Obreros, ¨¢rabes y j¨®venes: los votos que deshar¨¢n el virtual empate entre Trump y Harris en M¨ªchigan
Los electores del Estado, cuna de la industria de la automoci¨®n, han votado por razones econ¨®micas en anteriores comicios, pero este a?o acusan un factor a?adido, la guerra en Gaza y L¨ªbano
Un recorrido a vuelapluma por M¨ªchigan arroja una gran inc¨®gnita: cu¨¢l ser¨¢ el resultado de las elecciones de noviembre en este Estado bisagra, tradicionalmente dem¨®crata hasta que en 2016 el republicano Donald Trump propuls¨® desde aqu¨ª su llegada a la Casa Blanca. En charlas informales ¡ªen los vibrantes y modernos caf¨¦s yemen¨ªes, punto de reuni¨®n de la importante comunidad ¨¢rabe local¡ª o en las l¨ªneas de ensamblaje de Ford ¡ªuno de los pilares de ...
Un recorrido a vuelapluma por M¨ªchigan arroja una gran inc¨®gnita: cu¨¢l ser¨¢ el resultado de las elecciones de noviembre en este Estado bisagra, tradicionalmente dem¨®crata hasta que en 2016 el republicano Donald Trump propuls¨® desde aqu¨ª su llegada a la Casa Blanca. En charlas informales ¡ªen los vibrantes y modernos caf¨¦s yemen¨ªes, punto de reuni¨®n de la importante comunidad ¨¢rabe local¡ª o en las l¨ªneas de ensamblaje de Ford ¡ªuno de los pilares de un Estado consagrado a la industria de la automoci¨®n¡ª, los votantes alimentan una diversidad de dudas dif¨ªcil de encajar en un resultado concluyente: las encuestas proyectan un empate virtual, punto arriba o abajo, entre Trump y la candidata dem¨®crata, Kamala Harris.
De Allen, antiguo votante republicano que se pas¨® a los dem¨®cratas ¡°por culpa de Trump y sus mentiras¡±, a Leila, la joven de origen ¨¢rabe que votar¨¢ a un tercer candidato porque no puede ¡°confiar en quienes [los dem¨®cratas] est¨¢n financiando el genocidio israel¨ª en Palestina¡±, hay opiniones para todos los gustos. Tambi¨¦n las de los indecisos, hu¨¦rfanos pol¨ªticos que no se sienten representados por ninguno de los dos candidatos, numerosos entre los j¨®venes y los m¨¢s progresistas. ¡°Yo a¨²n no s¨¦ a qui¨¦n votar, me parecen los dos iguales, pero mis tres hijos lo tienen claro: a ninguno¡±, dice Maggie, afroamericana y camarera de un diner de Dearborn congelado en los cincuenta que afirma que acabar¨¢ votando ¡°con el bolsillo¡±.
Si Trump dio la sorpresa en M¨ªchigan en 2016 fue gracias al apoyo del segmento del electorado formado por los blancos de clase trabajadora, preteridos por la globalizaci¨®n y v¨ªctimas propiciatorias de lo que los economistas Angus Deaton y Anne Case llamaron ¡°muertes por desesperaci¨®n¡± (por alcoholismo, suicidio o sobredosis): la agon¨ªa del sue?o americano. En 2020, Joe Biden recuper¨® el Estado gracias a los mismos votantes, atra¨ªdos por sus promesas de reinvertir en la industria local. Si Trump gan¨® hace ocho a?os por apenas 10.000 votos (el 0,2%), Biden sac¨® a su rival unos 150.000.
La clave socioecon¨®mica de las dos elecciones anteriores ¡ªcom¨²n a Wisconsin y Pensilvania, los otros Estados del rust belt o cintur¨®n del ¨®xido¡ª sigue siendo v¨¢lida, actualizada adem¨¢s por la presi¨®n de la inflaci¨®n en las rentas m¨¢s bajas, pero palidece ante un factor geopol¨ªtico sobrevenido: el mazazo emocional para la amplia comunidad ¨¢rabo-estadounidense de la guerra en Gaza y L¨ªbano.
