Carlos Gonz¨¢lez, pediatra: ¡°No hacer caso a un ni?o que llora, tenga la edad que tenga, me parece una solemne tonter¨ªa¡±
El autor de ¡®Hablando de ni?os¡¯ defiende una crianza basada en el apego, reclama un permiso parental m¨¢s prolongado e incide en que para un beb¨¦ lo m¨¢s importante es estar con su madre
Carlos Gonz¨¢lez (Zaragoza, 1960) es un pediatra conocido por ser autor de diversos libros de crianza, salud y alimentaci¨®n infantil y por impartir y dirigir cursos sobre lactancia materna. Entre algunos de sus t¨ªtulos se encuentran Mi ni?o no me come (1999); B¨¦same mucho. C¨®mo criar a tus hijos con amor (2003) y Hablando de ni?os (2019). Actualmente, trabaja en Gav¨¤ Salut Familiar y es fundador y presidente de ACPAM (Asociaci¨®n Catalana Pro Lactancia Materna). Defiende con fervor la maternidad y todo aquello que conlleva ser madre, no solo desde la propia introspecci¨®n de la mujer sino tambi¨¦n desde la cr¨ªtica a una sociedad que no entiende la importancia de tener hijos y que cr¨ªa, cada vez m¨¢s, alejada del amor y del apego.
PREGUNTA. ?C¨®mo afecta al ni?o la separaci¨®n de su madre tras las 16 semanas del permiso de maternidad?
RESPUESTA. La separaci¨®n de la madre nunca es buena para un ni?o peque?o, da igual que tomen el pecho o el biber¨®n. Todos los beb¨¦s desarrollan una relaci¨®n primaria de apego con una persona que casi siempre es la madre. Habr¨ªa que facilitar que pudieran estar con sus padres al menos hasta los dos a?os. A los 7 o 14 a?os, resulta indiferente que sea el padre o la madre quien cuida a los hijos; a los tres a?os casi igual. A cualquier edad, el padre puede comprar, cocinar, lavar y planchar. No obstante, para un beb¨¦, lo siento, pero no es igual estar con pap¨¢ que con mam¨¢.
P. Respecto a la conciliaci¨®n familiar, ?qu¨¦ considera usted que har¨ªa falta para que se convirtiese en algo real?
R. Que existiese un permiso parental m¨¢s prolongado y transferible que los padres y madres puedan repartir como deseen, como sucede en muchos pa¨ªses europeos. Adem¨¢s, otras ayudas como una reducci¨®n de jornada que no viniese acompa?ada de una bajada salarial o una excedencia voluntaria en la cual se siguiera cobrando un salario m¨ªnimo, no el permiso sin sueldo que tenemos ahora.
P. ?Por qu¨¦ cree que existe presi¨®n social a la madre para que abandone la lactancia cuando la lleva a cabo m¨¢s all¨¢ de los tres o cuatro a?os de su hijo?
R. Muchas madres sienten presi¨®n social para dejar la lactancia al a?o o incluso en los primeros meses. A los tres o cuatro a?os, los que m¨¢s la criticar¨ªan no llegan ni a imaginar que se pueda dar el pecho tanto tiempo, as¨ª que no se enteran y no critican. Es, sobre todo, cuesti¨®n de falta de costumbre. Seguro que pronto la gente se acostumbrar¨¢ a la lactancia materna, incluso a la prolongada.
P. Algunos profesionales m¨¦dicos suelen recomendar, llegados los seis meses o el a?o del beb¨¦, a?adir alimentos y no ofrecer en exclusividad leche materna o artificial, ?resulta beneficioso para el beb¨¦?
R. S¨ª, a partir de los seis meses, m¨¢s o menos, conviene que vaya ingiriendo otros alimentos, adem¨¢s de la leche. El objetivo no es nutricional, sino sobre todo educacional: que el beb¨¦ aprenda a comer comida normal (lo que comen sus padres) de un modo natural (voluntariamente, con su propia mano, masticando...).
