Guant¨¢namo: el legado de la tortura 21 a?os despu¨¦s
Treinta presos contin¨²an en la c¨¢rcel de la base naval estadounidense en Cuba, atrapados en distintos tipos de limbo jur¨ªdico


La base naval estadounidense de Guant¨¢namo tiene un aire de pel¨ªcula. La entrada en ella desde el aeropuerto, en un ferry que atraviesa la bah¨ªa cristalina en un paisaje de postal, parece una escena de White Lotus, recibimiento entusiasta incluido. La zona residencial, con su campo de b¨¦isbol, su McDonald¡¯s, el pub irland¨¦s y cines al aire libre, podr¨ªa ser una versi¨®n tropical de la peque?a ciudad provinciana de Regreso al Futuro. Pero las barreras que impiden el paso, los puestos de control y las constantes patrullas de la polic¨ªa militar recuerdan que detr¨¢s de las vallas hay otra realidad mucho m¨¢s cruel.

Oculto de la vista, separado f¨ªsicamente del resto de la base y relegado en las noticias, el penal de Guant¨¢namo, sin¨®nimo de algunos de los peores abusos de EE UU en su guerra contra el terrorismo, sigue abierto 21 a?os despu¨¦s. Treinta varones musulmanes entrados en a?os, da?ados f¨ªsica y psicol¨®gicamente y un pu?ado de ellos acusados de algunos de los peores atentados del mundo, contin¨²an retenidos en esta prisi¨®n.
Hasta 779 varones musulmanes llegaron a ser capturados y trasladados en secreto, encapuchados y esposados, a esta c¨¢rcel. El entonces presidente George W. Bush orden¨® crearla como reacci¨®n a los atentados del 11 de septiembre en 2001, para alojar a terroristas ¡°combatientes enemigos¡± sin la obligaci¨®n de ofrecerles las garant¨ªas a las que tendr¨ªan derecho como prisioneros en suelo estadounidense. La inmensa mayor¨ªa de los internos no ten¨ªa nada que ver con aquellos ataques, la red Al Qaeda o el terrorismo isl¨¢mico. Muchos fueron vendidos por un pu?ado de d¨®lares a la CIA. Cada uno, apunta la relatora especial de la ONU para los derechos humanos y el contraterrorismo, Fionnuala N¨ª Aola¨ªn, en su informe sobre la prisi¨®n publicado en junio, ¡°vivi¨® o vive sus propias experiencias indelebles de trauma psicol¨®gico y f¨ªsico tras soportar profundos abusos de sus derechos humanos¡±.
¡°La c¨¢rcel de Guant¨¢namo sigue abierta no por lo que ellos nos hicieron a nosotros, sino por lo que nosotros les hicimos a ellos¡±Mark Fallon, antiguo investigador jefe y testigo
Ha desaparecido el miedo a un s¨²bito ataque del terrorismo isl¨¢mico sobre esta esquina de Cuba. Acaban de eliminarse las patrullas navieras de soldados armados con rifles de asalto que recorr¨ªan sus aguas y que eran una de sus im¨¢genes m¨¢s caracter¨ªsticas. En esta base, donde residen cerca de 6.000 personas ¨Dsoldados y civiles¨D, hoy d¨ªa 800 desempe?an trabajos relacionados con la c¨¢rcel. La mitad que hace tres a?os, pero la cifra que arroja una proporci¨®n de casi 27 por preso.
La idea es ir reduciendo en la medida de lo posible, y acabar cerrando en alg¨²n momento, una prisi¨®n que, con un coste de 13 millones de d¨®lares (11,8 millones de euros) por preso, es la m¨¢s cara del mundo. Pero persisten los nervios: no est¨¢ permitido tomar im¨¢genes de las caras de ning¨²n militar, ni de ning¨²n tipo de infraestructura. Muchos soldados no quieren que se sepa que prestan servicio aqu¨ª.
¡°Puede que el nombre de Guant¨¢namo quede siempre como sin¨®nimo del uso sistem¨¢tico de las capturas ilegales [rendiciones], tortura y detenci¨®n arbitraria¡±, declaraba N¨ª Aola¨ªn en una rueda de prensa en Nueva York.
