?Por qu¨¦ mi beb¨¦ no duerme? Claves para entender la pregunta que se hacen muchos padres y madres
La doctora en Biolog¨ªa Mar¨ªa Berrozpe publica un libro para ayudar a los progenitores a conocer el funcionamiento del cerebro de los ni?os: no pueden aprender a dormir y su sue?o evoluciona con el tiempo
No es ning¨²n misterio que el sue?o de los beb¨¦s trae de cabeza a los padres, sean primerizos o no. Y esto tiene l¨®gica, no dormir es una aut¨¦ntica tortura. Hay beb¨¦s que, m¨¢s o menos, lo hacen unas cuantas horas seguidas y dan margen a sus progenitores para poder tener un sue?o reparador y de calidad. Otros, sin embargo, concilian el sue?o tan mal que esto se convierte en fuente inagotable de problemas. Es m¨¢s, hay hasta parejas que ven muy comprometida su relaci¨®n por este tema. Algo que no deber¨ªa ser as¨ª. Parte de estas decepciones vienen dadas porque las expectativas que se tienen con respecto al sue?o de los beb¨¦s muchas veces son irreales, alejadas de su naturaleza, de su biolog¨ªa.
Es importante se?alar que la biolog¨ªa tiene clar¨ªsimo por qu¨¦ pasa esto. El cerebro de un reci¨¦n nacido en 2022 es id¨¦ntico al nacido en la ¨¦poca de las cavernas, es decir, no sabe que duerme confortablemente en una cuna protegido de las fieras, su cerebro est¨¢ preparado para la supervivencia y para ella depende estar pegado a su madre. Si no lo est¨¢, llora, porque as¨ª est¨¢ dise?ado. No lo hace para fastidiar a nadie, lo hace para garantizar su vida. Mar¨ªa Berrozpe es doctora en Biolog¨ªa, codirectora del Centro de Estudios del Sue?o Infantil (CESI) y acaba de publicar un libro, La ciencia del sue?o infantil. Comprendiendo el sue?o de nuestros hijos (Oberon), explicando todo esto desde una ¨®ptica cient¨ªfica, pero muy did¨¢ctica, para ayudar a padres y madres a hacer las cosas un poco mejor o, al menos, a entender que lo que le pasa a sus beb¨¦s es lo normal y lo esperable.
?Es normal que los padres se obsesionen con el sue?o de sus hijos?
Los padres tienden a supervisar el sue?o de los ni?os hasta que este se convierte en casi una obsesi¨®n. Para la doctora el motivo es claro: ¡°Hay una raz¨®n contundente: porque no poder dormir es una de las torturas m¨¢s terribles que sufrimos en la vida. Vivimos en una sociedad en la que el insomnio tiene proporciones epid¨¦micas. Nuestro ritmo de vida actual no propicia h¨¢bitos de sue?o saludables y la gran mayor¨ªa de j¨®venes y adultos estamos casi sobreviviendo con un sue?o, a todas luces, insuficiente¡±, explica la experta.
Cuando un beb¨¦ llega a una familia, agrega, ¡°su ritmo inmaduro y desregulado cae como una bomba en un terreno ya minado¡±. Y a?ade: ¡°A los h¨¢bitos desfavorables que muy probablemente tienen los padres se suman los de una criatura que todav¨ªa no distingue entre el d¨ªa y la noche, y su ¨²nica obsesi¨®n es estar en contacto continuo con el cuerpo de su madre, aliment¨¢ndose cada vez que tiene hambre¡±. Pero las expectativas de los padres, determinadas por el contexto cultural, no pueden ser m¨¢s diferentes, pues, seg¨²n cuenta Berrozpe, estos ¡°sue?an con un beb¨¦ que duerme felizmente en su cunita (lejos del cuerpo de su madre) la mayor parte del d¨ªa y de la noche, y que reclama alimentaci¨®n siguiendo un ritmo compatible con nuestras necesidades y deseos¡±.
De sobra es sabido que han proliferado en los ¨²ltimos 20 a?os teor¨ªas totalmente conductistas para ¡°ense?ar¡± a los ni?os a dormir, incide la experta. Teor¨ªas que desechan la idea de que duerman con sus padres. Pero, ?qu¨¦ dice la biolog¨ªa al respecto? Para Berrozpe, en realidad solo hay prejuicios, la ciencia nunca ha conseguido demostrar que la manera en la que la sociedad occidental rica e industrializada del siglo XXI pretende que duerman sus hijos es realmente la forma en la que deben dormir porque es la mejor: ¡°Los seres humanos hemos dormido gran parte de nuestra historia (el 98% del tiempo de la historia), y en la gran mayor¨ªa de culturas, siempre acompa?ados¡±.
Dormir es un acto demasiado vulnerable para arriesgarse a hacerlo solo en la gran mayor¨ªa de circunstancias en las que nos hemos visto ¡ªy muchos todav¨ªa se ven¡ª obligados a hacerlo. Las condiciones que garantiza nuestra cultura de seguridad e higiene son absolutamente excepcionales, seg¨²n la doctora: ¡°Nuestra evoluci¨®n no ha ocurrido mayoritariamente en estas condiciones, que son relativamente recientes. Por eso, muchos h¨¢bitos de nuestra cultura, aunque parezcan buenos, nos enferman y nos producen un estr¨¦s al que no podemos adaptarnos de manera saludable. Desde el exceso de comida al sedentarismo o, por qu¨¦ no, el sue?o en solitario, sobre todo el de nuestros beb¨¦s y ni?os¡±.
