Chipre: votar en las elecciones europeas bajo la protecci¨®n de los cascos azules de la ONU
Es el ¨²ltimo pa¨ªs comunitario dividido por un muro y parcialmente invadido por otro. Pese al aumento del euroescepticismo, en ambos lados se ve a la UE como una garant¨ªa de paz y seguridad
En la plaza de Pyla, hay un caf¨¦ turco con carteles de la cerveza EFES; un caf¨¦ griego, con carteles de la cerveza KEO, y un pub ingl¨¦s, con carteles de ambas y de alguna m¨¢s. Sobre este ¨²ltimo se erige una torreta en la que ondea la bandera de Naciones Unidas: es el cuartel de la polic¨ªa de los cascos azules.
Pyla es uno de los pocos pueblos donde turcos y griegos de Chipre conviven puerta con puerta. Se debe a que se encuentra en la L¨ªnea Verde, la zona de seguridad patrullada por la ONU que divide en dos la isla mediterr¨¢nea, con muros, alambradas, torretas, soldados armados, check-points y controles de pasaporte. Y tambi¨¦n con campos minados. Si bien, citando a fuentes del Gobierno chipriota, el diario Cyprus Mail public¨® este domingo que se ha completado la limpieza de todas las minas antipersona en el ¨¢rea de separaci¨®n (no as¨ª las antitanques, consideradas ¡°parte integral de la defensa¡± de Chipre). Para la mayor¨ªa de los habitantes de Pyla, los brit¨¢nicos, eslovacos y argentinos que patrullan en traje militar se han convertido en parte del paisaje y ya no les prestan atenci¨®n. ¡°Pero no deja de ser algo que te entristece¡±, a?ade el anciano Periklis. Es un reflejo de la singularidad de Chipre.
El mes pasado se cumpli¨® el 20? aniversario de la entrada de Chipre en la UE. El hecho de que parte de su poblaci¨®n viva bajo protecci¨®n de los cascos azules de la ONU tiene que ver con la gran anomal¨ªa del pa¨ªs: un tercio de su territorio est¨¢ ocupado por otro que, para m¨¢s inri, es candidato a miembro del club comunitario, Turqu¨ªa.
¡±Este 9 de junio es un momento crucial, porque elegimos a quienes mantendr¨¢n la Uni¨®n Europea como un proyecto sostenible y estable. Y es necesario hacer la UE m¨¢s fuerte, incluyendo cuestiones de seguridad¡±, opina Christiana Xenofontos, candidata del partido centroderechista DISY al Parlamento Europeo. ¡°La paz es muy fr¨¢gil. Lo hemos visto en Ucrania y en Gaza, donde est¨¢ ocurriendo un genocidio. Y lo vemos y experimentamos todos los d¨ªas en Chipre, donde aunque tenemos un status quo, no dejamos de sentirnos inseguros¡±. Y apunta al otro lado del muro, al norte, donde Turqu¨ªa mantiene desplegados unos 40.000 militares.
Los soldados turcos desembarcaron en 1974 para proteger a la minor¨ªa turcochipriota de los ataques de las organizaciones ultranacionalistas griegas y de un golpe de Estado que pretend¨ªa la anexi¨®n de Chipre a Grecia. Pero los soldados turcos se quedaron, llevan 50 a?os en la isla y la partici¨®n del pa¨ªs se ha consumado.
No deber¨ªa haber sido as¨ª: la idea era que el plan de reunificaci¨®n patrocinado por el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan, fuese aprobado en el refer¨¦ndum del 24 de abril de 2004 y, una semana m¨¢s tarde, toda la isla, de nuevo unificada, entrase en la UE. Sin embargo, los grecochipriotas votaron mayoritariamente en contra tras un cambio de parecer de sus dirigentes, los mismos que hab¨ªan aprobado el plan en las negociaciones previas. En Bruselas sent¨® muy mal la jugarreta, pero la rueda ya estaba en marcha ¡ªGrecia hab¨ªa amenazado con vetar la entrada de los otros nueve pa¨ªses que se deb¨ªan adherir a la UE ese 2004 si no se permit¨ªa entrar a Chipre, aunque fuese mutilado¡ª, as¨ª que la UE incorpor¨® la isla, sus muros, sus alambradas, sus cascos azules y su conflicto sin resolver. Y sin visos de que vaya a resolverse en un futuro cercano.
