Los ¡®tiktokers¡¯ contra Washington: ¡°Si proh¨ªben TikTok destruir¨¢n el sue?o americano¡±
La aprobaci¨®n en la C¨¢mara de Representantes estadounidense de una ley que obligar¨ªa a la compa?¨ªa ByteDance a vender la red social para evitar su cierre pone en pie de guerra a sus usuarios
A la habitual tribu de lobbystas y otros mercaderes de la influencia que pululan por Washington, se sumaron esta semana decenas de tiktokers convocados por la empresa propietaria de la popular red social china de v¨ªdeos breves. Con la silueta del Capitolio de fondo, estampa cl¨¢sica del ciudadano an¨®nimo que cruza el pa¨ªs para pedir explicaciones a sus representantes, la latina de Chicago Giovanna Gonz¨¢lez (@TheFirstGenMentor en la app, donde la siguen casi 200.000 cuentas), alz¨® el martes pasado un hashtag que dec¨ªa #mantengamostiktok. Tambi¨¦n se vio con algunos congresistas para tratar de sacar de su error, dijo, a ¡°esos viejos boomers blancos que quieren prohibir¡± la herramienta que le permiti¨® convertir su ¡°pasi¨®n por la educaci¨®n financiera en un trabajo a tiempo completo como creadora de contenido y conferenciante remunerada¡±.
Gonz¨¢lez no tuvo ¨¦xito: al d¨ªa siguiente la C¨¢mara de Representantes dio el primer paso para obligar a ByteDance, la empresa matriz, a vender TikTok a una compa?¨ªa estadounidense si quiere evitar su bloqueo en las tiendas de aplicaciones de un pa¨ªs donde cuenta con 170 millones de usuarios, m¨¢s de la mitad de su poblaci¨®n. En clave geoestrat¨¦gica, cupo interpretar el gesto como un desaf¨ªo que abona las crecientes tensiones comerciales y diplom¨¢ticas entre Estados Unidos y China.
Pese a su penetraci¨®n en la sociedad, pocos asuntos han suscitado en Washington tanto acuerdo en la C¨¢mara de Representantes m¨¢s inoperante que se recuerda. La iniciativa cosech¨® 352 votos a favor y 65 en contra. En otra demostraci¨®n de la enorme influencia de la empresa, los congresistas recibieron durante toda la semana las llamadas de tiktokers a los que la red social envi¨® un mensaje con un enlace para meter el c¨®digo postal y trasladar las quejas a la oficina de su correspondiente representante. Ahora que la ley sigue su camino en el Senado, donde no es seguro que la aprueben, la compa?¨ªa pas¨® de nuevo al ataque. El jueves, su consejero delegado, Shou Zi Chew, hizo una visita al Capitolio durante la que declar¨®: ¡°Nadie ha sabido explicarme exactamente qu¨¦ hemos hecho mal¡±. Al d¨ªa siguiente, enviaron otro post. Dec¨ªa: ¡°Cu¨¦ntale a tu senador cu¨¢n importante es TikTok para ti¡±. No es la primera vez que una tecnol¨®gica trata de presionar a los legisladores sirvi¨¦ndose de sus usuarios, pero seguramente ninguna lo hab¨ªa hecho antes de una manera tan agresiva.
Joe Biden ha advertido que firmar¨¢ la ley si finalmente aterriza en su mesa. Aunque su campa?a de reelecci¨®n ha abierto una cuenta en la red social para llegar a los votantes de la generaci¨®n Z ¨Dque se entretienen, se informan, aprenden y pr¨¢cticamente viven en la red social¨D, el presidente est¨¢ de acuerdo con los expertos en ciberseguridad que recuerdan que ByteDance est¨¢ obligada por la ley de espionaje china a compartir con Pek¨ªn los datos de sus usuarios si las autoridades se los reclaman. Tambi¨¦n, que la adictiva herramienta puede contribuir a la desinformaci¨®n e influir en la opini¨®n p¨²blica estadounidense en este a?o electoral. Y que eso preocupa a los servicios de inteligencia, como insistieron esta semana en el Senado los directores del FBI y la CIA.
¡°Hasta ahora, los cr¨ªticos de TikTok en el Congreso no han ofrecido ejemplos reales de por qu¨¦ es una amenaza para la seguridad nacional¡±, aclara en un correo electr¨®nico Paul Triolo, uno de los grandes expertos en la pugna tecnol¨®gica entre China y Estados Unidos. ¡°Los datos personales proporcionados voluntariamente por sus usuarios no parecen constituir nada parecido a una amenaza. El argumento de la influencia maligna tambi¨¦n es dudoso, ya que la gran mayor¨ªa del contenido es generado por ciudadanos an¨®nimos. No hay evidencia de que el Gobierno chino est¨¦ interesado o sea capaz de obligar a ByteDance y a TikTok a alterar la forma en la que funciona el algoritmo y si lo hicieran ese movimiento resultar¨ªa demasiado obvio para esos mismos usuarios¡±.
