La ministra de Exteriores de Alemania: ¡°Putin ha respondido a nuestros intentos de disuasi¨®n con ataques a¨²n m¨¢s brutales¡±
Annalena Baerbock no ve cerca la senda de la paz: ¡°Mientras el presidente ruso apunte con una pistola a la cabeza de Ucrania, las negociaciones ser¨ªan un chantaje¡±
Su propuesta para dotar a Alemania de una ¡°pol¨ªtica exterior feminista¡± le ha granjeado cr¨ªticas pero tambi¨¦n muchos elogios, asegura Annalena Baerbock (Hannover, 42 a?os). De eso se trataba, apunta la ministra de Exteriores alemana: de generar reacciones y visibilizar datos como que solo el 26% de los embajadores de su pa¨ªs son mujeres, o que ¡°sigue habiendo negociaciones de paz en las que ni una mujer se sienta a la mesa, pese a que en las guerras ellas son las primeras v¨ªctimas¡±, asegura durante una entrevista con EL PA?S y otros tres peri¨®dicos europeos de la alianza de medios LENA. Baerbock recibe a los periodistas el jueves en su despacho del ministerio, un edificio hist¨®rico en el centro de Berl¨ªn. Acaba de llegar de una sesi¨®n parlamentaria y despu¨¦s tiene que preparar el viaje a Jap¨®n que medio Gobierno emprender¨¢ al d¨ªa siguiente. No hay tiempo para fotos, se excusan sus colaboradores. S¨ª lo habr¨¢ para una hora de preguntas que responde de corrido, permiti¨¦ndose solo un par de segundos de pausa antes de empezar a hablar.
Hace algo m¨¢s de a?o y medio, la cara de Baerbock ocupaba todas las portadas, que se preguntaban si estaba a punto de convertirse en la primera canciller verde del pa¨ªs. Su popularidad creci¨® de tal forma que lleg¨® a encabezar las encuestas por delante de los candidatos socialdem¨®crata y democristiano en las primeras elecciones federales tras la marcha de Angela Merkel. Una serie de tropiezos la desgastaron hasta acabar en tercer lugar, pero con los mejores resultados de Los Verdes en su historia. Desde esa posici¨®n de fortaleza en el Gobierno de coalici¨®n, Baerbock ha ejercido de contrapunto de los socialdem¨®cratas de Olaf Scholz demostrando un pragmatismo impropio de la idea que Europa ten¨ªa de los partidos ecologistas. Ejerci¨® presi¨®n para que Berl¨ªn enviara armas a Ucrania, hizo autocr¨ªtica de la dependencia alemana del gas ruso y ahora mantiene un tono mucho m¨¢s duro sobre China.
Pregunta. Autoproclamados pacifistas se manifestaron recientemente en Berl¨ªn contra el apoyo militar a Kiev. Como miembro de Los Verdes, ?se define usted como pacifista? ?Est¨¢ Alemania haciendo todos los esfuerzos diplom¨¢ticos posibles para poner fin a la guerra?
Respuesta. Pacifismo no significa tolerar la injusticia, sino que uno no debe utilizar la violencia para conseguir sus objetivos. En el plano internacional no debe aplicarse la ley del m¨¢s fuerte, sino la fuerza de la ley. Si [Vlad¨ªmir] Putin viola brutalmente el derecho internacional, invade un pa¨ªs vecino m¨¢s peque?o, asesina a gente a sangre fr¨ªa, creo que es nuestra responsabilidad internacional apoyar a la v¨ªctima, que en este caso es Ucrania y su pueblo. Por eso intentamos a lo largo del a?o pasado disuadir a Rusia de esta brutal guerra de agresi¨®n por la v¨ªa diplom¨¢tica. Pero Putin ha respondido a estos intentos con ataques a¨²n m¨¢s brutales. Por eso tambi¨¦n estamos apoyando a Ucrania con armas. Porque una paz dictada no es paz.
P. Los combates en el este de Ucrania son terribles. ?Cree que el ej¨¦rcito de Kiev podr¨¢ obligar a Rusia a retirarse? ?Ve posible la paz este a?o?
R. Trabajamos d¨ªa y noche por la paz. Mientras Putin bombardee a inocentes, incumpla la Carta de Naciones Unidas y no retire sus tropas, nosotros trataremos de ayudar a salvar vidas apoyando a Ucrania. Y durante todo el tiempo que sea necesario: con entregas de armas, pero tambi¨¦n con ayuda financiera, con medicamentos, en la reconstrucci¨®n de edificios escolares o del suministro de agua y electricidad. Est¨¢ claro que la paz y la libertad no pueden lograrse a largo plazo solo con medios militares. Pero mientras el presidente ruso apunte con una pistola a la cabeza de Ucrania, las negociaciones ser¨ªan un chantaje.
