¡°C¨®mo supe lo que pas¨® en Tiananm¨¦n¡±: El silencio impera en China 35 a?os despu¨¦s de la matanza
Pek¨ªn ha logrado, a trav¨¦s de una dur¨ªsima campa?a de represi¨®n y censura, que la poblaci¨®n evite hablar de uno de los cap¨ªtulos m¨¢s negros de su historia reciente
Wang Wei recuerda que no pod¨ªa apartar la vista de la pantalla del televisor el 4 de junio de 1989, cuando ten¨ªa cinco a?os. ¡°No entend¨ªa nada, pero es uno de esos recuerdos que no se borran¡±, rememora este espa?ol de origen chino que prefiere no dar su nombre real. ¡°Me sorprendi¨® mucho, porque era la primera vez que ve¨ªa tantos asi¨¢ticos en el telediario. Mis padres [chinos emigrantes] estaban muy pendientes, aunque no estoy seguro de que entendieran lo que los periodistas dec¨ªan¡±, apunta. ¡°Nunca he hablado con mi familia de lo que ocurri¨® en Tiananm¨¦n¡±, confiesa Wang, mientras sus palabras se funden con la m¨²sica estridente que suena en un bar de Pek¨ªn, donde reside desde hace m¨¢s de una d¨¦cada.
Este martes se cumplen 35 a?os del episodio m¨¢s sangriento de la historia reciente de China, la masacre en los alrededores de la plaza de Tiananm¨¦n con la que el ej¨¦rcito puso fin a seis semanas de manifestaciones que reclamaban reformas, medidas contra la corrupci¨®n, libertad de prensa y, en ¨²ltima instancia, democracia. Las im¨¢genes de tanques y soldados abriendo fuego contra el pueblo en la noche del 3 al 4 de junio de 1989 dieron la vuelta al mundo gracias a que decenas de enviados especiales se encontraban en Pek¨ªn para cubrir la visita por aquellos d¨ªas del entonces l¨ªder sovi¨¦tico Mija¨ªl Gorbachov. M¨¢s de tres d¨¦cadas despu¨¦s, el n¨²mero de v¨ªctimas a¨²n se desconoce ¡ªlos c¨¢lculos oscilan entre centenares y varios miles¡ª y el Partido Comunista nunca ha admitido responsabilidades. Todo lo contrario: la ¨²nica explicaci¨®n es el m¨¢s absoluto silencio.
Tiananm¨¦n es el mayor tab¨² dentro de China y del que pocos se atreven a hablar. Los que lo hacen, como los entrevistados para este reportaje, piden que se respete su anonimato y se utilicen pseud¨®nimos. El Gobierno ha logrado, a trav¨¦s de una dur¨ªsima campa?a de arrestos y represi¨®n que se extendi¨® durante los a?os posteriores a la matanza, tapar por completo su recuerdo, con el objetivo de que, eventualmente, caiga en el olvido. Muchos j¨®venes solo tienen una vaga idea del incidente y algunos lo ignoran por completo.
Li Hua ten¨ªa cuatro a?os durante la primavera de 1989, cuando cientos de miles de estudiantes y trabajadores en varias ciudades reclamaban una mayor apertura pol¨ªtica. Las reminiscencias son muy borrosas para esta pequinesa. No obstante, asegura recordar unos d¨ªas en los que ¡°los mayores hablaban muy bajito¡±. ¡°Me cuidaba mi abuelo, y no me llev¨® a la guarder¨ªa ni a jugar a la calle¡±, evoca. ¡°En mi familia ese tema no se ha tratado nunca. Me enter¨¦ cuando estaba en el instituto, por otros compa?eros. Entonces, empec¨¦ a hilar¡±, murmura mientras pasea por una calle muy concurrida de la capital. ¡°Los chinos sabemos lo que pas¨®, pero no nos atrevemos a decirlo¡±, enfatiza.
¡°Me frustra tener la certeza casi absoluta de que el Gobierno conseguir¨¢ eliminarlo por completo del ideario colectivo¡±, expresa, conmocionada. Li reside en Europa y est¨¢ de vuelta en China por vacaciones. En su opini¨®n, su pa¨ªs natal ¡°solo retrocede¡± en cuestiones relacionadas con la libertad. ¡°Y la cosa ir¨¢ a peor¡±, se atreve a vaticinar. ¡°Creo que los j¨®venes no entienden el verdadero trasfondo [de Tiananm¨¦n]. Y me preocupa que les d¨¦ igual. Muchos creen que son conspiraciones, porque se les est¨¢ educando desde ni?os con valores muy nacionalistas¡±, critica.
A contracorriente de la ola democratizadora que se produjo en la mayor parte del bloque comunista tras la ca¨ªda del tel¨®n de acero, tambi¨¦n en 1989, China reforz¨® despu¨¦s de Tiananm¨¦n la seguridad interna, con la intenci¨®n de arrancar de ra¨ªz cualquier atisbo de movilizaci¨®n masiva contra el Gobierno.
Pero, al mismo tiempo que impuso una pol¨ªtica de castigo, apost¨® por una liberalizaci¨®n econ¨®mica que aument¨® la riqueza e impuls¨® la modernizaci¨®n. A trav¨¦s de aquella estrategia de palo y zanahoria, el Partido ha logrado legitimar su permanencia en el poder e intenta convencer a las bases de que hizo lo correcto. La econom¨ªa china, que en 1989 ocupaba el und¨¦cimo puesto del ranking mundial, es ahora la segunda m¨¢s grande del planeta. China es, adem¨¢s, un tit¨¢n tecnol¨®gico y militar, y una pieza clave en el complejo tablero geopol¨ªtico global, capaz de rivalizar con Estados Unidos.
