El Lago Maracaibo entra en cuidados intensivos
Los derrames petroleros, la deforestaci¨®n de sus cuencas y las consecuencias de la actividad ganadera y agr¨ªcola colocan cerca del colapso al lago m¨¢s grande de Latinoam¨¦rica
La preocupaci¨®n por los niveles de contaminaci¨®n del Lago de Maracaibo, el m¨¢s grande de Am¨¦rica Latina, va en aumento. El problema parece ser sist¨¦mico y los activistas ambientales advierten de que su entorno se acerca al colapso. La aparici¨®n del verd¨ªn, una cianobacteria que est¨¢ cubriendo una parte importante de la superficie del lago, ha multiplicado las quejas en los entornos vecinales, dificultado la actividad econ¨®mica y ha generado una enorme preocupaci¨®n sobre el impacto sanitario en la poblaci¨®n. Las voces para que el presidente venezolano, Nicol¨¢s Maduro, declare la emergencia ecol¨®gica son cada vez m¨¢s numerosas.
En algunas tomas satelitales puede apreciarse que el 70% del lago est¨¢ en este momento cubierto por esa microalga, que despide un olor agresivo, consecuencia de la alta concentraci¨®n de nutrientes, como f¨®sforo y nitr¨®geno, en algunos de sus r¨ªos afluentes. Despu¨¦s de a?os y d¨¦cadas de descuido, el Gobierno chavista ha prometido trabajar para paliar la situaci¨®n. Josu¨¦ Lorca, ministro de Ecosocialismo, se reuni¨® con la directiva del Instituto Para la Conservaci¨®n del Lago de Maracaibo, alcaldes locales y algunos acad¨¦micos de la Universidad del Zulia con el objeto de estudiar soluciones. Se han iniciado campa?as de limpieza de desechos y se est¨¢ trabajando para reactivar los monitores de contaminaci¨®n y derrames.
Con m¨¢s de 13.000 kil¨®metros cuadrados de tama?o ¨C m¨¢s grande, por ejemplo, que toda la isla de Jamaica- y unos 50 metros de profundidad media, el Lago de Maracaibo, recept¨¢culo de 135 r¨ªos y riachuelos, y hogar de Maracaibo, la segunda ciudad del pa¨ªs, lleva mucho tiempo arrastrando graves problemas ambientales, sobre todo a causa de los 100 a?os de actividad petrolera. La costa oriental ha sido la m¨¢s expuesta por los derrames, que se han multiplicado por la falta de mantenimiento de las plantas. El fondo del Lago de Maracaibo est¨¢ surcado por toda suerte de tuber¨ªas y oleoductos de Petr¨®leos de Venezuela.
¡°Los problemas del lago no son ni puntuales ni de corto plazo. Aqu¨ª hay temas simult¨¢neos, que se suman para crear esa situaci¨®n¡±, afirma Alejandro Alvarez, director de la ONG Clima 21. Los bosques de la cuenca del lago est¨¢n muy lastimados por la sobreexplotaci¨®n, las ciudades y pueblos que pueblan sus costas vierten desperdicios en sus aguas, que tambi¨¦n reciben residuos de la actividad agr¨ªcola y ganadera. Algunas zonas del lago son campo para la piscicultura y la explotaci¨®n camaronera y hay una sobreabundancia de deshechos pl¨¢sticos en algunos pueblos costeros. El verd¨ªn ha convertido el c¨²mulo de calamidades en un problema sist¨¦mico. ¡°Los gobiernos chavistas lo que han hecho es ignorar el problema y correr la arruga¡±, afirma.
¡°El centro del lago es una zona que est¨¢ muerta. Hay una capa en el fondo del lago, con forma de cono, llamada cono hipolimn¨¦tico, con concentraciones hist¨®ricas de nutrientes, nitr¨®geno, materia org¨¢nica que traen los r¨ªos, sobre todo el Catatumbo, a causa de la actividad agr¨ªcola e industrial y la actividad de algunas zonas colombianas, como C¨²cuta y Pamplona¡±, explica Lenin Parra, bi¨®logo, gu¨ªa tur¨ªstico y profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela.
El verd¨ªn, explica Parra, no es para nada un fen¨®meno nuevo, pero s¨ª lo es su crecimiento. ¡°El bot¨¢nico suizo Henri Pittier lo rese?a en sus anotaciones, hace 100 a?os, cerca incluso de la ciudad Maracaibo. Tiene un car¨¢cter c¨ªclico, el tr¨¢nsito de estas microalgas depende de las corrientes y las mareas, del propio intercambio entre el Golfo de Venezuela y el Lago.¡± Parra destaca la importancia de conservar los bosques de manglares del lago como espacios que absorben nutrientes y elementos contaminantes. La salinizaci¨®n del lago, otra necesidad de la actividad petrolera, constituye tambi¨¦n un problema ambiental. El cuello norte, entre los islotes de Zapara y San Carlos, que hist¨®ricamente tiene apenas unos metros de altura, es dragado peri¨®dicamente desde 1958 para darle paso a grandes buques petroleros.
¡°Siempre hubo intercambios entre las aguas saladas del golfo con las dulces del resto del lago. Cuando es tiempo de lluvia, suben los caudales de sus 135 r¨ªos afluentes, y predomina el agua dulce. Cuando no llueve, ingresa el agua marina del golfo. El canal de navegaci¨®n abri¨® las compuertas al agua salada y la salobrizaci¨®n del lago. Es en realidad un estuario, y la fauna se adapta a esas condiciones¡±, explica Parra. ¡°Mi opini¨®n es que si no se toman medidas alternativas descontaminantes, sin acceso al agua marina el Lago se convertir¨ªa en un gran pozo s¨¦ptico¡±, a?ade.
Por incre¨ªble que parezca, en el Lago de Maracaibo todav¨ªa hay vida: flora y fauna, cierta actividad pesquera, varios tipos p¨¢jaros pesqueros, toninas, caimanes y hasta manat¨ªes. Es muy frecuente que muchos ejemplares lleven consigo trazas petroleras y manchas de aceite. Se explota intensivamente el cangrejo azul, un ejemplar que anualmente migra por sus aguas de sur a norte.
¡°Mes y medio despu¨¦s del anuncio, no hemos visto acciones contundentes sobre la recuperaci¨®n del Lago¡±, afirma Yohan Flores, miembro de la ONG Azul Ambientalistas. ¡°Hemos visto paliativos: jornadas de limpieza en las costas, de pl¨¢sticos. Se habla de recuperar las plantas de tratamiento de Maracaibo. PDVSA ha reparado algunas tuber¨ªas. Pero el problema de ra¨ªz no se est¨¢ enfocando, siguen los derrames. Todo el mundo est¨¢ afectado y muy preocupado con lo que pasa.¡±
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.