La intacta fortaleza electoral de L¨®pez Obrador
La popularidad del mandatario sigue consolid¨¢ndose en las encuestas rumbo a las pr¨®ximas elecciones
El presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador se dice acosado por los medios de comunicaci¨®n, perseguido por la judicatura, por las grandes empresas internacionales, por los adversarios pol¨ªticos cuya corrupci¨®n pretenden mantener. A pesar de todo eso, su estrella pol¨ªtica parece inmarcesible y su partido, Morena, encara las elecciones de junio a lomos de ese ¨¦xito. Las encuestas le sit¨²an por encima de la suma del resto de los partidos, una oposici¨®n desgajada que no encuentra acomodo ni formando alianzas. Esa fortaleza electoral la atribuye el mandatario al pueblo, un concepto resbaladizo que enarbola constantemente: el pueblo no se deja enga?ar, dice.
Desde que inici¨® su mandato, L¨®pez Obrador ha visitado incansable pueblo tras pueblo, Estado por Estado, en su veh¨ªculo oficial o en aviones comerciales. Se ha colocado collares de flores, atuendos ind¨ªgenas, ha dado la mano y estampado besos a los ni?os, ba?os de multitudes cada fin de semana que solo abandon¨® a rega?adientes cuando el coronavirus se hizo tan presente que el contacto directo se ve¨ªa indeseable. El pasado 20 de marzo decenas de vecinos de Valle Nacional, en Oaxaca, derribaron las vallas para acercarse a L¨®pez Obrador a contarle que el alcalde del pueblo era un ¡°ratero¡±. No lo consiguieron, pero buscaba la complicidad con el mandatario, en ¨¦l depositaban su confianza.
La popularidad del presidente tiene razones tangibles, dice el historiador Humberto Beck. Estos a?os de mandato morenista ¡°han representado beneficios para sectores importantes de la poblaci¨®n, como el aumento de su capacidad de consumo debido al incremento de los salarios m¨ªnimos. Se ha entregado dinero en efectivo, se han implementado programas sociales. Es dif¨ªcil competir con eso¡±, afirma este experto en teor¨ªa pol¨ªtica. Una reciente encuestas de SIMO para EL PA?S apuntaba que el presidente de M¨¦xico cuenta con una aprobaci¨®n del 65%.
Esas medidas tienen la otra cara de la moneda para algunos, que las tachan de clientelares. ¡°Moviliza a la clase baja, y sacar¨¢ mucho dinero para la reelecci¨®n, eso es corromper al electorado¡±, se queja la polit¨®loga em¨¦rita del Colegio de M¨¦xico Soledad Loaeza.
Pero el dinero no es la ¨²nica clave. ¡°Hay una parte simb¨®lica. L¨®pez Obrador ha logrado construir una imagen de conexi¨®n con el pueblo que muchos sectores perciben como genuina, aut¨¦ntica. Da la impresi¨®n de ser alguien que escucha a la gente, los marginados por los procesos de modernizaci¨®n y para muchos sigue representando una esperanza de cambio. Ha construido un discurso con eficacia¡±, afirma Beck.
Se dir¨ªa que una parte del electorado mira a largo plazo y otra a corto. Pero ?a qu¨¦ dirigente le interesa ver m¨¢s all¨¢ de su legislatura? ¡°Para algunos se ha desvanecido el aura del presidente, pero otros la conservan porque los efectos de sus medidas m¨¢s pol¨¦micas no se notar¨¢n hasta cierto tiempo, por ejemplo, la militarizaci¨®n del pa¨ªs, que ser¨¢ seguramente su legado m¨¢s negativo, junto con el desprecio a las energ¨ªas limpias o el desprecio por los movimientos sociales, como el feminismo. Ese es el punto d¨¦bil de la democracia, el desfase en la percepci¨®n [de lo que ocurrir¨¢ despu¨¦s]¡±, dice el historiador.