Las sucesivas rondas de negociaci¨®n han terminado sin resultado. La ¨²ltima, en 2017. Y la Turqu¨ªa de Recep Tayyip Erdogan, m¨¢s rica, m¨¢s poderosa militarmente y m¨¢s nacionalista que hace 20 a?os, est¨¢ cada vez menos dispuesta a retirar sus soldados y su control sobre el tercio norte de la isla, sobre todo desde que se han ido descubriendo grandes reservas de gas submarino en sus costas. Esto ha repercutido en la visi¨®n sobre la UE. ¡°Los chipriotas eran los m¨¢s entusiastas sobre la UE, hab¨ªa grandes expectativas, pero no se han materializado¡±, sostiene Andreas Theophanous, de la Universidad de Nicosia. Las ¨²ltimas encuestas indican que hasta el 42% de los grecochipriotas ven de forma favorable o parcialmente favorable abandonar el club, un euroescepticismo que este profesor atribuye a que la UE ¡°ha tolerado la ocupaci¨®n de Chipre por parte de Turqu¨ªa, y los chipriotas no pueden evitar la tentaci¨®n de compararlo con la reacci¨®n europea ante la agresi¨®n rusa a Ucrania¡±.
El recorrido de Chipre en la UE no ha sido f¨¢cil: en 2013 tuvo que aplicar un corralito y fue sometido a la dura supervisi¨®n de la troika tras el contagio de su sistema financiero por la crisis griega. En 2022, la entrada en vigor de las sanciones contra Rusia forz¨® la quiebra de otro de los grandes bancos chipriotas y afect¨® a las industrias de la isla crecidas en torno a la inversi¨®n rusa.
En realidad, aunque parte de los votantes guarde cierto resquemor hacia Bruselas, no hay grandes movimientos euroesc¨¦pticos entre los principales partidos. Est¨¢n escarmentados por el Brexit en su antigua metr¨®polis colonial, cuyos ciudadanos, aunque siguen llegando en masa a veranear en Chipre, cada vez gastan menos. Las visitas de rusos e israel¨ªes, otra fuente de ingresos tur¨ªsticos tambi¨¦n se han resentido. ¡°Hay mucho que hacer en cuanto a democratizaci¨®n de la UE, especialmente en temas econ¨®micos. Pero nada de salirse, mira al Reino Unido, van a estar d¨¦cadas tir¨¢ndose de los pelos¡±, comenta ?ngelos, un jubilado.
El crucial voto turcochipriota
Desafiando el bochorno que azota Chipre desde primeras horas de la ma?ana del s¨¢bado, Niyazi Kizily¨¹rek y su equipo reparten octavillas en Nicosia norte y escuchan las cuitas de los votantes turcochipriotas. Como la del matrimonio Din?er y ?yk¨¹, que no pueden enviar a su hija a una universidad checa en la que ha sido aceptada porque el Gobierno de Chipre no le otorga el pasaporte, alegando que el padre es turco. ¡°Los turcochiprotas somos ciudadanos europeos, pero no podemos disfrutar de todos nuestros derechos, y eso crea dependencia de Turqu¨ªa¡±, lamenta Kizily¨¹rek, primer eurodiputado turcochipriota de la historia, elegido en las filas del partido eurocomunista AKEL en 2019 y que repite como candidato.
?zer y Munise, dos turcochipriotas de Pyla, lo dejan claro: ¡°No tenemos problemas con los grecochipriotas, vivimos en paz, pero para ellos seguimos siendo ciudadanos de segunda. As¨ª que nos sentimos m¨¢s seguros gracias a que Turqu¨ªa est¨¢ aqu¨ª¡±.