El Campo Rayos X es un recordatorio permanente de todo lo que pas¨®. En el noroeste de la base, fue la primera prisi¨®n que se construy¨®. Se levant¨® a toda prisa. El resultado: jaulas de apenas dos por dos metros, a cielo abierto, bajo el inclemente sol del Caribe. En cada una, dos cubos. Uno con agua, otro para las heces. Y nada m¨¢s en ellas. Se utiliz¨® durante cuatro meses, antes de trasladar a los prisioneros a estructuras m¨¢s permanentes.
Hoy es un campo abandonado, que los medios ¨Dque deben ir constantemente acompa?ados de un escolta militar¨D solo pueden ver de lejos. Los mosquitos son los ¨²nicos torturadores que quedan; a¨²n practican su arte con sa?a. La maleza se ha declarado en libertad y crece por todas partes con la prisa de los tr¨®picos; las serpientes campan por sus respetos en la zona. Unas espesas alambradas de espino demarcan a¨²n las distintas zonas. Las techumbres de las torretas de vigilancia, de las celdas y salas de interrogatorio¨D¡±cajas de madera¡±, las describe Mark Fallon, antiguo investigador sobre Al Qaeda en la era m¨¢s brutal y que denunci¨® en su d¨ªa las torturas ante las autoridades¨D aguantan de modo precario.

En los tiempos en los que funcionaba el Campo Rayos X, y durante a?os despu¨¦s, no era el deseo de justicia lo que mov¨ªa a los carceleros. Era la ira tras las muertes de m¨¢s de 3.000 personas en los atentados del 11-S. Y el miedo a que fuera a ocurrir un ataque similar en alg¨²n punto del mundo y nadie lo detectara a tiempo. Unos interrogadores mal adiestrados para esas tareas y bajo una enorme presi¨®n completaban esa mezcla explosiva.
El resultado fue un uso generalizado de la tortura. Simulaci¨®n de ahogamientos, golpizas, privaci¨®n extrema de sue?o, violaciones anales. Mark Fallon, entonces jefe de una unidad de investigaci¨®n en Guant¨¢namo, confirmaba en un reciente testimonio judicial la existencia de una cultura del maltrato que se hab¨ªa generalizado para el verano de 2002 entre una unidad de la inteligencia militar: esfuerzos para inducir un sentimiento de extrema desorientaci¨®n, uso de perros para intimidar, posiciones dolorosas forzadas. La interrupci¨®n del sue?o era ¡°rutina dentro del campo¡±, declaraba este testigo ante el tribunal militar en una audiencia preliminar ¨Dtambi¨¦n en una zona acotada y aislada del resto de la base, el Campo Justicia¨D sobre el caso de Abdelrahman al Nashiri, sospechoso de perpetrar el atentado contra el destructor USS Cole que caus¨® la muerte a 17 personas y dej¨® heridas a cerca de 40 en el a?o 2000 en aguas cercanas a Yemen.
¡°La c¨¢rcel de Guant¨¢namo sigue abierta no por lo que esta gente nos ha hecho a nosotros. Sigue abierta por lo que nosotros les hemos hecho a ellos¡±, declara Fallon a este peri¨®dico. ¡°El Gobierno sigue intentando esconder, cubrir con rotulador negro y clasificar cualquier cosa que lleve a la rendici¨®n de cuentas por parte de aquellos implicados en el programa de torturas, as¨ª como los que lo defendieron¡±.
Las denuncias sobre lo que ocurr¨ªa en esas celdas llevaron al entonces candidato presidencial Barack Obama a anunciar que cerrar la c¨¢rcel ser¨ªa su primera medida en la Casa Blanca. No lo consigui¨® nunca. Su sucesor, Donald Trump, prometi¨® en cambio llenarla de ¡°mala gente¡±. Tampoco lo hizo. El presidente actual, Joe Biden, se ha comprometido tambi¨¦n a clausurarla. De momento, solo ha podido excarcelar a diez reos. El ¨²ltimo de ellos es Said bin Brahim bin Umran Bakush, trasladado a Argelia en abril. Los 30 restantes contin¨²an en distintas modalidades de limbo jur¨ªdico.