En un Estado donde el voto obrero tiene tanta relevancia, hasta un l¨ªder sindical como Nick Kottalis, presidente de la secci¨®n local de UAW (siglas en ingl¨¦s de United Auto Workers, el poderoso sindicato de la automoci¨®n) en la planta de camiones de Ford, concede que un factor importante en noviembre ser¨¢ el voto ¨¢rabe. ¡°De los 4.000 trabajadores de la f¨¢brica, hay pr¨¢cticamente un empate entre Trump y Harris entre blancos y afroamericanos, la inc¨®gnita ser¨¢n los de origen ¨¢rabe, muy divididos a su vez. Por lo que he hablado con algunos, la mayor¨ªa optar¨¢ por una tercera v¨ªa, ya sea un tercer candidato, ya la abstenci¨®n¡±, explica Kottalis, confeso dem¨®crata, ante una taza de t¨¦ en la cafeter¨ªa, poblada de obreros.
La tercera candidatura a la que se refiere es la misma a la que votar¨¢ la universitaria Leila: Jill Stein, del Partido Verde, que pese a haberse presentado dos veces antes a la presidencia de Estados Unidos, nunca hab¨ªa gozado de tanta tracci¨®n como este a?o en M¨ªchigan.
Los expertos advierten contra la tentaci¨®n de descifrar la inc¨®gnita de noviembre recurriendo solo al malestar ¨¢rabe. Captar el voto de los indecisos, o los descontentos m¨¢s pragm¨¢ticos, ser¨¢ vital. ¡°Si los dem¨®cratas tienen problemas con los ¨¢rabo-americanos o los j¨®venes, o si los republicanos tienen problemas con los sindicalistas o los votantes rurales, lo pasar¨¢n mal. Ganar¨¢ quien haga un mejor trabajo de captaci¨®n de votantes¡±, explica David Dulio, profesor de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad de Oakland, para quien no cabe reducir a un solo factor lo que est¨¢ en juego en M¨ªchigan porque es un Estado 50-50: ¡°Hay una larga lista de claves que hacen que M¨ªchigan sea especialmente competitivo este a?o: los problemas de la econom¨ªa [en concreto, la inflaci¨®n] y la inmigraci¨®n, un disgusto general ante la direcci¨®n del pa¨ªs y los posibles peque?os cambios en ciertos segmentos del electorado [votantes ¨¢rabo-americanos, j¨®venes, trabajadores sindicados]¡±.
Del llamado muro azul (los Estados dem¨®cratas), del que Harris depende para ganar la Casa Blanca, Pensilvania parece ser el m¨¢s decisivo, pero M¨ªchigan es el m¨¢s complejo por la erosi¨®n dem¨®crata entre los obreros sindicados, los ¨¢rabes estadounidenses y los j¨®venes. Junto con Ohio y Wisconsin, es uno de los tres Estados en los que Cook Political Report, un blog de an¨¢lisis electoral no partidista, considera que las elecciones al Senado ser¨¢n a cara o cruz para los dem¨®cratas. Hace un mes, la representante Elissa Slotkin, candidata al Senado en noviembre, advirti¨® a los donantes de que sus encuestas internas mostraban que Harris no lograba hacer pie en el Estado.
Kottalis incide en el da?o que ha hecho a la candidatura dem¨®crata ¡°la guerra sucia de Trump contra los sindicatos, intentando atraer apoyos de algunos l¨ªderes [el de Teamster intervino incluso en la convenci¨®n republicana aunque sin adherirse] y, sobre todo, con mentiras sobre la inflaci¨®n, la competencia de China y los incentivos a la fabricaci¨®n de veh¨ªculos el¨¦ctricos del presidente Biden¡±. ¡°No es verdad, los dem¨®cratas no van a acabar con la fabricaci¨®n de veh¨ªculos convencionales, de hecho es un orgullo tenerlos a nuestro lado: Biden fue el primer presidente que se sum¨® a un piquete de huelguistas¡±, recuerda Kottalis sobre la huelga masiva de UAW contra los tres grandes de la automoci¨®n en la que el presidente secund¨® a los trabajadores micr¨®fono en mano. El poderoso sindicato ha recomendado a sus miembros votar a los dem¨®cratas aunque los republicanos intentan abrir una brecha en ese apoyo.
Kottalis, un manojo de nervios pegado a un m¨®vil, se despide un rato despu¨¦s a las puertas de la f¨¢brica. En el aparcamiento, uno de los trabajadores, Allen, contesta atropelladamente mientras maniobra una descomunal camioneta de la marca para la que trabaja. Confirma, como Kottalis, el apoyo de muchos obreros a Trump, aunque ¨¦l haya recorrido el camino contrario. ¡°Yo era votante republicano, vot¨¦ a Reagan y a Bush, incluso a Trump en 2016, pero me arrepent¨ª enseguida, cuando vi el da?o que le hac¨ªa al pa¨ªs. Adem¨¢s no tiene programa, solo mentiras, como la de los coches el¨¦ctricos. Trump ha secuestrado el Partido Republicano, ese partido ya no es nuestro¡±, explica visceralmente, ¡°as¨ª que s¨ª, soy orgulloso votante de Harris, como lo fui en 2020 de Biden, porque son personas decentes¡±.
