Miles de invitados y secretos nucleares en el cuarto de ba?o: as¨ª ocult¨® Trump los papeles de Mar-a-Lago
El expediente de imputaci¨®n permite reconstruir la vida del expresidente en su mansi¨®n de Florida, donde almacen¨® centenares de documentos clasificados tras su salida de la Casa Blanca. El caso pone a prueba la democracia y el sistema judicial estadounidense
Es viernes por la tarde a las puertas de la fortaleza de Mar-a-Lago. En la ¨²ltima zona de estacionamiento antes del puente que lleva a la residencia de Donald Trump en Palm Beach (Florida), hay periodistas, un pu?ado de pescadores de pargos y unas cuantas simpatizantes con un meg¨¢fono. Tambi¨¦n un tipo que se hace llamar Baked Alaska, que est¨¢ grab¨¢ndolo todo con el m¨®vil y se define como ¡°influencer de extrema derecha¡±. Acaba de salir de prisi¨®n por su participaci¨®n en el ataque al Capitolio, hechos por los que le cayeron 60 d¨ªas. Como no sabe espa?ol, a¨²n no tiene claro si el reportero se dedica al ¡°negocio de las fake news o al de las real news¡±, as¨ª que da media vuelta y pregunta: ¡°?A qu¨¦ hora suele llegar la gente¡±. Una jubilada de nombre Debbie Macchia responde mascando las palabras con iron¨ªa: ¡°Normalmente, la gente viene cuando viene¡±.
Macchia nunca falta, dice, a la cita del fin de semana al borde de la carretera de ingreso a una de esas urbanizaciones que demuestran que el buen gusto casi nunca se compra con dinero. Cuenta que un ¡°gran d¨ªa¡± pueden llegar a reunirse ¡°unos 500¡å seguidores de Trump, que, con suerte, ven al gran hombre pasar en su caravana de blindados. ¡°A veces, como el 6 de enero, nos hace llegar unas galletas para todos. Este fin de semana no sabemos cu¨¢ndo vendr¨¢ de su casa en Nueva Jersey. Lo ¨²nico claro es que se avecinan d¨ªas interesantes¡±, a?ade.
La mansi¨®n de estilo mediterr¨¢neo de 126 habitaciones, blindada por agentes de los servicios secretos, se ha colocado en el centro de un hurac¨¢n pol¨ªtico y legal esta semana en Estados Unidos tras la imputaci¨®n del expresidente por el manejo de centenares de documentos secretos o clasificados que se trajo aqu¨ª sin permiso cuando dej¨® la Casa Blanca en enero de 2021. Dos investigaciones en paralelo, del FBI y de un gran jurado, desembocaron despu¨¦s de algo m¨¢s de un a?o en una citaci¨®n para declarar el pr¨®ximo martes en el palacio federal de justicia del centro de Miami. Es la segunda vez que imputan a Trump en los ¨²ltimos meses tras el caso por el supuesto pago para comprar el silencio de la actriz porno Stormy Daniels. Es tambi¨¦n la primera en la historia que un expresidente se enfrenta a delitos federales. A siete, para ser exactos.
Los detalles del caso, que promete poner a prueba el sistema judicial estadounidense y el mismo funcionamiento de esta democracia, est¨¢n recogidos en 49 explosivas p¨¢ginas publicadas el viernes por Jack Smith, el fiscal especial del caso nombrado por el Departamento de Justicia. En total, Trump se enfrenta a 37 cargos: 31 de ellos, por retenci¨®n intencionada de informaci¨®n de defensa nacional contenida en otros tantos documentos; tres, por guardarse y ocultar papeles a las investigaciones federales; dos por falsedad; y el ¨²ltimo, por conspiraci¨®n para obstruir a la justicia con uno de sus empleados, Walt Nauta. Este adem¨¢s est¨¢ imputado por doblar tareas como mozo de mudanzas y ayudar al jefe a gestionar el material sensible, as¨ª como por mentir a las autoridades.
¡°Un riesgo para la pol¨ªtica exterior¡±
En los papeles de Mar-a-Lago, hay informaci¨®n sobre capacidades defensivas de Estados Unidos y de otros pa¨ªses, detalles sobre programas nucleares y sobre potenciales vulnerabilidades en caso de un ataque extranjero, as¨ª como planes de respuesta ante esa eventualidad. Pese a que no consta que ninguna de las personas que accedi¨® a ellos sin la autorizaci¨®n pertinente tuviera intenciones de espiar, el pliego de cargos concluye que la sola posibilidad puso en ¡°riesgo la pol¨ªtica exterior y la seguridad nacional y de las Fuerzas Armadas y sus fuentes de informaci¨®n¡±.
