Carta a mi hijo con discapacidad: tomar decisiones
No sabemos si hemos tomado caminos buenos o malos, sin embargo, lo que s¨ª sabemos es que estamos tranquilos con los tomados y eso es lo m¨¢s importante
Querido Alvarete:
Qu¨¦ complicado es tomar decisiones, y si estas implican a un hijo, m¨¢s a¨²n. No nos ense?an a tomarlas y, lo que es m¨¢s importante, a estar tranquilos con las decisiones realizadas. Nos autojuzgamos en funci¨®n del resultado de las mismas, olvidando que no siempre este es el mejor indicador de s¨ª una decisi¨®n ha sido acertada o err¨®nea.
El otro d¨ªa nos invitaron a tu madre y a m¨ª a dar una peque?a charla en un curso para matrimonios j¨®venes. Fue muy interesante porque nos hicieron algunas preguntas de las que te hacen pensar y reflexionar sobre c¨®mo lo est¨¢s haciendo como matrimonio. Una de las que m¨¢s me llam¨® la atenci¨®n nos la hicieron casi al final: cuando est¨¢bamos recogiendo, se nos acerc¨® un matrimonio y nos pregunt¨® c¨®mo hac¨ªamos para tomar las decisiones sobre ti y si nos hab¨ªamos arrepentido de alguna de ellas. Me vinieron a la cabeza de pronto las decisiones sobre operaciones, cambio de colegio, tratamientos, incluso las laborales que tomamos por ti¡
La respuesta a la pregunta no es f¨¢cil porque uno tiene sus demonios y es dif¨ªcil ver con claridad las consecuencias de las decisiones tomadas, siempre nos convertimos en el peor de los jueces a la hora de juzgar nuestros actos, y si las cosas no van como uno quisiera, es sencillo que nos vengamos abajo culp¨¢ndonos de nuestra falta de acierto en la elecci¨®n de caminos.
Pero realmente la respuesta es simple, al menos a la segunda pregunta, y es que no nos arrepentimos de ninguna decisi¨®n tomada respecto de ti. Adem¨¢s, as¨ª debe ser, no cabe otra opci¨®n, no podemos saber con certeza qu¨¦ habr¨ªa pasado si hubi¨¦ramos tomado otras decisiones, si hubi¨¦ramos escogido otros caminos¡ Perder el tiempo pensando en estas cosas solo nos llevar¨ªa a dudar de nosotros mismos y nos imposibilitar¨ªa de cara a poder tomar futuras decisiones, lo que no podemos permitirnos bajo ning¨²n concepto.
Enti¨¦ndeme, no estamos hablando de decidir si saco una campa?a de ropa en una fecha u otra, o de si saco al mercado un producto con unas caracter¨ªsticas o con otras¡ Estamos hablando de decisiones vitales, que no tienen marcha atr¨¢s y que no tengo con qui¨¦n comparar para saber qu¨¦ habr¨ªa pasado si hubiera ido por otro camino. Cuando decidimos ir por la v¨ªa de operarte, tomamos una decisi¨®n que solamente una parte de los m¨¦dicos apoyaban, y cuando aceptamos el riesgo de que te extirparan el temporal derecho, sab¨ªamos los desaf¨ªos que eso conllevaba, incluido el no volver a o¨ªrte decir ¡°te quiero, Pap¨¢¡±, sin embargo, tu madre y yo tuvimos que tomar decisiones y lo hicimos, no sabemos qu¨¦ habr¨ªa pasado o c¨®mo estar¨ªas si hubi¨¦ramos tomado otras, pero nos sentimos orgullosos de haberlas tomado.
Realmente de lo ¨²nico que me arrepiento es de no haberlas tomado antes. El ¨²nico que se equivoca es el que no act¨²a. Me lo has o¨ªdo decir muchas veces, sin embargo, hasta que tu madre me peg¨® aquella colleja en el Ni?o Jes¨²s no reaccionaba, me dejaba llevar por la situaci¨®n y b¨¢sicamente era una persona reactiva a los acontecimientos que iban sucediendo alrededor de ti. El no haber cogido el toro por los cuernos antes y haber empezado a tomar decisiones al comienzo de tu enfermedad es de lo ¨²nico que me arrepiento. No obstante de nuevo, de nada sirve recrearme en ello, solamente me restar¨ªa fuerzas y confianza y no se puede modificar el pasado.
Respecto de la primera parte de la pregunta, ¡°?c¨®mo tomar decisiones sobre un hijo enfermo?¡±, es mucho m¨¢s compleja de responder y quiz¨¢s para entender la respuesta habr¨ªa que haberlo vivido previamente, por lo que m¨¢s que una respuesta dar¨¦ un par de consejos que a tu madre y a m¨ª nos son ¨²tiles.
Cuando estudi¨¦ el EMBA ten¨ªamos una asignatura de ¡°toma de decisiones¡±: te ense?aban c¨®mo tomarlas, con o sin incertidumbre, la teor¨ªa de juegos, los ¨¢rboles de decisi¨®n¡, pero cuando llegas a la realidad y te enfrentas a la enfermedad de un hijo, todo eso sirve de poco. ?Qu¨¦ ¨¢rbol de decisi¨®n aguanta la probabilidad de perderte por decidir operarte? ?C¨®mo ser racional cuando en juego est¨¢ la vida de un hijo y llevas meses sin dormir?
Santo Tom¨¢s de Aquino dec¨ªa que un hombre tiene libertad de elecci¨®n en la medida en que es racional. No le llevar¨¦ la contraria al bueno de Santo Tom¨¢s, pero creo que algo de irracionalidad, vista esta como esperanza e ilusi¨®n, es necesaria para alimentar la hoguera de la racionalidad, ya que a veces la realidad es tan dura que nos puede llevar a rendir los brazos. En nuestro caso, tu madre transmite la necesaria ilusi¨®n y esperanza en tu futuro y yo soy el racional que no baja los brazos por mi compromiso con ella. Este equilibrio nos ayuda a tomar decisiones valientes, no obstante racionales. Si la irracionalidad es debida a la desilusi¨®n y falta de esperanza, normalmente se acaba por no tomar decisiones pensando que de nada importa.
Mi segundo consejo ser¨ªa tomar las decisiones en conciencia. Dec¨ªa Cicer¨®n: ¡°Mi conciencia tiene para m¨ª m¨¢s peso que la opini¨®n de todo el mundo¡± y puedo deciros que as¨ª es, a largo plazo las decisiones que no se toman en conciencia te pasan factura. Cuando fuimos a Grenoble a operarte, una trabajadora social nos dijo que est¨¢bamos perdiendo el tiempo, que no ten¨ªas soluci¨®n y que ¨²nicamente ¨ªbamos a conseguir desgastarnos como matrimonio por el esfuerzo que conllevaba. Lo que ella no entend¨ªa es que no era locura lo que nos impulsaba, sino que era nuestra conciencia, que no paraba de gritar que ten¨ªamos que hacer todo lo posible. Sin duda habr¨ªa sido mucho m¨¢s f¨¢cil quedarnos en casa, pero si el m¨¦dico del que decidimos fiarnos, el gran Doctor Jaime Campos Castell¨® (D.E.P.) nos recomend¨® ese camino, ?c¨®mo podr¨ªamos, en conciencia, negarnos?
No sabemos si hemos tomado buenas o malas decisiones, sin embargo, lo que s¨ª sabemos es que estamos tranquilos con las tomadas y eso es lo m¨¢s importante.
Te quiero,
?lvaro Villanueva
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