La comunidad internacional se resigna a tratar con los talibanes, pero evita reconocer su Gobierno
La ONU decide mantener la ayuda humanitaria al pa¨ªs pese a las sucesivas restricciones a los derechos de las mujeres
En Afganist¨¢n, las mujeres y las ni?as reciben tradicionalmente menos y peor comida que los hombres. Por esa y otras razones, sufren m¨¢s el hambre y la enfermedad. Despu¨¦s de que muchas ONG suspendieran sus actividades en diciembre como respuesta a la prohibici¨®n de los talibanes de que siguieran empleando a mujeres, la ayuda humanitaria destinada a 11,6 millones de afganas se redujo, advierte el centro de estudios International Crisis Group. La protesta de estas organizaciones se volvi¨® as¨ª parad¨®jicamente contra las afganas, un ejemplo del callej¨®n sin salida que afronta la comunidad internacional en Afganist¨¢n. En la encrucijada entre cortar toda relaci¨®n con los fundamentalistas en el Gobierno y abandonar a los afganos m¨¢s vulnerables, o bien dar pasos hacia el reconocimiento internacional de su poder a cambio de que se moderen, la ONU y gobiernos de Occidente han optado por seguir tratando con los talibanes, pero sin reconocerlos. Tampoco Rusia y China los han legitimado a¨²n oficialmente, pero s¨ª han concluido acuerdos comerciales con ellos.
El 1 y el 2 de mayo, Naciones Unidas mantuvo una reuni¨®n en Doha (Qatar) con los enviados especiales para Afganist¨¢n de los Estados de la regi¨®n; los principales donantes internacionales; EE UU, Rusia y la Uni¨®n Europea, cuyo fin era definir una estrategia conjunta para tratar con los fundamentalistas, que regresaron al poder en agosto de 2021 tras la salida de las tropas de Washington y el desmoronamiento del Ejecutivo de Ashraf Ghani. A su t¨¦rmino, el secretario general de la ONU, Ant¨®nio Guterres, desminti¨® que durante el encuentro se hubiera reconocido al Gobierno de los talibanes ¡ªun temor expresado por muchos afganos en redes sociales¡ª y enumer¨® las condiciones que no re¨²nen para ello. Esos requisitos son los mismos que EE UU, la UE, e incluso Rusia definen como imprescindibles para otorgar legitimidad a los fundamentalistas; que Afganist¨¢n deje de albergar a grupos terroristas; que el Gobierno afgano incluya diferentes sensibilidades pol¨ªticas y etnias, adem¨¢s de a mujeres ¡ªcuyos derechos se insta a respetar¡ª, y que el pa¨ªs deje de ser el primer productor mundial de hero¨ªna, seg¨²n la ONU.
Dos semanas antes de esa cumbre, la n¨²mero dos de Guterres, la secretaria general adjunta de la ONU, Amina Mohammed, hab¨ªa alimentado los rumores al expresar su ¡°esperanza¡± de que se empezaran a dar ¡°pasos de beb¨¦¡± hacia un reconocimiento internacional del Gobierno de hecho afgano ¡°con condiciones¡±. Estas palabras suscitaron tal esc¨¢ndalo en la di¨¢spora afgana que el portavoz de Guterres, St¨¦phane Dujarric, se vio forzado a desmentir esa posibilidad.
Seg¨²n el diario afgano Hash-e-Subh, algunos diplom¨¢ticos presentes en Doha afirmaron que esa normalizaci¨®n se habr¨ªa abordado en la reuni¨®n de no haber sido por esa airada reacci¨®n de muchos afganos. Los partidarios de avanzar hacia el reconocimiento consideran que la mejor baza negociadora internacional para que los talibanes se moderen es la promesa con condiciones de un alivio de las sanciones contra ellos y la posible devoluci¨®n de los 9.000 millones de d¨®lares (8.100 millones de euros) de fondos afganos congelados en bancos de Estados Unidos y Europa.
En Doha, Guterres confirm¨® que la ONU tampoco ha optado por la v¨ªa contraria, que reclaman muchos afganos, sobre todo de la di¨¢spora: cortar todo lazo con la actual Administraci¨®n de Kabul. El secretario general afirm¨® que Naciones Unidas seguir¨¢ en Afganist¨¢n y que la ayuda humanitaria continuar¨¢. El pasado 4 de abril, despu¨¦s de que los fundamentalistas prohibieran a las afganas trabajar para Naciones Unidas, la organizaci¨®n amag¨® con una retirada completa del pa¨ªs. De haber cumplido esa amenaza, los 28,3 millones de afganos (de 40,1 millones de habitantes) que necesitar¨¢n asistencia en 2023, de acuerdo con la ONU, habr¨ªan quedado abandonados a su suerte.
