De Al Julani a se?or Al Shara: las diferentes caras del nuevo l¨ªder de Siria
El l¨ªder del grupo salafista HTS se ha impuesto a todas las facciones rivales tras romper con el ISIS y Al Qaeda y es definido por quienes lo conocen como una persona de gran inteligencia, ambici¨®n y oportunismo
¡°La guerra es aquello que sab¨¦is y probasteis / no un cuento adornado y vago. / Si la atizas, arder¨¢ [¡] te har¨¢ polvo como el molino en su tolva¡±. A finales de diciembre, en un encuentro con activistas y periodistas, Ahmed al Shara recitaba estos versos del poeta preisl¨¢mico Zuhair (siglo VI), algo que no suele casar con la imagen de un integrista isl¨¢mico. Es la misma persona que, no hace tanto, bajo su nombre de guerra, Abu Mohamed al Julani, instru¨ªa a sus combatientes: ¡°O vivimos bajo la ley del islam o vivimos bajo la ley de los infieles¡±. Y que ha nombrado como ministro interino de Justicia a Shadi al Waisi, un estrecho colaborador que en el pasado supervis¨® la ejecuci¨®n de mujeres acusadas de prostituci¨®n.
Al Shara no tiene ning¨²n cargo oficial en la nueva Siria, aparte de ser el l¨ªder de Hayat Tahrir al Sham (HTS), el grupo islamista que encabez¨® la reciente ofensiva que derroc¨® al r¨¦gimen de Bachar el Asad, pero nadie duda de que es el nuevo hombre fuerte del pa¨ªs, una suerte de presidente de facto al que acuden, cada d¨ªa, delegaciones de los m¨¢s diversos grupos profesionales, ¨¦tnicos o religiosos de Siria, as¨ª como enviados de Turqu¨ªa, EE UU, la UE o los pa¨ªses ¨¢rabes. ¡°Es un tipo listo. Quienes se han reunido con ¨¦l est¨¢n bastante impresionados¡±, explica a EL PA?S Aaron Zelin, analista del Washington Institute especializado en yihadismo.
Las fuentes consultadas definen a Al Shara como un hombre de gran inteligencia, mucho carisma y ambici¨®n. Lo que sigue siendo un misterio es qu¨¦ planes se esconden tras su enigm¨¢tica mirada: ?es el hombre culto que recita poemas, promete respeto a todas las confesiones y ha colgado el fusil, o sigue siendo el islamista radical que estuvo vinculado a Al Qaeda?
Poco antes de su entrada triunfal en Damasco, Al Julani abandon¨® el nombre de guerra que lo hab¨ªa acompa?ado durante dos d¨¦cadas, un nombre que hace referencia a los Altos del Gol¨¢n sirios, de donde su familia huy¨® en 1967 tras la ocupaci¨®n israel¨ª. Ahora se presenta con su nombre real: Ahmed Husein al Shara. ¡°Es una persona que ha vivido una gran transformaci¨®n ideol¨®gica desde el inicio del levantamiento en Siria. Ha mostrado una y otra vez que es el personaje m¨¢s oportunista, pragm¨¢tico y adaptable del conflicto¡±, explica Orwa Ajjoub, acad¨¦mico sirio de la Universidad de Malm? (Suecia) experto en yihadismo.
De entre los l¨ªderes militares de la mir¨ªada de facciones que han participado en los m¨¢s de 13 a?os de guerra en Siria, es uno de los pocos que ha sobrevivido a un conflicto que ¨Den el campo de batalla, en bombardeos y en maquinaciones dentro de los propios grupos combatientes¨D se ha cobrado la vida de veteranos yihadistas que antes hab¨ªan combatido en Afganist¨¢n, Chechenia e Irak. Al contrario que otros de su cuerda ideol¨®gica, movidos por la idea del martirio, Al Julani ¡°no quiere morir, quiere gobernar¡±, opina Ajjoub: ¡°Busca reservarse un asiento en el futuro de Siria¡±.
La v¨ªa a la yihad
Al Shara se crio en una familia de clase media alta. Su padre, un admirador del panarabismo naserista, trabaj¨® como asesor del Gobierno sirio en temas de petr¨®leo y abri¨® varios negocios. Un antiguo compa?ero de escuela, citado por el medio digital Middle East Eye, recuerda al peque?o Ahmed al Shara como ¡°un ni?o delgado, ordenado y estudioso¡±. A medida que crec¨ªa fue desarrollando cierto sentimiento de rebeld¨ªa, quiz¨¢s porque pese a su estatus no era totalmente aceptado por la elite damascena por su condici¨®n de desplazado del Gol¨¢n. O, a?ade la misma publicaci¨®n, por un amor¨ªo con una chica alau¨ª ¨Dla minor¨ªa chi¨ª a la que pertenecen los El Asad¨D truncado por la oposici¨®n de ambas familias.
