Mar¨ªa Oru?a, escritora: ¡°Cuando los ni?os tienen siete u ocho a?os nos olvidamos de leerles cuentos¡±
La autora gallega se encuentra en plena promoci¨®n de su primer libro infantil, ¡®El tren fantasma¡¯, un cuento de aventuras protagonizado por un chico que tiene mucho de su propio hijo, cuyo nacimiento fue el detonante que la motiv¨® a empezar a escribir
La escritora gallega Mar¨ªa Oru?a (Vigo, 47 a?os) sacudi¨® el mercado editorial en 2015 con la publicaci¨®n de Puerto escondido (Planeta), el primer volumen de una saga de novela negra protagonizada por la detective Valentina Redondo que suma ya cinco entregas, m¨¢s de 100 ediciones y m¨¢s de un mill¨®n de lectores. Su fulgurante carrera tiene mucho de serendipia literaria. ¡°Toda la culpa la tiene la llegada de mi hijo. Yo jam¨¢s hab¨ªa so?ado con ser escritora. Siempre desde peque?a me hab¨ªa gustado leer y escribir, pero nunca so?¨¦ con escribir a nivel profesional porque era algo como para gente muy lista, para gente muy formada, y ten¨ªa una visi¨®n de m¨ª misma mucho m¨¢s diminuta. Tampoco hice nunca cursos de escritura, ni ten¨ªa manuscritos en un caj¨®n¡±, afirma Oru?a en conversaci¨®n con EL PA?S.
La menci¨®n a su hijo Alan no es balad¨ª. Como tantos otros autores (Tolst¨®i, Garc¨ªa M¨¢rquez, Flaubert, Vargas Llosa, Dolores Redondo, Bryce Echenique, Julio Verne, Kafka, Lorenzo Silva, John Grisham, Proust o Ledicia Costas), Oru?a estudi¨® Derecho y ejerci¨® durante muchos a?os como abogada. Cuando se qued¨® embarazada, trabajaba para un bufete internacional entre 10 y 12 horas diarias. Una jornada laboral que asumi¨® como ¡°incompatible¡± con la crianza. As¨ª que decidi¨® trabajar por su cuenta. ¡°Pero mientras montaba el proyecto, como ten¨ªa los meses de permiso de maternidad, escrib¨ª un librito muy sencillo sobre el acoso laboral, noveliz¨¢ndolo, sin lenguaje jur¨ªdico, para que las personas que tuviesen este problema, que eran muchas, tuviesen una herramienta. Y no s¨¦ qu¨¦ pas¨® por mi cabeza, quiz¨¢s me debi¨® parecer sencillo y agradable eso de escribir, que decid¨ª ponerme a narrar algo que de verdad me apeteciera¡±, recuerda. Ese algo, Puerto escondido, lo escribi¨® con su beb¨¦ en el regazo, pero sin ninguna expectativa de que el manuscrito saliese alguna vez de su ordenador.
Hoy, ya consolidada en el mundo literario como una referente de la novela negra contempor¨¢nea, la autora se encuentra en plena promoci¨®n de su primer t¨ªtulo infantil: El tren fantasma (Anaya), ilustrado por Ana Zurita. El libro, protagonizado por un ni?o (Alan) que no se cansa nunca y al que es imposible dormir, parte de una cl¨¢sica rutina de sue?o (la lectura antes de dormir) que se va de las manos, llevando a su protagonista a un viaje en el tiempo hacia un mundo medieval de reinas, caballeros y disputas con espada.
PREGUNTA. Creo que su hijo tambi¨¦n est¨¢ muy presente en este primer acercamiento suyo a la literatura infantil.
RESPUESTA. As¨ª es. Cuando mi hijo era peque?o, cada noche inventaba un cuento para ¨¦l. Hablo de m¨¢s de 1.000 noches invent¨¢ndome cuentos en los que el protagonista era Alan. Un d¨ªa se me ocurri¨® la idea del tren fantasma e iba invent¨¢ndome todo seg¨²n sus reacciones, haciendo giros en la historia para intentar que se lo pasase bien. Cuando ya vi que iba creciendo, pens¨¦ en dejar por escrito el cuento para que se quedase de recuerdo. Y ah¨ª se qued¨®.
