Rafael Benito: ¡°Los cambios neurobiol¨®gicos de la adolescencia son necesarios y productivos¡±
Este psiquiatra nacido en San Sebasti¨¢n est¨¢ especializado en terapia familiar y en neurobiolog¨ªa del apego, el trauma y el desarrollo
Rafael Benito Moraga, nacido en San Sebasti¨¢n en 1964, licenciado en Medicina y Cirug¨ªa, est¨¢ especializado en psiquiatr¨ªa, terapia familiar y en neurobiolog¨ªa del apego, el trauma y el desarrollo. Trabaja en el Centro de Psiquiatr¨ªa Integral (San Sebasti¨¢n) y es docente en el Diplomado de traumaterapia infantil sist¨¦mica dirigido por Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan. Colabora, adem¨¢s, en el blog Buenos tratos. Compa?eros de profesi¨®n, dicen de ¨¦l, ser una persona que logra unificar pasi¨®n y conocimientos en lo que hace. Entre sus libros destacan: La regulaci¨®n emocional (El Hilo Ediciones) y La armon¨ªa relacional. Aplicaciones de la caja de arena a la traumaterapia (Descl¨¦e de Brouwer), junto a Jos¨¦ Luis Gonzalo Marrod¨¢n. En estos momentos, est¨¢ preparando un libro sobre el neurodesarrollo, las consecuencias del maltrato y su influencia en la salud mental y f¨ªsica del adulto.
PREGUNTA. ?Qu¨¦ podr¨ªa decir qu¨¦ ofrece la neuroeducaci¨®n al ¨¢mbito educativo? Y, particularmente, ?qu¨¦ beneficios resultar¨ªan para el adolescente?
RESPUESTA. Tomando el concepto de educaci¨®n como adquisici¨®n de conocimientos y formaci¨®n integral de la persona, el conocimiento del neurodesarrollo durante esa etapa de la vida, nos ofrece una perspectiva de la adolescencia completamente diferente a la que indican los mitos, los prejuicios o la sabidur¨ªa popular. Si atendemos a lo que sucede en el cerebro durante esa ¨¦poca de la vida, podemos ver es ah¨ª donde se reabren, en las redes neurales, caminos que hab¨ªan estado cerrados o dormidos durante la segunda infancia.
El cerebro del adolescente experimenta cambios que le hacen vivir las emociones con mucha m¨¢s intensidad. De ah¨ª que los adolescentes lo vivan todo con pasi¨®n, busquen novedades o experimenten. Por otro lado, estas mismas caracter¨ªsticas conllevan riesgos: pueden lanzarse con m¨¢s facilidad a ideas peligrosas como el consumo de drogas o relaciones sexuales sin protecci¨®n... y, las emociones, pueden controlar su conducta, generando comportamientos imprudentes como hemos visto durante la pandemia.
P. Al adolescente suele relacion¨¢rsele con la irritabilidad, sin unos objetivos claros o reservado familiarmente. Aunque esto no puede aplicarse a todos los j¨®venes, ?cu¨¢l es su opini¨®n al respecto y qu¨¦ explicaci¨®n se podr¨ªa dar?
R. Es evidente que el organismo del adolescente experimenta una aceleraci¨®n de su crecimiento durante la pubertad, el famoso ¡°estir¨®n¡±. Y, el sistema nervioso, como parte del cuerpo, participa tambi¨¦n de esa reactivaci¨®n del desarrollo. No obstante, no lo hace de un modo arm¨®nico.
Tomemos, por ejemplo, el caso de la am¨ªgdala, un peque?o n¨²cleo situado en el interior del cerebro, conocido sobre todo porque desencadena intensas respuestas de lucha o huida ante las amenazas. Durante la adolescencia su volumen aumenta mucho, lo que se acompa?a de un incremento en su actividad. Esto explica la hipersensibilidad de los adolescentes ante las amenazas, su propensi¨®n a actuar con rabia y la alta reactividad emocional. Y, tambi¨¦n, cambian los circuitos relacionados con el placer y la recompensa.
Adem¨¢s, la zona frontal del enc¨¦falo, el ¡°director de orquesta¡± del cerebro, enlentece su desarrollo. Esto es, durante los primeros a?os de esta etapa resulta m¨¢s dif¨ªcil controlar las reacciones de miedo y rabia de la am¨ªgdala, y tambi¨¦n cuesta tolerar demoras en la gratificaci¨®n de los deseos.
Comprensi¨®n y recompensas afectivas hacia los adolescentes
P. ?Qu¨¦ consejos dar¨ªa a los padres para que no se sientan frustrados ante la probable desidia de su hijo adolescente o a que se encierre en s¨ª mismo?
