Caso El¨ªas Ahuja: Por qu¨¦ es importante la educaci¨®n sexual y afectiva desde ni?os
Tras la viralizaci¨®n de un v¨ªdeo en el que un grupo de universitarios insulta y veja a un grupo de chicas, antrop¨®logas, educadoras y sex¨®logas ponen el foco en la importancia de una formaci¨®n emocional igualitaria desde la infancia para romper los estereotipos de g¨¦nero
El v¨ªdeo de los estudiantes del colegio mayor El¨ªas Ahuja, en Madrid, publicado en redes sociales y compartido como la p¨®lvora la semana pasada, mostraba a decenas de j¨®venes insultando, vejando y faltando el respeto a las residentes del colegio mayor de Santa M¨®nica, ubicado justo enfrente. Tras d¨ªas de disculpas, denuncias, condenas de pol¨ªticos y personalidades y la expulsi¨®n de uno de los alumnos del centro, entre otras reacciones, ahora la pregunta siguiente ser¨ªa: ?hay algo que se pueda hacer, desde la familia, para procurar que este comportamiento machista no se d¨¦ cuando los ni?os y ni?as de hoy sean los adultos de ma?ana?
Una de las claves que se?alan los expertos es la importancia de la educaci¨®n sexual y afectiva desde la infancia, una asignatura todav¨ªa pendiente en muchos colegios espa?oles y cuyo peso recae mayoritariamente sobre los padres y madres. ¡°El problema es que a d¨ªa de hoy la educaci¨®n sexual y afectiva est¨¢ desamparada¡±, explica Sonia Encinas, comunicadora, sex¨®loga, madre y autora de El ni?o que quer¨ªa dar abrazos, un cuento que habla sobre c¨®mo educar en una masculinidad en positivo. ¡°Que se imparta depende de los proyectos que mayormente provienen de las asociaciones de familias sobre esta materia, fuera del curr¨ªculo escolar. As¨ª que no hay una obligaci¨®n de impartir educaci¨®n sexual y afectiva dentro de los colegios, aunque sabemos que ya se est¨¢ trabajando en una ley que la incluya¡±, a?ade Encinas, en referencia a la denominada Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupci¨®n Voluntaria del Embarazo, cuyo proyecto se present¨® el pasado mes de agosto.
¡°Esta regulaci¨®n introduce los contenidos en el curr¨ªculo escolar. En Educaci¨®n Infantil, por ejemplo, lo hace bajo la denominaci¨®n de apego seguro, no como educaci¨®n afectiva y sexual, pero es una de las bases. La clave est¨¢ en adaptar ese tipo de formaci¨®n a la edad y madurez de los menores y no a la etapa educativa¡±, explica por su parte Cristina Sanjuan, especialista en incidencia pol¨ªtica en protecci¨®n de la infancia de Save The Children. Seg¨²n argumenta, su implantaci¨®n depende de cada comunidad aut¨®noma; por lo que es dif¨ªcil hacer un mapa completo porque no toda Espa?a est¨¢ igual.
A pesar de que la educaci¨®n sexual est¨¢ aterrizando en las aulas, comunidades como Catalu?a y Navarra llevan a?os haciendo programas piloto que incluyen esta asignatura. En 2020, el programa Coeduca¡¯t, organizado por la Diputaci¨®n Catalana de Educaci¨®n, se instaur¨® en 300 colegios p¨²blicos para alumnos de tercero de Primaria a cuarto de la ESO, con contenidos adaptados a la edad e impartidos de manera individual y grupal. Navarra, por su parte, comenz¨® con la iniciativa Skolae en el curso 2017-2018, a trav¨¦s de un programa piloto en 16 colegios p¨²blicos. El objetivo: trabajar con los menores conceptos como la prevenci¨®n de la violencia contra las mujeres y las ni?as, la visibilidad de las mujeres y el respeto por las identidades, entre otros aspectos. Y en Valencia existe tambi¨¦n el programa Educaci¨®n Sexual para la ESO. ¡°Pero no es suficiente¡°, a?ade Sanjuan. ¡°Debemos seguir trabajando, pero no solamente en el ¨¢mbito educativo, sino desde muchos otros, como la familia¡±.
