Borrell: ¡°Putin est¨¢ sacrificando su ej¨¦rcito y su pueblo para sobrevivir¡±
El jefe de la diplomacia europea considera que la ayuda de la UE a Ucrania ha sido demasiado gradual y alerta de la explosiva situaci¨®n del Sahel tras el golpe militar en N¨ªger. ¡°Es el momento de la verdad para ?frica¡±
![Josep Borrell](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/PPWYQHCU7FASDKXT45AUQS35LM.jpg?auth=2731fb1af83d9ee80fdf2c7709e49a1cd6909e3ec6b1493ebc92f5f119f86ee4&width=414)
Editar es, ante todo, decidir qu¨¦ dejar fuera. No es f¨¢cil editar una entrevista de casi 100 minutos con Josep Borrell (La Pobla de Segur, 76 a?os), con incursiones en la guerra de Ucrania, en el golpe de N¨ªger, en la ascensi¨®n imparable de China, en la ola populista y ultraderechista que azota medio mundo, con una parada incluso en la pol¨ªtica espa?ola que deja un par de reflexiones jugos¨ªsimas para quien tenga la paciencia de llegar hasta el final de este texto. Borrell viene de Marsella y de Ta¨¹ll, en el Pirineo de Lleida ¡ªcon su pantocr¨¢tor y su elegante rom¨¢nico¡ª, va camino de Santander, donde participar¨¢ en un curso sobre la UE, y recibe a EL PA?S en su casa, a un paso de El Escorial, con dos cafeteras listas para caldear la charla.
El jefe de la diplomacia europea sigue siendo combativo, articulado, lenguaraz: ¡°Putin sacrifica a su pueblo y a su ej¨¦rcito para su supervivencia personal y pol¨ªtica¡±; ¡°Rusia ha fracasado en su invasi¨®n de Ucrania, pero va camino de la destrucci¨®n sistem¨¢tica de ese pa¨ªs¡±; ¡°Mariupol equivale a varios Gernika¡±. Y vuelve una y otra vez a Europa, esa idea en busca de una realidad, la vieja Europa con su m¨¢xima diversidad en el m¨ªnimo espacio, que dec¨ªa Milan Kundera.
Pregunta. Un a?o y medio despu¨¦s del inicio de la guerra, la contraofensiva ucrania no parece estar teniendo ¨¦xito. ?Vamos camino de la cronificaci¨®n del conflicto?
Respuesta. La contraofensiva no ha roto el frente como el pasado oto?o. Rusia ha construido unas defensas formidables, en algunos puntos de 30 kil¨®metros. Ucrania es ahora el pa¨ªs m¨¢s minado del mundo, con cinco minas por metro cuadrado en el frente. En estas condiciones, la guerra es de tanteo y desgaste. Un ataque frontal ser¨ªa suicida, m¨¢s a¨²n sin apoyo a¨¦reo. Pero desde el punto de vista militar, Rusia ha fracasado. Putin quer¨ªa una guerra rel¨¢mpago, pero han pasado 18 meses y est¨¢ a la defensiva. Su proyecto de conquista r¨¢pida ha sido un completo fiasco. Rusia ha pagado ya un precio enorme en t¨¦rminos materiales y humanos: ha perdido 2.000 tanques, m¨¢s que los de todos los ej¨¦rcitos de Europa juntos. Aunque eso no quiere decir que haya agotado sus capacidades, ahora Putin est¨¢ sacrificando su ej¨¦rcito y su pueblo para su supervivencia personal.
P. Por el otro flanco, el objetivo estrat¨¦gico de Ucrania es aislar Crimea. Pero sin aviones es imposible.
R. Varios pa¨ªses ya han acordado enviar aviones de combate. Pero hay que pilotarlos. Hace falta formar pilotos y eso tardar¨¢.
P. ?Ha hecho lo suficiente Europa?
R. Hemos hecho lo que hab¨ªa que hacer, ayudar a Ucrania a defenderse sin ampliar el conflicto. Pero tambi¨¦n creo que nuestra ayuda ha sido demasiado gradual. En varios casos, los tanques, los misiles Patriot, los aviones, hemos empezado diciendo ¡°esto no, esto no lo haremos¡±, para acabar haci¨¦ndolo.
P. EE UU buscaba esa estrategia gradual para evitar un choque total con Rusia. A veces parece que Europa siga demasiado sus pasos.
