Ataques personales, interrupciones y propuestas: as¨ª fueron los dos debates electorales de 2020 entre Trump y Biden
Un tercer debate fue anulado por la junta electoral por desacuerdos de las campa?as acerca del formato. Los micr¨®fonos silenciados del segundo mano a mano evitaron los enfrentamientos del primero
A diferencia de los debates que los enfrentaron en 2020, en los que un presidente de Estados Unidos en ejercicio (Donald Trump) se las ve¨ªa con un eterno aspirante a serlo (Joe Biden), el mano a mano de este jueves en Atlanta empieza ya con empate: el de dos aspirantes que ya han sido presidentes. El hecho de que ambos se presenten a la reelecci¨®n tambi¨¦n los acerca: hist¨®ricamente, los candidatos en ejercicio han tenido dificultades en el primer debate de su campa?a de reelecci¨®n. La tendencia comenz¨® con Ronald Reagan en 1984 y continu¨® con Barack Obama en 2012 y Trump en 2020.
En 2020, el dem¨®crata y el republicano se enfrentaron tambi¨¦n dos veces, de los tres encuentros previstos: el segundo, en Miami, fue cancelado por desacuerdos acerca del formato y los tiempos de intervenci¨®n. Tambi¨¦n se celebr¨® un ¨²nico debate entre los candidatos a vicepresidente, la dem¨®crata Kamala Harris y el republicano Mike Pence, el 7 de octubre. El primer mano a mano de Trump y Biden, que se celebr¨® a las nueve de la noche del 29 de septiembre, fue un choque ca¨®tico lleno de ataques personales. El moderador Chris Wallace, de la cadena conservadora Fox News, tuvo que reconvenirlos por sus constantes interrupciones, la mayor¨ªa de ellas por parte de Trump. En un momento dado, Biden se dirigi¨® a su oponente y le dijo visiblemente molesto: ¡°?Quieres callarte, t¨ªo?¡±. La emisi¨®n tuvo una audiencia de 73,1 millones de espectadores, seg¨²n la medici¨®n de Nielsen. Fue el tercero m¨¢s visto de la historia en Estados Unidos.
En el segundo encuentro, el 22 de octubre a la misma hora ¡ªdespu¨¦s de que se anulara uno previsto el 15 de octubre¡ª, la discusi¨®n fue m¨¢s civilizada gracias a un m¨¦todo que se usar¨¢ este jueves, el silenciamiento de los micr¨®fonos. Eso permiti¨® a los candidatos profundizar en sus propuestas y a la vez en el foso ideol¨®gico que los separa. Desde entonces la animosidad entre ambos solo ha ido en aumento, primero por la infundada denuncia de fraude electoral ese a?o por parte de Trump, luego por el asalto al Capitolio y, finalmente, por el rosario legal del republicano, del que acusa a los dem¨®cratas, y el veredicto de culpabilidad por el caso Stormy Daniels.
El primer debate de 2020 result¨® impopular entre los espectadores, y tambi¨¦n para Trump. Seg¨²n las encuestas, Biden fue considerado el ganador de ambos encuentros, lo que supuso un impulso para su campa?a. Ahora los papeles se invierten: hace cuatro a?os fue Trump quien tuvo que defender los logros de su Administraci¨®n y su escasa pegada en las encuestas. Esta vez el examinando ser¨¢ Biden, un profesional de la pol¨ªtica frente a un rival a quien poco o nada le dicen las reglas del juego.
Primer debate: ni apret¨®n de manos ni mascarillas
El primer debate presidencial de las pasadas elecciones se celebr¨® en la Universidad Case Western de Cleveland (Ohio). Tuvo una duraci¨®n de 90 minutos, sin pausas publicitarias. El lugar debi¨® improvisarse despu¨¦s de que el emplazamiento original, la Universidad de Notre Dame, alegara problemas log¨ªsticos por la pandemia. Los aspirantes no se dieron la mano ni usaron mascarilla (pese a que Biden no se la quit¨® en toda la campa?a y aun despu¨¦s de ser elegido). Las preguntas solo las conoc¨ªa el moderador, Chris Wallace, una de las voces m¨¢s respetadas de Fox News por haber sido capaz de navegar la deriva sectaria de la cadena y mantener m¨¢s o menos intacta su reputaci¨®n personal.
