El cardenal Angelo Becciu, condenado a cinco a?os y medio de c¨¢rcel por un caso de fraude financiero
El purpurado, que figuraba en todas las quinielas para suceder a Francisco, estuvo involucrado en la compraventa de un edificio de lujo en Londres por valor de unos 300 millones de euros
El Vaticano ha dictado sentencia contra el cardenal Angelo Becciu, uno de los purpurados que acumul¨® m¨¢s poder en la Santa Sede en la ¨¦poca de transici¨®n entre Benedicto XVI y Francisco. El purpurado sardo, que figuraba en todas las quinielas para ser papa en el siguiente c¨®nclave, ha sido condenado este s¨¢bado a cinco a?os y seis meses de c¨¢rcel por un caso de irregularidades financieras, seg¨²n anunci¨® el Tribunal del Vaticano, que conden¨® tambi¨¦n a otros imputados por este caso. Una sentencia hist¨®rica por su severidad y por aplicarse a un cardenal. Es la primera vez que una corte vaticana castiga de este modo a un pr¨ªncipe de la Iglesia. El purpurado, sin embargo, recurrir¨¢ la sentencia.
Beccciu, de 75 a?os, ha sido tambi¨¦n condenado a la inhabilitaci¨®n perpetua para ejercer cargos en la Santa Sede, seg¨²n declar¨® el presidente de la Corte, Giuseppe Pignatone, al leer la sentencia. El proceso indag¨® en los ¨²ltimos dos a?os y medio la compra de un edificio en el centro de Londres orquestada por la Secretar¨ªa de Estado vaticana cuando Becciu era su sustituto de Asuntos Generales (2011-2018), una suerte de jefe de gabinete del ¨®rgano m¨¢s poderoso del Vaticano. La operaci¨®n en s¨ª fue un movimiento especulativo que cre¨® un agujero en las cuentas de la Santa Sede de al menos 139 millones de euros. La expectaci¨®n durante estos meses ha sido extrema al tratarse del mayor juicio por corrupci¨®n de la historia de la Santa Sede, con 10 encausados por la compra de propiedades mediante el dinero de donaciones.
La causa central del juicio era la compraventa de un inmueble en Londres en 2015, que autoriz¨® Becciu, que cost¨® alrededor de 300 millones de euros y se llev¨® a cabo mediante una serie de intermediarios que cobraron comisiones millonarias y que se reservaron el poder de bloquear futuros movimientos pese a que no hab¨ªan aportado pr¨¢cticamente capital. Eran los tiempos en los que las guerras entre el banco vaticano (el IOR) y la Secretar¨ªa de Estado se encontraban en su punto ¨¢lgido. La operaci¨®n, en parte ese fue el problema, se ejecut¨® con los fondos del ?bolo de San Pedro, te¨®ricamente destinados a sufragar las obras de caridad de la Santa Sede.
Una larga investigaci¨®n que comenz¨® hace m¨¢s de dos a?os recogida en unas 29.000 p¨¢ginas ¡ªluego sintetizadas en los 500 folios del sumario¡ª permiti¨® determinar que la actividad de los inculpados supuestamente supuso ¡°p¨¦rdidas considerables para las finanzas [entre 73 y 166 millones]¡±, seg¨²n Nunzio Gallantino, presidente del APSA, la organizaci¨®n que gestiona los inmuebles del Vaticano.
El caso supuso un esc¨¢ndalo may¨²sculo y completamente inesperado. Becciu era uno de los hombres de extrema confianza del Papa, uno de los mejores fontaneros de la entonces todopoderosa Secretar¨ªa de Estado y uno de los pocos que se atrev¨ªa a decirle las cosas tal y como las pensaba a Francisco. Amado y odiado a partes iguales. Su determinaci¨®n, inteligencia y experiencia, adem¨¢s de su talento para descifrar las siempre complejas intrigas vaticanas, le situaban como uno de los candidatos a suceder a Jorge Mario Bergoglio antes de que explotara el esc¨¢ndalo. Un hecho que su entorno siempre consider¨® fundamental para sostener que hab¨ªa una trama para apartarlo de esa posible sucesi¨®n (su abogado, incluso, estim¨® la posible indemnizaci¨®n que deb¨ªa recibir cuantificando ese intangible).
El juicio arranc¨® en julio de 2021 en una sala de los Museos Vaticanos, acondicionada para la ocasi¨®n. El tribunal lo presidi¨® el exjuez antimafia italiano Giuseppe Pignatone, a quien Francisco recuper¨® tras su jubilaci¨®n para poner orden en los vericuetos judiciales de la Santa Sede. El primer problema lleg¨® cuando hace casi tres a?os se conoci¨® la intervenci¨®n de Becciu en la compraventa de un inmueble en Sloane Square, el barrio londinense de Chelsea. La Secretar¨ªa de Estado autoriz¨® en 2013 la inversi¨®n en un fondo que pose¨ªa un edificio que hab¨ªa sido sede de los grandes almacenes Harrod¡¯s, pero el entramado financiero oblig¨® a lo largo de los a?os a ampliar el capital para no perder lo invertido. La suma lleg¨® hasta los 300 millones de euros, un incremento que el Banco del Vaticano ¡ªotro de los ¨®rganos en guerra con la vieja Secretar¨ªa de Estado¡ª tuvo que autorizar y denunci¨® cuando saltaron las alarmas de un posible blanqueo de capitales. Fuentes cercanas a Becciu explicaron entonces que el cardenal siempre obr¨® de buena fe para que los ahorros de la Santa Sede tuvieran un rendimiento.
El efecto domin¨® no se hizo esperar. Cay¨® el jefe de la Gendarmer¨ªa, el hist¨®rico Domenico Giani, que hab¨ªa cuidado las espaldas de tres papas. Tambi¨¦n cinco de sus colaboradores m¨¢s estrechos fueron detenidos y despedidos fulminantemente sin esperar un juicio. Uno de ellos, monse?or Alberto Perlasca, decidi¨® colaborar con la justicia del Vaticano y empez¨® a revelar presuntas operaciones corruptas de quien fuera su jefe. De esta fuente emanaron los nuevos esc¨¢ndalos.
La llamada al orden del Papa a Becciu se produjo el 24 de septiembre por motivos hasta entonces desconocidos. El Papa le pidi¨® explicaciones en una audiencia de alta tensi¨®n, pero no qued¨® convencido y le pidi¨® que renunciase a los derechos cardenalicios ¡ªalgo solo sucedido tres veces en 120 a?os¡ª y a la titularidad de su dicasterio. Seg¨²n las revelaciones, presuntamente hechas por sus colaboradores, adem¨¢s del asunto del edificio de Londres, el purpurado hab¨ªa favorecido a varios hermanos encargando trabajos en las nunciaturas de las que fue responsable (en Angola y Cuba) y autorizando la transferencia de unos 100.000 euros a la cooperativa familiar. Seg¨²n la versi¨®n de Becciu, el dinero fue entregado por una urgencia, pero no se movi¨® de la caja de la ONG.
El juez Pignatone considera ahora probados los delitos de malversaci¨®n, abuso de poder e intento de presionar a testigos para que cambiasen su versi¨®n de los hechos. Tambi¨¦n el de ¡°estafa¡±, en relaci¨®n con el pago de 575.000 euros a Cecilia Marogna, conocida del cardenal, que asegur¨® que usar¨ªa ese dinero para liberar a misioneros secuestrados en Mal¨ª, pero termin¨® emple¨¢ndolo para fines personales como la compra de bolsos de lujo.
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