?l mismo, en una larga entrevista concedida a la cadena estadounidense PBS en 2021, afirm¨® que sus primeras ideas pol¨ªticas estuvieron influidas por la Segunda Intifada Palestina (2000-2005) y el 11-S (2001). Derrotada la ideolog¨ªa panarabista que profesaba su padre, al convertirse en justificaci¨®n de terribles dictaduras como las de Siria o Irak, el modo de vehicular su incipiente apetito pol¨ªtico lo encontr¨® en el islamismo. Empez¨® a asistir a sermones en secreto y, en 2003, cruz¨® la frontera hacia Irak para luchar contra la ocupaci¨®n estadounidense (en una ruta promovida por el propio Gobierno sirio para librarse de eventuales yihadistas locales y atacar a Estados Unidos). El joven Al Shara se convirti¨® en Al Julani y se uni¨® a Al Qaeda, cuyas brutales t¨¢cticas convirtieron la resistencia al invasor en una guerra sectaria.
Aunque la informaci¨®n sobre sus actividades en Irak es fragmentaria, se han alzado voces desde aquel pa¨ªs exigiendo que rinda cuentas por sus posibles cr¨ªmenes en la ¨¦poca. ¡°Para las comunidades victimizadas por el terrorismo islamista causa estupor¡±, afirma el activista yazid¨ª Mirza Dinnayi, exasesor del presidente iraqu¨ª: ¡°Al Julani ha dicho que no aceptaba los ataques del Estado Isl¨¢mico y Al Qaeda contra los civiles en Irak. Pero es indispensable que haya justicia transicional en la que cada individuo de estos grupos fan¨¢ticos se haga responsable de lo que hizo en el pasado. La impunidad es lo m¨¢s horrible¡±.
Al Julani pas¨® parte de este periodo iraqu¨ª en el infame Camp Bucca estadounidense, un centro de internamiento que sirvi¨® para alumbrar a una nueva generaci¨®n de yihadistas, incluido Abubaker al Bagdadi, quien se proclamar¨ªa califa del autodenominado Estado Isl¨¢mico (ISIS, por sus siglas en ingl¨¦s). All¨ª, Al Julani dedic¨® su tiempo a hacer contactos y elaborar una estrategia para exportar la yihad a Siria. Tras ser liberado, convenci¨® a Al Bagdadi de que le diese dinero, armas y hombres para hacerlo.
Su expansi¨®n en Siria al inicio de la revuelta contra el r¨¦gimen de El Asad, bajo el pabell¨®n del Frente al Nusra, fue un ¨¦xito militar. Sus despiadados atentados y ataques le hicieron ganar territorio y su mayor disciplina frente a otros grupos le granje¨® cierto apoyo popular, tanto que en 2013, Al Bagdadi, celoso de su antiguo pupilo, orden¨® subsumir el Frente al Nusra en su nuevo proyecto: el Estado Isl¨¢mico de Irak y el Levante. Al Julani, que no guarda buena opini¨®n de Al Bagdadi (¡°No era muy competente al analizar situaciones¡±), desafi¨® la decisi¨®n, jur¨® lealtad directa al emir de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, y desat¨® una guerra entre las dos mayores organizaciones yihadistas del momento.
¡°Es un hombre astuto, de dos caras¡±, resaltaba un alto cargo del ISIS en un informe sobre Al Julani dirigido a Al Bagdadi, que cita la revista New Lines: ¡°No le importa la religi¨®n de sus soldados y est¨¢ dispuesto a sacrificar su sangre para hacerse un nombre en los medios de comunicaci¨®n. [Su rostro] se ilumina cuando oye que mencionan su nombre en los canales por sat¨¦lite¡±.
Apenas tres a?os despu¨¦s, en 2016, Al Julani abjur¨® tambi¨¦n de Al Qaeda y, al poco, form¨®, junto a otros grupos rebeldes islamistas, Hayat Tahrir al Sham (HTS), dejando claro que su ¨²nico objetivo era la lucha en Siria y que no usar¨ªa el pa¨ªs para promover atentados en el exterior. ¡°La Coalici¨®n Internacional [liderada por EE UU] estaba acabando con el ISIS y se dio cuenta de que Al Qaeda no pod¨ªa sobrevivir en Siria¡±, sostiene Ajjoub.
Arrinconado en el noroeste de Siria por la expansi¨®n de las milicias kurdas ¨Dsostenidas por Washington¨D y del r¨¦gimen ¨Dapoyado por la aviaci¨®n de Rusia y tropas iran¨ªes¨D, Al Julani cre¨® su basti¨®n en la provincia de Idlib, enfoc¨¢ndose, por un lado, en la creaci¨®n de instituciones que garantizasen un m¨ªnimo de estabilidad y posibilidad de supervivencia a sus millones de habitantes (la mayor¨ªa desplazados por el conflicto) y, por otro, acabando de manera implacable con el resto de facciones rivales, bien coopt¨¢ndolas, bien luchando contra ellas, incluidos grupos vinculados a sus antiguos camaradas de Al Qaeda, a la vez que, gracias a su carisma, lograba convencer a sus combatientes de que le siguiesen en este proceso de transformaci¨®n.
