Encerrados con las llamas: ¡°Son un ¡®chingo¡¯ de migrantes, ?c¨®mo van a salir?¡±
EL PA?S reconstruye con una decena de testimonios, videos e informes p¨²blicos qu¨¦ ocurri¨® en el centro de detenci¨®n del Instituto Nacional de Migraci¨®n de Ciudad Ju¨¢rez, donde fallecieron asfixiados y quemados 39 migrantes
Suena el audio de una madre el martes en la madrugada: ¡°Hola, hijo, buenos d¨ªas, cuando te levantes y escuches este audio, por favor, me respondes, ?o¨ªste? Que estoy preocupada porque vi las noticias y vi que ah¨ª en Ciudad Ju¨¢rez pas¨® un accidente. Resp¨®ndeme, por favor, apenas oigas este audio¡±. La voz desesperada llega desde lejos, Venezuela, a 4.600 kil¨®metros de donde sucedi¨® el fuego. Robinson David, de 22 a?os, contesta al despertar: ¨¦l est¨¢ bien, no fue detenido en la redada masiva del 27 de marzo, pero han muerto cuatro de sus amigos. Son parte de los 39 hombres que fallecieron asfixiados y quemados en una celda de detenci¨®n del Gobierno mexicano. Otros 27 siguen en el hospital, 16 de ellos en estado muy grave. La investigaci¨®n ha comenzado y cinco personas han sido detenidas, pero nada ha cambiado en la pol¨ªtica migratoria de M¨¦xico, que el lunes mostr¨® su salvaje dentellada. EL PA?S reconstruye con una decena de testimonios, videos e informes p¨²blicos lo ocurrido en la estaci¨®n del Instituto Nacional de Migraci¨®n de Ciudad Ju¨¢rez, cuando 68 hombres se quedaron encerrados con las llamas.
El edificio tiene solo un nivel, es blanco, aunque ahora uno de sus laterales est¨¢ carbonizado. Una verja rodea la entrada, custodiada por la Guardia Nacional. Hac¨ªa las veces de oficina para tr¨¢mites administrativos, pero sobre todo funcionaba como una c¨¢rcel para extranjeros sin papeles. La estancia migratoria de Ciudad Ju¨¢rez fue de las tres primeras en el pa¨ªs y oficialmente ten¨ªa capacidad para 60 personas, aunque en su sala con barrotes cab¨ªan m¨¢s de 100. Desde su puerta se ve el muro y los altos edificios de El Paso, que representa para muchos el futuro.
Jes¨²s, nombre ficticio para este venezolano de 26 a?os, insiste en que para contar esta historia hay que irse para atr¨¢s. Por lo menos hasta el domingo 12 de marzo, cuando unos 600 migrantes cortaron el puente internacional Paso del Norte, que une M¨¦xico y EE UU por encima del r¨ªo Bravo. Trataron de cruzar al otro lado hasta ser recibidos por las autoridades estadounidenses, a las que reclaman que su aplicaci¨®n para obtener una cita y poder pedir asilo, llamada CBP One, est¨¢ siempre saturada.
La protesta enfad¨® al alcalde de Ju¨¢rez, el morenista Cruz P¨¦rez Cu¨¦llar, que se?al¨®: ¡°Se nos est¨¢ acabando la paciencia¡±. De su mismo partido le llegan ahora las cr¨ªticas al alcalde; el delegado de los programas de Bienestar de Chihuahua, Juan Carlos Loera de la Rosa, ha asegurado que P¨¦rez Cu¨¦llar cre¨® ¡°un ambiente xen¨®fobo¡±, apoyado en medios de comunicaci¨®n y sectores empresariales. Las organizaciones en defensa de derechos humanos identifican que desde enero se hab¨ªan multiplicado los operativos de ¡°control y verificaci¨®n migratoria¡± en Ju¨¢rez.