AMLO, como le llaman en M¨¦xico como acr¨®nimo de sus iniciales, ha cultivado la cercan¨ªa con el pueblo, la misma propuesta que mantuvo cuando estaba en la oposici¨®n ¡°y eso le da credibilidad¡±, dice Beck. Pero esa popularidad, dice tambi¨¦n, ¡°es un s¨ªntoma del fracaso de la transici¨®n democr¨¢tica porque abunda en la continuidad de la figura presidencial como ¨²nica capaz de resolver los problemas. Eso es as¨ª desde el Porfiriato¡±, a?ade. El poder omn¨ªmodo de los presidentes mexicanos relega a un papel secundario a las instituciones y las autoridades intermedias. El l¨ªder supremo es el que soluciona, hay que llegar hasta ¨¦l y contarle los problemas. Un ejercicio que se observa cada ma?ana en las conferencias televisadas, donde periodistas de todo el pa¨ªs trasladan problemas muy concretos que el presidente resuelve casi al momento, como en un consultorio.
Loaeza ve en esa actitud de cercan¨ªa al pueblo el ¡°manual del perfecto populista, cuando el l¨ªder no es tanto un representante como una reencarnaci¨®n¡±, pero le reconoce al presidente ¡°una gran intuici¨®n pol¨ªtica que lo inspira y empuja en la direcci¨®n adecuada para la movilizaci¨®n de apoyos¡±. ¡°El pueblo se identifica con ¨¦l, eso es para m¨ª como un planeta desconocido, no acabo de entender a sus seguidores¡±, dice. ¡°No maneja el nacionalismo, solo habla de s¨ª mismo y hace aquello que se le pasa por la cabeza, como un ni?o caprichoso, si quiere un trenecito, tendr¨¢ un trenecito. Como el refr¨¢n: voy derecho y no me quito, si me pegas, me desquito¡±.
Loaeza no cree tan definitivas las encuestas. La clase popular, los pobres, como gusta decir el presidente, ¡°no votan¡±, sostiene, ¡°y la clase media, que lo apoy¨® en la anterior convocatoria, est¨¢ enfurecida. Lo detestan¡±, asegura. ¡°Es el primer l¨ªder de este pa¨ªs que conozco al que no le importa la clase media, cuando ¨¦l mismo lo es. Es un desprecio marxista, pero ¨¦l no es marxista¡±.
Pero ?qu¨¦ son las clases medias en M¨¦xico? Para Beck, en el ¨¢mbito urbano se tiende a confundir la clase media con clase media alta, cuando, a su juicio, las clases medias en este pa¨ªs son tambi¨¦n parte del sector popular, muchos de los que se est¨¢n beneficiando de los programas sociales implantados. Son estratos urbanos que est¨¢n por encima de la l¨ªnea de la pobreza aunque en la informalidad y la precariedad, dice. Peque?os comerciantes, o asalariados. ¡°Ellos se est¨¢n beneficiando del aumento en la capacidad del consumo. No son los m¨¢s pobres¡±. Y al contrario de lo que opina Loaeza, Beck dice que ¡°los pobres votan y seguir¨¢n votando¡±. Para Loaeza, sin embargo, esos apoyos que reciben el presidente, que ella no es capaz de explicarse, responden a una ¡°inercia priista, de seguimiento al partido que est¨¢ en el poder, costumbre, h¨¢bito. As¨ª lo reciben en los pueblos¡±. En algunas localidades alejadas de la mano de Dios y de la de los gobernantes, pueden verse lonas con la imagen del presidente y el apoyo expl¨ªcito a la 4T, sobre calles a¨²n sin asfaltar, en tierras ind¨ªgenas donde el acceso al agua es todav¨ªa una asignatura pendiente.
?A qu¨¦ gobernante le interesa mirar a largo plazo? No es una respuesta sencilla en el caso de L¨®pez Obrador, cuyo mandato tiene una marca repetida: Cuarta Transformaci¨®n. El presidente se ha echado sobre sus hombros dar un vuelco a M¨¦xico que lo sit¨²e en la historia al lado de algunos de los grandes l¨ªderes del pa¨ªs, como Benito Ju¨¢rez o Francisco Madero, con cuya ¡°honestidad¡± se compara en ocasiones. ¡°Morena no tiene m¨¢s contenido pol¨ªtico que la figura de L¨®pez Obrador¡±, dice Beck.
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