Allen, optimista pese a todo, a?ade que hablar de pol¨ªtica con sus compa?eros de la f¨¢brica es un riesgo, ¡°porque muchos se han cre¨ªdo las mentiras de Trump, como echarle a Biden la culpa de la inflaci¨®n, que es uno de los asuntos que m¨¢s preocupan, y por eso van a votar republicano¡±. Seg¨²n un sondeo de Gallup publicado el mi¨¦rcoles, la econom¨ªa es la cuesti¨®n m¨¢s importante en las presidenciales. Tambi¨¦n es la responsable de que uno de cada cuatro afroamericanos menores de 50 a?os de M¨ªchigan, tradicionalmente dem¨®cratas, se incline ahora por Trump, como refleja una reciente encuesta de NAACP, la centenaria Asociaci¨®n Nacional para el Progreso de las Personas de Color.
¡°Alienaci¨®n de los votantes ¨¢rabes¡±
¡°En unas elecciones tan re?idas y en un pa¨ªs polarizado con opiniones pol¨ªticas tan enconadas, la clave en M¨ªchigan y en otros Estados indecisos ser¨¢ movilizar a quienes ya apoyan a los candidatos dem¨®cratas y republicanos para que voten, m¨¢s que persuadir a los votantes indecisos para que se decanten. Por eso, la alienaci¨®n de los votantes ¨¢rabes es tan cr¨ªtica en M¨ªchigan; han sido dem¨®cratas en una proporci¨®n desproporcionada. Para compensar, los dem¨®cratas tendr¨¢n que centrar sus esfuerzos en atraer a los afroamericanos de la zona de Detroit o limitar sus p¨¦rdidas entre los votantes blancos de clase trabajadora de los distritos m¨¢s rurales de M¨ªchigan¡±, incide Justin Gest, profesor de la Universidad George Mason.
La v¨ªa de agua en viveros tradicionales de voto se refleja bien en el concepto ¡°alienaci¨®n de los votantes ¨¢rabes¡±. Un sondeo de finales de agosto realizado por el Council on American-Islamic Relations revelaba una ca¨ªda del 40% en el apoyo de los musulmanes a los dem¨®cratas, que se inclinan por terceros partidos como el de Stein (29% de los encuestados). La desafecci¨®n se debe no solo al apoyo de la Casa Blanca a Israel, tambi¨¦n a los gestos de desprecio percibidos en la convenci¨®n dem¨®crata de Chicago (diez d¨ªas antes de la encuesta citada). El consultor pol¨ªtico y veterano activista Hassan Jaber, que respalda al movimiento Uncommitted (No comprometido), sit¨²a en la cita de Chicago el punto de inflexi¨®n electoral de esta comunidad. ¡°All¨ª se quemaron todos los puentes, todas las v¨ªas de comunicaci¨®n¡±, despu¨¦s de que la campa?a de Harris negara el turno de palabra a una palestina que quer¨ªa exponer el sufrimiento de los civiles en la Franja.
Si hasta entonces el movimiento hab¨ªa tenido una presencia p¨²blica muy notable, como prescriptora del voto de castigo a Biden en las primarias ¨Dy no s¨®lo en M¨ªchigan¨D, ¡°el mensaje ahora, tras el portazo de la convenci¨®n, es el de la libertad de voto en noviembre: unos votar¨¢n a Harris; otros lo har¨¢n por Jill Stein, y otros muchos no votar¨¢n aunque sean conscientes de que eso beneficia a Trump¡±, explica Jaber, a?adiendo m¨¢s inc¨®gnitas a la ecuaci¨®n. ¡°Como me dec¨ªan el otro d¨ªa unos amigos, hay muchos que prefieren que salte todo en pedazos, que explote, antes que votar a quienes consideran que los est¨¢ traicionando¡±.