Miles de migrantes viven aqu¨ª en estado de espera. Llegaron del sur o ya devueltos del norte, pero no van a quedarse. El pasado s¨¢bado se baj¨® de un autob¨²s Bacilio Sutuj Saravia, de 51 a?os, y ah¨ª mismo fue detenido. Fue llevado al centro de detenci¨®n que el Instituto Nacional de Migraci¨®n (Inami) tiene entre los dos principales puentes fronterizos. Ah¨ª estar¨ªa el lunes con al menos otros 27 guatemaltecos, quienes hab¨ªan sido detenidos antes que ¨¦l. La Unidad de Investigaci¨®n de Delitos para Personas Migrantes de la Fiscal¨ªa ha apuntado a que tambi¨¦n los salvadore?os y los hondure?os estaban en el centro migratorio desde hac¨ªa d¨ªas. Algunos, por lo menos, desde el 25 de febrero. El domingo, los agentes hicieron alg¨²n arresto m¨¢s, cerca de centros de derechos humanos. Pero la redada implacable comenz¨® el lunes: estaba centrada en venezolanos y familias.
Los tent¨¢culos de la redada
Jeailin Vergara y Luinder Machado sal¨ªan a las 9.00 del Hospital de la Mujer. Su beb¨¦ de un a?o, Chlo¨¦, ten¨ªa fiebre y no se le bajaba con el paracetamol. No los atendieron por no tener la situaci¨®n en regla. Se fueron. En la puerta del centro m¨¦dico los arrest¨® una camioneta blanca del Inami, en la que estuvieron una hora mientras los agentes recorr¨ªan Ju¨¢rez en busca de otros migrantes. Cuando se llen¨® el veh¨ªculo los llevaron al centro de detenci¨®n.
Jenceslao Guti¨¦rrez y Rannier Requena estaban a las 11.00 cargando sus tel¨¦fonos en un Oxxo cuando vieron llegar a las cinco patrullas. El primero corri¨®, pero Requena, de 29 a?os y originario del Estado venezolano Portuguesa, no se movi¨®. ?l trabajaba haciendo la limpieza en un cine, ten¨ªa permiso legal para estar en M¨¦xico. Jenceslao vio c¨®mo se llevaban a su ¨²nica familia en Ju¨¢rez, con quien hab¨ªa compartido cuatro meses de ruta desde Colombia: ¡°?Por qu¨¦ lo montaron? No me cabe en la cabeza¡±.
Eran las 13.00 horas cuando agarraron por la espalda a Orlando Jos¨¦ Maldonado, de 26 a?os, mientras vend¨ªa paletas de helado frente al DIF de Ciudad Ju¨¢rez, cuenta su cu?ada Carolina M¨¢rquez. Los agentes se llevaron a cinco adultos y tres ni?os al centro de detenci¨®n. ¡°Nos agarraron a todos porque dec¨ªan que est¨¢bamos dando l¨¢stima con nuestros hijos¡±, dice la venezolana. A esa misma hora arrancaron de la calle a Eduard Carballo, tambi¨¦n de 26, quien iba a la farmacia a comprar medicamentos para su hija enferma. Contaba con permiso para estar en M¨¦xico y llam¨® a su esposa Viangly Infante para que se los llevara a la estaci¨®n migratoria.
A las tres de la tarde los tent¨¢culos se extend¨ªan: dos camionetas llegaron a por Jeison Daniel Catar¨ª y ?scar Jos¨¦ Regalado a la puerta 33 del muro. Jes¨²s estaba con ellos pero se escap¨® de los agentes. ?scar, de 25 a?os, se dej¨® agarrar para no dejar solo al primero, de 28 a?os y quien tiene muchas dificultades para caminar. As¨ª en caso de que los deportaran, volver¨ªan juntos hasta Ju¨¢rez. En la patrulla mandaron sonrientes una ¨²ltima foto a Jes¨²s.