Entonces, ?c¨®mo conseguir que un beb¨¦ duerma? ¡°Esta pregunta me hace mucha gracia¡±, reconoce la experta, ¡°ya que los reci¨¦n nacidos no aprenden en el sentido estricto de la palabra a dormir. Igual que a respirar, tragar, estar despierto o moverse, todos son actos fisiol¨®gicos que aparecen de manera espont¨¢nea porque forman parte de nuestra naturaleza. Los fetos ya duermen y durante toda la vida el sue?o va evolucionando y adapt¨¢ndose a las necesidades de cada momento¡±.
El sue?o evoluciona durante toda la vida y su arquitectura y duraci¨®n va cambiando desde el feto hasta la vejez. Se dice que el cerebro sufre los cambios m¨¢s r¨¢pidos e importantes los primeros dos a?os de vida, y la evoluci¨®n del sue?o refleja y se adapta a estos cambios: ¡°Por eso podemos considerar que a partir de ah¨ª se ha superado una etapa madurativa relevante y el ni?o ya tiene todas las fases de la arquitectura del sue?o con un 25% de sue?o REM como el adulto (al nacer ten¨ªa un 50%), aunque la sue?o de ondas lentas seguir¨¢ intensific¨¢ndose hasta la pubertad y las horas diarias que duerme todav¨ªa seguir¨¢n disminuyendo (desde las 14 horas de media hasta las 9 horas a los 12 a?os). Su ritmo circadiano ya est¨¢ bien establecido, aunque no por ello tiene exactamente las mismas caracter¨ªsticas que en el adulto¡±.
Pero si hablamos de los despertares nocturnos, que es lo que m¨¢s preocupa a los padres, ya que generalmente interfiere con su propio sue?o, podemos decir que ¡°se ha observado que hasta los tres a?os y medio al menos la mitad de los ni?os tienen despertares nocturnos, aunque su n¨²mero va disminuyendo a medida que madura. Aun as¨ª, esta disminuci¨®n no sigue un ritmo constante, produci¨¦ndose contin¨²as subidas y bajadas (temporadas que duermen del tir¨®n seguidas de temporadas que se despiertan m¨¢s) durante toda la infancia¡±.
?Y qu¨¦ pasa si lo dejo llorar hasta que se canse?
Hay varias teor¨ªas, llamadas conductistas, que pretenden ense?ar a los ni?os a dormir, dej¨¢ndolos llorar hasta que se cansen y, por agotamiento, terminan durmi¨¦ndose. Pero, ?qu¨¦ coste tiene en el cerebro del beb¨¦? La experta lo tiene claro: ¡°Dejar llorar a un beb¨¦ que todav¨ªa requiere la regulaci¨®n de la madre (o figura de apego) para controlar sus emociones puede provocar lo que se llama una respuesta t¨®xica al estr¨¦s. Esto es, la criatura no puede adaptarse saludablemente a ese estr¨¦s porque se ha superado su capacidad para hacerlo¡±. ¡°Esto conlleva una respuesta maladaptativa¡±, prosigue, ¡°que puede desembocar en una patolog¨ªa. Este fen¨®meno no siempre se manifiesta a corto plazo, ya que muchos problemas de la vida adulta pueden explicarse, precisamente, por respuestas t¨®xicas al estr¨¦s en la primera infancia, cuando la persona no ten¨ªa la capacidad de adaptarse saludablemente a las circunstancias adversas¡±.
¡°Dice el profesor de antropolog¨ªa James McKenna: el h¨¢bitat del beb¨¦ humano es el cuerpo de su madre. El neonat¨®logo Nils Bergman tambi¨¦n dice: todo lo que un beb¨¦ hace ¨²nicamente se entiende desde la perspectiva del cuerpo de la madre. Esto significa que todo el comportamiento instintivo del beb¨¦ est¨¢ dirigido a asegurar su supervivencia en el cuerpo de su madre. Fuera de ¨¦l casi no sirve para nada¡±, explica. Esto quiere decir que cuando se separan las cr¨ªas mam¨ªferas de sus madres sufren una importante desregulaci¨®n fisiol¨®gica que afecta desde el control de su temperatura a su respiraci¨®n o frecuencia card¨ªaca. ¡°La madre es, en definitiva, el regulador fisiol¨®gico y emocional de su hijo¡±, resume Berrozpe. ¡°Su ausencia desregula y esta desregulaci¨®n es por s¨ª misma un factor estresante que puede generar una respuesta t¨®xica no adaptativa, dependiendo de las circunstancias. Y ya sabemos que esta respuesta t¨®xica puede tener relevantes consecuencias a corto, medio y largo plazo, comprometiendo el desarrollo y la salud f¨ªsica y emocional futura del beb¨¦¡±.
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