Dos d¨¦cadas de activismo: el trabajo hecho y por hacer de El Parto es Nuestro
Esta asociaci¨®n nacida en 2003 ha sido clave en el reconocimiento de la violencia obst¨¦trica en Espa?a. Pero pese a los avances en la visibilizaci¨®n de esta realidad, a¨²n persiste un negacionismo por parte de algunos profesionales y organismos
Bajo un radiante sol, varias madres comparten animadas charlas en los Jardines de Viveros (Valencia), donde se han instalado estands informativos con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia. A las que tienen beb¨¦s les delata ese baile distintivo de los primeros meses. Algunas se acercan con curiosidad a los mensajes que adornan folletos y chapas dispuestos en las mesas: ¡°Inf¨®rmate y decide¡±, ¡°Que no os separen¡±. Este escenario introduce...
Bajo un radiante sol, varias madres comparten animadas charlas en los Jardines de Viveros (Valencia), donde se han instalado estands informativos con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia. A las que tienen beb¨¦s les delata ese baile distintivo de los primeros meses. Algunas se acercan con curiosidad a los mensajes que adornan folletos y chapas dispuestos en las mesas: ¡°Inf¨®rmate y decide¡±, ¡°Que no os separen¡±. Este escenario introduce La Voz de las Mujeres. Violencia Obst¨¦trica y Activismo, un documental dirigido por Claudia Reig y producido por ?lex Bad¨ªa, de Barret Cooperativa, y financiado por El Instituto de las Mujeres. La cinta recorre las dos d¨¦cadas de activismo de la asociaci¨®n El Parto es Nuestro, un camino ligado a la historia de la violencia obst¨¦trica en Espa?a y al esfuerzo del activismo de las mujeres por combatirla.
Para explicar la esencia de la ONG, Reig sostiene que era importante mostrar su trabajo en tiempo presente: ¡°Hay matices que se transmiten mejor cuando los ves en acci¨®n: el clima que se crea en una reuni¨®n de mujeres apoy¨¢ndose, la forma en que los grupos locales atienden a las embarazadas, a las madres con sus dudas...¡±. El documental cuenta c¨®mo un grupo de mujeres que hab¨ªa pasado por partos violentados se organiz¨® para apoyarse y para evitar que otras tuvieran que vivir lo mismo.
Tambi¨¦n habla del papel esencial que la asociaci¨®n ha desempe?ado en el debate obst¨¦trico contempor¨¢neo, destacando su rol en la visibilizaci¨®n de la situaci¨®n del parto en Espa?a y su contribuci¨®n a los cambios legales y sociales que hasta hoy se han venido produciendo. En 20 a?os, se han convertido en referentes internacionales, son interlocutoras con organismos oficiales y est¨¢n cambiando la atenci¨®n a los procesos sexuales y reproductivos de todas las mujeres, pese al reducido n¨²mero de socias y limitado presupuesto. ¡°No existe en Espa?a otra asociaci¨®n que haya tenido tanto impacto en la Sanidad P¨²blica¡±, asegura tajante la psiquiatra Ibone Olza, una de sus fundadoras.
Recuperar el parto
En los a?os setenta, el Colectivo de Boston ¡ªun grupo de mujeres activistas por la salud femenina de Estados Unidos¡ª, publicaba Our Bodies, Ourselves, un libro que denunciaba el sesgo de g¨¦nero y los abusos m¨¦dicos, y que se convirti¨® en uno de los textos fundamentales del feminismo. Su objetivo era empoderar a las mujeres, proporcion¨¢ndoles informaci¨®n sobre sus cuerpos, y abogando por sus derechos sanitarios.
Aquello plant¨® una semilla porque, en 1985, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) emiti¨® la Declaraci¨®n de Fortaleza, el primer documento que abogaba por enfoques desmedicalizados en el parto. Desde entonces, diversas organizaciones han manifestado la necesidad de mejorar una atenci¨®n tradicionalmente enfocada desde un modelo mecanicista, centrado en la eficacia y el ahorro de tiempo, que ha llevado a una p¨¦rdida considerable de la autonom¨ªa de las mujeres y a un aumento de intervenciones sin beneficios significativos. En Espa?a, organizaciones como la Plataforma Pro derechos del Nacimiento, la Asociaci¨®n V¨ªa L¨¢ctea o la Associaci¨® Naixen?a empezaron a denunciar c¨®mo dar a luz hab¨ªa dejado de ser algo fisiol¨®gico para convertirse en un proceso que ¡°ten¨ªa que ser¡± intervenido, haciendo visible el impacto que tiene a nivel f¨ªsico y emocional el modo en el que nacemos.