Aunque la jerga procesal se hace a ratos indigesta, el documento de la imputaci¨®n, cuidadosamente redactado para no dejar flancos al descubierto, admite la lectura de una apasionante novela de secretos y mentiras sobre la extravagante vida en Mar-a-Lago, que acogi¨® m¨¢s de 150 eventos ¨D¡°estrenos, bodas o reuniones para recaudar fondos¡±¨D con ¡°decenas de miles de invitados¡± entre enero de 2021 y el 8 agosto pasado, fecha en la que el FBI registr¨® la mansi¨®n en busca de un material que hab¨ªan solicitado repetidamente a Trump. Por ley, es propiedad de los Archivos Nacionales y ning¨²n presidente puede considerarlo suyo. Tampoco Joe Biden, que est¨¢ en el centro de otra investigaci¨®n sobre documentos de su etapa como vicepresidente hallados a?os despu¨¦s en una oficina particular y en su residencia de Delaware.
El informe de Smith, al que Trump defini¨® el viernes en su red social como un ¡°psic¨®pata trastornado¡±, es adem¨¢s una novela ilustrada: las 49 p¨¢ginas incluyen fotograf¨ªas de los lugares en los que estuvieron las cajas. Y el texto que las acompa?a detalla el viaje de los documentos errantes.
Al principio, una parte estuvo un par de meses sobre el escenario en el sal¨®n de baile ¡°Oro y Blanco¡±, el m¨¢s peque?o de los dos de la residencia, un espacio del edificio principal del club, que cuenta con cientos de miembros y m¨¢s de 150 empleados. Despu¨¦s, movieron algunas cajas a la zona de oficinas del ala Oeste del complejo, que incluye un spa, una tienda de regalos, gimnasios, piscina al aire libre y un patio. Cuando un empleado pidi¨® vaciar una habitaci¨®n para poder acomodar su despacho, una decena de cajas acabaron literalmente en el ba?o de ¡°la habitaci¨®n del lago¡±, que est¨¢ cerca de la torre, el elemento arquitect¨®nico m¨¢s distintivo del conjunto. Al poco, Trump orden¨® limpiar un almac¨¦n de la planta baja para que acogiera 80 cajas. El informe dice que la puerta de ese espacio sol¨ªa estar abierta.
Al lado de una ducha
La foto del ba?o, con los documentos clasificados impidiendo el acceso a una ducha, se disput¨® el viernes el inter¨¦s de la opini¨®n p¨²blica con otra, tomada por Nauta en diciembre de 2021. Muestra una archivadora abierta, con el contenido tirado por el suelo de cualquier manera. Se la envi¨® a un compa?ero, que contest¨® en un mensaje: ¡°Oh no oh no¡± [sic]. En torno a esa fecha, algunas cajas se trasladaron a la parte del complejo en la que vive la familia Trump cuando est¨¢ en Mar-a-Lago. Cuando el FBI entr¨® en la casa, hallaron 75 en el almac¨¦n y 27 en la zona del dormitorio. Todas conten¨ªan material clasificado como ¡°confidencial¡±, ¡°secreto¡± o ¡°alto secreto¡±.
El informe lo completan comunicaciones entre trabajadores de la finca ¨Daunque solo se cita por su nombre a Nauta, que minti¨® en un interrogatorio al FBI al decir que no era consciente de esas idas y venidas¨D, transcripciones de conversaciones y conclusiones sobre las mudanzas internas aparentemente obtenidas de c¨¢maras de seguridad. ¡°?No ser¨ªa mejor decir que no tenemos nada aqu¨ª?¡±, pregunt¨® supuestamente Trump cuando sus abogados ¡ªa los que, seg¨²n la investigaci¨®n, tambi¨¦n minti¨®¡ª le dijeron en mayo de 2022 que el gran jurado estaba exigiendo la devoluci¨®n de cualquier documento marcado como clasificado.
En las 49 p¨¢ginas, hay hasta di¨¢logos con pulso y un punto surrealista, como el que se produjo en otra de las propiedades del expresidente, un campo de golf en Nueva Jersey, donde el jueves le sorprendi¨® la noticia de la imputaci¨®n. Los interlocutores son un editor y un escritor y hablan, ante la presencia de un empleado sin nombrar, de la preparaci¨®n de un libro. Trump ense?a a los tres, que carec¨ªan de permiso para verlo, un papel del Pent¨¢gono sobre un hipot¨¦tico ataque a Ir¨¢n.
-Trump: ¡°Mira, como presidente podr¨ªa haberlo desclasificado¡±.
-Empleado: ¡°S¨ª¡±.
-Trump: ¡°Ahora no podr¨ªa. Es material secreto¡±.
-Empleado: ¡°Pues tenemos un problema¡±.
-Trump: ¡°?No te parece interesante?¡±.
Detalles como ese indican, para el historiador Russell L. Riley, codirector del centro Miller de historia oral sobre presidentes de la Universidad de Virginia en Charlottesvile, que Trump no solo se comport¨® de un modo ¡°terriblemente imprudente¡±, sino ¡°tambi¨¦n tonto¡±. ¡°Como una persona que se dedica sin inclinaciones partidistas a estudiar a nuestros l¨ªderes, no puedo evitar sentirme frustrado por los seis a?os que llevamos teniendo que lidiar con ¨¦l. En mi opini¨®n, el informe demuestra que siempre ha vivido convencido de que, haga lo que haga, se saldr¨¢ con la suya¡±, consider¨® el viernes en una entrevista telef¨®nica.