En otro punto de la ciudad pero en el mismo momento, Juli¨¢n Villamil, de 22 a?os, envi¨® un mensaje a su novia Valen: ¡°Mi amor, me agarr¨® migraci¨®n¡±. El colombiano es el ¨²nico de los detenidos de ese d¨ªa que no viene de Venezuela. El 7 de febrero hab¨ªa aterrizado en Ciudad de M¨¦xico en un avi¨®n procedente de Bogot¨¢ y hab¨ªa ingresado como turista. Iba a cruzar a Estados Unidos para reunirse con su novia y su suegra, que ten¨ªan residencia legal en Cincinnati (Ohio). Le quedaban casi 40 d¨ªas de permiso legal en el pa¨ªs cuando lo arrestaron. ¡°?l llevaba su pasaporte encima, ?por qu¨¦ no miraron el sello?¡±, grita al otro lado del tel¨¦fono su suegra Carolina Silva.
Tambi¨¦n el lunes fue el turno de Samuel Jos¨¦ Marchena, de 29 a?os, quien estaba limpiando vidrios en un sem¨¢foro cerca del Casino de Ju¨¢rez. Y de Joel Alexander Leal Pe?as, quien todav¨ªa ten¨ªa 20 a?os y buscaba llegar hasta EE UU para ayudar a su madre, exiliada de Venezuela en Bucaramanga (Colombia). Fue detenido en un crucero mientras hac¨ªa lo de siempre: fregar los cristales de los coches.
Una semana despu¨¦s las autoridades todav¨ªa no han aclarado qui¨¦n orden¨® la masiva detenci¨®n. ?Fue el Gobierno municipal quien pidi¨® ayuda al Instituto Nacional de Migraci¨®n? ?O es al rev¨¦s? En total, una comunicaci¨®n del Gobierno de Chihuahua anunci¨® que 71 migrantes hab¨ªan sido retirados ese d¨ªa de las calles y entregados al centro de detenci¨®n del Inami.
Sin agua ni comida
A las cuatro de la tarde, los agentes dejaron salir a Carolina M¨¢rquez, a su esposo Abel Maldonado, a su prima Juliani L¨®pez y al marido de esta. Eran dos familias con ni?os y el reglamento de la estaci¨®n migratoria proh¨ªbe su detenci¨®n. Esto no aplicaba para Orlando Maldonado, quien tiene un hijo, de seis a?os, pero en Venezuela. Hab¨ªa cruzado medio continente durante siete meses, pasando hambre y fr¨ªo, con su hermano y su cu?ada, pero a los ojos de migraci¨®n estaba ¡°solo¡±.
¡°Le dije que ¨¦l estaba conmigo, que es mi familia, que ven¨ªa con ¨¦l. Nada. Nos sacaron y ¨¦l se qued¨® en la celda¡±, recuerda M¨¢rquez. Cruzaron las ¨²ltimas palabras: ¡°Me dijo ¡®no me dejes morir aqu¨ª¡¯, y yo le contest¨¦: ¡®aqu¨ª no te vas a quedar¡¯. Yo pens¨¦: si lo mandan a Ciudad de M¨¦xico yo s¨¦ que ¨¦l va a volver y lo vamos a esperar. Pero no fue as¨ª. Todo fue al rev¨¦s¡±.
A las 18.00 deb¨ªa empezar a repartirse la comida, pero no hab¨ªa para todos. Tampoco hab¨ªa agua potable desde la ma?ana. Seg¨²n se desprende del juicio al que asistieron periodistas y activistas, un guardia de seguridad de la empresa privada Camsa dijo haber avisado al jefe de recursos materiales de todo lo que faltaba, como, por ejemplo, papel higi¨¦nico. Sobre el agua, le indicaron que pusiera directa de la llave a los garrafones. ¡°Una oficial me respondi¨® que no realizara esa indicaci¨®n, debido a que el agua no era potable porque ten¨ªa tiempo que no hab¨ªan cambiado los filtros de agua y ten¨ªan una tonalidad amarilla¡±, dijo Omar Indalecio P. M. ante el juez.
A las 20.00 horas, la fiebre de Chlo¨¦ era insoportable. La ni?a no dejaba de llorar. Jeailin Vergara no sab¨ªa qu¨¦ hacer, los guardias le hab¨ªan dicho que aquello ¡°no era un centro m¨¦dico¡± y todav¨ªa segu¨ªan sentados en los bancos frente a los barrotes donde estaban los hombres detenidos. Llevaban ah¨ª casi 10 horas. ¡°Entonces los hombres de la celda empezaron a armar bulla, a hacer ruido, para avisar a los agentes¡±, dice y llora, ¡°nosotros pudimos salir gracias a ellos¡±. A las nueve de la noche quedaban 68 hombres en la celda, 15 mujeres en otra estancia y varias familias en unas carpas situada en el lateral del edificio. Ah¨ª segu¨ªa Viangly Infante, esperando que los oficiales soltaran a su marido.