R. Es normal que se den durante la adolescencia momentos de apat¨ªa y desidia. Una vez m¨¢s, encontramos la explicaci¨®n en el estado de sus cerebros. Los centros del placer son, asimismo, los centros de la motivaci¨®n, que no es sino anticipar el gusto que nos va a dar hacer la tarea que corresponda. Cuando las actividades ofrecen al adolescente una gratificaci¨®n inmediata, no hay problema: se lanzar¨¢ de inmediato a realizarla. El problema llega con tareas tediosas o actividades que no les permitan disfrutar en el momento. Es ah¨ª cuando necesitar¨ªan un c¨®rtex prefrontal activo, un ¡°director de orquesta¡± que movilizara las reservas de energ¨ªa y pusiera el cerebro a trabajar; pero, sabemos que el c¨®rtex prefrontal de los adolescentes no es lo suficientemente fuerte.
Los padres deben expresar comprensi¨®n con sus dificultades e incentivar al adolescente con recompensas afectivas, con elogios y palabras de ¨¢nimo e incluso hacer junto a ¨¦l algunas tareas. Las recompensas monetarias son ¨²tiles, pero no deben ser la ¨²nica fuente de refuerzo.
P. El joven estudiante que se siente desmotivado frente a su formaci¨®n acad¨¦mica: ?c¨®mo deber¨ªan ser los educadores para lograrse buenos resultados y que ellos se sintiesen menos frustrados?
R. Se ha comprobado que el rendimiento cognitivo del adolescente mejora mucho cuando se utilizan recompensas como incentivos, esto es: un abrazo o una caricia, elogiar el esfuerzo cuando no haya buenos resultados y dar importancia a lo logrado, aunque no alcance la perfecci¨®n. La tendencia a no felicitar a los adolescentes cuando superan un examen porque aprobarlo ¡°es su obligaci¨®n¡±, me parece perjudicial.
P. ?Influye en los comportamientos adolescentes el que no se haya tenido un apego seguro o una escasa formaci¨®n en inteligencia emocional?
R. Sin duda. Las investigaciones sobre el neurodesarrollo indican que las experiencias infantiles dejan una huella en el cerebro que reaparecer¨¢ durante la adolescencia. Cuando los ni?os sufren maltrato emocional, negligencia afectiva o cualquier otra forma de abuso, su cerebro llega a la pubertad en peores condiciones para transitar por esa nueva etapa.
En este sentido, es muy importante ver la adolescencia como una oportunidad para reparar el da?o sufrido en la infancia. Los padres deben estar disponibles y presentes, sin sobreproteger ni agobiar.
P. Progenitores poco regulados, ?puede interferir en la gesti¨®n emocional del hijo?
R. Durante la pubertad el cerebro vuelve a una situaci¨®n an¨¢loga a la que ten¨ªamos tras el nacimiento: una gran actividad de las ¨¢reas emocionales y un escaso desarrollo de las zonas reguladoras. Es un momento en el que se reedita la necesidad de figuras de apego, de cerebros adultos que ejerzan una influencia moldeadora del crecimiento cerebral.
El cerebro se desarrolla interiorizando lo que le rodea, imitando y simulando expresiones, emociones y conductas. Es fundamental, por tanto, que los modelos que rodean al adolescente sean un ejemplo de buena regulaci¨®n emocional. Si las relaciones con los padres y madres est¨¢n presididas por el descontrol, la rabia o la ansiedad, eso ser¨¢ lo que se imprima en el crecimiento de las redes neurales.
P. El adolescente que procura integrarse socialmente en un grupo, que se est¨¢ conociendo, que prueba y se lleva, en ocasiones, al l¨ªmite, ?qu¨¦ le dir¨ªa para que pudiese enfrentarse al mundo teniendo en cuenta los peligros a los que se expone?
R. Sin que ellos puedan evitarlo, el cerebro del adolescente es exquisitamente sensible a la actitud de sus iguales. Los estudios nos muestran que, durante esta ¨¦poca, la presencia de los amigos incrementa los d¨¦ficits de regulaci¨®n emocional porque, cuando est¨¢n cerca, la actividad de los centros de recompensa es todav¨ªa m¨¢s intensa y la falta de actividad del ¡°director de orquesta¡± resulta mayor.
La sensibilidad del cerebro adolescente al rechazo por sus iguales es mayor que la de ni?os y adultos; de ah¨ª que se sientan presionados por el grupo con m¨¢s facilidad.
P. ?Qu¨¦ t¨¦cnicas dar¨ªa a los padres para fomentar la autoestima en sus hijos?
R. Conviene dar una redefinici¨®n positiva a esta etapa de la vida porque los cambios neurobiol¨®gicos de la adolescencia son necesarios y productivos; incluso, las situaciones de conflicto tienen una funci¨®n reestructurante de las ¨¢reas de la regulaci¨®n emocional. Hay que valorar positivamente su rebeld¨ªa y su pensamiento divergente, como la fase inicial de su individuaci¨®n y de la construcci¨®n de su identidad. Conviene aprovechar ese torrente emocional para ponerlo al servicio de empresas que les hagan progresar.
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