de guerra; el activo del conflicto como elemento para mantener prietas las filas, muy usado por el Kremlin en los ¨²ltimos tres lustros; qu¨¦ tipo de acuerdo puede ser vendido como ¨¦xito y qu¨¦ resultar¨ªa como una humillaci¨®n sin paliativos; qu¨¦ consecuencias puede tener el disgusto de China o la India por la desestabilizaci¨®n global provocada por el conflicto, entre otros.
El c¨¢lculo es complejo. Pero por las se?ales que emite el Kremlin, no est¨¢ cerca el momento en que arroje como resultado una voluntad real de sentarse a la mesa.
Uni¨®n Europea
Aunque, en t¨¦rminos de respaldo militar a Kiev, Estados Unidos es la fuerza preponderante, la posici¨®n de la UE tiene sin duda una influencia fundamental en el devenir del conflicto, entre otras cosas, porque es un actor clave tanto para garantizar la estabilidad financiera de Kiev, as¨ª como para mantener la presi¨®n sancionatoria sobre Rusia.
Las ¨²ltimas se?ales apuntan a un mantenimiento de la unidad y la determinaci¨®n europea en sostener a Kiev. Esta misma semana, el viernes, la UE acord¨® un tope al precio del crudo ruso para golpear a¨²n m¨¢s a Mosc¨², y la presidenta de la Comisi¨®n, Ursula von der Leyen, promovi¨® un tribunal especial que juzgue a la c¨²pula del r¨¦gimen ruso. Adem¨¢s, los ¨²ltimos datos de inflaci¨®n y mercado laboral indican que las consecuencias de la guerra, aunque muy graves, pueden ser menos dram¨¢ticas para la econom¨ªa europea de lo que se temi¨® hasta hace poco.
En un plano estrictamente pol¨ªtico, si el Kremlin tuvo esperanza en alg¨²n momento de que el nuevo Gobierno italiano compuesto por partidos con lazos hist¨®ricos con Rusia como el de Silvio Berlusconi y el de Matteo Salvini pudiera ejercer de caballo de Troya en la UE, la realidad es que el Gobierno de Giorgia Meloni ha mantenido una perfecta alineaci¨®n con los socios en esta materia. El discurso oficial y com¨²n sigue siendo apoyo a Ucrania para que mejore su posici¨®n y apoyo al di¨¢logo cuando y c¨®mo Kiev lo desee.
Pero todo ello no excluye que el impacto del conflicto en Europa sea muy alto, que el peaje sea muy superior al que pagan los otros dos grandes actores clave mundiales ¨DEE UU y China¨D y que, como apunta Claud¨ªn, s¨ª hay cierta fatiga al respecto, aunque todav¨ªa no se haya materializado en virajes pol¨ªticos. El tiempo dir¨¢ c¨®mo evolucionar¨¢n los equilibrios.
Estados Unidos
El resultado de las elecciones legislativas de noviembre es uno de los factores fundamentales en la ecuaci¨®n del futuro del conflicto. Los l¨ªderes del Partido Republicano hab¨ªan se?alado durante la campa?a que, de obtener el control del Legislativo, empujar¨ªan para reconsiderar el apoyo a Kiev, al considerar que en momentos de dificultades econ¨®micas habr¨ªa que atender primero a los problemas internos. El ¨¦xito de los dem¨®cratas en retener el Senado ha agrietado esa perspectiva y abierto la v¨ªa a una continuidad de pol¨ªtica hacia Ucrania hasta las presidenciales de noviembre de 2024.
El conflicto en Ucrania est¨¢ degradando de forma muy profunda las capacidades de un importante rival de EE UU en la escena global como Rusia sin que el Pent¨¢gono deba disparar un solo tiro. Sin embargo, esto no es sin¨®nimo de un inter¨¦s de Washington en apoyar la continuaci¨®n de la guerra de forma indefinida. La Casa Blanca ha sido extremadamente prudente en evitar cualquier riesgo de escalada. El proprio Biden, antes de declararse dispuesto a dialogar con Putin con las mencionadas condiciones previas, ha se?alado en m¨¢s de una ocasi¨®n que reflexionaba sobre cu¨¢l podr¨ªa ser una rampa de salida para la crisis.
Sin duda, la Administraci¨®n estadounidense est¨¢ ponderando cu¨¢ndo y c¨®mo podr¨ªa ser el momento de alentar negociaciones; en las Fuerzas Armadas el mism¨ªsimo Milley ha dejado entender que no le parece ning¨²n disparate contemplarlas; y, m¨¢s all¨¢, las reclaman abiertamente otros actores, como el ala m¨¢s progresista del Partido Dem¨®crata, figuras intelectuales como Jeffrey Sachs, o el magnate Elon Musk. Ninguno de ellos tiene una influencia decisiva, pero son el reflejo de realidades con cierto peso.
China
Tres semanas antes de que Rusia lanzara la invasi¨®n, el gigante asi¨¢tico suscribi¨® con Mosc¨² una declaraci¨®n que anunciaba una relaci¨®n bilateral ¡°sin l¨ªmites¡±. ¡°Las dos partes comparten una visi¨®n del mundo, pero la verdad es que China no ha hecho nada para ayudar a Rusia¡±, se?ala una de las fuentes diplom¨¢ticas consultadas.
¡°La distancia entre Occidente y Rusia es enorme, hablan dos lenguajes distintos. Es necesario un int¨¦rprete. El ¨²nico posible es China. Hasta ahora no ha sido muy activa, pero puede llegar a serlo¡±, prosigue la fuente.
China no ha ayudado a fondo a Rusia porque tiene un inter¨¦s enorme en la estabilidad de sus relaciones econ¨®micas con Occidente. En las ¨²ltimas semanas ha mostrado una creciente impaciencia con respecto a una guerra y a unas amenazas de las que Mosc¨² es responsable y que agitan una globalizaci¨®n de la que China se beneficia. Las turbulencias internas y el frenazo econ¨®mico que golpea a Pek¨ªn podr¨ªan alentar la asunci¨®n de un papel estabilizador m¨¢s activo. Esa es la clave de lectura de los esfuerzos de Macron para enrolar al gigante en la b¨²squeda de soluciones.
Conclusi¨®n
Los elementos disponibles sostienen la idea de que el momento de sentarse a la mesa para buscar una salida negociada al conflicto es todav¨ªa lejano. La hip¨®tesis central es que Occidente seguir¨¢ sosteniendo a Ucrania para que avance en sus logros de reconquista, posiblemente con ulteriores aumentos de la calidad del armamento. No ha madurado ninguna voluntad de forzar a Ucrania a sentarse a la mesa, entre otras cosas, porque no se considera que Rusia est¨¦ lista para ello. Pero las m¨²ltiples referencias pol¨ªticas al di¨¢logo de estas semanas dejan claro que en la visi¨®n occidental se contemplan seriamente escenarios que no sean la victoria militar completa.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.