?Qu¨¦ estamos haciendo mal? La eterna pregunta que se hacen padres y madres
Los ni?os tienen que aprender, no se les puede programar para que act¨²en del modo que se espera. La mayor¨ªa de las veces esta cuesti¨®n no parte tanto de una realidad objetiva como del dramatismo con el que los progenitores viven la experiencia de la crianza y valoran los comportamientos de sus hijos
En la segunda entrega de la saga Los Mu¨¦rtimer (Astiberri), la premiada novela gr¨¢fica de la autora francesa L¨¦a Maz¨¦, hay tres vi?etas en las que el padre de C¨¦line y Colin, los hermanos mellizos protagonistas, le pregunta de forma ret¨®rica a su mujer tras lo que este entiende err¨®neamente como una gamberrada de sus hijos: ¡°?Crees que hemos hecho algo mal para que hayan llegado a esto?¡±. En A?o Nuevo (Vegueta), la novela de la escritora alemana Juli Zeh, su protagonista, Henning, reflexiona sobre la incapacidad de sus dos hijos para jugar solos, sobre la necesidad que tienen de que ¨¦l y su pareja, Theresa, sean de alg¨²n modo su entretenimiento: ¡°A veces se pregunta si est¨¢n haciendo algo mal. La frase favorita de Jonas es: ¡®?Qu¨¦ hacemos aqu¨ª?¡¯ Y Bibbi, que aprende de su hermano, lleva una temporada en la que no para de decir: ¡®Me aburro¡¯¡±.
Tarde o temprano, ya sea por una contestaci¨®n de los hijos salida de tono, por un acto que se considera censurable o por una actitud violenta entre hermanos, muchas madres y padres llegan a la misma pregunta: ?Qu¨¦ estamos haciendo mal? Cada minuto, en alguna parte del mundo, una madre o un padre dice en voz alta o murmura para sus adentros la misma cuesti¨®n que se hacen Henning o que el padre de C¨¦line y Colin.
¡°Ciertamente, esta pregunta es bastante com¨²n y frecuente entre los padres y madres de hoy en d¨ªa. Los ni?os son ni?os y tienen que aprender, no los podemos programar para que act¨²en del modo que esperamos e idealizamos en nuestras mentes, de ah¨ª que nos surja la pregunta de qu¨¦ estamos haciendo mal cuando no responden del modo que esperamos¡±, afirma la psic¨®loga Sara Tarr¨¦s, autora del blog Mam¨¢ Psic¨®loga Infantil y del libro Mis emociones al descubierto. Gu¨ªa emocional para trabajar en familia (Salvatella). Su reflexi¨®n la comparte Sonia Mart¨ªnez, psic¨®loga experta en educaci¨®n emocional, directora de los Centros Crece Bien de Madrid y autora de Descubriendo emociones (La esfera de los libros). Mart¨ªnez considera que hay que entender que, muchas veces, el comportamiento de los ni?os y ni?as que lleva a padres y madres a esa pregunta ¡°corresponde simplemente a su propio desarrollo evolutivo o a errores propios de la edad que todos hemos cometido y con los que hemos aprendido y evolucionado¡±.
Para ambas psic¨®logas, en ese sentido, esta pregunta no parte tanto de una realidad objetiva como del dramatismo con el que padres y madres viven la experiencia de la crianza y de la vara de medir ¡ªa veces, demasiado estricta y r¨ªgida¡ª que se utiliza para valorar los comportamientos de sus hijos e hijas. ¡°Antes de tenerlos creemos que seremos unos padres ideales y que tendremos unas criaturas perfectas que se portar¨¢n extraordinariamente, obedecer¨¢n a la primera, no se frustrar¨¢n y obtendr¨¢n unas notas excelentes¡±, argumenta Tarr¨¦s. Nada m¨¢s lejos de la realidad, porque los ni?os son eso, ni?os, y a veces se pelean, tienen comportamientos inesperados, disruptivos, exasperantes y cansinos. ¡°Pero esto, en la gran mayor¨ªa de casos, se produce porque su cerebro es todav¨ªa inmaduro y est¨¢ en plena formaci¨®n. Debemos entender que no son adultos en miniatura ni mu?ecos a los que podamos manejar a nuestro antojo¡±, a?ade.