P. Suena como lo del Puerto escondido.
R. (Risas) Es que es as¨ª. Lo que sucedi¨® es que un d¨ªa, hablando con otros escritores, alguien dijo que quer¨ªa escribir un libro infantil y yo entonces coment¨¦ lo del cuento y pens¨¦ que siendo amiga de dos escritores de literatura infantil y juvenil como Ledicia Costas y Miguel ?ngel L¨®pez (El Hematocr¨ªtico), podr¨ªa hac¨¦rselo llegar para que lo leyesen. Lo hice muy cortada, con mucho s¨ªndrome de la impostora. Y el mismo d¨ªa Miguel me llam¨® y me pidi¨® permiso para compartirlo con Anaya, con su generosidad habitual, que generaba como una onda expansiva a su alrededor Y al d¨ªa siguiente me llamaron de la editorial para decirme que ¨ªbamos adelante, porque les gust¨® que fuera una historia de aventuras, que tuviese humor y que fuese una historia sin moralina.
P. Ha comentado lo del s¨ªndrome de la impostora, que creo que le acompa?¨® durante mucho tiempo en su despegue como escritora. ?Le pasa lo mismo en su salto a la literatura infantil?
R. Durante mucho tiempo me dio mucha verg¨¹enza decir que era escritora. Me ve¨ªa en una fiesta con Rosa Montero, Eduardo Mendoza¡ Al lado de esas personas, ?c¨®mo iba a decir yo que era escritora? Ahora ya digo que soy escritora porque s¨¦ lo que me cuesta y porque s¨¦ las horas que le dedico. Y con la literatura infantil no sufro el s¨ªndrome de la impostora, pero s¨ª siento un respeto a?adido. Primero por los autores de infantil, que, a veces, ven c¨®mo su oficio es menoscabado o mirado por encima del hombro, cuando deber¨ªa ser todo lo contrario. Y luego por el p¨²blico infantil, que no miente nunca. Yo siempre he sido muy tranquila. Despu¨¦s de haber estado en juicios, a m¨ª me dicen que tengo una presentaci¨®n con 300 personas y ni me inmuto. Sin embargo, me pidieron una vez ir al cole de mi hijo a explicarles cosas sobre libros y estaba de los nervios, casi ni duermo (risas).
P. Hoy varios escritores de literatura adulta contempor¨¢nea se encuentran pregunt¨¢ndose en sus libros si son compatibles dos tareas tan demandantes como la escritura y la crianza de un hijo. ?Qu¨¦ les dir¨ªa alguien que escribi¨® su primera novela con su hijo en el regazo?
R. Que es absolutamente compatible. Lo que falta es organizaci¨®n y determinaci¨®n. Muchas veces me preguntan que cu¨¢ndo escribo. ?Pues en el horario escolar del ni?o! Y luego para cualquier otra cosa ya me organizo con el padre de mi hijo, que siempre me ha apoyado en todo. Al final, esto es como el amor: se trata de ceder. Cuando est¨¢s con alguien, vas a ganar mucho, pero tambi¨¦n vas a ceder cosas. Pues en la vida es igual: ?quieres ir a yoga, quieres viajar, quieres tener un hijo, quieres tener un perro, quieres escribir? Pues igual tienes que renunciar a unas cosas para tener otras.
P. ¡°Ahora lees a trav¨¦s de nosotros, pero cuando leas por ti mismo, tal vez ya no te parezca divertido que leamos para ti. Tendremos que inventar algo, ojal¨¢ se nos ocurra la manera de continuar esa ceremonia, la m¨¢s importante del d¨ªa; que cambie de forma, pero que siga sucediendo¡±, escrib¨ªa Alejandro Zambra en Literatura infantil (Anagrama). ?C¨®mo ha mantenido Mar¨ªa Oru?a la ceremonia con su hijo Alan?
R. Es que a los ni?os les leemos cuentos, todo muy bonito, como en las pel¨ªculas americanas, pero cuando tienen siete u ocho a?os y ya leen solos nos olvidamos de esa rutina. A m¨ª me hizo reflexionar mucho sobre eso Irene Vallejo, que en El infinito en un Junco recordaba que los libros fueron concebidos para leer en voz alta. As¨ª que yo, por ejemplo, cuando mi hijo ten¨ªa nueve o diez a?os, empec¨¦ a leer con ¨¦l cl¨¢sicos en voz alta por las noches. ?l le¨ªa un fragmento y yo otro. La experiencia de lectura es completamente diferente. Yo modulaba la voz, enfatizaba, intentaba emocionarle; y enseguida ve¨ªa que ¨¦l se amoldaba y lo hac¨ªa tambi¨¦n. Para m¨ª fue una experiencia muy sorprendente. Ahora que tiene 13 a?os ya no lo hacemos, tambi¨¦n te digo. Mi hijo est¨¢ en plan ¡°yo ya soy mayor¡± (risas), aunque por fortuna es muy lector. Ahora, de hecho, acaba de empezar a leerse Puerto escondido.
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