ByteDance ha negado repetidamente que haya compartido sus datos con las autoridades chinas. Para defenderse, la empresa invoca la libertad de expresi¨®n (argumento que comparten destacadas asociaciones de defensa de los derechos civiles) y habla del impacto econ¨®mico que la prohibici¨®n podr¨ªa tener en usuarios como el matrimonio formado por Paul Tran y Lynda Truong, propietarios de un negocio de cosm¨¦tica (@loveandpebble, 138.000 seguidores), que debe ¡°el 90%¡± de sus ingresos a la plataforma. ¡°No solo estamos en TikTok, prosperamos en TikTok. Si aprueban este proyecto de ley, estar¨¢n destruyendo el sue?o americano¡±, explica Tran.
La lista de los 65 congresistas que votaron en contra (50 dem¨®cratas y 15 republicanos) es una curiosa n¨®mina de extra?os compa?eros de cama, que junta a algunos de las representantes situadas m¨¢s a la izquierda, como Pramila Jayapal o Alexandria Ocasio-Cortez, que se quej¨® de que la tramitaci¨®n hab¨ªa sido ¡°incre¨ªblemente apresurada¡±, con miembros de la guardia pretoriana del trumpismo, de Matt Gaetz a Marjorie Taylor Greene. Al grupo tambi¨¦n se sum¨® el m¨¢s joven de la C¨¢mara, Maxwell Alejandro Frost, de 27 a?os.
La voz de la generaci¨®n Z
Frost es la voz de la generaci¨®n Z en el Capitolio, una masa de votantes que los partidos se arriesgan a perder con esta operaci¨®n. No solo: si bien un 72% de los estadounidenses, seg¨²n el Pew Research Center, est¨¢ de acuerdo con una mayor regulaci¨®n del Gobierno sobre lo que las tecnol¨®gicas hacen con sus datos, una encuesta de AP fij¨® en febrero en un escueto 31% la parte que est¨¢ a favor de una prohibici¨®n de TikTok.
En un acto de la universidad de Georgetown, la influyente periodista tecnol¨®gica Kara Swisher trat¨® el jueves de tranquilizar a un par de centenares de estudiantes: ¡°Lo primero: chicos, TikTok no va a desaparecer¡±, les dijo. ¡°Vale demasiado como para dejarla morir. La cuesti¨®n es impedir el acceso a esos datos a Pek¨ªn, que est¨¢ metido en todas las empresas chinas, aunque [ByteDance] lo niegue y aduzca que tiene su sede en Singapur. ?Por qu¨¦ no iba el Partido Comunista a espiar si puede hacerlo? ?No har¨ªa lo mismo el Gobierno de Estados Unidos? Mucho mejor que un globo volando sobre nuestras cabezas¡±, afirm¨® en referencia al aparato que surc¨® el a?o pasado los cielos de Norteam¨¦rica y desat¨® otra crisis diplom¨¢tica entre las dos potencias, ¡°es tener 170 millones de centinelas metidos en nuestros tel¨¦fonos¡±. ¡°Es obvio que Mark Zuckerberg tambi¨¦n nos vigila, pero me siento m¨¢s segura si lo hace Facebook que TikTok¡±, a?adi¨® la periodista.
A Swisher, con todo, le preocupa m¨¢s el poder para la propaganda de TikTok que la amenaza a la seguridad nacional que pueda representar una app cuya descarga ya est¨¢ prohibida a funcionarios de casi todos los niveles de la Administraci¨®n de Estados Unidos, y tambi¨¦n en pa¨ªses como el Reino Unido o B¨¦lgica u organismos como la Comisi¨®n Europea o la OTAN. ¡°Es como si le di¨¦ramos la propiedad de todas las cadenas de televisi¨®n por cable a un Gobierno extranjero: el chino, para m¨¢s se?as¡±, advierte la experta. ¡°O peor, porque TikTok tiene m¨¢s poder que la CNN, la MSNBC y Fox News juntas¡±.
Si la ley sale adelante, ByteDance conf¨ªa en que a¨²n podr¨ªan tumbarla los tribunales estadounidenses, como pas¨® cuando Donald Trump trat¨® sin ¨¦xito en 2020 de meterle mano a la tecnol¨®gica china. Si fracas¨® entonces fue tambi¨¦n porque el entonces presidente no contaba con el apoyo del Congreso.
Pero aquello no fue del todo en balde: forz¨® a ByteDance a almacenar los datos de los usuarios estadounidenses en servidores situados en Texas y controlados por el gigante tecnol¨®gico Oracle. La compa?¨ªa china, que creci¨® enormemente en Estados Unidos durante la pandemia, tambi¨¦n lleva a?os en negociaciones con una agencia llamada Comit¨¦ de Inversi¨®n Extranjera en los Estados Unidos (CFIUS son sus siglas en ingl¨¦s), que vigila a las empresas que puedan suponer riesgos para la seguridad nacional. CFIUS dio a Grindr, aplicaci¨®n de citas gay, un ultim¨¢tum similar al de TikTok en 2019, y sus propietarios chinos optaron por venderla.