Solo Mariupol es varias veces Gernika. Estamos ante unos cr¨ªmenes de guerra de proporciones hist¨®ricas comparables solo con los de la II Guerra Mundial¡±
R. Hemos de entender que esta es una guerra convencional de alta intensidad que mezcla las t¨¦cnicas m¨¢s modernas (sistemas electr¨®nicos de reconocimiento, de comunicaci¨®n, drones) con las escenas m¨¢s cl¨¢sicas de la guerra de trincheras. Vemos la I Guerra Mundial, la II y la guerra del futuro a la vez. Y con sistem¨¢ticos y terribles ataques contra la poblaci¨®n civil. Hay que recordarlo a quienes dicen que esto es una pelea entre Rusia y la OTAN. Si es as¨ª, ?a qu¨¦ vienen estos bombardeos contra la poblaci¨®n civil? Solo Mariupol es varias veces Gernika. Se han deportado miles de civiles ucranios, entre ellos ni?os. Estamos ante unos cr¨ªmenes de guerra de proporciones hist¨®ricas, que solo tienen parang¨®n con los de la II Guerra Mundial.
P. ?Qu¨¦ papel juega el presidente ruso?
R. Putin se ha equivocado en casi todo. Crey¨® que la enorme dependencia europea ¡ªsobre todo alemana¡ª de sus hidrocarburos nos iba a impedir plantarle cara. Y en un a?o y medio el consumo de gas ruso, con la excepci¨®n de Hungr¨ªa, se ha reducido pr¨¢cticamente a cero. Crey¨® que ten¨ªa todo bajo control y, de repente, una parte de su ej¨¦rcito o al menos una parte de sus tropas se levantan en armas contra sus propios compa?eros y avanzan 400 kil¨®metros hacia Mosc¨². Eso pone de manifiesto las grietas del sistema pol¨ªtico ruso. Putin ha demostrado no tener el monopolio del uso de la fuerza, que es lo que caracteriza a los reg¨ªmenes fuertes. Un d¨ªa dice que Prigozhin [el jefe de la compa?¨ªa de mercenarios Wagner] es un traidor y al d¨ªa siguiente lo recibe en San Petersburgo, porque necesita a Wagner para sus aventuras africanas. Me repito: Putin va a sacrificar a su pueblo y a su ej¨¦rcito para su supervivencia personal y pol¨ªtica, y por eso es tan dif¨ªcil negociar la paz. Y lo que hay que negociar es un nuevo sistema de seguridad colectiva que esta guerra ha hecho saltar en a?icos.
P. Wagner es uno de los elementos m¨¢s perturbadores de la guerra: los vecinos de Bielorrusia temen el desplazamiento de los mercenarios de Wagner a ese pa¨ªs. ?Qu¨¦ puede hacer Bruselas?
R. Poca cosa. Pero es un temor justificado. Su presencia puede generar un segundo frente por el norte, desde Bielorrusia. No creo que est¨¦ en sus planes atacar a un pa¨ªs de la OTAN, pero los ¨²ltimos proyectiles que bombardearon los puertos de los que se exporta grano cayeron a varios metros de la frontera rumana.
Putin se ha equivocado en casi todo. ?Se imaginaba cuando lanz¨® la guerra que no podr¨ªa salir de su pa¨ªs porque lo pueden detener?¡±
P. ?Qu¨¦ efectos tiene el bloqueo del acuerdo del grano?
R. En los primeros momentos de la guerra, Putin tuvo cierto ¨¦xito al aglutinar al llamado sur global contra el ¡°Occidente agresor¡±, pero ha ido perdiendo esa ventaja, en particular por su bloqueo de los alimentos que exportaba Ucrania. La reciente cumbre entre Rusia y la Uni¨®n Africana ha sido un gran fracaso diplom¨¢tico. Cuando Putin anunci¨® la donaci¨®n de trigo, el presidente de Sud¨¢frica le dijo que no quer¨ªa limosnas, sino que Rusia no dificulte el tr¨¢fico normal que permita a su gente comprar para comer. Putin no puede ir a Sud¨¢frica porque si va lo pueden detener: ?Se imaginaba cuando lanz¨® la guerra que no podr¨ªa salir de su pa¨ªs porque lo pueden detener por orden del Tribunal Penal Internacional?
P. ?Hay una oportunidad para una salida negociada? Ucrania vio como un ¨¦xito la participaci¨®n de China en las recientes negociaciones de paz de Arabia Saud¨ª.