El Parto es Nuestro nac¨ªa en 2003 a partir de la lista de correo Apoyoces¨¢reas, creada en 2001 por Olza y Meritxel Vila con el objetivo de compartir experiencias relacionadas con estas intervenciones obst¨¦tricas. El grupo creci¨® r¨¢pidamente, convirti¨¦ndose en un espacio donde las mujeres encontraban apoyo y comprensi¨®n cuando compart¨ªan sus vivencias, que ten¨ªan en com¨²n la violencia vivida en su transcurso. ¡°En los inicios lo que hac¨ªamos era contarnos nuestras historias porque est¨¢bamos muy heridas, muy da?adas, y cont¨¢ndolas san¨¢bamos¡±, cuenta Olza en el documental.
Jael Arias estaba embarazada de su primer hijo cuando lleg¨® a la asociaci¨®n. Era 2015, y aunque hab¨ªa escuchado los relatos de parto de su madre y de sus amigas, sinti¨® que hab¨ªan naturalizado intervenciones que ella no acababa de entender como normales. Fue leyendo Un regalo para toda la vida, del pediatra Carlos Gonz¨¢lez, que se top¨® con El Parto es Nuestro: ¡°?Qu¨¦ sorpresa me llev¨¦ cuando empec¨¦ a leer sobre evidencia cient¨ªfica! Todo encajaba con mi parecer sobre las intervenciones¡±. Pese a estar informada, le hicieron una ces¨¢rea y la separaron de su hijo m¨¢s de 10 horas (¡°sin motivo m¨¦dico alguno¡±, asegura). Tras esta experiencia, que le dej¨® una huella psicol¨®gica profunda, Arias se sumi¨® en la oscuridad durante a?o y medio. Cuando comenz¨® a remontar, encontr¨® apoyo y fortaleza participando activamente en la asociaci¨®n. Esta madre de dos hijos ve en el activismo una oportunidad para combatir la violencia obst¨¦trica y crear un espacio que empodere a las mujeres durante el embarazo y el parto. Actualmente, lidera la agenda de la ONG y coordina, junto a Mar¨ªa Reyero, el Grupo Local en Le¨®n.
El negacionismo de la violencia obst¨¦trica
No tener en cuenta el consentimiento informado, pasar por alto el plan de parto y las necesidades de la mujer, y llevar a cabo intervenciones desaconsejadas por la evidencia cient¨ªfica, como la episiotom¨ªa, la rotura de bolsa, la maniobra de Kristeller, la separaci¨®n madre-beb¨¦ o las ces¨¢reas innecesarias, son manifestaciones evidentes de violencia obst¨¦trica. Sin embargo, tambi¨¦n se da una violencia m¨¢s sutil, como la desinformaci¨®n, la actitud condescendiente y los silencios del personal m¨¦dico, que igualmente afectan al bienestar y la autonom¨ªa de las mujeres.
Susana Fern¨¢ndez, presidenta de El Parto es Nuestro, cree que entre sus logros est¨¢n el reconocimiento y la visibilizaci¨®n de que la atenci¨®n al parto en Espa?a dista mucho de estar a un nivel ¨®ptimo. ¡°Hemos denunciado pr¨¢cticas obsoletas y desaconsejadas, brindado apoyo a mujeres con experiencias traum¨¢ticas y sacado a la luz problem¨¢ticas estructurales del sistema¡±. Adem¨¢s, desde la asociaci¨®n han logrado que los testimonios de las madres se conviertan en indicadores cruciales de la calidad de la atenci¨®n. Otro hito se dio en 2007, cuando participaron en la elaboraci¨®n de la Estrategia de atenci¨®n al parto normal en el Sistema Nacional de Salud (EAPN), estableciendo pautas consensuadas entre profesionales y usuarias y logrando que algunas malas pr¨¢cticas cl¨ªnicas fueran abandonadas. Pero hoy la Estrategia se encuentra estancada.