Solo dos de los 779 presos han sido condenados y cumplen su sentencia en la base en suelo cubano. Junto a ellos, otros tres est¨¢n catalogados como ¡°combatientes enemigos¡± y se les apoda ¡°los prisioneros eternos¡±: no se les llevar¨¢ a juicio ni Estados Unidos les quiere liberar, aunque su estatus est¨¢ sometido a revisiones peri¨®dicas. Otros 16 han recibido autorizaci¨®n para ser trasladados a un tercer pa¨ªs. El problema es encontrar uno que quiera aceptarlos. Nueve est¨¢n pendientes de unos juicios sobre sus causas ¨Dla bomba en el Cole, el 11-S, el atentado contra una discoteca en Bali¨D pospuestos durante la pandemia, que se enredan en recurso tras recurso y que nunca terminan de llegar.
¡°Este es un sistema que se cre¨® para no ofrecer ninguna de las garant¨ªas que tendr¨ªa el sistema judicial estadounidense, o incluso un tribunal militar. Y se hizo de manera intencionada. Se decidi¨® que las audiencias se celebraran en Guant¨¢namo porque cre¨ªan que era un lugar fuera de las protecciones de la Constituci¨®n¡±, explica Anthony Natale, jefe del equipo de abogados que defienden a Al Nashiri. ¡°Casi todo el material relevante est¨¢ clasificado. Tratan de evitar que podamos acceder a la informaci¨®n. Y tenemos que estar litigando constantemente por cosas sobre las que no habr¨ªa por qu¨¦ si estuvi¨¦ramos en un tribunal normal. Si a?adimos las distancias log¨ªsticas para cualquier tr¨¢mite, tenemos la receta perfecta para un sistema injusto¡±.
Presos envejecidos y con problemas de salud
Dos d¨¦cadas despu¨¦s de su llegada a Guant¨¢namo, esos 30 presos son hoy personas entradas en a?os, con problemas de salud f¨ªsicos y mentales, causados tanto por su edad como por los malos tratos padecidos. Estos reos, seg¨²n un alto cargo del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja, Patrick Hamilton, que visit¨® las instalaciones en marzo, muestran signos de ¡°envejecimiento acelerado, empeorado por los efectos acumulados de sus experiencias y los a?os pasados bajo detenci¨®n¡±.
Las condiciones ya no son las mismas. N¨ª Aola¨ªn admite que las actuales, en cuanto a trato, alimentaci¨®n, alojamiento y actividades ¡°cumplen las normas aceptadas internacionalmente para la mayor¨ªa de los detenidos¡±. Pero las preocupaciones contin¨²an. ¡°La arbitrariedad se filtra en toda la infraestructura de detenci¨®n de Guant¨¢namo, haciendo a los detenidos vulnerables a los abusos de derechos humanos y contribuyendo a condiciones, pr¨¢cticas y circunstancias que llevan a una detenci¨®n arbitraria¡±, apunta la relatora especial. Varios procedimientos, como el referirse a ellos por n¨²mero y no por nombre, o el uso ¡°desproporcionado¡± del confinamiento en solitario, ¡°constituyen, como poco, un tratamiento cruel, inhumano y degradante¡±.
Es dif¨ªcil prever c¨®mo pueda resolverse la situaci¨®n en el futuro. Natale sostiene: ¡°Nuestro Gobierno dice que quiere acometer los juicios, pero luego no da a la defensa las pruebas o la oportunidad de ponerlas en duda. As¨ª que la realidad es que no quieren ir a juicio¡±. La raz¨®n, denuncia el letrado, es que ¡°quieren esconder la tortura, y lo sistem¨¢tica, lo omnipresente y lo horrible que fue. Hay cosas que no puedo describ¨ªrselas: est¨¢n clasificadas¡±.
Al salir de Campo Justicia, donde se celebran las audiencias preliminares, y regresar al centro de la base, una se?al de tr¨¢fico amarilla recuerda que las iguanas son una especie protegida. Si alguna quiere cruzar la carretera, los veh¨ªculos deben dejarla pasar. Causar la muerte a un ejemplar supone 10.000 d¨®lares de multa. ¡°Durante mucho tiempo¡±, se r¨ªe Fallon con amargura, ¡°aqu¨ª en Guant¨¢namo los reptiles tuvieron m¨¢s derechos que los presos¡±.
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