Ser padre de un ni?o con discapacidad: aprender a no autocompadecerse
Es muy importante darse cuenta de esto lo antes posible, ya que algunas veces caemos en el peor de los errores, darnos pena a nosotros mismos
Todos hemos pensado alguna vez que nuestros problemas son los m¨¢s importantes y tendemos a minimizar los de los dem¨¢s. Cuando tienes un hijo con una enfermedad grave o discapacidad esto se acrecienta, parece que toda la mierda del mundo te ha ca¨ªdo a ti y piensas que con ella podr¨ªas abonar varios estadios de f¨²tbol mientras que tus amigos y conocidos, con la suya, apenas podr¨ªan abonar el patio delantero de su casa.
El otro d¨ªa me dec¨ªa un padre de un ni?o enfermo que estaba harto de que le dijeran que todos tenemos problemas, para intentar consolarle. ¡°Como si yo no tuviera los problemas que tiene el resto de los mortales por tener un hijo enfermo. Tengo los mismos problemas que el resto y adem¨¢s un hijo enfermo¡±; comentaba visiblemente emocionado.
Como padre de un ni?o con una enfermedad degenerativa grave, me he sentido as¨ª en muchas ocasiones. Creo que el cansancio acumulado hace que tengas ganas de dejarte caer y solo esperas que venga alguien a darte cari?o y comprensi¨®n. Pero con el paso de los a?os te das cuenta de que no puedes ser el centro de atenci¨®n constantemente, quiz¨¢s lo fuiste durante los primeros compases de la enfermedad de tu hijo, pero has de comprender que la gente tiene sus propios problemas y no les queda m¨¢s remedio que pasar p¨¢gina a los problemas de los dem¨¢s que no pueden resolver.
Esto no quiere decir que no les des pena o te comprendan, solamente quiere decir que tienen que seguir viviendo. Imaginaros lo que ser¨ªa vivir sin ese mecanismo de pasar p¨¢gina, por duro que suene, solo con ojear el peri¨®dico por las ma?anas te quedar¨ªas petrificado para el resto del d¨ªa. Es inhumano ver la cantidad de gente que sufre sin motivo aparente y sin haber hecho nada para merecerlo. ?Por qu¨¦ yo vivo en un pa¨ªs con las comodidades de Espa?a y otras personas nacen en mitad del desierto sin las m¨ªnimas necesidades b¨¢sicas cubiertas? ?C¨®mo podemos conocer las injusticias que hay en el mundo, las penurias por las que pasa mucha gente y seguir como si nada?
Al final casi todos pasamos p¨¢gina para poder sobrevivir. ?nicamente unos pocos elegidos tienen la valent¨ªa de no pasar p¨¢gina y plantar cara a los problemas de los dem¨¢s. Por lo tanto, uno debe de asumir que la cruz que le ha tocado es para ¨¦l y no puede esperar que el resto aparten la suya, por peque?a que le pueda parecer (que habr¨ªa que verlo), y carguen con la de ¨¦l.
Es muy importante darse cuenta de esto lo antes posible, ya que algunas veces caemos en el peor de los errores, darnos pena a nosotros mismos. El autocompadecerse es de las peores cosas que uno puede hacer, ya que nos impide avanzar y solventar nuestros problemas. Uno no ha de ponerse excusas a s¨ª mismo, ni justificarse, si lo hace nunca saldr¨¢ del agujero.
He visto gente con los problemas m¨¢s grandes ser felices y otras con apenas problemas ser infelices. La vida es cuesti¨®n de actitud, si te enfrentas a ella la ganar¨¢s seguro, si te escondes de ella ya has perdido sin participar.
Solemos envidiar lo que no tenemos y nos olvidamos que lo que s¨ª que tenemos ser¨ªa el tesoro m¨¢s preciado para muchos, entre ellos para nosotros si lo lleg¨¢ramos a perder.
Si esperas que la gente sepa por lo que est¨¢s pasando y act¨²en en consecuencia te llevar¨¢s desilusi¨®n tras desilusi¨®n, ya que es imposible que sepan por lo que est¨¢s pasando, igual que t¨² no sabes por lo que ellos pasan. En cambio, si no esperas nada de los dem¨¢s te llevar¨¢s alegr¨ªa tras alegr¨ªa, ya que hay much¨ªsima gente buena en este mundo que est¨¢ dispuesta a ayudar y se dejan la piel por los dem¨¢s, priorizando los problemas de los otros sobre los suyos.
Si algo he aprendido en estos a?os desde que naci¨® mi hijo es que dar pena solo sirve, a lo sumo, para ganarte palabras de ¨¢nimo, pero si realmente quieres que te ayuden no puedes dar pena. A trav¨¦s de la Fundaci¨®n Ava, conozco a much¨ªsimos padres que pasan por verdaderas tragedias. Ya no solamente la de tener un hijo enfermo, sino la de tener tambi¨¦n otras circunstancias que lo complican todo un poco m¨¢s. Es curioso ver como muchas de las familias que peor lo tienen son tambi¨¦n las que menos se quejan de su suerte. Al principio pens¨¦ que quiz¨¢s hab¨ªan tirado la toalla, pero luego me di cuenta de que nada m¨¢s lejos de la realidad. Se dieron cuenta de que quejarse o compadecerse de s¨ª mismas no sacaban sus problemas adelante, solo los agravaban m¨¢s, por lo que los afrontan con naturalidad porque han aprendido que no tienen tiempo que perder, y a¨²n menos para quejarse, ya que sus familias les necesitan. Curiosamente, estos padres son los que m¨¢s ayuda suelen recibir, ya que la gente siente admiraci¨®n por ellos y la admiraci¨®n moviliza m¨¢s que la pena.
Parafraseando a mi h¨¦roe de juventud, el gran Rocky Balboa, ¡°hay que soportar los golpes sin dejar de avanzar. As¨ª es como se gana¡±.
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