La impunidad tras la muerte de civiles pone en duda la voluntad de Israel de aclarar el ataque a World Central Kitchen
Las organizaciones de derechos humanos temen que, como en otras investigaciones, se trate de blanquear a los responsables o que la condena sea leve
Rachel Corrie ten¨ªa 23 a?os cuando una enorme excavadora militar Caterpillar D9R la embisti¨® en Rafah, en el sur de Gaza, el 16 de marzo de 2003 y la aplast¨® hasta la muerte con su pala, seg¨²n numerosos testigos. Despu¨¦s de arrollar a la activista, el conductor dio marcha atr¨¢s y le pas¨® de nuevo por encima. A¨²n respiraba cuando dijo: ¡°Creo que tengo la espalda rota¡±. Corrie, que trataba de evitar que el buld¨®cer destruyera una casa palestina, era estadounidense. Tambi¨¦n lo era uno de los siete cooperantes de la ONG World Central Kitchen (WCK) que el lunes perecieron cuando Israel atac¨® su convoy con tres misiles, seg¨²n el diario Haaretz, unas muertes que el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, ha definido como un ¡°error no intencionado¡± y cuyas circunstancias se ha comprometido a aclarar a trav¨¦s de una investigaci¨®n ¡°exhaustiva¡±.
Ese mismo adjetivo, ¡°exhaustiva¡±, fue el que utiliz¨® en 2003 el entonces primer ministro israel¨ª, Ariel Sharon, cuando prometi¨® al presidente George Bush indagar sobre la muerte de Corrie. M¨¢s de 20 a?os despu¨¦s, nadie ha rendido cuentas por el final que corri¨® la joven estadounidense.
En agosto de 2012, un tribunal israel¨ª exoner¨® al conductor de la excavadora y al ej¨¦rcito del pa¨ªs de cualquier responsabilidad en su muerte. Cuando los padres de la joven presentaron luego una demanda civil en Israel, otro tribunal culp¨® a la v¨ªctima de su propio fallecimiento, al asegurar que ella misma hab¨ªa provocado lo que defini¨® como ¡°un accidente¡±. Washington se limit¨® entonces a se?alar que la investigaci¨®n israel¨ª no hab¨ªa sido satisfactoria. La empresa estadounidense Caterpillar sigui¨® proporcionando al ej¨¦rcito de Israel excavadoras como la que mat¨® a la joven. En 2012, Amnist¨ªa Internacional subray¨® que la muerte de Corrie, una civil claramente identificada como tal ¡ªvest¨ªa un chaleco fluorescente naranja¡ª, a manos de militares israel¨ªes demostr¨® la ¡°constante de impunidad¡± que rodea los cr¨ªmenes cometidos por el ej¨¦rcito de ese pa¨ªs contra civiles.
Ese y otros precedentes hacen temer ahora a activistas de derechos humanos que tambi¨¦n las muertes de los cooperantes de WCK queden impunes. ¡°No sabemos qu¨¦ va a pasar, pero, en l¨ªneas generales, tememos que la investigaci¨®n acabe con un blanqueo [de los responsables]¡±, afirma Sarit Michaeli, jefa de incidencia internacional de la organizaci¨®n de derechos humanos israel¨ª B¡¯Tselem. Esta activista se?ala que bas¨¢ndose en la ¡°experiencia¡± de su organizaci¨®n, incluso en los casos infrecuentes en los que hay rendici¨®n de cuentas por la muerte de civiles a manos de militares, esta se produce a un ¡°nivel muy bajo¡±. Alude a quien aprieta el gatillo o dispara el dron, y ¡°nunca a los niveles altos de quienes deciden, por ejemplo, c¨®mo Israel tiene que usar su potencia de fuego en Gaza¡±.
Otros casos del pasado apuntalan este temor. El 2 de mayo de 2003, el realizador brit¨¢nico de 34 a?os James Miller muri¨® tiroteado por un francotirador israel¨ª en el campo de refugiados de Rafah mientras grababa un documental de nombre prof¨¦tico Muerte en Gaza. Un estudio de la polic¨ªa de Londres determin¨® que la bala en el cuello que lo mat¨® era del mismo tipo que usa el ej¨¦rcito de Israel. La Fiscal¨ªa brit¨¢nica pidi¨® que se procesara al soldado que dispar¨®. Israel hizo caso omiso de esa petici¨®n.
Poco antes, el 11 de abril, otro activista, tambi¨¦n brit¨¢nico, Tom Hurndall, de 21 a?os, recibi¨® un balazo en la cabeza cuando trataba de proteger de los disparos de un soldado a unos ni?os de Gaza, igualmente en Rafah. La investigaci¨®n israel¨ª culp¨®, tambi¨¦n en esta ocasi¨®n, a la v¨ªctima de su propia muerte, que tild¨® de ¡°accidente¡±, asegurando que el joven ejerc¨ªa de ¡°escudo humano¡± de militantes palestinos.
