Cu¨¢ndo y c¨®mo desarrollan la sexualidad los ni?os

La sexualidad est¨¢ presente desde el nacimiento. Tendemos a identificar la sexualidad con las relaciones sexuales adultas, pero la sexualidad abarca mucho m¨¢s. La sexualidad tiene que ver con la afectividad, con el placer o con la identidad de g¨¦nero, por lo tanto no es algo que descubran en un momento determinado, sino algo que est¨¢ presente en sus vidas desde el principio. Las ni?as y los ni?os descubren su sexualidad tal como descubren otros aspectos de su ser: a partir de la curiosidad y a trav¨¦s de la observaci¨®n, la imitaci¨®n, el juego y la exploraci¨®n individual y compartida.

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Desde el Centro de Psicolog¨ªa MindUp Psic¨®logos, su directora Sof¨ªa Gil nos cuenta: ¡°Aproximadamente a partir de los tres a?os los ni?os y ni?as comienzan a tener conciencia de su cuerpo. Esto hace que tengan curiosidad por observarse desnudos, explorarse y estimularse. Con mucha probabilidad al explorar sus genitales sientan placer. Pero no es el placer er¨®tico que entendemos los adultos sino simplemente una sensaci¨®n de agrado, de gusto. Si al tocar una parte del cuerpo, en este caso sus partes ¨ªntimas, sienten placer con mucha probabilidad sientan el impulso de volver a repetir la acci¨®n¡±. Sin embargo, a?ade la psic¨®loga Sof¨ªa Gil, no siempre se estimulan los genitales para experimentar sensaciones agradables. Es posible que en ocasiones hagan uso de esta conducta para liberar tensi¨®n o incluso por aburrimiento.

Sexualidad, divino tesoro es un colectivo formado por las maestras infantiles Irene Moreno, J¨²lia Raurich y Fany Soler que naci¨® con la voluntad de crear una gu¨ªa te¨®rico-pr¨¢ctica para docentes que quieran acompa?ar la sexualidad de ni?as y ni?os de entre 3 y 6 a?os. Nos cuentan que el entorno de la criatura es crucial en el descubrimiento de los genitales y del placer. Si se encuentran en un contexto que favorece el descubrimiento sexual, podr¨¢ establecer una relaci¨®n sana con su cuerpo. Si por contra se encuentra con un ambiente hostil, el descubrimiento de la sexualidad se ver¨¢ afectado. ¡°Los juegos de exploraci¨®n sexual no son m¨¢s que eso: juegos. La er¨®tica se desarrolla posteriormente, con la llegada de la pubertad. Hay juegos y juegos y como acompa?antes debemos asegurarnos de que sean seguros y adecuados a la edad. En caso de que la exploraci¨®n sea compartida, tambi¨¦n tendremos que comprobar que haya deseo por todas las partes y que las criaturas implicadas tengan la misma edad o semejante, y que est¨¦n en la misma etapa del desarrollo sexual¡±.

Desde Criar con Sentido Com¨²n, la maestra en educaci¨®n Primaria Silvia Guijarro se?ala que el descubrimiento sexual procede de manera natural, ¡°del mismo modo que exploran el mundo, exploran su cuerpo; se tocan la oreja, se tocan los pies y cuando llegan a sus genitales, de manera natural sienten placer al tocarlos. El pene est¨¢ m¨¢s a la vista y a mano, por lo que es m¨¢s com¨²n que se lo toquen y experimenten directamente con sus manos. La vulva, sin embargo, est¨¢ menos accesible, por lo que es m¨¢s habitual que se froten contra alg¨²n objeto, como el brazo de un sof¨¢¡±. Seg¨²n Silvia Guijarro los juegos sexuales infantiles son naturales en grupos homog¨¦neos de edad desde la primera infancia. ¡°Pueden sentir curiosidad por descubrir y explorar el cuerpo de los dem¨¢s, del mismo modo que exploran su entorno y su propio cuerpo. Si descubrimos a un grupo de ni?as y ni?os explorando sus cuerpos mutuamente, no debe sorprendernos, ya que son juegos naturales y forman parte de su aprendizaje. Solo deber¨ªamos preocuparnos si alguno de los ni?os o ni?as da muestras de no sentirse c¨®modo/a con el juego, o si estuvieran reproduciendo conductas concretas o movimientos t¨ªpicos de las relaciones sexuales adultas¡±.

Desde Sexualidad, divino tesoro, las maestras infantiles Irene Moreno, J¨²lia Raurich y Fany Soler se?alan: ¡°Para poder acompa?ar la sexualidad de otras personas es fundamental que previamente revisemos nuestra biograf¨ªa sexual para no proyectar nuestras inseguridades, miedos, traumas, falsas creencias en ellos¡±. Las tres maestras nos lanzan algunas pautas, como que para romper con los tab¨²s debemos hablar de sexualidad en positivo y con naturalidad. ¡°Es importante nombrar las partes del cuerpo con los nombres adecuados (evitar apodos como llamarle flor a la vulva). Tambi¨¦n es bueno ofrecer material de juego que visibilice la diversidad de personas y de cuerpos. Nos recomiendan visibilizar la sexualidad a trav¨¦s de peque?os actos, como dejar las compresas o la copa menstrual a la vista o tener el registro menstrual colgado en la nevera. ¡°Tambi¨¦n poner al alcance de los peque?os y peque?as cuentos que hablen sobre el tema y sobre todo respetar las decisiones en relaci¨®n con su propio cuerpo, como por ejemplo no obligarles a dar besos o abrazos cuando no les apetece¡±.

La sexualidad es un aspecto central del ser humano y, como tal, debemos dedicarle tiempo para conocerla. La educaci¨®n sexual es un derecho reconocido en la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Sexuales. ¡°Hablar de sexualidad es romper el tab¨² de una vez por todas y nos permite desmontar mitos y concepciones que nos limitan y estigmatizan. Nuestra sociedad est¨¢ impregnada de contenido sexual inapropiado que perpet¨²a actitudes y comportamientos vejatorios y violentos, especialmente para las mujeres. Por lo tanto, ofrecer una educaci¨®n sexual respetuosa, objetiva, cient¨ªfica y con perspectiva de g¨¦nero ayudar¨¢ a las criaturas y adolescentes a desarrollar un esp¨ªritu cr¨ªtico y a detectar situaciones abusivas y violentas, que no tienen nada que ver con el respeto, el deseo y el gozo¡±, afirman Irene Moreno, J¨²lia Raurich y Fany Soler.

Para la psic¨®loga Sof¨ªa Gil las familias no podemos darle la espalda a la sexualidad porque nos resulte inc¨®modo ofrecer a nuestros hijos educaci¨®n sexual. ¡°La sexualidad es consustancial al ser humano, ?qu¨¦ mejor que prepararlos para que no se sientan perdidos? La educaci¨®n sexual les ayudar¨¢ a poner l¨ªmites, a desarrollar conductas sexuales saludables y a tomar buenas decisiones que minimicen la probabilidad de tener conductas de riego y, a su vez, los capacite para detectar conductas abusivas¡±.

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