Riley no cree que las ¨²ltimas noticias hagan cambiar a muchos de idea en Estados Unidos, donde, para unos, esto prueba que nadie est¨¢ por encima de la ley y, para otros, que la justicia es tambi¨¦n un asunto politizado. Trump se vuelve a presentar a las elecciones presidenciales de 2024 y es el favorito, con m¨¢s del 50% de los apoyos, para obtener la designaci¨®n republicana. Todo apunta a que ser¨¢ una campa?a que pasar¨¢ entre m¨ªtines y juzgados. Los miembros de su partido, salvo excepciones, han salido en su defensa para criticar la ¡°instrumentalizaci¨®n pol¨ªtica¡± de las agencias federales.
El historiador quiere pensar que, antes de hacer sus declaraciones, ¡°o no se leyeron la imputaci¨®n, que no deja lugar a dudas, o prefirieron no hacerlo¡±. ¡°Espero de veras que vean esta como una oportunidad para pasar la p¨¢gina de Trump¡±, dice el experto, que apunta que en toda esta historia ¡°se olvida algo¡±. ¡°Como presidente no pod¨ªa llevarse esas cajas, independientemente del contenido. Es como si se hubiera llevado muebles u ordenadores de la Casa Blanca. La ley no contempla un castigo para esos hechos en concreto, porque los que la redactaron no pudieron prever la existencia de un presidente de comportamiento tan indecoroso¡±, a?ade.
Caso aparte son los miembros de su tribu, la clase de gente, como Debbie Macchia y sus amigas, dispuesta a pasar un fin de semana al sol, a 30 grados de temperatura, en un estacionamiento al borde de una carretera. La clase de gente que en este pa¨ªs cree que todo obedece a ¡°una caza de brujas¡±. Para definirlos, Riley ech¨® mano de una cita de Jonathan Swift: ¡°No es posible conseguir que alguien abandone por la v¨ªa del razonamiento una convicci¨®n a la cual no lleg¨® razonando¡±.
Macchia dijo que el martes, d¨ªa de la imputaci¨®n, volver¨¢ a pasar la jornada a las puertas de Mar-a-Lago. ¡°Y el mi¨¦rcoles, porque adem¨¢s de ser el D¨ªa de la Bandera es el [77] cumplea?os del presidente Trump¡±. Tambi¨¦n dijo que le consta que grupos de simpatizantes se est¨¢n organizando para manifestarse ante el palacio de justicia de Miami y darle as¨ª la bienvenida. La ciudad se prepara para un evento con planes como habilitar un carril de la autopista I-95, un infierno de atascos, para que Trump cubra sin obst¨¢culos los 110 kil¨®metros que separan su residencia del tribunal.
Pese a las dificultades a?adidas, el Departamento de Justicia ha decidido presentar el caso en el sur de Florida y no en Washington, donde todo habr¨ªa sido m¨¢s f¨¢cil en t¨¦rminos de seguridad, para evitar que se impugnara el proceso; despu¨¦s de todo, los presuntos delitos se cometieron en Palm Beach. Esa decisi¨®n la tomaron a¨²n a sabiendas de que pod¨ªa acabar en las manos en las que ha acabado, las de la jueza Aileen Cannon. Nombrada por Trump, tom¨® en oto?o y en este mismo proceso una decisi¨®n favorable al expresidente que fue revisada por un tribunal de apelaciones.
Cannon tiene la encomienda de dirigir las tareas del gran jurado, formado por ciudadanos sin experiencia jur¨ªdica, y de imponer la pena. Si el expresidente es declarado culpable, est¨¢ acusado de delitos que en teor¨ªa sumar¨ªan 400 a?os de c¨¢rcel, aunque en la pr¨¢ctica las penas se quedan muy lejos del m¨¢ximo. A su edad, incluso eso podr¨ªa suponerle pasar el resto de su vida entre rejas, salvo que se dictara un indulto o se aplicara la libertad condicional.
Baked Alaska, el influencer de extrema derecha, se inclina m¨¢s por lo primero. En su realidad paralela, suceder¨¢ esto: Trump ganar¨¢ las elecciones, se sacar¨¢ a s¨ª mismo de la c¨¢rcel, junto a otra ¡°mucha gente inocente¡± y meter¨¢ en prisi¨®n a otro buen mont¨®n, empezado por ¡°Anthony Fauci [jefe m¨¦dico de la Casa Blanca que dirigi¨® la lucha contra la la pandemia] o Nancy Pelosi [expresidenta de la C¨¢mara de Representantes]¡±.
Porque esa es otra: la ley estadounidense no impide que, si Trump acaba en prisi¨®n, pueda hacer campa?a desde la c¨¢rcel y llegar a ser presidente.
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