R. Y lo fue. Aunque China nunca explicitar¨¢ que aten¨²a su apoyo a Rusia ni facilitar¨¢ su clara derrota. Pek¨ªn no est¨¢ nada c¨®moda con la situaci¨®n actual. Y menos con las referencias al arma nuclear. China une su voz a los que quieren acabar la guerra, pero el problema no es solo cu¨¢ndo acaba, sino c¨®mo acaba.
P. Se acerca otro invierno con encarecimiento de los hidrocarburos, problemas con los cereales, el riesgo de otra oleada migratoria y la campa?a electoral estadounidense: los nervios empiezan a aflorar. Cuando llegue el momento de negociar, ?la UE y EE UU van a obligar a Ucrania a rebajar sus objetivos, como ha sugerido un alto cargo de la OTAN, que m¨¢s tarde tuvo que rectificar?
R. Me temo que no somos qui¨¦n para dictarles a los ucranios sus condiciones de su paz. Y no creo que dejar de ayudar a Ucrania militarmente condujera a una paz que no fuera la paz del vencido. Hacemos lo que podemos para impulsar negociaciones de paz, pero de una paz que reconozca que hay un agresor y un agredido, y que el agredido tiene que recuperar su integridad territorial y que el agresor tiene que pagar las consecuencias de su agresi¨®n. Europa pensaba que la guerra hab¨ªa desaparecido de su horizonte, que era algo que ocurr¨ªa lejos y que hac¨ªan otros. Pero ahora una guerra est¨¢ en nuestras fronteras y nos afecta: la Rusia de Putin es una amenaza a nuestra seguridad.
P. Algunas voces dicen que la UE ha quedado absorbida por la OTAN.
R. La UE no es una alianza militar. Y la OTAN aparece como el mejor seguro posible: lo demuestran Suecia y Finlandia, tradicionalmente neutrales, pidiendo la entrada. La UE ha estado unida; lo importante ser¨¢ mantener esa unidad despu¨¦s de la guerra.
P. ?Es factible la entrada de Ucrania en la UE?
R. Sin la guerra, su candidatura habr¨ªa tardado a?os. Incorporar a la UE a un pa¨ªs de la dimensi¨®n y de las condiciones socioecon¨®micas de Ucrania es un reto may¨²sculo: si entrara ma?ana, ser¨ªa el ¨²nico pa¨ªs receptor neto de fondos. Todos los dem¨¢s se convertir¨ªan en aportadores netos. Pero las guerras aceleran la historia. Y una consecuencia de este aceler¨®n es que Ucrania de repente es candidata y esa candidatura va en serio. Se har¨¢ todo lo aprisa que se pueda. La guerra ha empujado a Ucrania definitivamente del lado del que Putin no quer¨ªa que estuviera.
![Josep Borrell, en un momento de la entrevista con EL PA?S.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/72YCV5736VBMPH77YG2KVUZJNM.jpg?auth=44828bb7943376dcd77784d1dcc7a9a3d7d75d095b57f0208c25c772be790dfd&width=414)
P. Ahora vemos c¨®mo el enfrentamiento con Rusia se traslada a otro escenario. ?Es el Sahel un nuevo frente de la misma guerra?
R. No creo que lo que ocurre estos d¨ªas en N¨ªger sea el resultado de una conspiraci¨®n rusa. No vamos a echarles la culpa de todo a los rusos, aunque es evidente que se aprovechan de la situaci¨®n. Lo de N¨ªger es una asonada militar aut¨®ctona. Es una l¨¢stima: N¨ªger era de los pocos ejemplos de transiciones democr¨¢ticas en la regi¨®n.
P. El sentimiento antifranc¨¦s y antioccidental crece en la regi¨®n. ?Debe Europa hacer autocr¨ªtica?
R. Siempre hay que hacer autocr¨ªtica. Hay una guerra de propaganda muy potente. ?De d¨®nde salen de repente tantas banderas rusas en las calles del Sahel? A la vez, los europeos debemos hacer una revisi¨®n a fondo de nuestra pol¨ªtica africana y comprometernos m¨¢s con su desarrollo. En el Sahel no se ganar¨¢n guerras asim¨¦tricas e irregulares si no se gana la batalla del desarrollo. Esos pa¨ªses no han generado una din¨¢mica de crecimiento que mejore las condiciones de vida. Nadie vio venir lo de N¨ªger. Hay que hacer partenariados de igual a igual.
