El cerebro del adolescente: claves para entenderlo mejor
En todos los a?os que dura la adolescencia, este ¨®rgano es sometido a unos cambios profundos que marcar¨¢n y condicionar¨¢n su futura vida adulta
Dec¨ªa el psic¨®logo Luis Cencillo que el ni?o descrito como raro, poco sociable e inhibido sufr¨ªa mucho por sus m¨²ltiples etiquetas. Si fu¨¦ramos capaces de comprender que m¨¢s que raro, es un ni?o t¨ªmido, todo cambiaria. De ah¨ª la gran importancia de las atribuciones que hacemos sobre los comportamientos de los ni?os y los adolescentes. Bas¨¢ndome en las ideas de Cencillo, siempre he cre¨ªdo que el adolescente ha sido (y es) un gran incomprendido.
No terminamos de entender sus conductas impulsivas, soberbias, inmaduras y retadoras porque no hacemos correctas atribuciones. Y lo peor de todo es que, detr¨¢s del aspecto de duros e independientes que muestran, hay unas personas en proceso de ser adultas que sufren mucho, pues a nadie se le escapa que la adolescencia es un verdadero tsunami emocional y hormonal. Creo que si, madres, padres, profesores y profesionales, supi¨¦ramos m¨¢s sobre el funcionamiento cerebral, los adolescentes dejar¨ªan de ser los grandes incomprendidos. Finalmente les entender¨ªamos y podr¨ªamos hacer, como bien dec¨ªa Cencillo, atribuciones correctas, realistas y coherentes sobre sus actitudes y comportamientos.
A veces describimos a nuestros hijos y alumnos adolescentes como impulsivos, tercos, ego¨ªstas, inmaduros, irresponsables y de cambios an¨ªmicos repentinos que no siguen ninguna l¨®gica. No dudo que frecuentemente se comporten de esta manera pero, la realidad, es que sus conductas son as¨ª debido a la metamorfosis cerebral que se est¨¢ llevando a cabo en el interior de su cr¨¢neo. A simple vista no podemos ver qu¨¦ ocurre en su cerebro, pero hoy en d¨ªa, gracias a las modernas t¨¦cnicas de neuroimagen y la vasta investigaci¨®n que existe en neurociencia, sabemos muchas cosas sobre ¨¦l que nos pueden ayudar a comprenderles y a desmitificar muchas de las ideas err¨®neas que hay alrededor de esta etapa. El tener m¨¢s conocimientos sobre su desarrollo no har¨¢ que esas conductas emocionalmente cambiantes, esos comportamientos impulsivos e incluso insolentes desaparezcan, pero s¨ª que nos ayudar¨¢n a realizar atribuciones sobre ellos y sus conductas que sean m¨¢s coherentes, realistas y justas.
Debido a lo poco que sabemos y conocemos como padres y docentes sobre el funcionamiento del cerebro adolescente, suelo decir que los adolescentes son unos grandes incomprendidos. No por c¨®mo son ellos, sino por lo poco que les conocemos y lo que ocurre en su cerebro a lo largo de esta etapa que evolutivamente implica una gran oportunidad de cambio y aprendizaje constante. Si algo caracteriza el cerebro adolescente es la gran cantidad de cambios que se llevan a cabo desde que dejan de ser ni?os hasta que comienzan a ser adultos (cambios f¨ªsicos, hormonales y, por supuesto, cerebrales). Es una etapa de transici¨®n. En todos los a?os que dura la adolescencia, el cerebro es sometido a unos cambios profundos que marcar¨¢n y condicionar¨¢n su futura vida adulta. Podemos decir que su cerebro est¨¢ en construcci¨®n.
Caracter¨ªsticas m¨¢s sobresalientes de esta etapa
- Impulsividad y reacciones viscerales
- Preferencia por est¨ªmulos novedosos e intensos
- Necesidad de experimentar emociones fuertes
- Inter¨¦s por el grupo de iguales (amigos, compa?eros de clase, del equipo de f¨²tbol, etc.)
- Se intensifica la necesidad de pertenecer al grupo y ser visto por sus coet¨¢neos
- Distanciamiento tanto emocional como f¨ªsico de sus padres
- En ocasiones, desafiantes y retadores con la autoridad (padres, profesores, etc.).
- Desmotivados y poco perseverantes con las tareas que no les interesan
- Subestiman las consecuencias negativas de sus actos
- Dificultades para regular sus emociones
- Hiperactividad
- Estado emocional cambiante
- Bajo rendimiento en tareas de concentraci¨®n, inhibici¨®n de impulsos, planificaci¨®n, memoria, sobre todo si la tarea no es gratificante para ellos.
Estoy seguro de que muchas de las caracter¨ªsticas o rasgos distintivos que acabamos de enumerar son de sobra conocidos tanto por padres como por profesores de la etapa adolescente. Solo decir que son caracter¨ªsticas generales, para nada atribuibles a todos ellos, ya que existen diferencias individuales significativas.
El cerebro del adolescente
Si comparamos su cerebro con el de un adulto, veremos que la zona encargada de la gesti¨®n y regulaci¨®n de todo lo que acontece en el resto del enc¨¦falo (corteza prefrontal) a¨²n es muy inmadura, motivo por el cual son tan impulsivos, temperamentales y se regulan emocionalmente tan mal. Y es que, su corteza prefrontal, estableciendo un s¨ªmil tecnol¨®gico, est¨¢ actualizando sus aplicaciones y reorganizando su cableado neuronal para convertirse en un cerebro m¨¢s equilibrado y adaptado a la etapa adulta. Una de las cosas que ocurre en el cerebro adolescente es una especie de limpieza general, donde se eliminan aquellas neuronas inservibles y se refuerzan las que son ¨²tiles. La ley de hierro del cerebro es ¨²salo o pi¨¦rdelo.