Wallace lleg¨® tras haber realizado entrevistas sin cuartel ni piedad a Donald Trump. Los temas elegidos por el periodista, en seis bloques de 15 minutos, fueron el historial de Trump y Biden; el Tribunal Supremo ¡ªel republicano acababa de nombrar jueza a la ultraconservadora Amy Coney Barrett, consagrando el giro a la derecha del tribunal; la pandemia de covid-19; la econom¨ªa; tensiones raciales y violencia en las ciudades tras la oleada de manifestaciones callejeras por la muerte del afroamericano George Floyd, y la integridad del proceso electoral.
Trump lleg¨® al debate como el presidente con m¨¢s exposici¨®n medi¨¢tica ¡ªespecialmente televisiva¡ª de la historia. Biden, como uno de los pol¨ªticos m¨¢s conocidos del pa¨ªs, con medio siglo de carrera, tres veces candidato a la presidente y, durante ocho a?os, vicepresidente.
El 9 de octubre, dos d¨ªas despu¨¦s de que Harris y Pence se vieran las caras en Salt Lake City (Utah), la comisi¨®n electoral cancel¨® el programado segundo encuentro, previsto para el 15 de octubre, por desacuerdos entre la junta electoral y los equipos de los candidatos acerca del formato y los tiempos de intervenci¨®n.
El debate final: micr¨®fonos silenciados
El segundo y definitivo debate tuvo lugar en la Universidad Belmont de Nashville (Tennessee) el 22 de octubre, con Kristen Welker de NBC News como moderadora. La duraci¨®n fue la misma, 90 minutos, tambi¨¦n sin pausas para publicidad. Como el primero, se dividi¨® en seis segmentos de 15 minutos sobre los siguientes temas, seleccionados tambi¨¦n por la periodista: lucha contra la covid, familias, la raza en EE UU, cambio clim¨¢tico, seguridad nacional y liderazgo.
Para evitar el guirigay en que se convirti¨® el primer debate, la comisi¨®n electoral anunci¨® tres d¨ªas antes que los micr¨®fonos de cada candidato se silenciar¨ªan durante los dos minutos de discurso de apertura del contrario en cada uno de los seis bloques. Durante el resto del tiempo, los micr¨®fonos estar¨ªan encendidos para permitir la discusi¨®n abierta. Ambas campa?as aceptaron las reglas. La duraci¨®n se reparti¨® entre Trump, que habl¨® durante 41,3 minutos, frente a los 37,9 de Biden, seg¨²n el c¨®mputo de CNN. Un minutado parecido al del primer debate: 39,1 para el republicano, 37,9 para el dem¨®crata. Fue seguido por 63 millones de espectadores, diez millones menos que el primero.
M¨¢s o menos al hilo de los bloques tem¨¢ticos, los candidatos hablaron de la pandemia, las injerencias electorales, con el fantasma de Rusia planeando sobre los comicios; los conflictos de intereses en el extranjero, con el dedo acusador de Trump apuntando a los negocios de Hunter Biden en Ucrania; China, Corea del Norte, la sanidad, el est¨ªmulo econ¨®mico para remontar la crisis del coronavirus, la inmigraci¨®n, la raza y el cambio clim¨¢tico.
En sus intervenciones, Biden denunci¨® que Trump no asumiera la responsabilidad de las 220.000 muertes causadas para entonces por el coronavirus en Estados Unidos ni tuviera un plan para reabrir la econom¨ªa y las escuelas de forma segura. Propuso su programa de salud, Bidencare, una ampliaci¨®n del Obamacare con una opci¨®n p¨²blica. Tambi¨¦n denunci¨® la pol¨ªtica de separaci¨®n familiar de Trump en la frontera por violar los valores de la naci¨®n. El dem¨®crata calific¨® el cambio clim¨¢tico de amenaza existencial y dijo que el pa¨ªs necesitaba una transici¨®n de los combustibles f¨®siles a las energ¨ªas renovables.
Trump, por su parte, dijo que habr¨ªa una vacuna contra el coronavirus antes de lo previsto (algo que muchos de sus partidarios a¨²n le reprochan, incluso en las presentes elecciones) y que las escuelas y los negocios necesitaban volver a la normalidad cuanto antes. Acus¨® a Biden de no abordar la inmigraci¨®n ni la reforma de la justicia penal mientras fue vicepresidente de Barack Obama. Tambi¨¦n acus¨® a su contrincante, y a su familia, de recibir dinero de pa¨ªses extranjeros. El republicano asegur¨® que su pol¨ªtica fiscal y regulatoria ayudar¨ªa a reconstruir la econom¨ªa, y que el ¨¦xito, ese del que tanto se jact¨® durante su carrera de magnate y de estrella televisiva, unificar¨ªa al pa¨ªs, cuando lo cierto es que su presidencia lo polariz¨® hasta casi hacerlo jirones.
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