Seg¨²n Ajjoub, este cambio estrat¨¦gico implic¨® compartir informaci¨®n de inteligencia sobre grupos yihadistas con Occidente ¨Da trav¨¦s de Ankara¨D, algo que nunca ha reconocido HTS, pero que recientemente dio a entender el ministro de Exteriores turco. No en vano, en el territorio bajo control de Al Julani fueron ejecutados por EE UU tanto Al Bagdadi, en 2019, como su sucesor, Ibrahim al Quraishi, en 2022, y, un a?o despu¨¦s, un poco m¨¢s al norte, Turqu¨ªa acab¨® con otro de los sucesores al frente de la organizaci¨®n terrorista. ¡°Tiene un gran instinto de supervivencia, sabe moverse hacia donde sopla el viento¡±, opina Zelin.
Al Shara, el pol¨ªtico
Solo nueve meses antes de tomar en diciembre Damasco, la posici¨®n de Al Julani se tambaleaba. En Idlib hab¨ªa constantes manifestaciones en su contra, herv¨ªan las tensiones entre varias facciones de HTS y altos cargos del grupo exig¨ªan su dimisi¨®n tras un oscuro episodio en el que varios destacados militantes rivales hab¨ªan sido encarcelados bajo la falsa acusaci¨®n de ser esp¨ªas del r¨¦gimen de El Asad. Se extendieron rumores sobre presuntos complots para acabar con ¨¦l. Entonces, explica un dirigente de HTS que elige el seud¨®nimo de Al Halabi para hablar con EL PA?S, Al Julani convoc¨® a 300 comandantes y dirigentes del grupo a un encuentro secreto en Bab al Hawa, junto a la frontera con Turqu¨ªa. Puso su cargo a disposici¨®n: ¡°Si encontr¨¢is a alguien que tenga suficiente apoyo para sustituirme, dejo el liderazgo¡±. Una facci¨®n design¨® a un candidato, pero este, en el ¨²ltimo momento, termin¨® retir¨¢ndose alegando que no quer¨ªa generar divisiones.
Para Al Halabi, esto es prueba de que Al Shara ¡°no es un dictador¡± que se aferra al cargo, sino que recapacita y sabe corregir sus decisiones cuando se le muestran errores. Para Ajjoub, la an¨¦cdota, que ¨¦l mismo ha confirmado a trav¨¦s de sus fuentes, es prueba del tacticismo de Al Shara: ¡°Los yihadistas no saben hacer pol¨ªtica, no se han socializado en la pol¨ªtica. Son combatientes, son dogm¨¢ticos. Pero ¨¦l s¨ª sabe, y as¨ª es como siempre consigue llevarlos por donde quiere¡±.
Poco despu¨¦s, anunci¨® la preparaci¨®n de una ofensiva para el oto?o, cuyo objetivo era, inicialmente, alejar las l¨ªneas enemigas de las zonas civiles. Las manifestaciones se detuvieron, las cr¨ªticas tambi¨¦n, todos aunaron fuerzas en torno al l¨ªder. El gambito le sali¨® a pedir de boca.
Su apariencia ha cambiado: del atuendo islamista coronado por un turbante pas¨® al simple traje caqui de comandante rebelde y ahora se presenta en el traje y corbata t¨ªpico de un gobernante civil. Pero su transformaci¨®n lleva a?os gest¨¢ndose a trav¨¦s de decisiones ¨Dpor ejemplo, revertir su pol¨ªtica integrista de conversiones forzosas a cristianos y drusos y de retornarles las propiedades requisadas¨D, intervenciones p¨²blicas y entrevistas a medios internacionales. En una reciente con CNN, asegur¨® haber dejado atr¨¢s su pasado: ¡°A lo largo de su vida, una persona atraviesa diferentes fases. Alguien con 20 a?os tiene una personalidad diferente a sus 30 o 40¡å.
Los retos a los que se enfrenta son enormes: adem¨¢s de convencer a la comunidad internacional de que ya no es el terrorista por el que EE UU ofrec¨ªa 10 millones de d¨®lares, debe extender el control estatal a todo el pa¨ªs, garantizar el desarme de las facciones y preparar un verdadero Gobierno de transici¨®n lo m¨¢s representativo posible (el actual, interino, est¨¢ formado por sus viejos colaboradores de Idlib). ¡°Es un l¨ªder con una visi¨®n estrat¨¦gica, al que le gusta hacer las cosas entre bastidores. Delibera y consulta con sus colaboradores y, una vez toma una decisi¨®n, les deja hacer¡±, afirma Zelin. Pero debe encontrar un equilibrio entre su camarilla de HTS, formada por islamistas muy conservadores que rechazan las instituciones de la democracia liberal; grupos pol¨ªticos que exigen ponerlas en marcha cuanto antes y una poblaci¨®n siria muy diversa.
Jalid Joya, expresidente de la principal coalici¨®n opositora siria en el exilio, es optimista: ¡°Lo que yo he visto es que tiene suficiente carisma y capacidad para ir m¨¢s all¨¢ [de las ideas] de su c¨ªrculo m¨¢s estrecho. Creo que hallar¨¢ el camino adecuado¡±.
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