P. ?Ve riesgo de crisis migratoria?
R. El Sahel es el punto de origen y tr¨¢nsito de buena parte de la migraci¨®n irregular. Es un riesgo claro. Tambi¨¦n lo son la amenaza yihadista y la potencial desestabilizaci¨®n para los pa¨ªses vecinos. Y el aumento de la influencia rusa, porque los mercenarios de Wagner son la guardia pretoriana de los dictadores militares africanos.
En N¨ªger, hacen falta soluciones africanas a problemas africanos. Un conflicto entre Estados tendr¨ªa consecuencias graves¡±
P. Est¨¢ ganando enteros la opci¨®n de una intervenci¨®n militar.
R. Es la hora de la verdad para ?frica: soluciones africanas a problemas africanos. Los pa¨ªses vecinos de ?frica occidental quieren seguir dando una oportunidad a las negociaciones diplom¨¢ticas. Ojal¨¢ tengan ¨¦xito. Un conflicto entre Estados tendr¨ªa graves consecuencias.
P. Si llegara ese momento, ?cu¨¢l ser¨ªa la respuesta europea?
R. Depende. Esa decisi¨®n les corresponde a los Estados miembros. Y me temo que esta vez ser¨¢ dif¨ªcil la unanimidad.
China no es Rusia. China es un verdadero actor geopol¨ªtico, mientras que Rusia es como una gasolinera cuyo propietario tiene una bomba at¨®mica¡±
P. China tiene una enorme presencia en ?frica y en Latinoam¨¦rica. Es un actor importante en la guerra de Ucrania. Y est¨¢ redefiniendo su relaci¨®n con Europa. ?Qu¨¦ relaci¨®n debe tener la UE con China?
R. Antes que nada, China no es Rusia. China es un verdadero actor geopol¨ªtico, mientras que Rusia es un enano econ¨®mico, es como una gasolinera cuyo propietario tiene una bomba at¨®mica. China es demasiado importante para ignorarla, pero tambi¨¦n para intentar aislarla. Tenemos divergencias importantes, pero no es un desaf¨ªo para nuestra seguridad como Rusia. Debemos encontrar las formas de un di¨¢logo exigente, que nos permita cooperar en la resoluci¨®n de los problemas comunes, como el cambio clim¨¢tico o el endeudamiento de los pa¨ªses pobres. No tenemos ning¨²n inter¨¦s en contribuir a una polarizaci¨®n del sistema internacional que derive en un mundo bipolar y provoque la emergencia de dos sistemas tecnol¨®gicos competitivos que obliguen a todo el mundo a escoger entre uno u otro. Es evidente que estamos m¨¢s cerca de EE UU, pero esto no quiere decir que no tengamos nuestros propios intereses. Europa tiene que evitar las dependencias excesivas: de los hidrocarburos rusos, de la seguridad de EE UU, de la demanda de un gran mercado y de los minerales y tecnolog¨ªas cr¨ªticos para la transformaci¨®n digital. Aprendamos la lecci¨®n y evitemos dependencias que suponen serios riesgos.
P. Milei triunfa en Argentina. Trump es el mejor situado en la carrera republicana para la Casa Blanca en 2024. La ola populista no termina de ceder.
R. Las opiniones p¨²blicas perciben que las democracias basadas en la competici¨®n multipartidista no siempre aportan soluciones reales a las condiciones materiales de vida. Y los populistas ofrecen soluciones falsas, milagrosas, a problemas verdaderos. Ese es el reto de la democracia en todo el mundo: que la competici¨®n entre partidos, que es la esencia de la democracia, no debilite la capacidad de ofrecer soluciones.
Hasta ahora, Europa ten¨ªa un cord¨®n sanitario con la extrema derecha. Pero ese cord¨®n empieza a flaquear. Lo vemos en Finlandia y Suecia¡±
P. En Europa, el centroderecha est¨¢ intentando deglutir a la derecha extrema. Lo hemos visto con Manfred Weber en el Parlamento Europeo, acerc¨¢ndose a Giorgia Meloni y a otros ultras. O en Espa?a, con el PP pactando con Vox. ?Es un riesgo esa normalizaci¨®n de la ultraderecha?