De momento, ¡°la educaci¨®n sexual queda a expensas de lo que pueda aportarse desde casa. Y es urgente hacerlo para romper con los estereotipos de g¨¦nero antiguos que vienen cont¨¢ndonos¡±, puntualiza Encinas. La tambi¨¦n escritora afirma que alejarse de ellos hace que se eduque a los chicos es una masculinidad positiva y cuidadora, ¡°que es de lo que va el tema¡±. ¡°Permitir a los menores ser sensibles, potenciarles la emocionalidad y ense?arles a poner l¨ªmites es esencial, porque de esa manera tambi¨¦n van a saber respetar los l¨ªmites de las ni?as y de las mujeres¡±, explica.
¡°Tambi¨¦n hay que evitar el tab¨² alrededor de la sexualidad¡±, a?ade Sanjuan. ¡°Es imprescindible saber que forma parte de una vida sana y que es parte de la persona y del desarrollo humano¡±. Por ello, seg¨²n explica, es fundamental hablar de ello con naturalidad y tranquilidad, siempre utilizando informaci¨®n fiable, sin miedo: ¡°Los padres y madres deben saber que hoy no se puede separar el mundo virtual del f¨ªsico. No es posible. Y que hay que partir de un clima en el que el di¨¢logo sea la base. Los progenitores somos sus modelos; no solo educamos con lo que decimos, sino tambi¨¦n con lo que hacemos¡±. ¡°Para empezar a hablar, los padres y madres deben aplicar la escucha activa y no juzgar¡±, a?ade.
¡°Si yo permito a una criatura expresarse y ser sensible¡±, prosigue Encinas, ¡°si es vista y valorada, tanto si es ni?a como ni?o, le permito desarrollarse desde un apego seguro que despu¨¦s va a influir directamente en su forma de relacionarse con otras personas de una manera sana¡±. Para esta experta, es esencial que los ni?os y adolescentes cuenten con modelos masculinos que les ense?en que ser hombres tambi¨¦n es ser cuidadores y sensibles, fuertes y valientes: ¡°Una cosa no niega la otra¡±.
Para Encinas, de esta forma se est¨¢ permitiendo tambi¨¦n que perciban a las ni?as ¡°como iguales, sin estar influidos porque los ni?os se tengan que comportar dentro de un rol determinado y las ni?as a la contra, siendo sonrientes, cuidadoras y d¨®ciles, que es lo que los estereotipos de g¨¦nero nos han vendido¡±. Adem¨¢s, insiste en que no hay que olvidar que lo masculino todav¨ªa se construye desde la negaci¨®n a lo estereot¨ªpicamente establecido que engloba todo lo que es ser ni?a: ¡°Lo femenino se sigue usando como insulto como, por ejemplo, ¡®no seas nenaza¡¯. Lo masculino se sigue creando a partir de la negaci¨®n de que lo femenino no es v¨¢lido ni merecedor. Por lo tanto, lo niego y lo evito y, finalmente, lo invisibilizo y termino por faltar el respeto. Y as¨ª pasan estas cosas¡±.
En definitiva, ¡°hay que empoderar a las ni?as para que tengan las herramientas y sepan detectar comportamientos que les falten al respeto; y a ellos, hay que educarlos para enfrentarse a los modelos machistas¡±, argumenta Sanjuan. Seg¨²n matiza, esto tambi¨¦n significa aprender que las relaciones son igualitarias, que uno tiene el mismo derecho que el otro. Los padres y madres deben entender que los ni?os y adolescentes son sujetos de derecho, ¡°tienen derecho a una informaci¨®n fiable, a tener herramientas que les ayuden a tomar decisiones y a tener pensamiento cr¨ªtico¡±, incide la experta.