Este ¨²ltimo veto afecta solo a 400 empleadas locales de Naciones Unidas, pero constituye una declaraci¨®n de inflexibilidad de los fundamentalistas sobre la cuesti¨®n de los derechos de las mujeres, frente a una organizaci¨®n que lleva meses pidi¨¦ndoles que reviertan otras prohibiciones de consecuencias m¨¢s graves. Una es la del 24 de diciembre, que oblig¨® a las ONG a dejar de emplear a las 50.000 trabajadoras afganas del sector, que desarrollan un trabajo vital para que la ayuda humanitaria llegue a la poblaci¨®n femenina. Otra prohibici¨®n, el 20 de diciembre, hab¨ªa dejado ya a todas las estudiantes mayores de 12 a?os sin educaci¨®n al cerrarles las puertas de las universidades. Los institutos de Secundaria para ni?as llevaban clausurados desde septiembre de 2021.
¡°Compromiso¡±
Como muchos afganos, Lailuma Sadid, presidenta de la Red de Asociaciones de la Di¨¢spora Afgana en Europa, cree que nada justifica ¡°reconocer a un grupo terrorista como los talibanes¡± y descarta que el posible reconocimiento internacional sea una baza negociadora internacional. Sadid considera que esa decisi¨®n reforzar¨ªa a los fundamentalistas y ¡°tendr¨ªa un efecto nocivo para las afganas¡±.
Laila Basim, una de las l¨ªderes del Movimiento de Mujeres Afganas que Protestan, coincide desde Kabul, sobre todo en lo que respecta a los derechos de las afganas: ¡°Los talibanes son un grupo ideol¨®gico y en ning¨²n caso abandonar¨¢n sus creencias respecto a las mujeres. Para ellos, el principio y el fin [de esa ideolog¨ªa] es que las mujeres no tienen derecho al trabajo, a la educaci¨®n ni a la participaci¨®n pol¨ªtica. Incluso si se les reconoce, nunca aceptar¨¢n a las mujeres en la sociedad¡±, explica por WhatsApp. Los analistas atribuyen esas sucesivas andanadas contra las afganas al l¨ªder supremo de los talibanes, Haibatul¨¢ Ajundzad¨¢, y a su c¨ªrculo estrecho en la ciudad meridional de Kandahar. Ajundzad¨¢ es un ultraconservador que hasta ahora no se ha dignado a recibir a ninguna delegaci¨®n extranjera.
Para la eurodiputada alemana de Los Verdes Hannah Neumann, presidenta de la delegaci¨®n del Parlamento Europeo para las relaciones con la pen¨ªnsula Ar¨¢biga y vicepresidenta del subcomit¨¦ de Derechos Humanos del organismo, ¡°quienes ostentan el poder son el n¨²cleo duro en torno a Kandahar y su emir. Esa gente est¨¢ obsesionada totalmente con su imagen de una sociedad puramente isl¨¢mica, donde el hombre debe ser purificado de influencias occidentales y la mujer no tiene papel alguno¡±.¡± No creo que reconoci¨¦ndolos se consiga influir sobre ellos. Es un camino equivocado¡±, asegura.
Naciones Unidas no ha cerrado del todo esa puerta. En su comparecencia en Doha, Guterres asegur¨® estar dispuesto a reunirse con los fundamentalistas ¡°cuando fuera el momento adecuado¡±. Luego destac¨® la necesidad de un ¡°compromiso¡± con Afganist¨¢n, una idea de la que Neumann no discrepa. La eurodiputada aboga por ¡°encontrar la manera de hablar con los talibanes de cosas como el acceso a la ayuda humanitaria¡± porque ¡°nos guste o no, han ganado esta guerra y est¨¢n en el poder¡±. Ahora, subraya, ¡°la comunidad internacional puede ayudar a las mujeres afganas que resisten y dicen ¡®ya hemos librado esa lucha y la vamos a volver a librar¡±.
La idea del compromiso con el fin de seguir ayudando a los afganos sin reconocer al Ejecutivo fundamentalista afgano no est¨¢ exenta de riesgos, seg¨²n el instituto de estudios sobre seguridad norteamericano Just Security. Uno de ellos es que ¡°los Estados acaben llegando a lo que el fil¨®sofo Avishai Margalit denomina un compromiso podrido, es decir, un acuerdo que establece o mantiene un orden pol¨ªtico inhumano basado en la crueldad y la humillaci¨®n sistem¨¢ticas como sus caracter¨ªsticas permanentes¡±. El International Crisis Group sostiene que, ahora mismo, ¡°no hay ninguna opci¨®n buena¡± para la comunidad internacional en Afganist¨¢n.
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