P. El representante de Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, dijo recientemente que la UE hab¨ªa agotado el abanico de sanciones contra Rusia. ?Est¨¢ de acuerdo?
R. Hace unas semanas lanzamos el d¨¦cimo paquete de sanciones para, entre otras cosas, cubrir vac¨ªos legales de los anteriores y evitar que sea posible eludir las sanciones. Desgraciadamente, estamos viendo que otros pa¨ªses compran las exportaciones rusas en mejores condiciones. En este sentido, estoy de acuerdo con Josep Borrell en centrarnos en ello. Al mismo tiempo, vemos que las sanciones est¨¢n surtiendo efecto. A los responsables rusos que cometen delitos atroces o se benefician de ellos no se les debe permitir entrar en Europa ni traer aqu¨ª su dinero para ponerlo a salvo.
P. Ucrania exige que las conversaciones de adhesi¨®n a la UE comiencen este a?o. Y exige garant¨ªas formales de seguridad por parte de la OTAN. ?Cree que alguna de estas dos cosas es posible?
R. Me quito el sombrero ante el modo en que el pa¨ªs ha dado pasos hacia la reforma en plena guerra para hacer posible una r¨¢pida adhesi¨®n a la UE. Pero no puede haber rebajas cuando se trata del Estado de derecho, la libertad de expresi¨®n y los valores europeos comunes. Por eso la adhesi¨®n depende del proceso de reforma. La OTAN tiene una pol¨ªtica de puertas abiertas; son los Estados soberanos los que deciden por s¨ª mismos a qu¨¦ alianza quieren pertenecer. En el caso de Ucrania, esta cuesti¨®n no se plantea hoy; lo primero es poner fin a esta terrible guerra.
P. ?Comparte el temor a que las antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas de Georgia y Moldavia puedan caer del lado de Mosc¨²?
R. Forma parte de la estrategia de Rusia para desestabilizar a las sociedades que siguen el camino europeo. Y sobre todo ahora que el ¨¦xito militar de Putin en Ucrania no se est¨¢ materializando como estaba previsto, no es casualidad que aumenten los intentos rusos de ejercer influencia en Moldavia y Georgia, y que se torpedee a los gobiernos que luchan contra el nepotismo y la corrupci¨®n para desvincularse de la dependencia rusa. Compartimos con ellos valores europeos y apoyamos su deseo de decidir por ellos mismos vivir en paz y libertad a trav¨¦s de la perspectiva de la adhesi¨®n europea.
P. ?Qu¨¦ pasar¨¢ con la alianza transatl¨¢ntica si el pr¨®ximo presidente estadounidense es republicano?
R. Para m¨ª, la pol¨ªtica responsable significa no especular sobre acontecimientos futuros, sino actuar en el presente de forma que podamos forjar juntos un buen futuro. El v¨ªnculo transatl¨¢ntico entre el Gobierno alem¨¢n y el estadounidense rara vez ha sido tan estrecho como en la actualidad.
P. Pero, ?y si Donald Trump hunde a la OTAN en otra crisis en un hipot¨¦tico segundo mandato?
R. Cuando los gobiernos tienen opiniones muy diferentes, es a¨²n m¨¢s importante estudiar en qu¨¦ asuntos podemos cooperar. Y la pol¨ªtica exterior no se limita a la cooperaci¨®n entre las capitales. Por eso, en cada viaje visito deliberadamente otras regiones de un pa¨ªs, las universidades, la sociedad civil, las empresas locales. Cuando la anterior Administraci¨®n estadounidense se retir¨® del Acuerdo de Par¨ªs sobre el Clima, hubo cooperaci¨®n entre Estados alemanes y Estados estadounidenses en pol¨ªtica clim¨¢tica, por ejemplo, entre California y Baden-W¨¹rttemberg, que tambi¨¦n cooperan estrechamente en pol¨ªtica econ¨®mica.
P. ?Est¨¢n conduciendo las crecientes tensiones entre EE UU y China a una nueva Guerra Fr¨ªa?
R. El mundo ha cambiado desde la Guerra Fr¨ªa. Han aparecido nuevos actores. Con su poder econ¨®mico, Europa es un actor fuerte en el mundo. China se ha convertido en una de las naciones industriales m¨¢s fuertes, que desgraciadamente al mismo tiempo se aleja cada vez m¨¢s de las reglas internacionales. Pero tambi¨¦n grandes democracias como la India, Brasil o Nigeria desempe?an hoy un papel importante. No vivimos en un mundo dividido en dos, sino en un mundo multipolar con diferentes actores y retos globales que solo podemos resolver juntos. Solo as¨ª podemos combatir la crisis clim¨¢tica, las pandemias o incluso la crisis alimentaria mundial: juntos. Tampoco podemos ignorar el hecho de que actores individuales como China o Rusia ya no comparten plenamente las normas internacionales que siempre han unido al mundo. Hoy en d¨ªa, las democracias est¨¢n en competencia sist¨¦mica con las fuerzas autocr¨¢ticas.