¡°Creo que, a pesar de estos episodios, la sociedad va a mejor, pero sigue al mismo tiempo muy polarizada¡±, relata la antrop¨®loga Izanami Mart¨ªnez. ¡°Es cierto que una parte de la poblaci¨®n cada vez es m¨¢s consciente de que hay que ser respetuosos con los dem¨¢s; pero hay otra que no lo es tanto¡±. ¡°Hay otra mitad, m¨¢s o menos, que se siente amenazada por esa empat¨ªa y comprensi¨®n, que no la comparte, que se siente excluida y que ve todo este cambio como una amenaza¡±. Seg¨²n explica, lo que nos diferencia del resto de seres vivos es la capacidad de elegir si hacer algo o no. ¡°Los progenitores tenemos la responsabilidad de educar a nuestros hijos desde un apego seguro; un apego en el que se sientan valorados, queridos, respetados y que a la vez les d¨¦ autonom¨ªa e independencia para actuar. Aplicar una educaci¨®n real¡±, sostiene. Para esta experta, una educaci¨®n desde el amor puede dar al ni?o o ni?a herramientas para que, cuando suceden cosas as¨ª, que denigran a otros seres humanos, puedan decidir que no quieren hacerlo, que no quieren participar.
¡°Aunque hay que puntualizar que no solo con la educaci¨®n sexual correcta vamos a poder combatir este tipo de comportamientos, sino tambi¨¦n desbancando el adultocentrismo y educando desde el respeto¡±, explica por su parte Tania Garc¨ªa, educadora social y fundadora de la escuela para madres y padres Edurespeta. Garc¨ªa sostiene que en la sociedad actual existe la violencia estructural, refiri¨¦ndose al dominio que ejercen los adultos sobre los ni?os y c¨®mo se les educa en la sumisi¨®n. ¡°Otro tipo de violencia es la que conlleva la sociedad patriarcal, el dominio del hombre sobre la mujer. ?Por qu¨¦ se produce? Sin darnos cuenta, seguimos usando el machismo dentro de los hogares: lo usamos para educar, y no usamos el respeto ni la ¨¦tica. ¡°Es definitiva, sin adultocentrismo, y, por lo tanto, desmarc¨¢ndonos de la sociedad patriarcal, educando desde una ¨¦tica y un respeto absoluto por nuestros hijos y para que as¨ª comprendan el respeto a los dem¨¢s. Los hijos son el resultado de c¨®mo les tratamos¡±, sostiene Garc¨ªa.
Influencia de internet y las redes sociales en los estereotipos de g¨¦nero
Para la psiquiatra Lucía Torres hay dos factores que están influyendo en la sociedad joven y adolescente de hoy, y que han podido llevar al comportamiento de denigración [referente al video que se viralizó en el que los alumnos de un colegio mayor masculino de Madrid insultaban a las chicas residentes del colegio mayor de enfrente]: “La primera son las redes sociales y el acceso que tienen los niños y adolescentes a contenido sexual con solo un clic. Además, los niños de 10 y 11 años ya tienen móvil, tienen curiosidad y es tan fácil como escribir porno en Google”. Según un reciente informe de Save the Children, casi siete de cada 10 adolescentes consumen pornografía, a la que acceden por primera vez a los 12 años. A partir de ahí, según explica, el tiempo que lleven consumiendo este contenido, en muchas ocasiones violento y machista, es lo que luego reproducirán en sus relaciones sexuales, porque es el modelo en el que se están fijando.
“Además, los menores viven en un mundo donde tienen muchos derechos y pocas obligaciones. Es curioso que cuando unos padres intentan poner límites a su hijo adolescente este responda: ‘No puedes hacer eso porque soy menor”, explica. “No les entra en la cabeza que un menor tenga responsabilidades. No lo interiorizan. Y a lo mejor es nuestra culpa, porque no se lo transmitimos bien, no saben que están haciendo algo mal y que hay consecuencias”, prosigue Torres.
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