¡®?Ordenar con Marie Kondo!¡¯: Ya no cabemos con tantos juguetes
El confinamiento nos oblig¨® a estar mucho en casa y nos demostr¨® que podr¨ªamos desfragmentar el disco duro de nuestro hogar. Porque a la que eres padre no solo acumulas tus cosas, tambi¨¦n las de tus descendientes.
Marie Kondo se hizo famosa con un manual para ordenar y reducir los trastos de casa a lo imprescindible, y regalar o tirar lo accesorio despu¨¦s de agradecer su servicio. (Lo ir¨®nico es que precisamente se ha hecho rica con un libro, pero te dice que en tu casa con 30 libros basta).
Como friki coleccionista, con una biblioteca enorme y vitrinas llenas de juguetes, Marie Kondo me cae mal. Pero los meses de confinamiento que nos chupamos nos obligaron a estar mucho en casa y nos demostraron que podr¨ªamos desfragmentar el disco duro de nuestro hogar. Porque a la que eres padre no solo acumulas tu mierda, tambi¨¦n la de tus descendientes.
En primer lugar, tenemos todo lo que decidimos guardar nosotros, por nostalgia y simbolismo. Los trabajos escolares de la ni?a (su primer dibujo, la primera vez que escribi¨® su nombre, la primera vez que se entendi¨® que escrib¨ªa su nombre¡) son obligatorios. Al menos, hasta que lleg¨® el hermano, que el museo se est¨¢ ampliando demasiado r¨¢pido con los pongos. (Tambi¨¦n podemos ceder las obras a exposiciones temporales en casa de los abuelos, o redistribuir las manualidades a medida que lleguen.)
Despu¨¦s tenemos lo que guardamos de manera pr¨¢ctica, por si lo reutilizaremos con hermanos, primos y amigos.
Y por ¨²ltimo, tenemos lo que guardan nuestras criaturas, por amor o por simple gusto de acumulaci¨®n.
Entonces, toca nominar para expulsar de la academia. Lo que m¨¢s dudas crea (entre la pareja, pero tambi¨¦n con los ni?os) son los regalos.
?Un juguete de reyes vale m¨¢s que uno de cumplea?os? ?Uno comprado por los abuelos supera a uno comprado por nosotros? ?Nos deshacemos primero de los que m¨¢s espacio ocupan o de los t¨ªpicos peluches a los que no hacen caso?
Y lo m¨¢s duro: ?esto lo negocias con los cr¨ªos o los toystories se esfuman por la noche cabalgando hacia el horizonte sin despedirse?
El concepto espacial de un ni?o es distinto al de sus padres estresados porque no paran de tropezarse con juguetes. Para ellos la respuesta f¨¢cil es: ¡°Lo quiero guardar todo, pero ord¨¦nalo t¨²¡±.
Ego¨ªstamente, en pisos finitos que no crecen solos, cuanto m¨¢s controladas est¨¦n las posesiones de los ni?os, m¨¢s espacio sigue habiendo para los adultos. Pero como coleccionista que compra en tiendas especializadas los juguetes de la infancia de otros, que sus padres o ellos mismos tiraron, me duele no conservarlo todo. ?Y si dentro de 30 a?os La patrulla canina sigue siendo su referente de la infancia y no pueden jugar con sus cachorros de pl¨¢stico? ?Es que solo nuestros juguetes provocan nostalgia y tienen que ser preservados? ?Les privaremos de ese momento m¨¢gico de abrir un altillo y encontrar all¨ª sus tesoros?
Sea como sea, despu¨¦s del estr¨¦s juzgador, ordenar y liberarnos de lo prescindible al final nos relaja. As¨ª que ¨¢nimos con la limpieza y, ya puestos, empezad tirando el libro de Marie Kondo.
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