La venta de gas por litro: una peligrosa opci¨®n ante el aumento de precios en Ciudad de M¨¦xico

Pese a la lluvia que empapa su cuerpo, Alfonso Mart¨ªnez lleva un cilindro de gas LP en un diablito (carretilla met¨¢lica) para que lo rellenen manualmente en una estaci¨®n de carga. ¡°Si le pongo 300 pesos, me dura todo el mes, y si lo compro en el cami¨®n me lo cobra de a 500 y me dura apenas quince d¨ªas¡±, refiere el trabajador de 58 a?os. Aunque reconoce que su cilindro es un peligro para su familia, asegura que ha aprendido a manejar la herramienta necesaria para conectar su tanque a la cocina.

Como ¨¦l, decenas de personas acuden cada d¨ªa a la colonia Santa Isabel Industrial en Iztapalapa, una de las alcald¨ªas m¨¢s pobladas y m¨¢s dependientes del gas licuado de petr¨®leo. Sin embargo, la diferencia de precios es abismal. Mientras el precio por litro de gas LP est¨¢ autorizado en 21,78 pesos (poco m¨¢s de un d¨®lar) por la Comisi¨®n Reguladora de Energ¨ªa (CRE) en la capital, en esta estaci¨®n se vende en 11,76 pesos, menos de la mitad.

El procedimiento es relativamente sencillo. Se lleva el cilindro o tanque que se quiera usar y un despachador acerca una manguera como si se tratara de gasolina. Sin embargo, el relleno y uso de este tipo de cilindros puede representar fugas en los hogares que pueden ocasionar accidentes.

Ya sea para cocinar, calentar el agua o hacer funcionar un negocio, las estaciones trabajan alrededor de 18 horas al d¨ªa surtiendo las pipas de gas, sin un m¨ªnimo de compra. ¡°Si traes cincuenta pesos, es lo que te surtimos, g¨¹era¡±, comenta uno de los expendedores tras su mascarilla. Eso s¨ª, quien acude tiene que llevar su cilindro como mejor le convenga, ya sea en un auto, en una carretilla o hasta en el transporte p¨²blico.

Para David Ruiz y su negocio de tacos en Taxque?a, rellenar sus tanques de gas fue una opci¨®n para salvar su puesto. ¡°Los del cami¨®n te surten menos litros y m¨¢s caro, ac¨¢ por lo menos puedes ver que te surten como debe de ser¡±, refiere. De 1.500 pesos al d¨ªa (unos 72 d¨®lares) pas¨® a gastar unos 950 pesos (menos de cincuenta d¨®lares) para poder atender su negocio. Pero poco gana con eso. ¡°No te ahorras nada, sino m¨¢s bien, dejas de perder¡±, asegura Ruiz.

El precio de este energ¨¦tico ha creado una fuerte disputa en el centro de M¨¦xico. El Gobierno de M¨¦xico decidi¨® en julio establecer precios m¨¢ximos a la venta de gas LP, una prioridad del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. La medida llev¨® a buena parte de los distribuidores que acuden casa por casa a surtir el gas a parar actividades, porque aseguran que su margen de ganancia, es casi nulo.

El precio del gas LP, combustible que utiliza casi el 80% de los hogares mexicanos, ha venido en aumento constante desde hace casi un a?o y ha sido el principal promotor de la inflaci¨®n en M¨¦xico. De acuerdo con el Inegi, la inflaci¨®n en la ¨²ltima semana de julio se coloc¨® en 5,81% impulsada principalmente por el aumento del combustible, que creci¨® 5,77% de precio la ¨²ltima quincena pese a los topes impuestos por el Gobierno mexicano.

¡°Yo veo muy dif¨ªcil que se mejoren las cosas¡±, dice Mart¨ªnez, mientras se aproxima con su diablito (carretilla) a la clandestina estaci¨®n de servicio. Adem¨¢s de la imposici¨®n de topes a los precios del gas LP, el Gobierno anunci¨® a principios de julio la creaci¨®n de una empresa p¨²blica dedicada a la distribuci¨®n del combustible. Gas Bienestar, el nombre con que la ha bautizado el presidente, depender¨¢ de Pemex y echar¨¢ a andar en los pr¨®ximos meses en Ciudad de M¨¦xico, donde m¨¢s han subido los precios, para luego expandirse al resto del pa¨ªs.

El gas que Alfonso Mart¨ªnez subir¨¢ al primer piso de su casa se usar¨¢ exclusivamente para cocinar. Si en su hogar se necesita de agua caliente priorizar¨¢ el uso de una resistencia el¨¦ctrica, pero por lo pronto esta familia, como cientos de hogares que padecen pobreza en M¨¦xico, se prioriza la alimentaci¨®n por encima de actividades como la limpieza. ¡°Si no es el agua, es el gas, uno tiene que arregl¨¢rselas¡±, reflexiona Ruiz.

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