¡°No votar¨ªa a Kamala Harris ni aunque me obligaran a punta de pistola¡±, resume Leila, la universitaria de familia libanesa de Dearborn. ¡°Dicen que tiene m¨¢s compasi¨®n hacia las v¨ªctimas palestinas que Biden, pero la Administraci¨®n que representa, y cuya pol¨ªtica va a continuar si gana, no hace m¨¢s que enviar armas a Israel para masacrar a nuestras familias. No se cansa de proclamar continuamente que Israel tiene derecho a defenderse. ?Sabe lo que es ir a dos funerales en un mismo d¨ªa, de familiares asesinados por las bombas que env¨ªa su Casa Blanca?¡±. A su lado interviene Meriem, con la cabeza cubierta por un velo: ¡°Es que ning¨²n candidato va a llegar a la Casa Blanca si no se pliega a las presiones de los lobbies jud¨ªos, esa es la ¨²nica realidad¡±. ¡°Y la sangre derramada a diario en Gaza y L¨ªbano, esa es otra¡±, replica Leila, la voz cantante de un grupo de amigas reunidas en la pasteler¨ªa Shatila, que se precia, con raz¨®n, de tener los mejores baklavas del pa¨ªs. Pese al primoroso local, su nombre lleva un infausto recuerdo, el del campo de refugiados palestinos en Beirut masacrado en 1982 por las falanges cristianas aliadas de Israel.
Desde la planta de Ford al supuesto centro de Dearborn ¡ªm¨¢s que una ciudad, una especie de interminables afueras sin casco urbano, hilvanadas por carreteras y veh¨ªculos y negocios de compraventa de coches¡ª sobran dedos de una mano para contar los carteles de propaganda electoral: apenas un par de ellos, en favor de Biden y Harris, frente a decenas de banderas libanesas o palestinas. De nuevo la inc¨®gnita ¨¢rabe, el malestar y el enfado de decenas de miles de votantes.
A Radwam Mardini, im¨¢n de la mezquita del American Muslim Center ¡ªubicada en un recoleto suburbio, o zona residencial, plagado de banderas libanesas y denuncias del genocidio de Gaza¡ª, sus fieles le piden consejo electoral ¡°un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n, eso cuando no estamos oficiando funerales por familiares asesinados¡± en la guerra; ¡°hoy tenemos dos, uno detr¨¢s de otro¡±. Hace dos semanas, cuenta, ¡°un vecino americano-liban¨¦s muri¨® en un bombardeo israel¨ª en el sur de L¨ªbano y la Administraci¨®n [de Washington] se negaba a admitir que era tambi¨¦n ciudadano estadounidense para evitar verse salpicado por la guerra que contribuye a financiar. ?A qui¨¦n le parece que recomiendo votar a mis fieles? ?A ninguno de los dos candidatos, son iguales!¡±, clama Mardini, tambi¨¦n de origen liban¨¦s.
Dearborn, en el extrarradio de Detroit, se convirti¨® en 2023 en la primera ciudad de mayor¨ªa ¨¢rabe de EE UU, con el 55% de sus 110.000 residentes originarios de Oriente Pr¨®ximo o el norte de ?frica. Puede que no sean muchos en n¨²mero, y que ciertamente est¨¦n atomizados en intenci¨®n de voto, pero basta un pu?ado de papeletas ¡ªcomo los 10.000 sufragios que en 2016 dieron la victoria a Trump frente a Hillary Clinton¡ª para alfombrar o tapiar el camino a la Casa Blanca.
Los trumpistas de las zonas rurales acarician el fantasma del fraude
Muchos en Míchigan han metabolizado las dudas sobre el resultado de las elecciones de 2020 que Donald Trump propaló y que a la postre llevaron a asaltar el Capitolio a una horda de seguidores suyos. Según una encuesta de NPR-PBS, más de la mitad aseguran estar preocupados o muy preocupados por que vuelva a repetirse el fraude que Trump denunció, sin pruebas, hace cuatro años. Esa sensación es especialmente palpable en las zonas rurales, homogéneamente blancas, del Estado. La reacción de estos negacionistas a una hipotética victoria de Kamala Harris -sobre todo si es por un margen estrecho- ha puesto sobre aviso a los funcionarios electorales y las autoridades del Estado. En un foro virtual organizado el 1 de octubre por el Centro para la Gobernanza Democrática de Harvard-Kennedy School, la secretaria de Estado de Michigan, Jocelyn Benson, aseguró que, pese a la confianza generalizada en que todo discurra con normalidad, “contemplamos cualquier contingencia". Su oficina, subrayó Benson, está preparándose en colaboración con autoridades locales y compromisarios para posible perturbaciones o disturbios. “La mejor defensa contra el potencial de violencia es estar bien preparados y comprometidos para garantizar no sólo una transferencia pacífica del poder, sino también un proceso electoral pacífico”. El desafío no solo afecta a Míchigan, también a cualquier otro Estado decisivo.