Todo ello lo ha conseguido mientras aplica uno de los reg¨ªmenes de censura m¨¢s estrictos del mundo y, como denuncian organizaciones defensoras de derechos humanos, merma las libertades de su poblaci¨®n mediante sanciones penales, acoso, intimidaci¨®n y uso de tecnolog¨ªa y vigilancia.
Sun Ning tiene la misma edad que Li Hua (39 a?os), pero naci¨® en Dongbei, la regi¨®n nororiental que se corresponde con la hist¨®rica Manchuria. No tuvo constancia de lo acontecido en Tiananm¨¦n hasta su etapa universitaria, cuando visit¨® en el sur a un amigo que estudiaba Bellas Artes. ¡°Los estudiantes de arte eran mucho m¨¢s amplios de miras que los de otras especialidades y ten¨ªan acceso a informaci¨®n que yo no ten¨ªa¡±, explica Sun. ¡°Est¨¢bamos en su habitaci¨®n de la residencia, ser¨ªamos unos seis o siete¡±, detalla. ¡°Uno de ellos nos mostr¨® un v¨ªdeo con im¨¢genes del ej¨¦rcito entrando en Tiananm¨¦n. Nos quedamos callados, como cuando sabes que est¨¢s haciendo algo que tus padres te han prohibido, pero no lo comentamos. De adolescente me hab¨ªa llegado algo, pero siempre envuelto en secretismo¡±, desarrolla Sun.
¡°No quiero que pienses que soy fr¨ªa. Es inimaginable que un Gobierno ordene matar a su pueblo, pero este lo hizo. Cruzada esa l¨ªnea roja, sabes que es capaz de cualquier cosa. Por eso no nos queda otra que mantener un perfil bajo¡±, apostilla, mientras el chisporroteo de las brasas en un restaurante pekin¨¦s de barbacoa devora su discurso.
Sun y Li son categ¨®ricas en sus posturas, y esperan que ¡°alg¨²n d¨ªa, se rindan cuentas¡±. Pero m¨¢s esc¨¦pticos se muestran los entrevistados m¨¢s j¨®venes que accedieron a hablar con EL PA?S. ¡°Son solo rumores¡±, comienza diciendo Liu Hao, de 26 a?os. ¡°No creo que nadie, excepto los que estuvieron all¨ª, sepa realmente lo que pas¨®¡±, prosigue. Aunque admite que a ¨¦l se lo cont¨® su padre cuando era peque?o ¡ªsu progenitor ten¨ªa 17 a?os cuando se iniciaron las revueltas¡ª y que ¡°todos los chinos que tengan amigos occidentales y VPN saben que algo ocurri¨®¡±, duda de las versiones que se publican en medios extranjeros o en ¡°posts de Instagram¡±.
Por su parte, Yang Tao, de 23, afirma que fue tras enterarse de Tiananm¨¦n (en bachillerato, por un compa?ero) cuando se dio cuenta de que ¡°hay muchos temas censurados en la red china¡±. ¡°Los contenidos [pol¨ªticos] son cada vez m¨¢s limitados¡±, opina, ¡°por eso, la gente de mi edad y los adolescentes est¨¢n muy influidos por el mensaje oficial¡±. Considera que su generaci¨®n es ¡°cr¨ªtica cuando hay que serlo¡±, y pone de ejemplos ¡°las medidas anticovid¡± o ¡°la falta de oportunidades laborales¡±. Pero a?ade: ¡°No nos inmiscuimos en pol¨ªtica¡±.
La influencia de Pek¨ªn ya llega m¨¢s all¨¢ de la parte continental. Hong Kong, que durante tres d¨¦cadas hab¨ªa servido de lugar seguro para conmemorar pac¨ªficamente el aniversario de Tiananm¨¦n, ha vetado desde 2020 la celebraci¨®n de su tradicional vigilia en recuerdo de las v¨ªctimas. China impuso en 2020 sobre el territorio semiaut¨®nomo la draconiana Ley de Seguridad Nacional con la intenci¨®n de desactivar la disidencia y, el pasado marzo, en una se?al de lealtad, el Gobierno hongkon¨¦s promulg¨® la suya propia. El 28 y 29 de mayo, la polic¨ªa hongkonesa arrest¨® a siete personas en virtud de esa normativa por supuestos ¡°mensajes sediciosos¡± relacionados con una ¡°pr¨®xima fecha sensible¡±, seg¨²n denuncian grupos de activistas.
Human Rights Watch ha se?alado en la v¨ªspera del aniversario que varias personas ¡°que intentan honrar la memoria de las v¨ªctimas¡± se encuentran ¡°encarceladas o bajo vigilancia¡±. Entre ellas, destacan Xu Guang, uno de los l¨ªderes de las protestas de 1989, condenado en abril a cuatro a?os de c¨¢rcel tras exigir en 2022 que el Gobierno reconociera la masacre. Seg¨²n varios informes, Xu fue torturado, encadenado y maltratado durante su detenci¨®n. Por su parte, las Madres de Tiananm¨¦n han comunicado que Zhan Xianling, una de las fundadoras de este grupo que lucha contra el olvido oficial, tiene guardias de seguridad a las puertas de su casa. En una situaci¨®n similar est¨¢n Pu Zhiqiang, que represent¨® a los estudiantes de Tiananmen, y Ji Feng, uno de los l¨ªderes de las protestas de 1989 en Guizhou.
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