Vicente Rico, formador: ¡°Para dejar de educar desde la frustraci¨®n, los padres deben ser valientes y atreverse a afrontar cualquier versi¨®n de su hijo¡±
El ¡®coach¡¯ educativo, que publicar¨¢ su primer libro ¡®Aprende a motivar a tu hijo (o alumno)¡¯ en unos meses tras 15 a?os de experiencia como jefe de estudios, cree que educar consiste en poner l¨ªmites y acompa?ar a ni?os y adolescentes a transitar entre ellos
?Liderar, guiar o acompa?ar al hijo en su camino personal? ?Qu¨¦ vinculaci¨®n tienen estos conceptos con la frustraci¨®n y de qu¨¦ modo los padres pueden estar perjudicando a los ni?os y adolescentes con sus demandas y expectativas? Vicente Rico Ferrer (Valencia, 46 a?os), licenciado en Arte Dram¨¢tico, coach educativo certificado por la Asociaci¨®n Espa?ola de Coaching (ASESCO) y formador en programaci¨®n neuroling¨¹¨ªstica (PNL), inici¨® su proyecto Club Educando ¡ªuna comunidad online de cursos educativos gratuitos¡ª para ayudar a las familias con sus hijos y como respuesta al fracaso escolar que observ¨® durante sus 15 a?os como jefe de estudios en un centro educativo. Asegura haber sido un joven que se sinti¨® perdido y que no fue un buen estudiante. El pr¨®ximo mes de octubre ver¨¢ la luz su primer libro: Aprende c¨®mo motivar a tu hijo (o alumno).
PREGUNTA. ?Qu¨¦ ocurre cuando los padres educan a sus hijos desde la frustraci¨®n?
RESPUESTA. La frustraci¨®n est¨¢ ¨ªntimamente ligada con la creaci¨®n de expectativas que hemos generado sobre nuestras vidas y no se han realizado, y, l¨®gicamente, sobre las expectativas que generamos en la de nuestros hijos para que se cumplan. En cierta manera es condenarlos a cometer nuestros mismos errores y, generalmente, obligarlos a vivir algo que no han decidido. Esa frustraci¨®n en los padres puede esconderse detr¨¢s de mensajes e intenciones de buena voluntad, detr¨¢s de convencimientos y de percepciones como querer lo mejor para ellos o que tengan o disfruten lo que uno no tuvo o no le dieron. Esta falsa percepci¨®n de estar haciendo lo mejor para ellos frecuentemente nos imposibilita el ver, como progenitores, la realidad que estamos creando para nuestros hijos. Si educamos desde la frustraci¨®n, les privaremos de poder elegir, poder equivocarse y adquirir aprendizaje para crecer.
P. ?C¨®mo pueden ser conscientes los padres de que est¨¢n educando a sus hijos desde ese sentimiento de decepci¨®n y c¨®mo les afecta a corto y largo plazo?
R. Darse cuenta de ello es un peque?o paso, pero sin el cual nunca daremos un segundo para cambiar esa situaci¨®n. En mis formaciones invito a los padres a que se focalicen sobre ese aspecto y en c¨®mo puede estar afectando a la educaci¨®n que est¨¢n impartiendo, trabajando directamente sobre el concepto y el proceso del acompa?amiento en la educaci¨®n de los hijos. Les invitamos a reflexionar en lo siguiente: ?est¨¢s liderando, est¨¢s guiando o est¨¢s acompa?ando la vida de tu hijo? Desde las dos primeras posiciones es f¨¢cil que podamos encontrar algo de frustraci¨®n y, sin embargo, desde la tercera va a ser realmente dif¨ªcil. Se lidera o gu¨ªa la vida de un hijo a partir de la propia experiencia, conocimientos... y estos te pueden haber permitido alcanzar un buen resultado, pero lo mismo no tiene por qu¨¦ asegurar el ¨¦xito de tu hijo. Cuando se trabaja desde el acompa?amiento su experiencia es la que lidera, t¨² le ense?as c¨®mo decidir y ¨¦l aprende y convive con las consecuencias de sus actuaciones. Para dejar de educar desde la frustraci¨®n es necesario que seamos valientes y nos atrevamos como padres y madres a darle la bienvenida a cualquier posible versi¨®n de nuestros hijos, aunque se aproxime a cualquier cosa que no nos guste o que no hayamos contemplado.
P. ?De qu¨¦ modo se puede educar al hijo de forma respetuosa? ?Dej¨¢ndole espacio para ser ¨¦l?
R. La base de la educaci¨®n debe ser el amor. Es lo que nos va a dar la fuerza para superar ese miedo irracional y l¨®gico que nos va a acechar al pensar en cualquier faceta de ellos. El amor nos permitir¨¢ crear dentro de nosotros una magn¨ªfica visi¨®n de su triunfo personal y felicidad en lo que ellos elijan y que, seguramente, nosotros no habr¨ªamos decidido nunca para ellos.
P. ?Puede educarse al ni?o o adolescente sin interferir demasiado en sus decisiones, pero tambi¨¦n marc¨¢ndole l¨ªmites y protegi¨¦ndole?
R. En realidad, son conceptos totalmente compatibles. Educar consiste en poner l¨ªmites y acompa?ar a nuestros hijos a que sepan transitar entre estos l¨ªmites, que b¨¢sicamente son las normas de convivencia, de respeto y de productividad necesarias para poder vivir dentro de una sociedad. Proteger es ense?arles la importancia del respeto a estos l¨ªmites y acompa?arlos cuando llegan las consecuencias negativas de sobrepasarlos. Pero la forma de transcurrir dentro de esos l¨ªmites es lo que marca realmente la diferencia, pues ah¨ª es donde realmente tienen cabida todas las interpretaciones de nuestros hijos.
P. ?Cu¨¢l dir¨ªa usted que es el modo m¨¢s completo y respetuoso de educar a los hijos?
R. Acompa?¨¢ndolos en sus descubrimientos, en sus fracasos, en sus ¨¦xitos, en su aprendizaje... Al hacerlo, estamos poniendo a su disposici¨®n, que no imponiendo, nuestras vivencias. Es uno de los retos m¨¢s importantes como progenitores.
P. ?Pueden los padres educar de un modo adecuado si arrastran asuntos emocionales sin resolver?
R. Este es uno de los principales puntos de dificultad sobre lo que se trabaja en el coaching educativo, pues normalmente los padres queremos cambios en nuestros hijos pero no estamos tan dispuestos a cambiar nosotros. Por ejemplo, si yo estoy bajo la emoci¨®n del miedo va a ser muy dif¨ªcil que pueda ense?ar a mi hijo a que sea valiente frente a algunos momentos. Es imprescindible crecer como progenitores para poderles dar a nuestros hijos una educaci¨®n adaptada a las necesidades actuales. Como bien dijo el escritor y poeta Mario Benedetti: ¡°Cuando cre¨ªamos que ten¨ªamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas¡±. Somos una generaci¨®n que ha descubierto que ya no nos vale educar a nuestros hijos de la misma manera que fuimos educados nosotros como hijos. Los valores heredados siguen siendo importantes, pero la forma de transmitirlos, utilizarlos e integrarlos en la vida de nuestros hijos es totalmente distinta. Tenemos que ser conscientes que cada vez es m¨¢s dif¨ªcil trabajar en el d¨ªa a d¨ªa la educaci¨®n con ellos. El trabajo, las exigencias, el ritmo de la vida diaria nos obligan habitualmente a educar a nuestros hijos a ratitos y no siempre de la mejor manera.
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