P. Se habla de desacuerdos entre usted y el canciller Scholz en la nueva estrategia sobre China, que seg¨²n un borrador de su ministerio prev¨¦ restricciones a la importaci¨®n. ?Prev¨¦ conflictos con la industria?
R. La estrategia se est¨¢ redactando en consulta con todos los ministerios y la Canciller¨ªa, y hablando con las empresas. Estamos de acuerdo en que no podemos desligarnos de China en un mundo globalizado. Pero no debemos ser ingenuos, porque nuestra sociedad abierta es a la vez una fortaleza y una vulnerabilidad. La experiencia nos ha ense?ado que necesitamos garant¨ªas de competencia leal, protecci¨®n contra el trasvase del know-how [conocimientos t¨¦cnicos] de nuestras empresas a China y su posterior utilizaci¨®n contra nosotros en nuestros mercados. China es un competidor, un socio, pero tambi¨¦n un rival sist¨¦mico. Las grandes empresas que cotizan en Bolsa pueden tener sus ojos puestos principalmente en los beneficios a corto plazo en el mercado chino. Nosotros, como Gobierno, estamos comprometidos con los intereses econ¨®micos y de seguridad a largo plazo de Alemania. En concreto, esto significa, por ejemplo, que no incorporemos a nuestras infraestructuras cr¨ªticas productos que puedan utilizarse para espiar a nuestros ciudadanos.
P. ?Pretende la estrategia tambi¨¦n contrarrestar la influencia de Pek¨ªn en ?frica?
R. Durante muchos a?os, los europeos cre¨ªmos en un mundo supuestamente perfecto en el que los retos de otras partes del mundo no nos afectaban realmente. China ha aprovechado estrat¨¦gicamente el hueco que dejamos para ampliar su influencia creando dependencias econ¨®micas, por ejemplo, con la llamada Nueva Ruta de la Seda. No hemos hecho lo suficiente para contrarrestarlo. En la competencia sist¨¦mica con China, Europa debe ser m¨¢s activa geopol¨ªticamente. No podemos impedir las inversiones geoestrat¨¦gicas de China, pero podemos hacer mejores ofertas a los pa¨ªses, como acuerdos comerciales justos en los que las materias primas no se retiren sin m¨¢s, sino que tambi¨¦n quede producci¨®n en estos pa¨ªses, y con ello puestos de trabajo y crecimiento. A diferencia de China, nosotros no utilizamos las dificultades de reembolso de los pr¨¦stamos para ejercer presi¨®n pol¨ªtica sobre los beneficiarios y, por ejemplo, forzar un determinado comportamiento de voto en la ONU.
P. ?Qu¨¦ pasa con los pa¨ªses que ya est¨¢n endeudados hasta las cejas con China, como algunos Estados balc¨¢nicos o Hungr¨ªa?
R. Tenemos que hacerles propuestas para que se liberen de esta dependencia. Es honesto reconocer que hubo pa¨ªses en Europa que pidieron ayuda durante la crisis del euro o la pandemia, y que, cuando no ayudamos, los chinos intervinieron. Hungr¨ªa es un caso particular; debemos vigilar el cumplimiento de las normas europeas, tambi¨¦n en lo que respecta a las inversiones chinas. Tambi¨¦n creo que si ayudamos a los pa¨ªses a liberarse de la dependencia, debemos asegurarnos de que no hagan de repente negocios a nuestras espaldas con quienes pisotean la democracia, el Estado de derecho o los derechos humanos.
P. Crecen las dudas sobre si Alemania es un socio fiable. El embajador alem¨¢n ante la UE ha advertido de que las desavenencias de la coalici¨®n obstaculizan el trabajo en Bruselas. Berl¨ªn ha bloqueado el fin de los motores de combusti¨®n, la reforma del pacto de estabilidad¡ ?Le preocupa la reputaci¨®n de Alemania en Europa?
R. Como familia, la UE es una gran m¨¢quina de compromisos, algo que tambi¨¦n conocemos en el sistema federal alem¨¢n. Lo que se aplica a la UE a gran escala se aplica a nuestro Gobierno a peque?a escala. Tambi¨¦n aqu¨ª salimos de puntos de partida diferentes en algunas cuestiones. El peso de Alemania en Europa se basa en nuestra fiabilidad y en la confianza que nuestros socios depositan en nosotros. De ello depende que podamos poner en pr¨¢ctica nuestros intereses e ideas en Europa. No debemos poner en peligro esta confianza bajo ning¨²n concepto, y como Gobierno somos m¨¢s que conscientes de ello.
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