¡°Se observa una adaptaci¨®n positiva en algunos centros, con protocolos basados en la evidencia cient¨ªfica y el impulso de casas de nacimiento lideradas por matronas¡±, cuenta Fern¨¢ndez. Sin embargo, seg¨²n apunta, aunque las tasas de ces¨¢reas y episiotom¨ªas han disminuido, las de inducciones y partos instrumentalizados siguen siendo altas. Adem¨¢s, insiste en que la negaci¨®n de la violencia obst¨¦trica por parte de muchos profesionales persiste, ¡°a?adiendo un da?o adicional a las mujeres¡±. Para Bad¨ªa y Reig, el negacionismo de la violencia obst¨¦trica est¨¢ cada vez m¨¢s arrinconado. ¡°Creo que la sociedad va asumiendo esta realidad y su dimensi¨®n y esto es fruto del trabajo de las activistas en todo el mundo¡±, se?ala Bad¨ªa.
En un informe de 2019, Dubravka ?imonovi?, relatora especial sobre la violencia contra la mujer de la ONU, destac¨® la existencia de la violencia obst¨¦trica en los servicios de salud reproductiva a nivel global. El documento representa un paso significativo al analizar las causas y consecuencias de este problema estructural. Tambi¨¦n la OMS, el Comit¨¦ para la Eliminaci¨®n de la Discriminaci¨®n contra la Mujer (CEDAW) y la Societat Catalana de Ginecologia i Obstetr¨ªcia han reconocido su existencia y la necesidad de su erradicaci¨®n. La reforma de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva, de 2022, fue una oportunidad para reconocerla, incluyendo el t¨¦rmino, pero finalmente fue eliminado.
?Cu¨¢ndo ser¨¢ el parto realmente nuestro? Las mujeres lo recuperar¨¢n, seg¨²n explica Fern¨¢ndez, cuando puedan decidir d¨®nde y c¨®mo parir, sea cual sea la opci¨®n, las necesidades o expectativas de cada una, cuando los protocolos sanitarios y la praxis profesional se organicen bas¨¢ndose en la evidencia cient¨ªfica; y cuando los profesionales cuenten con la formaci¨®n, organizaci¨®n y directrices adecuadas para atender a todas las mujeres y sus beb¨¦s en un marco de respeto a sus derechos: ¡°No creo que esto ocurra en un plazo cercano, pero s¨ª creo que vamos avanzando muy positivamente para recuperar el poder de decisi¨®n sobre nuestros partos¡±.
El poder del activismo
Susana Fernández, presidenta de El Parto es Nuestro, se unió a la asociación en 2008, aunque ya había entrado en contacto con ella durante su primer embarazo en busca de información. Después del nacimiento de su hijo, empezó a asistir a las reuniones en Valencia y la experiencia la motivó a asociarse: “En la organización valoramos mucho cualquier tarea, ya que nuestro trabajo es voluntario y surge de maternidades recientes que exigen un esfuerzo adicional por parte de las socias”.
Edurne Estévez es madre de tres hijos, de 17,13 y 8 años. Llegó a la asociación en 2006, embarazada de la primera. En ese momento, Estevéz ya estaba investigando sobre el embarazo, el parto y la lactancia: “Me asocié en 2007 con la idea de participar de manera más activa”. En gran medida, reconoce que gracias a la asociación disfrutó de los partos que deseaba y satisfizo su deseo de participar en un cambio que considera necesario. Para esta madre, “el activismo es una manera de estar en el mundo” y no imagina una vida fuera de él. Actualmente, pertenece al equipo de junta de la asociación, y a la vez coordina junto con Mahewa Tens el Grupo Local de Vitoria. “Todas las socias participan a su manera, desde la que aporta su cuota anual, hasta las socias más activas. Hay muchas tareas visibles, pero también muchas invisibles, y todas son imprescindibles”, asegura Estévez.
Actualmente, El Parto es Nuestro sigue trabajando en campañas informativas. La próxima está centrada en exigir acompañamiento en cesáreas en todos los centros sanitarios. Aunque la pandemia afectó a los encuentros presenciales, se esfuerzan por recuperar estos espacios esenciales. “Jóvenes madres lideran el relevo generacional, destacando en el activismo en redes sociales y expandiendo la influencia de la organización más allá de las calles y los despachos”, explica Fernández.
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