El comportamiento en la etapa adolescente es tan impulsivo y explosivo porque existe una gran descoordinaci¨®n entre la zona emocional del cerebro (am¨ªgdalas cerebrales ubicadas en el subc¨®rtex) y la zona pensante y ejecutiva (corteza prefrontal en el neoc¨®rtex). La carretera cerebral que une ambas zonas a¨²n no es una autopista de peaje, sino m¨¢s bien una comarcal. No puede hacerse cargo de todo el tr¨¢fico que tiene un cerebro adolescente. Lo cierto es que la corteza prefrontal del adolescente tiene una necesidad extrema de dopamina, de ah¨ª que busquen emociones intensas y refuerzos inmediatos que, a veces, pueden dar lugar a peque?os o grandes sustos (accidentes con el monopat¨ªn, discusiones acaloradas con sus padres y embarazos no deseados). En ocasiones, los describimos como irresponsables e inmaduros, pero lo cierto es que su estructura cerebral nos da la raz¨®n: su corteza prefrontal, la encargada de asumir el control, la tranquilidad, el orden y el equilibrio de la persona, no est¨¢ a¨²n preparada para ello, est¨¢ en obras. Por lo tanto es inmadura, claro que lo es.
Los adolescentes tienen una gran necesidad de ser vistos por sus iguales y de pertenecer al grupo. Su comportamiento es muy cambiante en funci¨®n de d¨®nde est¨¦n y con qui¨¦n. Nada tiene que ver su conducta cuando est¨¢n solos, cuando est¨¢n con sus padres o con sus amigos. Se crecen cuando est¨¢n con sus iguales y se inhiben en presencia de sus padres. Un interesante estudio llevado a cabo por Laurence Steinberg de la universidad de Temple (Filadelfia, Estados Unidos), propon¨ªa a adolescentes participar en un videojuego en donde ten¨ªan que conducir por la ciudad de una manera responsable. Cuando este jugaba solo, conduc¨ªa de una manera bastante prudente y consecuente. En cambio, cuando jugaba en presencia de sus amigos, corr¨ªa el doble de riesgos que cuando jugaban solos. Por lo tanto, en ausencia de los amigos son bastante m¨¢s fr¨ªos y responsables, mientras que en presencia de sus iguales llevaban a cabo una conducci¨®n m¨¢s impulsiva y caliente.
Por todo ello, la etapa adolescente es un periodo de actualizaci¨®n cerebral, pero ?qu¨¦ mejoras tendr¨¢ el cerebro en la etapa postadolescente? Este cerebro ¡°nuevo¡± tiene una mayor cantidad de mielina en los axones de las neuronas, lo que facilita la velocidad de comunicaci¨®n en el cerebro. Adem¨¢s, el cuerpo calloso, el ¨¢rea que conecta ambos hemisferios, ve aumentado su tama?o. El rendimiento en tareas ejecutivas como la concentraci¨®n, inhibici¨®n de impulsos, toma de decisiones y autorregulaci¨®n emocional, entre otras, es mucho mejor y m¨¢s r¨¢pido que en la etapa adolescente.
En conclusi¨®n, la conectividad entre las diferentes partes cerebrales se fortalece y mejora despu¨¦s de la adolescencia, lo que nos deja un cerebro m¨¢s equilibrado, sano y preparado para el mundo adulto. Siguiendo con el s¨ªmil tecnol¨®gico, una vez superado el tsunami de la adolescencia, el regalo que nos deja es un cerebro que navega a m¨¢xima velocidad pero de forma segura.
Gu¨ªa pr¨¢ctica para padres y profesores
Para concluir, veremos una serie de orientaciones generales que pueden servir de gu¨ªa tanto a madres y padres como a profesores que tengan contacto diario con j¨®venes en esta etapa de su vida:
¡¤ Conocimiento del cerebro: el mejor consejo que te puedo dar para intervenir eficazmente con tu hijo o alumno adolescente es comprender su funcionamiento cerebral.
¡¤ Paciencia: el cerebro tarda en alcanzar la madurez en torno a 25 a?os. Las mujeres son, en promedio, m¨¢s maduras cerebralmente, que los varones. Tengamos altas dosis de paciencia.
¡¤ Duelo: los padres de hijos adolescentes tenemos que hacer el duelo por la p¨¦rdida de la ni?ez de nuestro hijo. Ya no es un ni?o, ahora es un adolescente a punto de convertirse en un adulto.
¡¤ Segunda oportunidad: hay dos momentos especialmente sensibles y propicios para conectar con nuestros hijos y desarrollar de manera organizada y sana su cerebro: 0-3 y 10-15 a?os. En la adolescencia se da la segunda oportunidad. Aprovech¨¦mosla.
¡¤ Referentes: los adolescentes se dejan llevar e influir hasta l¨ªmites insospechados por sus referentes e ¨ªdolos. Tengamos cuidado en qu¨¦ tipo de referentes tienen.
¡¤ Descanso, alimentaci¨®n y ejercicio: estos son tres de los pilares imprescindibles para un cerebro sano. Dormir bien y suficientes horas, alimentarse de manera equilibrada y hacer ejercicio diariamente.
¡¤ Ejercer de corteza prefrontal: ya hemos comentado que nuestros hijos adolescentes tienen su corteza prefrontal en obras, por lo que debemos acompa?arles y ejercer de su tim¨®n en estos a?os de cambio.
*Rafa Guerrero es psic¨®logo, doctor en Educaci¨®n y director de Darwin Psic¨®logos.
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