En este caso, el francotirador s¨ª fue condenado, a ocho a?os y medio de c¨¢rcel, de los que cumpli¨® seis y medio. En el juicio, el militar arguy¨® que el ej¨¦rcito de Israel ten¨ªa como pol¨ªtica disparar a civiles desarmados. La familia Hurndall no logr¨® que se aclarara si este soldado, un palestino con ciudadan¨ªa israel¨ª, obedec¨ªa ¨®rdenes.
Brecha entre la imagen y la realidad
¡°La b¨²squeda de una investigaci¨®n imparcial por parte de la familia Hurndall muestra claramente la brecha que existe entre la imagen de [estar llevando a cabo] investigaciones que ofrece la unidad de relaciones p¨²blicas del ej¨¦rcito israel¨ª y la realidad¡±, dictamin¨® en 2005 un informe de Human Rights Watch (HRW) titulado Promoviendo la impunidad.
HRW obtuvo una copia en ingl¨¦s del resumen de la investigaci¨®n israel¨ª sobre el tiroteo en el que muri¨® el activista. ¡°M¨¢s de la mitad¡± de sus p¨¢ginas se consagraba a estad¨ªsticas sobre ¡°ataques palestinos, t¨²neles utilizados para el contrabando¡± y cr¨ªticas a la organizaci¨®n de la que formaba parte el joven, argumentos similares a los desplegados por Israel durante la actual guerra de Gaza para justificar los ataques a civiles.
No por ello HRW conclu¨ªa que el ej¨¦rcito israel¨ª hab¨ªa cubierto las muertes de civiles extranjeros con una opacidad mayor de lo que acostumbra. Todo lo contrario. ¡°Los incidentes en los que las fuerzas israel¨ªes han matado a occidentales se investigan con m¨¢s frecuencia que las muertes de civiles palestinos. Esto se debe en parte a que las Fuerzas de Defensa de Israel y el Gobierno israel¨ª son muy sensibles al impacto medi¨¢tico de tales asesinatos. Tambi¨¦n a que las familias de las v¨ªctimas tienen mayor acceso a recursos financieros, medi¨¢ticos y t¨¦cnicos¡±.
M¨¢s recientemente, en 2022, Israel dio carpetazo a la muerte en Yen¨ªn (Cisjordania) de la periodista palestinoestadounidense de Al Jazeera Shireen Abu Akleh defini¨¦ndola como un ¡°error¡±. Las autoridades israel¨ªes solo reconocieron la autor¨ªa de sus militares una vez que los v¨ªdeos y las investigaciones de Naciones Unidas y EE UU la demostraron inequ¨ªvocamente. El soldado que mat¨® a la periodista de un balazo en la cabeza tampoco ha sido juzgado. Previamente, Israel hab¨ªa atribuido el disparo a militantes palestinos.
¡°Lo que diferencia el caso de los siete trabajadores de WCK muertos el lunes¡±, recalca la activista de B¡¯Tselem, es que ¡°no se trata de palestinos¡±. Cuando un militar israel¨ª mata a un civil extranjero, ¡°hay algo m¨¢s de escrutinio medi¨¢tico, y de voluntad de Israel de reconocer un error, mientras que con los palestinos normales y corrientes de Gaza, el hecho de que ellos, o sus madres, sean asesinados solo tiene como consecuencia que Israel los defina como terroristas¡±, subraya Michaeli.
Los datos de otra ONG israel¨ª de derechos humanos, Yesh Din, confirman que cuando un militar o un civil israel¨ª mata a un palestino muchas veces ni siquiera se investiga lo sucedido. En diciembre de 2022, antes de la guerra de Gaza, solo 11 casos, el 4,4% de las 248 investigaciones abiertas por ataques a palestinos y sus propiedades entre 2017 y 2021, desembocaron en la apertura de causas judiciales. En las escasas ocasiones en las que un militar o un colono israel¨ª se sienta en el banquillo por matar o herir a un palestino, las condenas son extremadamente leves, denuncia Yesh Din.
En 2016, B¡¯Tselem divulg¨® un v¨ªdeo en el que se ve¨ªa a un militar matando de un tiro en la cabeza a un palestino herido e inm¨®vil en el suelo que supuestamente hab¨ªa tratado antes de apu?alar a otro soldado. El militar que apret¨® el gatillo no hab¨ªa sido inculpado, pero esas im¨¢genes que se hicieron virales provocaron que fuera detenido y procesado. Solo estuvo nueve meses en prisi¨®n. Cuando fue liberado, decenas de personas lo recibieron como un h¨¦roe.
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