¡°?A qu¨¦ hora puedo volver esta noche?¡±: por qu¨¦ es buena idea relajar las normas a los adolescentes en verano
Con menos responsabilidades acad¨¦micas durante las vacaciones, es habitual que los j¨®venes pidan a sus padres que sean m¨¢s flexibles con los l¨ªmites. Los expertos aconsejan escucharles y consensuar las medidas en una ¨¦poca en la que tambi¨¦n es buen momento para que se produzca un acercamiento
Con la llegada del verano y, sobre todo, con el final del curso, los adolescentes cambian su ritmo de vida. No tienen que madrugar para ir a los centros escolares, se han acabado los deberes y las clases de refuerzo de las asignaturas que m¨¢s les cuestan y se dan por finalizadas las actividades extraescolares. Todas estas diferencias y la reducci¨®n de muchas de sus obligaciones acad¨¦micas les ofrece la posibilidad de salir m¨¢s a menudo, y hasta m¨¢s tarde.
Como consecuencia, son muchos los adolescentes que piden a sus padres y madres que se relajen las normas y los l¨ªmites a los que se ven sometidos durante el curso. Es decir, levantarse m¨¢s tarde, pasar m¨¢s tiempo relajados o con pantallas, disfrutar de los amigos¡ Algo que, como afirma la psic¨®loga infantojuvenil Blanca Santos Gim¨¦nez, profesora en la Universidad CEU San Pablo, ¡°deber¨ªamos hacer todos, peque?os y adultos, porque nos ayuda a descansar despu¨¦s de la rutina y la exigencia de los meses escolares¡±.
¡°El curso conlleva unas cargas extrapersonales y extrafamiliares que, sin duda, son demasiadas, innecesarias y frustrantes para la felicidad de todo ser humano: padre, madre, hijo e hija¡±, incide el escritor, neuropsic¨®logo y orientador Fernando Alberca. ¡°La vida escolar est¨¢ llena de falsedad y miedo. Uno es como es en vacaciones¡±, opina Alberca. Esta es la raz¨®n por la que el autor de Todos los ni?os pueden ser Einstein (2017) aboga por aprovechar este tiempo de asueto para descansar de verdad, curar el estr¨¦s ocupacional y, sobre todo, para resetear cuantos posibles errores se hayan cometido: ¡°El verano permite borrar y comenzar una cuenta nueva. Y centrarnos en lo importante, abandonando toda urgencia¡±.
La mejor ¨¦poca para escuchar
La presi¨®n de las notas, que se incrementa notablemente cuando pasan a Bachillerato, suele ser una important¨ªsima fuente de estr¨¦s para los y las adolescentes. Seg¨²n explica Alberca, es habitual que solo con acabar las clases est¨¦n m¨¢s comunicativos que durante el curso: ¡°Es m¨¢s sencillo charlar con ellos y ellos suelen encontrarse mucho m¨¢s receptivos. Por eso es tan buena ¨¦poca para conseguir un acercamiento si durante los meses anteriores no ha sido posible¡±. Esta es una de las razones de que el escritor asegure que el verano y las vacaciones son un momento inmejorable para ¡°aprender c¨®mo son nuestros hijos, jugar con ellos sin importar la edad, demostrarles con hechos que son valiosos para nosotros, m¨¢s que nosotros mismos¡±. Porque los padres y madres tambi¨¦n est¨¢n m¨¢s relajados y tienen m¨¢s tiempo.
En lo que est¨¢n de acuerdo los expertos es en que aligerar las normas o cambiar las rutinas no significa que cada uno pueda hacer lo que le d¨¦ la gana. Ni mucho menos. ¡°Tener una hoja de ruta nos aporta seguridad tanto a los adultos como a los m¨¢s peque?os. Nos da la serenidad de saber qu¨¦ suceder¨¢ en cada momento y c¨®mo tenemos que actuar. Adem¨¢s, nos prepara para la vida real¡±, afirma Carmen Mart¨ªnez Conde, coordinadora del m¨¢ster en Orientaci¨®n Educativa Familiar de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). Por eso esta experta afirma que las normas no tienen que desaparecer, sino adaptarse a cada momento.
Los psic¨®logos aconsejan que s¨ª que haya una serie de normas realmente innegociables, pero que sean pocas y seguras. Mart¨ªnez apunta a que nunca deber¨ªan relajarse las que afectan al bienestar de los dem¨¢s: ¡°Nuestra vida familiar, diaria, con los amigos¡ se deber¨ªa basar en que podamos ser las mejores personas para el otro¡±. ¡°Puede resultar parad¨®jico, pero no lo es: darnos nos mejora¡±, a?ade. Y as¨ª, para la experta se hace un doble bien: ¡°Crecemos y hacemos de nuestro entorno un lugar mejor¡±. Para Alberca, en efecto, los l¨ªmites deben estar en aquello que no haga sufrir a los dem¨¢s: ¡°Ya sea la hora de llegada, el momento de la comida o la cena en familia, etc¨¦tera¡±.
Para ser entendidas y aceptadas, las normas tambi¨¦n deben ser consecuentes. ¡°Si la hora de llegada de nuestros hijos durante el curso es a las 21.00, no es muy coherente que en verano puedan volver a las tres de la ma?ana. Les estamos dando una responsabilidad que, probablemente, no puedan gestionar¡±, afirma Blanca Santos Gim¨¦nez.
Precisamente la hora de vuelta a casa por la noche es una de las normas que suelen sufrir mayor laxitud durante el est¨ªo. Para ponerle l¨ªmites, la profesora del CEU San pablo sugiere aplicar el sentido com¨²n: ¡°Hay que tener en cuenta la edad y la capacidad de autogesti¨®n del joven. Un menor de 14 a?os no se desenvuelve de la misma manera que uno de 17 en determinadas situaciones¡±. Por su parte, Alberca recuerda que, en realidad, la hora de regreso a casa siempre ser¨¢ arbitraria: ¡°No hay quien pueda demostrar que las doce y media de la noche es mejor que las 00.40. Pero lo importante es que, sea la que sea, est¨¦ puesta en funci¨®n de alg¨²n criterio firme¡±. Y que sea negociada y pactada. ¡°Es fundamental que exista un di¨¢logo familiar profundo con relaci¨®n a esta cuesti¨®n¡±, asegura Mart¨ªnez Conde.
Sea cual sea esa hora marcada, lo crucial, a juicio de Santos Gim¨¦nez, es que se tengan claras las pautas a seguir en caso de necesidad: ¡°El menor debe tener claro que en cualquier caso y circunstancia puede recurrir a sus padres sin miedo a las posibles represalias. Cuando existe la certeza de que pueden acudir al adulto y ser atendidos por ¨¦l, podemos estar m¨¢s tranquilos en cuanto a c¨®mo van a actuar¡±.
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