Por qu¨¦ poner l¨ªmites a tu hijo adolescente es un acto puro de amor
En la adolescencia se necesitan estructuras y pautas claras. Las normas deben ser coherentes, l¨®gicas, comprensibles y firmes para que sean efectivas, y estar dictadas desde el consenso y con flexibilidad
Las familias suelen llegar a la adolescencia sin haberse preparado lo suficiente para poder acompa?arla desde la empat¨ªa y la serenidad, y esperando que sus hijos se comporten ya casi como adultos que toman decisiones con criterio y cumplen las normas con facilidad. Pero pronto se dan cuenta de que esta etapa est¨¢ repleta de importantes desaf¨ªos educativos y que deben aprender a dar respuesta a las nuevas necesidades de sus hijos. Unos j¨®venes que, en ocasiones, parecen unos desconocidos que ahora quieren descubrir el mundo a su manera, a quienes les cuesta mucho seguir las normas o escuchar los consejos de los adultos que les acompa?an.
La adolescencia es un per¨ªodo de pleno despertar a la vida que va asociado con el riesgo, las nuevas experiencias, las emociones desbocadas y las conductas desajustadas. Donde el adolescente debe hacer frente a numerosos cambios f¨ªsicos, psicol¨®gicos, cognitivos, sociales y emocionales para los que a¨²n, en ocasiones, no est¨¢ preparado y que le colman de mucha inseguridad e incertidumbre. Una etapa de transformaci¨®n y reafirmaci¨®n personal que hace actuar al adolescente de una forma desajustada, impredecible y desmedida y le hace vivir entre extremos. Unos a?os de sana desobediencia, de b¨²squeda de nuevas relaciones y de libertad para experimentar nuevas vivencias y relaciones.
En las familias con hijos adolescentes abundan los conflictos y los malos entendidos. Unas ri?as que inundan los hogares de incomprensi¨®n, culpabilidad, mucha preocupaci¨®n e impotencia. No es nada f¨¢cil para las familias comprender por qu¨¦ su adolescente en ocasiones se muestra tan irreverente e irascible y le cuesta tanto cumplir con los pactos establecidos.
Uno de los conflictos m¨¢s frecuentes entre padres e hijos en este per¨ªodo de desarrollo viene provocado cuando el adolescente no respeta los l¨ªmites que se han marcado en casa. Cuando se deja llevar por la impulsividad y no calibra bien las consecuencias de sus actos. Cuando no cumple con la hora de llegar a casa y con el tiempo que debe dedicarle al estudio o cuando no hace una buena gesti¨®n del uso del m¨®vil o de la consola.
La adolescencia es la etapa en la que m¨¢s necesita una persona tener l¨ªmites claros para crecer con seguridad. Estos ayudar¨¢n al adolescente a prevenir conductas de peligro, a asumir sus responsabilidades y las consecuencias de sus acciones y decisiones. A comprender el funcionamiento de su entorno y sus c¨®digos de convivencia. Fomentar¨¢n una autonom¨ªa y una autoestima que permitir¨¢n al joven ser, hacer y moverse con confianza a lo largo de este tiempo tan complicado.
Las normas nada tienen que ver con reglas prohibitivas ni r¨ªgidas y poco comprensibles, sino que son las l¨ªneas que aportan estructura y seguridad, que nos ayudan a descifrar lo que sentimos y regularnos. Sin ellas no se podr¨ªa establecer relaciones sanas, entender todo aquello que pasa a nuestro alrededor ni gestionar correctamente las emociones. Los l¨ªmites tambi¨¦n transmiten valores tan importantes como el respeto, la solidaridad o la paciencia y son imprescindibles para madurar, desarrollar la independencia y crecer saludablemente.
El adolescente necesita estructuras y pautas claras para poder afrontar todos los retos que le depara esta nueva etapa. Las reglas deben ser coherentes, l¨®gicas, comprensibles y firmes para que sean efectivas. Unos l¨ªmites bien establecidos permitir¨¢n a las familias crear una din¨¢mica arm¨®nica y adecuada donde el adolescente se sienta respetado, protegido y querido. Donde las necesidades de padres e hijos queden cubiertas y donde se pueda convivir desde el respeto y el afecto.
Establecer unos buenos l¨ªmites ayudar¨¢ a reducir los conflictos, mejorar la comunicaci¨®n y generar confianza y amor. Su ausencia tendr¨¢ consecuencias negativas en el desarrollo del adolescente. Un joven sin l¨ªmites bien interiorizados mostrar¨¢ muchas dificultades para tomar buenas decisiones, mostrarse emp¨¢tico con su entorno y ser responsable. No sabr¨¢ c¨®mo debe comportarse ni qu¨¦ esperan los dem¨¢s de ¨¦l y se mostrar¨¢ poco respetuoso y con poca capacidad de hacer frente a la frustraci¨®n.
Estas son cuatro estrategias para poder establecer y hacer cumplir l¨ªmites saludables durante la adolescencia:
- Fijar l¨ªmites y consecuencias desde el respeto y el consenso. Hacerlo conjuntamente permitir¨¢ que el adolescente sienta que se tiene en cuenta sus necesidades, intereses y opiniones. El cumplimiento de estas normas no deber¨¢ estar condicionado por nuestro estado de ¨¢nimo y deber¨¢n hacerse siempre, salvo a situaciones excepcionales.
- Cuando el adolescente no cumpla, se deber¨¢ desaprobar su conducta y no a su persona. Cuando esto ocurra tendremos que controlar nuestro enfado, evitando gritar, amenazar o castigar sin sentido. Desde la comprensi¨®n y el afecto deberemos analizar conjuntamente la situaci¨®n y establecer las consecuencias a su conducta.
- Los l¨ªmites deben ir cambiando a medida que el adolescente vaya creciendo y sus necesidades y aspiraciones vayan modific¨¢ndose. Debemos mostrar nuestra disposici¨®n a negociarlos para que se sienta escuchado y comprendido.
- Los l¨ªmites deber¨¢n favorecer la participaci¨®n del joven en la vida familiar y social, tareas escolares, uso de la tecnolog¨ªa, sue?o y alimentaci¨®n. Deben facilitarle su d¨ªa a d¨ªa y regalarle autonom¨ªa.
El adolescente necesita a su lado adultos pacientes que entiendan lo que le sucede, que atiendan sus necesidades y que le escuchen sin cuestionarlo ni etiquetarlo constantemente. Que le acompa?en con mucho cari?o en sus alegr¨ªas y en los momentos m¨¢s convulsos donde se siente vulnerable. Como dice el terapeuta y escritor argentino Jorge Bucay: ¡°El verdadero amor no es otra cosa que el deseo inevitable de ayudar al otro para que sea quien es¡±. Poner l¨ªmites a un adolescente es un acto puro de amor.
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