Una pregunta que se multiplica a medida que se profesionaliza la maternidad
En los ¨²ltimos a?os, boom de libros de parenting mediante, se ha desatado una aut¨¦ntica fiebre alrededor de la maternidad y la paternidad: cursos, talleres, escuelas de padres, etc¨¦tera. El ejercicio de la crianza se ha profesionalizado hasta l¨ªmites insospechados desde hace apenas unas d¨¦cadas. En ese contexto, adquiere relevancia el ¡°hoy en d¨ªa¡± que la psic¨®loga Sara Tarr¨¦s dejaba en el aire en su primera respuesta: ¡°Por m¨¢s que leamos sobre crianza e infancia, muchas veces desconocemos c¨®mo son, c¨®mo sienten y c¨®mo piensan nuestros hijos en sus diferentes momentos de la vida, porque los ni?os sobre el papel son absolutamente distintos a los de carne y hueso¡±.
Coincide en esta valoraci¨®n Sonia Mart¨ªnez, que considera que se ha pasado de una coyuntura en que la responsabilidad se pon¨ªa totalmente en los menores a otra en la que parece que madres y padres son responsables de todo: ¡°Esto lleva a una gran presi¨®n tanto hacia los padres como hacia el ni?o. Si cuando algo no va bien enseguida ponemos un mont¨®n de recursos, miradas y cambios ante la prisa para que vuelva a ir bien, el ni?o acaba desmotiv¨¢ndose al no sentirse capaz de controlar la situaci¨®n en el tiempo y forma que desea su familia; mientras que la familia, al no ver cambios, siente culpa por si a¨²n hay algo m¨¢s que puedan hacer¡±.
Esto, seg¨²n las psic¨®logas, lleva a muchos progenitores a responsabilizarse de las cosas que hacen sus hijos por encima incluso de su verdadera capacidad de influencia sobre ellos. ¡°Se nos est¨¢ yendo de las manos hasta el punto de hacernos sentir insuficientes, malos padres, malas madres; y de creer que cualquier cosa que hagan nuestros hijos, para bien o para mal, es gracias a nosotros o por culpa nuestra. Cuando la realidad es que nuestra influencia no es tanta, y cada vez menos a medida que van haci¨¦ndose mayores y su mundo se ampl¨ªa¡±, asegura Tarr¨¦s sobre esta forma m¨¢s consciente de ejercer la maternidad y la paternidad que de alg¨²n modo deber¨ªa ofrecer a padres y madres la oportunidad de poder guiar mejor a sus hijos.
Al respecto, Sonia Mart¨ªnez afirma que con las familias que trabaja utiliza el dibujo de una pizza dividida en porciones, cada una de las cuales corresponde a una responsabilidad: la de la familia, la del colegio, la del entorno, la de las amistades y la del propio menor. ¡°Ver d¨®nde termina mi responsabilidad y empieza la del ni?o ayuda a quitar la carga que asume la familia¡±, argumenta.
Entonces, ?d¨®nde empieza y d¨®nde termina esa responsabilidad de los padres? ¡°Los padres debemos dar ejemplo, poner los medios para que aprendan, dar las oportunidades, facilitar, guiar, acompa?ar, pero no podemos hacer otra cosa, no es propiamente responsabilidad nuestra todo aquello que hacen, piensan, sienten o les pasa en la vida. Nuestros hijos son personas independientes, no una prolongaci¨®n o ap¨¦ndice nuestro. Tampoco somos los ¨²nicos agentes modeladores de su comportamiento y hay que recordar que existe una base gen¨¦tica, que nacen con su propio temperamento¡±, se?ala Tarr¨¦s. La psic¨®loga y bloguera anima a los padres a estar al lado de sus hijos, a ayudarles a mejorar, pero tambi¨¦n a permitirles el error y dejarles aprender de sus olvidos, decisiones y de los conflictos que viven a diario con sus hermanos o con sus compa?eros: ¡°No lo podemos solucionar todo por ellos ni vivir a trav¨¦s de ellos¡±.
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