Europa ya puede vivir sin gas ruso, pero a¨²n no se atreve
Los Veintisiete contin¨²an recibiendo combustible procedente del pa¨ªs euroasi¨¢tico, tanto por barco como por tubo a trav¨¦s de Turqu¨ªa y de Ucrania
El 7 abril de 2022, pocas semanas despu¨¦s de los primeros bombardeos de Vlad¨ªmir Putin sobre Ucrania, la Uni¨®n Europa activ¨® las primeras sanciones sobre un combustible f¨®sil ruso: el carb¨®n. Por aquel entonces a¨²n se tem¨ªa que un embargo total sobre el crudo procedente del gigante euroasi¨¢tico destapase la caja de los truenos y acabase siendo inmanejable, tanto desde el punto de vista del suministro como desde el de los precios. Esos temores acabaron venci¨¦ndose solo unos meses despu¨¦s: a finales de a?o, los Veintisiete ya ten¨ªan en vigor las primeras represalias contra quien osase importar crudo desde ese pa¨ªs.
Hoy, dos a?os despu¨¦s de la invasi¨®n, Europa parece perfectamente preparada para dar el siguiente paso, ese que parec¨ªa a¨²n m¨¢s complicado ¡ª¡±imposible¡±, dec¨ªan muchos¡ª y que hoy se antoja mucho m¨¢s manejable: acabar de una vez por todas con las importaciones de gas procedentes de Rusia, que durante todo este tiempo han ayudado al Kremlin a financiar su campa?a b¨¦lica.
¡°Ser¨ªa posible [no importar gas ruso]¡±, apunta Thierry Bros, profesor de Sciences Po Paris y profundo conocedor del mercado del gas. ¡°Pero no es lo que est¨¢ haciendo el mercado en estos momentos: tras un aumento interanual del 40% en enero, Gazprom sigue enviando m¨¢s gas a la UE en febrero¡±. Con la llegada de m¨¢s gas natural licuado (GNL) ruso a la UE ¡ªque en los dos primeros meses de 2024 crece un 7% respecto al mismo periodo del a?o anterior y que tiene en Espa?a, Francia y B¨¦lgica los tres principales puntos de entrada al espacio comunitario¡ª, ¡°la cuota del gas ruso en la demanda de la UE deber¨ªa superar el m¨ªnimo hist¨®rico del 15% alcanzado en 2023¡å. El repunte del gas ruso en 2024, sostiene el acad¨¦mico franc¨¦s, ¡°no va en la buena direcci¨®n, aunque ayude a resolver el insoportable coste de la crisis energ¨¦tica¡±.
Sobreoferta y precios bajos
Los observadores del mercado creen, de hecho, que el p¨¦ndulo de los precios ha pasado justo al extremo contrario: el de la ¡°sobreoferta¡±. Este giro se deja sentir tambi¨¦n en los precios, infinitamente m¨¢s bajos que hace a?o y medio, cuando el mercado europeo rompi¨® todos los moldes. En este contexto hay quien, incluso en la propia Comisi¨®n Europea, se plantea dar el paso de prescindir del gas ruso, al tiempo que se lamenta la falta de decisi¨®n en este punto. ¡°La soluci¨®n m¨¢s s¨®lida es incluirlo en las sanciones, pero los l¨ªderes no tienen unanimidad al respecto¡±, deslizaba esta misma semana Kadri Simson, la comisaria de Energ¨ªa.
Bros ve, sobre todo, dos factores que inhiben la acci¨®n. Primero, que el gas ruso, tanto por tubo como por barco (el llamado GNL), es notablemente m¨¢s barato que el resto. Segundo, que tanto Austria, como Hungr¨ªa y Eslovaquia ¡ªel primero, un claro aliado de Putin en la UE; el segundo, como m¨ªnimo reacio a prestar m¨¢s ayuda a Ucrania¡ª est¨¢n sacando grandes r¨¦ditos de ese gas m¨¢s econ¨®mico. ¡°Eso hace imposible la sanci¨®n, porque se necesita unanimidad¡±.
A pesar de las palabras de Simson, el escenario de la sanci¨®n al gas no est¨¢ sobre la mesa, seg¨²n varias fuentes comunitarias consultadas por EL PA?S. Algunos pa¨ªses, como Lituania, presionan para que, al menos, se presenten propuestas legislativas que acaben con las importaciones de esta materia prima de forma gradual hasta llegar a cero en 2027. Por ahora, en cambio, la ¨²nica posibilidad que se abre en el horizonte es que cada Estado vaya avanzando de forma voluntaria en esta direcci¨®n. No parece haber, sin embargo, muchas capitales dispuestas a explorar esta v¨ªa si no dan todos el paso al mismo tiempo y de forma obligada; es decir, con sanci¨®n.
Sin el ic¨®nico y estrat¨¦gico Nord Stream, tras su voladura en septiembre de 2022, y sin flujo a trav¨¦s del gasoducto Yamal (a trav¨¦s de Bielorrusia), el gas ruso llega hoy a la UE por tres v¨ªas: por mar, la v¨ªa m¨¢s popular y dif¨ªcil de taponar; por tubo a trav¨¦s de Turqu¨ªa; o, tambi¨¦n por ducto, a trav¨¦s de Ucrania. Esta ¨²ltima es la m¨¢s parad¨®jica de todas, pues el mismo combustible que riega de dinero a Mosc¨² fluye bajo el propio pa¨ªs que est¨¢ sufriendo la invasi¨®n.
Cerrar todas esas rutas es algo que se antoja bastante asumible en el nuevo status quo energ¨¦tico del Viejo Continente. Primero, porque la capacidad de regasificaci¨®n, necesaria para poder recibir y procesar el gas licuado que llega por barco, ha crecido notablemente respecto a antes de la crisis energ¨¦tica y permite traer gas desde pr¨¢cticamente cualquier rinc¨®n del mundo: de Estados Unidos a Qatar, de Australia a Trinidad y Tobago. Segundo, porque la demanda ha ca¨ªdo con fuerza desde entonces y una parte sustancial (aunque por ahora sin cuantificar) de ese menor consumo ser¨¢ estructural. Y tercero, porque el nivel actual de almacenamiento de los Veintisiete es el m¨¢s alto de la serie hist¨®rica para un mes de marzo y permite pensar en una temporada de rellenado (primavera y verano) mucho menos intensa que en a?os anteriores.
El impacto sobre los precios en este escenario ser¨ªa m¨ªnimo, zanja Bros: ¡°No habr¨ªa muchas consecuencias [sobre las cotizaciones del gas] porque tenemos gas de sobra, aunque el mercado puede ser m¨¢s r¨ªgido de cara al pr¨®ximo invierno¡±.
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