R. Hasta ahora, en Europa ten¨ªamos cordones sanitarios: en Francia, en Alemania, no se pacta con la extrema derecha. Ese cord¨®n sanitario empieza a flaquear, como hemos visto en Finlandia y Suecia. El PPE est¨¢ buscando su espacio pol¨ªtico, su narrativa electoral. Todo el mundo est¨¢ preparando las pr¨®ximas elecciones europeas y vislumbrando qu¨¦ clase de mayor¨ªa se va a configurar. Creo que Europa debe seguir confiando en sus valores y tiene que continuar integr¨¢ndose. Me preocupan las tendencias disgregadoras, el reflujo nacionalista que est¨¢ surgiendo. Ha habido una cierta banalizaci¨®n de las posiciones de la derecha. Nos hemos olvidado de que Meloni vino a Espa?a a hacer una en¨¦rgica campa?a a favor de Vox.
Es parad¨®jico que la formaci¨®n de Gobierno dependa de quien dice que la gobernabilidad de Espa?a le importa un carajo¡±
P. ?C¨®mo se lee el 23-J espa?ol en Bruselas en t¨¦rminos de ese v¨ªnculo derecha-extrema derecha?
R. Estas elecciones han sido un parteaguas en el ascenso aparentemente imparable de la derecha extrema y la tendencia a que las derechas cl¨¢sicas y las derechas extremas gobiernen en coalici¨®n. Espa?a es un contraejemplo de las din¨¢micas de otros lugares. Como comisario europeo no participo en el debate pol¨ªtico nacional, pero no soy insensible a la paradoja de que la formaci¨®n del Gobierno de Espa?a dependa de alguien que dice y repite que la gobernabilidad de Espa?a le importa un carajo. Y que solo le importa la soluci¨®n ¡ªa su manera, claro¡ª del conflicto entre Espa?a y Catalu?a, cuando en mi opini¨®n existe un conflicto entre catalanes, porque Catalu?a no es monol¨ªtica. Los resultados electorales lo han demostrado.
P. El bloque de derechas no suma. Pero trata de imponer un marco de chantajes, de cesiones inadmisibles, de m¨¢xima tensi¨®n, de ruido, de estado de excepci¨®n permanente.
R. Desde hace 20 a?os, desde que el PSOE perdi¨® la mayor¨ªa absoluta en 1993, los gobiernos que lo han necesitado han tenido que ser investidos gracias a los partidos nacionalistas perif¨¦ricos. El PP critic¨® la cesi¨®n del 15% del IRPF y a la siguiente legislatura tuvo que ceder el 30%. Una democracia parlamentaria exige pactos y los pactos requieren cesiones y compromisos. Pero el problema es ir creando estructuras a golpe de coyunturas. Y hemos ido creando estructuras de Estado para resolver coyunturas parlamentarias. Deber¨ªamos concebir el Estado que queremos y c¨®mo deben funcionar las instituciones antes de tener que ceder a la presi¨®n del momento. Y a veces haciendo de la necesidad virtud.
P. ?Le ha faltado pedagog¨ªa al Gobierno de Pedro S¨¢nchez, explicar esas cesiones y ponerlas en el contexto del modelo de Estado que quiere?
R. S¨¢nchez ha tenido que hacer frente a situaciones muy dif¨ªciles. Y ha tenido resultados muy positivos, por ejemplo, en la desinflamaci¨®n del conflicto en Catalu?a. Recordemos que en 2017 hubo riesgos reales de fragmentaci¨®n del Estado. Y compar¨¦moslo con la situaci¨®n actual, con el PSC ayer proscrito y hoy superando en votos a los tres partidos independentistas juntos. Bueno, le han quitado mi nombre a una calle de mi pueblo [risas], pero si eso fuera todo¡
P. ?No falt¨® entonces pedagog¨ªa a la coalici¨®n con la secuencia indultos-sedici¨®n-malversaci¨®n? ?No ser¨ªa conveniente explicar bien los pactos de investidura cuando lleguen, si llegan?
R. El propio presidente del Gobierno se dio cuenta de que era necesario explicarse m¨¢s y mejor: la pol¨ªtica tiene una innegable dimensi¨®n pedag¨®gica. Y eso fue lo que hizo inmediatamente despu¨¦s de convocar a elecciones. Sus explicaciones deben de haber surtido efecto, porque las encuestas eran mucho m¨¢s negativas que los resultados electorales. Espa?a, como Europa, es plural y diversa, pero para m¨ª existen como entidades pol¨ªticas. Otros, en nombre de esa diversidad, niegan su existencia. Creo que Espa?a y Europa se enfrentan al mismo reto.
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