El acervo comunitario ¡ªes decir, el conjunto de las leyes y normas de la UE¡ª solo se aplica en la parte de la isla bajo control efectivo de la Rep¨²blica de Chipre, es decir, el sur. Aun as¨ª, los en torno a 100.000 turcochipriotas mayores de edad que tienen el carnet chipriota pueden votar en las elecciones europeas, aunque vivan en el norte. ¡°Lo importante de estas elecciones es que son las ¨²nicas en las que turcochipriotas y grecochipriotas votan juntos, y eso nos da la oportunidad de mejorar los lazos entre ambas comunidades. Mi campa?a es bicomunal, en ambos lados de la isla, en griego y en turco, y eso crea un sentimiento de amistad¡±, afirma Kizily¨¹rek: ¡°Yo s¨¦ que mis compa?eros del grupo de La Izquierda [en el Parlamento Europeo] son cr¨ªticos con la UE, y yo comparto las cr¨ªticas a las pol¨ªticas econ¨®micas neoliberales de la UE, pero para nosotros es un foro muy importante que contribuye a la paz y la reconciliaci¨®n en Chipre¡±.
El avance de la ultraderecha
Con una abstenci¨®n cercana al 50%, los partidos tradicionales perdieron apoyo, si bien en centroderechista DISY conserv¨® sus 2 esca?os. Los eurocomunistas de AKEL perdieron uno, que gan¨® un influencer que concurr¨ªa como independiente y obtuvo el 20% de los votos. Los otros dos esca?os se los repartieron la ultraderecha y una formaci¨®n de centro nacionalista.
La migraci¨®n se ha convertido en el principal tema del debate electoral. Desde mediados de mayo una treintena de migrantes permanecen atrapados en la zona de separaci¨®n controlada por la ONU, soportando temperaturas de 43 grados, tras intentar cruzar desde el norte y despu¨¦s de que las autoridades grecochipriotas se negasen a aceptarlos (tres han sido evacuados a hospitales por los cascos azules). ¡°No vamos a permitir la apertura de una nueva ruta migratoria¡±, declar¨® el presidente chipriota, Nikos Christodoulides, calificando la llegada de migrantes, tras la que ven la mano de Turqu¨ªa, de ¡°crisis seria¡±.
En los primeros cuatro meses del a?o llegaron 4.295 migrantes de manera irregular a las costas de Chipre, cuadruplicando las cifras del mismo periodo en el a?o anterior, que ya era un r¨¦cord. Chipre ha desplegado patrulleras en su costa oriental, pues la mayor¨ªa son refugiados sirios que huyen de la cada vez m¨¢s desesperada situaci¨®n en el vecino L¨ªbano. Con todo, las cifras de llegadas irregulares no son tan elevadas en comparaci¨®n con Canarias o las islas griegas (Lesbos ya ha recibido m¨¢s que todo Chipre este a?o), pero han logrado poner el asunto en el candelero.
Y eso lo ha aprovechado el partido ultraderechista ELAM, al que las encuestas sit¨²an como tercera fuerza, con el 13% del voto. ELAM fue fundado como la versi¨®n isle?a del partido neonazi griego Amanecer Dorado, pero desde que los dirigentes de la matriz griega fueron encarcelados por sus actividades criminales ¡ªasesinato, extorsi¨®n, trata¡ª el partido grecochipriota ha intentado alejarse de esa imagen. El profesor Theofanous, adem¨¢s, recuerda que otros partidos han ayudado a normalizar a la formaci¨®n extremista. Cita el caso de DISY, que se apoy¨® en sus votos para elegir a la presidenta del parlamento. Y el de los socialdem¨®cratas de EDEK, que participaron en actos contra la inmigraci¨®n junto a la extrema derecha.
¡°Estamos en un periodo en que la ultraderecha est¨¢ creciendo en toda Europa. La democracia europea est¨¢ en peligro, incluso el propio proyecto de la UE, porque los extremistas no quieren una UE unida, quieren un grupo de Estados-naci¨®n que ¨²nicamente compartan un mercado com¨²n. As¨ª que las fuerzas democr¨¢ticas de Europa debemos unirnos¡±, opina Kizily¨¹rek. Sabe de lo que habla: las formaciones de ultraderecha fueron las que iniciaron los enfrentamientos intercomunales y organizaron el golpe de Estado de 1974 que, como reacci¨®n, provoc¨® la invasi¨®n por parte de Turqu¨ªa.
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