El par¨®n de ONG vitales tras el ataque a los cooperantes deja a Gaza m¨¢s cerca de la hambruna
La suspensi¨®n de actividades de World Central Kitchen y Anera hace temer un efecto cascada en otras organizaciones que trabajan en la Franja
El Jennifer, uno de los cuatro barcos operados por la ONG estadounidense World Central Kitchen (WCK) y por la espa?ola Open Arms, hab¨ªa llegado el lunes por la ma?ana desde Chipre y atracado frente al espig¨®n que sus colaboradores locales en Gaza construyeron en marzo con los escombros de los bombardeos israel¨ªes. A bordo, llevaban m¨¢s de 300 toneladas de alimentos, entre ellos, uno de gran significado simb¨®lico para los musulmanes en Ramad¨¢n: los d¨¢tiles, lo primero que comen al ponerse el sol, cuando se rompe el ayuno con el iftar. Pero cuando solo hab¨ªan descargado unas 100 toneladas, tuvieron que zarpar de nuevo, llev¨¢ndose otra vez consigo gran parte de la comida. Tres misiles israel¨ªes acababan de matar a siete cooperantes de WCK, cuatro de ellos occidentales.
En el comunicado en el que confirm¨® la muerte de sus siete trabajadores, la organizaci¨®n fundada por el cocinero hispano-estadounidense Jos¨¦ Andr¨¦s anunci¨® tambi¨¦n la suspensi¨®n de todas sus actividades en Gaza. A este anuncio sigui¨® al d¨ªa siguiente, el martes, uno an¨¢logo de otra ONG: Anera. Este jueves, otra organizaci¨®n tambi¨¦n estadounidense, Project Hope, asegur¨® estar ¡°evaluando la seguridad de su personal¡±, despu¨¦s de suspender su trabajo durante tres d¨ªas.
La pausa en la ayuda humanitaria de estas ONG ha hecho temer que otras organizaciones sigan su ejemplo en un momento en el que Gaza est¨¢ sumida en una cat¨¢strofe humana y donde el agua y la comida llegan con cuentagotas a causa de las restricciones israel¨ªes, sobre todo en el norte.
Israel ha anunciado este viernes que abrir¨¢ el paso fronterizo de Erez, en el norte de Gaza, y permitir¨¢ que la ayuda humanitaria llegue, aunque solo de forma temporal, al puerto de Ashdod, a 30 kil¨®metros del enclave palestino. Tambi¨¦n se ha comprometido a incrementar los suministros que penetran en el enclave a trav¨¦s del paso meridional de Kerem Shalom. Esta decisi¨®n, que las ONG y la ONU llevaban meses reclamando en vano, llega despu¨¦s de que el presidente de EE UU, Joe Biden, advirtiera la v¨ªspera por tel¨¦fono al primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, de que el apoyo de su pa¨ªs depender¨¢ de las medidas que Israel adopte para proteger a los civiles.
Tanto el uso del cercano puerto de Ashdod, como la apertura de Erez, podr¨ªan aliviar la grave cat¨¢strofe humana que sufre Gaza, siempre que Israel permita la entrada de una cantidad significativa de ayuda humanitaria. Sobre todo porque hasta ahora, la regi¨®n septentrional, en la que se sit¨²a ese puesto fronterizo, es donde m¨¢s azota una hambruna que, ya en marzo, se defin¨ªa como ¡°inminente¡± por parte de las organizaciones internacionales. Al menos la mitad de los gazat¨ªes sufre de una carencia extrema de alimentos. Esa situaci¨®n especialmente grave en esa mitad del territorio se remite a la negativa de Israel, con escasas excepciones, de permitir el acceso de los camiones con comida de las organizaciones humanitarias.
Seg¨²n un comunicado de la ONU del 20 de marzo, en las dos primeras semanas del mes pasado, Israel solo dio permiso para entrar en el norte de la Franja a 11 de los 24 convoyes con alimentos que las organizaciones internacionales trataron de introducir en esa regi¨®n. El resto ¡°fueron denegados o aplazados¡±. Entre los veh¨ªculos que obtuvieron esa autorizaci¨®n, varios pertenec¨ªan a WCK. Naciones Unidas calcula que en el norte de Gaza subsisten a duras penas 300.000 personas ¡ª de una poblaci¨®n de 2,2 millones¡ª de las que al menos 210.000 est¨¢n a punto de sufrir una hambruna o la sufren ya. V¨ªdeos divulgados en redes sociales y periodistas palestinos han mostrado a sus habitantes preparando sopas con hierba o fabricando pan con pienso para animales, que, en algunos casos, es t¨®xico para los seres humanos.