Trump est¨¢ ahora contra el cierre de TikTok porque teme que aumente, dice, el poder de Meta, tecnol¨®gica a la que considera ¡°el enemigo del pueblo¡± y es propietaria de WhatsApp, Instagram y Facebook, red social que expuls¨® al expresidente tras el asalto al Capitolio. Estos d¨ªas los medios estadounidenses han arrojado m¨¢s luz sobre ese cambio de parecer: resulta que Jeff Yass, uno de los donantes m¨¢s poderosos de su campa?a, es propietario del 15% de ByteDance. Y el candidato republicano a la Casa Blanca est¨¢ sopesando nombrarlo secretario del Tesoro si gana las elecciones en noviembre.
Llegados al punto de la venta forzada, el proyecto de ley dice que esta tendr¨ªa que cerrarse en un plazo de seis meses. Entre los nombres que barajan los expertos se encuentran algunas de las grandes tecnol¨®gicas de Silicon Valley. Steven Munchin, exsecretario del Tesoro con Trump, anunci¨® al d¨ªa siguiente de la votaci¨®n que est¨¢ reuniendo a un grupo de inversores para pujar. Seg¨²n CB Insights, ByteDance estaba en diciembre valorada que en 225.000 millones de d¨®lares (206.000 millones de euros), pero el precio de TikTok, cuya versi¨®n china se llama Douyin, no se sabe todav¨ªa, aunque algunas tasaciones hablan de 84.000 millones.
?Y el algoritmo?
As¨ª que no est¨¢ claro el cu¨¢nto, pero tampoco el qu¨¦. Swisher est¨¢ convencida de que si ByteDance finalmente vende se quedar¨¢ para s¨ª el gran arma secreta de TikTok: el algoritmo que ha transformado la cultura de internet y que logra que sus usuarios quieran siempre m¨¢s, entre otras cosas, porque para poder venderlo, necesita el permiso de Pek¨ªn. El proyecto legislativo que ahora pasa al Senado, donde su debate promete dilatarse mientras el l¨ªder de la mayor¨ªa, Chuck Schumer, a¨²n no ha decidido si forzar¨¢ una votaci¨®n, exige adem¨¢s a la nueva propiedad que corte cualquier ¡°relaci¨®n operativa¡± con ByteDance.
¡°Es poco probable que el Gobierno chino apruebe la transferencia o la concesi¨®n de licencias de ese algoritmo de inteligencia artificial¡±, opina Triolo. ¡°Tambi¨¦n lo es que nadie vaya a pagar lo que cuesta TikTok sin tener acceso a ese secreto. Y tampoco est¨¢ claro c¨®mo podr¨ªa transferirse esa tecnolog¨ªa, incluso si Pek¨ªn aprobara tal acuerdo, porque los ingenieros y desarrolladores est¨¢n en China. Recrear el algoritmo ser¨ªa dif¨ªcil, llevar¨ªa tiempo y habr¨ªa una incertidumbre significativa en torno a este proceso, lo que preocupar¨ªa a los inversores¡±.
Si, teniendo en cuenta todos esos condicionantes, una empresa estadounidense a¨²n estuviera interesada en comprar TikTok, operaci¨®n que David E. Sanger compar¨® en The New York Times con ¡°adquirir un Ferrari sin su famoso motor¡±, la otra gran inc¨®gnita es si los tiktokers fieles ser¨¢n a la versi¨®n made in America de la red social o si esta acabar¨¢ convertida en una reluciente carcasa abandonada.
Tampoco se sabe c¨®mo afectar¨ªa el nuevo algoritmo a las m¨¢s de siete millones de empresas que, seg¨²n sus propios datos, hacen negocio a trav¨¦s de TikTok. Algunas de ellas, un formidable negocio. El viernes, una portavoz de la compa?¨ªa envi¨® a este diario un enlace al perfil de Carlos Eduardo Espina, uno de los creadores de contenido llegados a Washington para presionar. En un video destacado en su perfil, explica en espa?ol cu¨¢nto dinero hizo en 2023 con las redes sociales, en las que se define como ¡°estudiante de derecho y activista por los derechos de los inmigrantes¡±: ingres¨® 1,28 millones de d¨®lares en total, 770.000 solo en TikTok. En otro clip, con el Capitolio de fondo, advierte a sus 8,8 millones de seguidores que los requisitos para la venta obligar¨ªan a cambiar la app ¡°dr¨¢sticamente¡±. ¡°Y entonces¡±, lamenta, ¡°no ser¨ªa la plataforma que conocemos y amamos¡±.
La compa?¨ªa no ofreci¨®, en cambio, respuesta a la petici¨®n de EL PA?S de un comentario sobre la campa?a lanzada para presionar a los senadores. Alentar a los tiktokers a inundar de llamadas airadas las l¨ªneas telef¨®nicas de sus representantes ha dado argumentos a sus cr¨ªticos. La ven como la demostraci¨®n definitiva (y tal vez involuntaria) de la enorme capacidad de TikTok para influir en la pol¨ªtica estadounidense en uno de los a?os m¨¢s decisivos de su historia reciente.
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