P. Ciertas familias entienden que su hijo no come bien cuando no ven el plato vac¨ªo o no ingieren las cantidades que ellos dictan. ?Hay que obligar al ni?o a comer?
R. Por supuesto que no. Obligar a un ni?o a comer es tan absurdo como obligarle a respirar. Pero, por desgracia, los m¨¦dicos hemos pasado un siglo dando a los padres instrucciones detalladas de alimentos, horarios y cantidades: ¡°a las cinco de la tarde, media pera, medio pl¨¢tano, media manzana...¡±; ¡°los martes y los viernes, x gramos de pechuga de pollo hervida o a la plancha¡±. Son instrucciones sin base cient¨ªfica y cantidades exageradas y as¨ª los padres creen que el ni?o tiene que comer exactamente eso. As¨ª comienza una lucha que puede convertir la hora de comer en un infierno.
P. Si el ni?o duerme con los padres o con uno de ellos, ?resulta contraproducente para ¨¦l? ?Existe una edad propicia para abandonar esa pr¨¢ctica?
R. Pocos ni?os quieren dormir solos antes de los tres a?os y pocos quieren dormir con sus padres m¨¢s all¨¢ de los 13 o 14 a?os. Y, desde luego, cada familia puede organizarse para dormir como m¨¢s les guste y nadie tiene derecho a meterse.
P. ?Cu¨¢l piensa que es la raz¨®n de apostar por no acudir al llanto del beb¨¦ por la noche? ?A qu¨¦ niveles sufre el peque?o?
R. El beb¨¦ que llora, sufre. No puede fingir el llorar de forma realista y convincente si no lo siente. Los padres no han de tener miedo a demostrar a sus hijos lo mucho que los quieren. No hacer caso a un ni?o que llora, tenga la edad que tenga, me parece una solemne tonter¨ªa. Como m¨¦dico, he atendido a mucha gente que ven¨ªa llorando al hospital a medianoche preguntando c¨®mo no iba a hacer caso a su propio hijo. Si ense?amos a nuestro hijo que, con un a?o, o tres o cinco, es in¨²til llorar porque no acudiremos, no parece l¨®gico esperar que m¨¢s adelante nos venga a consultar sus problemas.
P. ?Cu¨¢l es el mejor modo de poner l¨ªmites a los ni?os?
R. Todos los padres ponen l¨ªmites perfectamente. Nadie deja que su hijo se tire por el balc¨®n porque no supo decirle que no se tirase. Los castigos son in¨²tiles, tanto para los ni?os como para los adultos. Los castigos no mejoran la conducta; sino que el ni?o aprende a hacerlo a escondidas para que no le pillen.
P. Frente a la idea de que a los ni?os les gusta desobedecer porque s¨ª, ?puede ser cierto en algunos momentos?
R. A los ni?os lo que les gusta es obedecer. Nada hace tan feliz a un ni?o como ver a sus padres contentos y orgullosos de ¨¦l. Los adultos tambi¨¦n queremos cumplir las leyes y pagar los impuestos. Pero, tampoco lo hacemos bien siempre.
P. ?Puede alguien que en su infancia no ha tenido un apego seguro en casa ser un progenitor protector y amante con su hijo?
R. Puede, aunque tal vez tenga que esforzarse. El patr¨®n de apego (seguro o inseguro) tiende a repetirse. No obstante, no es una garant¨ªa o una condena. Quien ha tenido un apego seguro con su madre es f¨¢cil que tambi¨¦n lo tenga con su padre, hermanos y m¨¢s tarde, novio/a, c¨®nyuge, hijos... El apego seguro o inseguro suele mantenerse a lo largo de la vida. Sin embargo, tambi¨¦n puede cambiar. Son muchos a?os de convivencia y lo importante no es lo que pudiste hacer mal el mes pasado, sino todo lo que puedes hacer bien a partir de ahora.
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