Adem¨¢s, el 25 de marzo, las autoridades israel¨ªes vetaron la entrada en la regi¨®n septentrional de los camiones del principal actor humanitario del territorio: la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA). Quienes viven m¨¢s arriba del r¨ªo Gaza, que parte la Franja en dos, se vieron as¨ª privados del reparto de harina de la agencia, del que hasta marzo se hab¨ªan beneficiado m¨¢s de 1.800.000 gazat¨ªes. Los alimentos distribuidos por UNRWA representaban el 50% de toda la comida que llegaba al norte, seg¨²n la ONU.
Ese veto de Israel a la UNRWA fue un paso m¨¢s en la campa?a en contra de la agencia de las autoridades israel¨ªes, que la acusan de estar infiltrada por Ham¨¢s, aunque sin aportar pruebas de ello. Esa recriminaci¨®n motiv¨® que 16 pa¨ªses suspendieran su financiaci¨®n, aunque varios de ellos ¡ªCanad¨¢, Francia, Australia, Jap¨®n y la Uni¨®n Europea, entre otros¡ª la han restablecido.
Con los fondos de la UNRWA mermados y la agencia sin posibilidad de acceder a la mitad de Gaza, el papel asumido por organizaciones que reparten alimentos como WCK y Anera hab¨ªa ido adquiriendo un peso crucial. A mediados de marzo, la ONG del chef Jos¨¦ Andr¨¦s asegur¨® haber distribuido en el norte del enclave casi 200 toneladas de alimentos. El 1 de marzo, WCK particip¨® en un lanzamiento a¨¦reo de 500 pal¨¦s de comida y medicamentos en esa regi¨®n. Una de las cocinas comunitarias de Anera est¨¢ situada en la localidad septentrional de Yabalia.
En toda Gaza, en los casi seis meses que dura la guerra, WCK ha gestionado 60 cocinas comunitarias en el centro y el sur del territorio. En ellas se han servido al menos 43 millones de comidas. En el caso de Anera, adem¨¢s de la cocina de Yabalia, la organizaci¨®n dispon¨ªa de otras seis instalaciones de ese tipo en las localidades meridionales de Rafah y Jan Yunis. Anera ha distribuido m¨¢s de 23 millones de comidas, 150.000 al d¨ªa, recuerda por tel¨¦fono desde Estados Unidos su presidente Sean Carroll.
Garant¨ªas
Carroll no oculta su tristeza por haber tenido que tomar una decisi¨®n que define como ¡°lo peor¡±. Su organizaci¨®n se ha visto obligada, asegura, a ¡°elegir entre seguir dando de comer a personas muertas de hambre o proteger a sus trabajadores y a los propios beneficiarios¡±. Afirma que si sus cooperantes sufren un ataque, ¡°tambi¨¦n pueden morir¡± las personas a quienes tratan de ayudar. El presidente de la ONG a?ade luego que sus equipos ¡°est¨¢n deseando volver al trabajo¡±. Y concluye: ¡°Lo ¨²nico que pedimos es que Israel nos d¨¦ alguna garant¨ªa de que no nos va a atacar¡±. Este trabajador humanitario considera que la llamada entre Biden y Netanyahu ¡°podr¨ªa ser muy importante¡± para obtener ese compromiso.
En Gaza trabajan 23 agencias u organismos del sistema de Naciones Unidas y decenas de ONG internacionales, adem¨¢s de otras muchas m¨¢s locales, pero la ayuda alimentaria de WCK, de Anera y ¡ªen el norte¡ª de UNRWA son dif¨ªcilmente reemplazables.
La semana pasada, el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU dict¨® nuevas medidas cautelares contra Israel, inst¨¢ndole a permitir ¡°sin demora¡± la entrada de ayuda humanitaria a Gaza, incluyendo la comida. Acatar esa orden en lo material ser¨ªa f¨¢cil, si no fuera porque Israel sigue haciendo caso omiso de peticiones de ese tipo, que las organizaciones internacionales no dejan de hacer.
En marzo, James Elder, portavoz de Unicef, que visit¨® la Franja durante unos d¨ªas, record¨® c¨®mo, en el lado egipcio del paso de Rafah, en la frontera con Gaza, largu¨ªsimas filas de camiones cargados con comida esperaban el permiso israel¨ª. Otra agencia de la ONU que tambi¨¦n trabaja en Gaza, el Programa Mundial de Alimentos, ha reiterado en varias ocasiones que dispone de reservas de alimentos suficientes para dar de comer sin problemas a los m¨¢s de dos millones de gazat¨ªes, una vez que Israel abra las puertas del enclave palestino ocupado.
Mientras, en el norte de Gaza, deplora la ONU, uno de cada tres ni?os menores de dos a?os sufre ya la forma m¨¢s aguda de desnutrici¨®n grave: la emaciaci¨®n, que se alcanza cuando el cuerpo est¨¢ tan consumido que pierde la capacidad de absorber los nutrientes. Muchas veces, es irreversible.
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