La doble barrera de los inmigrantes con discapacidad
Las personas que padecen alg¨²n tipo de diversidad funcional sufren m¨¢s precariedad y se enfrentan a un acceso m¨¢s limitado a los recursos sociales
No toda la poblaci¨®n inmigrante es vulnerable por igual. Para aquellos que presentan alg¨²n tipo de discapacidad, adem¨¢s de hacer frente a las barreras que se les presentan por proceder de otro pa¨ªs, con una cultura diferente y un idioma incomprensible, deben cargar con un peso que les hace doblemente dif¨ªcil la adaptaci¨®n sociolaboral. A menudo se ven obligados a desempe?ar los oficios menos cualificados y m¨¢s rutinarios. A los extranjeros con diversidad funcional les son encomendados trabajos relacionados con la limpieza, la jardiner¨ªa o la producci¨®n en serie. El soci¨®logo Eduardo D¨ªaz Vel¨¢zquez, uno de los autores del ¨²nico proyecto de investigaci¨®n sobre este grupo de extranjeros en Espa?a, comenta que se produce ¡°una sectorizaci¨®n en empleos m¨¢s precarios y m¨¢s peligrosos¡±.
Youssef Jlabane (Taza, Marruecos, 40 a?os) lleg¨® a Espa?a hace dos d¨¦cadas con un contrato de trabajo en el sector de la construcci¨®n. Ten¨ªa 20 a?os y estuvo cuatro trabajando en la obra, hasta que lleg¨® al mundo de la hosteler¨ªa, en el que ejerci¨® de ayudante, cocinero y jefe de cocina. Todo se trunc¨® cuando empez¨® a desarrollar episodios de crisis nerviosas que desembocaron en una discapacidad del 38% que le dej¨® tres meses sin trabajar: ¡°Hab¨ªa mucha carga y no ten¨ªamos un horario. Con el tiempo, mi salud no me permiti¨® seguir adelante con esa actividad¡±. Fue entonces cuando acudi¨® al Grupo Osga, una entidad dedicada a la inserci¨®n sociolaboral de las personas en su situaci¨®n, y le ayudaron a encontrar un empleo apto para su salud. Obtuvo as¨ª un puesto como limpiador de residencias de mayores.
Pese a la pasi¨®n por la cocina que naci¨® en Jlabane, nunca ha podido volver a trabajar en nada relacionado con ese sector como consecuencia de su discapacidad. Su caso supone un inesperado choque con la realidad, ya que desarrollar una diversidad funcional despu¨¦s de llegar a Espa?a contribuye a desajustar las expectativas iniciales de estos inmigrantes. Para D¨ªaz Vel¨¢zquez, esto les obliga ¡°a replantearse del todo su proyecto de vida¡±, ya que se ven en una situaci¨®n totalmente diferente, sin la posibilidad de acceder a determinados trabajos y sin conocer los servicios en los que se pueden apoyar para sobrellevar su nueva vida. Sin embargo, Juabane agradece que desde el Grupo Osga ¡°est¨¦n en todo¡± y que le hayan apoyado tanto en lo profesional como en lo personal. Aunque ya no puede disfrutar del trabajo detr¨¢s de los fogones, s¨ª puede dedicar tiempo a una de sus actividades favoritas: la pintura.
A diferencia de Jlabane, Sokhna Diagne (Kaolack, Senegal, 40 a?os) ya padec¨ªa dolencias cardiacas antes de emigrar. De hecho, viaj¨® desde su pa¨ªs a Italia para recibir el tratamiento m¨¦dico adecuado y posteriormente lleg¨® a Espa?a, donde se someti¨® a un trasplante de coraz¨®n. Gracias al sistema p¨²blico sanitario, a Diagne le pudieron tratar gratuitamente con un equipamiento m¨¦dico al que no habr¨ªa podido acceder en su pa¨ªs. Actualmente, tambi¨¦n dispone de un aparato para medir sus niveles de glucosa con regularidad.
Pese a que lleva 15 a?os buscando empleo en Madrid, no ha conseguido un trabajo. ¡°Me encantar¨ªa cuidar a los ni?os, ayudar en la cocina o trabajar en la peluquer¨ªa. Antes recib¨ªa la prestaci¨®n por incapacidad de unos 330 euros, pero ahora ya no. No tengo ninguna ayuda¡±, cuenta Diagne. Considera que no la contratan por las secuelas de su enfermedad, ya que asegura que nunca ha sufrido un episodio de discriminaci¨®n por su procedencia.
El soci¨®logo D¨ªaz Vel¨¢zquez apunta que es habitual que los extranjeros con capacidades especiales queden en un limbo a la hora de recibir ayudas. ¡°Hay poca relaci¨®n entre las entidades que prestan asistencia social porque, cuando llega el caso de una persona inmigrante con discapacidad que necesita recursos espec¨ªficos, surge el problema de a d¨®nde la mandamos¡±, plantea.
Diagne acudi¨® a la Asociaci¨®n Karibu, dedicada a la inserci¨®n sociolaboral de los migrantes subsaharianos en la capital, para que la ayudaran a redactar un curr¨ªculum. Aunque todav¨ªa no ha participado en ninguno de los cursos formativos de la entidad, s¨ª est¨¢ interesada en aprender inform¨¢tica para acceder a un empleo que no le cause estragos en su salud. Su principal dificultad no proviene de la minusval¨ªa, sino que se basa en la falta de formaci¨®n, ya que tuvo que abandonar su pa¨ªs antes de terminar los estudios y tampoco ha podido completarlos en el extranjero. ¡°Ahora es tarde, tengo 40 a?os, pero me gustar¨ªa acabarlos¡±, agrega Diagne.
La directora de Karibu, Nicole Ndongala, asegura que, de los migrantes africanos que llegan a su asociaci¨®n, alrededor del 4% padecen alg¨²n tipo de discapacidad. Sin embargo, este es un dato dif¨ªcil de cuantificar, dado que muchos de los reci¨¦n llegados no disponen de ning¨²n documento que acredite si tienen capacidades especiales e incluso llegan a ocultarlas para que no les perjudique a la hora de buscar trabajo.
Aunque existan entidades como Osga o Karibu que facilitan la inserci¨®n de los m¨¢s vulnerables, no todos los migrantes con discapacidad acuden a este tipo de asociaciones. En esos casos los obst¨¢culos que encuentran estas personas para su integraci¨®n se multiplican, ya que no cuentan con un acompa?amiento y una red de cuidados, salvo que tengan familiares o conocidos en Espa?a. El soci¨®logo D¨ªaz Vel¨¢zquez destaca que tambi¨¦n ¡°se le suman las barreras idiom¨¢ticas, las culturales y los prejuicios que existen en los propios profesionales que dificultan mucho el acceso a los recursos¡±.
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