El laberinto burocr¨¢tico para estudiar islam en Madrid
La comunidad solo dispone de tres profesores para ense?ar en los colegios religi¨®n musulmana a casi 50.000 alumnos
Khaoula El Kamouni naci¨® en Chefchaouen (Marruecos) hace 27 a?os, pero lleva en Madrid desde los tres. Lleg¨® al distrito de Lavapi¨¦s por reagrupaci¨®n familiar. All¨ª se encontr¨® con una comunidad musulmana que la acogi¨®. Pero al mudarse a Mejorada del Campo, un pueblo al este de la capital, ech¨® en falta ese apoyo. Ya no ten¨ªa referentes en su barrio ni en su centro escolar: ¡°Yo era la ¨²nica musulmana en mi escuela y llevaba hiyab¡±, recuerda. Con 17 a?os tuvo que buscar herramientas fuera del ¨¢mbito escolar para entender su fe. Espa?a reconoce el derecho de estos alumnos a cursar clases de islam en colegios p¨²blicos y concertados desde 1992. Sin embargo, esta opci¨®n no se materializ¨® en Madrid hasta 2017. El Kamouni es ahora una de los tres profesores de esta confesi¨®n en la Comunidad y forma parte del restringido grupo de 93 docentes en toda Espa?a.
El Kamouni define el texto en el que se recoge este derecho, el Acuerdo de Cooperaci¨®n del Estado con la Comisi¨®n Isl¨¢mica de 1992, como una ¡°ley muerta¡± y afirma que pedir la formaci¨®n supone un laberinto burocr¨¢tico. La normativa establece una serie de pasos: si hay un m¨ªnimo de 10 alumnos musulmanes en un colegio, los padres rellenan un formulario que entregan a la direcci¨®n. Esta debe comunicarlo a la Consejer¨ªa de Educaci¨®n, que contacta con la Comisi¨®n Isl¨¢mica para contratar a los profesores. ¡°Es un proceso que funciona a base de orden, pero toda la cadena falla de abajo arriba¡±, explica Gabriel Riaza, director del Observatorio Andalus¨ª de la Uni¨®n de Comunidades Isl¨¢micas de Espa?a. Desde esta entidad aseguran que falla porque, a pesar de que las familias lo solicitan, los centros y la consejer¨ªa no act¨²an.
De hecho, en la Comunidad de Madrid solo hay tres escuelas donde se imparte la asignatura. El Kamouni, graduada en Magisterio y Primaria por la Universidad Complutense, trabaja en dos colegios: el Jaime Vera, en Tetu¨¢n, y el Antonio Moreno Rosales, ahora en Carabanchel pero originalmente en Lavapi¨¦s. Ense?a a 60 estudiantes de infantil y primaria. ¡°Sirvo de referente para mis alumnos, no solo para que entiendan su religi¨®n sino tambi¨¦n para que vean una figura igual a ellos¡±, comenta. Considera que su trabajo tiene una parte de activismo, ya que facilita la tolerancia y el respeto en los centros escolares.
En el Jaime Vera coinciden a primera hora de la ma?ana los estudiantes de islam y los dem¨¢s ni?os de infantil. Aunque es la hora del desayuno, es el tiempo que la docente tiene para dar su clase. ¡°Yo les ense?o que antes de comer tenemos que nombrar a Dios y darle las gracias¡±, cuenta El Kamouni. ¡°Todos oyen que digo Bismillah (en nombre de Dios) o Alhamdulillah (gracias a Dios). Si en el colegio crecen viendo c¨®mo es un musulm¨¢n, con un compa?ero o una profesora que ven por el pasillo, lo conocen m¨¢s de cerca¡±, a?ade.
Esta oportunidad es algo extraordinario en Madrid, aunque es la tercera comunidad con m¨¢s alumnado musulm¨¢n, con 47.147 estudiantes de los 343.922 que hay en toda Espa?a, seg¨²n el ¨²ltimo censo de la Comisi¨®n Isl¨¢mica. Carmen Cruz, madre de dos ni?os de primaria en el colegio p¨²blico Padre Mariana, situado en Puente de Vallecas, lleva tres a?os demandado estas clases de islam para sus hijos, junto a otras 30 familias: ¡°Me consta que las solicitudes llegaron a la Consejer¨ªa de Educaci¨®n, pero nadie se ha puesto en contacto con la Comisi¨®n para que proporcionen los profesores¡±, reclama Cruz.
Ihab Fahmy, coordinador de la Comisi¨®n T¨¦cnica de Ense?anza de la organizaci¨®n, corrobora la falta de comunicaci¨®n con la Administraci¨®n. ¡°En abril enviamos una carta y a¨²n estamos a la espera de que nos digan cu¨¢ntos educadores se necesitan en Madrid para el curso que viene¡±, denuncia Fahmy. Por lo tanto, el n¨²mero de peticiones que hay en la autonom¨ªa se desconoce. ¡°La regi¨®n no proporciona datos cuando se los pedimos cada a?o¡±, se queja Riaza, responsable de los censos de la Comisi¨®n, y a?ade que Madrid incumple sus obligaciones.
¡°Todo se queda en agua de borrajas¡±, lamenta Cruz. Sin la alternativa p¨²blica, la madre tiene que pagar clases privadas de ¨¢rabe e islam para sus hijos. Aunque es la ¨²nica opci¨®n que le queda, no le convence. Al ser un curso privado, no existe un curr¨ªculo que gu¨ªe la ense?anza de la creencia isl¨¢mica. Cuando se imparten las clases en los colegios p¨²blicos, los profesores siguen una programaci¨®n com¨²n, publicada en el BOE. ¡°Los padres de otras religiones saben perfectamente lo que est¨¢n estudiando los ni?os, lo que tienen que aprender y lo que no¡±, sentencia Cruz.
La escuela de la Mezquita Central Abu-Bakr de Madrid intenta suplir esa necesidad con aulas complementarias de ¨¢rabe y religi¨®n isl¨¢mica. El ¨²ltimo curso tuvieron 170 alumnos, un tercio de lo habitual, debido a las restricciones de aforo por la pandemia. Seis maestros dan clases a ni?os de seis a 17 a?os durante los fines de semana, seg¨²n el director de la escuela, Mohammad Hatem. Entre las salas de rezo y aulas de esta mezquita creci¨® El Kamouni. La ahora profesora acud¨ªa todos los s¨¢bados con su familia. ¡°Nuestra fe es algo que se vive en comunidad, por eso hace falta esa red que te acoja siempre¡±, confiesa.
Ahora, lucha para que m¨¢s ni?os musulmanes puedan ejercer este derecho: ¡°Es algo que me hubiese gustado tener¡±. En el instituto El Kamouni sab¨ªa que sus profesores no confiaban en sus capacidades ni en su futuro: ¡°?Por qu¨¦ no puedo sacarme una carrera simplemente por ser musulmana de origen marroqu¨ª e hija de padres inmigrantes?¡±, se preguntaba. Recuerda que esa falta de apoyo le causaba mucha rabia, pero transform¨® ese coraje en ganas de seguir aprendiendo. ¡°Ni mi religi¨®n ni el velo han sido un impedimento para m¨ª¡±, proclama.
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