15 minutos de fuego
El fuego empieza justo detr¨¢s de los barrotes. La sala es alargada y hay tres colchones apilados frente a la reja. Al costado izquierdo, un guardia de seguridad, vestido con el uniforme blanco y negro, est¨¢ grabando de cerca el primer foco del incendio. Se aleja hacia el otro costado del cuarto cuando las llamas empiezan asomarse. Sin ni siquiera girarse, una agente federal es la primera en marcharse de la sala en llamas. La segunda llamarada empieza en una de las colchonetas que serv¨ªa de barrera. Un migrante, desde dentro, pega un par de patadas a la puerta. Otro se acerca a tratar de hablar a los guardias. Un agente federal se aproxima a la puerta lateral¡ªpor la que durante horas hab¨ªan ido entrando los detenidos¡ª, parece que trata de abrirla, no lo logra, se marcha sin mirar atr¨¢s. Termina haciendo lo mismo el guardia, cuando el humo se extiende. Ah¨ª se quedan encerrados 68 hombres. Al final solo se distinguen las llamas. La escena dura 32 segundos.
Desde fuera, se escucharon primero los gritos y las patadas a las paredes, luego se vio el humo. En dos videos grabados por los guardias que estaban a cargo del centro se ve c¨®mo la humareda se cuela por todas las habitaciones de esta planta cuadrada. Se oye de fondo un partido de f¨²tbol. Empieza el desalojo. Las 15 mujeres detenidas salen ilesas, tambi¨¦n las personas que estaban en el ¨¢rea de familias. Viangly empieza a gritar, por qu¨¦ no les abren la cerca a los hombres: ¡°Todo lo que me supieron decir fue: ¡®Ellos se est¨¢n quemando¡±.
Nadie llama al servicio de emergencias. Pero un capit¨¢n de bomberos que estaba de guardia por la zona ve el humo y avisa a la central. ¡°Fue una casualidad, es por eso que afortunadamente pudimos sacar a¨²n a personas con vida¡±, sentencia Roberto Briones, director de Protecci¨®n Civil de Ju¨¢rez. La estaci¨®n de bomberos n¨²mero 1 est¨¢ solo a un kil¨®metro, a dos minutos de camino. A las 21.30, unos 22 bomberos llegan al centro migratorio. Hacen un agujero para que empiece a salir el gas, destrozan el candado.
El edificio parece una chimenea. El humo sale a borbotones de las seis ventanas de la celda. Mientras entran los bomberos, el personal del centro migratorio se mueve alrededor. Uno de ellos le dice a un compa?ero: ¡°Pero son un chingo de migrantes, g¨¹ey, ?c¨®mo van a salir?¡±. Briones se?ala que sus trabajadores hacen m¨¢s de 60 viajes. Sacan los cuerpos de 37 hombres sin vida y los de 31 heridos ¡ªdos fallecer¨ªan m¨¢s tarde en el hospital¡ª. Los apilan fuera. El humo ya ha alertado a los medios de comunicaci¨®n y las im¨¢genes de los hombres quemados empieza a difundirse en redes y chats de WhatsApp.
Una de esas im¨¢genes le sirve a Renier Murillo para identificar la chamarra azul y la playera a rayas de su primo Joel Alexander. Lo vio con esa ropa antes de subirse a la patrulla y lo vio con ella muerto. Tambi¨¦n lo est¨¢n Orlando Jos¨¦ Maldonado, ?scar Regalado, Samuel Marchena, Rannier Requena y otros dos j¨®venes venezolanos. Fallece Bacilio Sutuj Saravia, el mayor de todas las v¨ªctimas, y otros 17 guatemaltecos, el m¨¢s joven, Marco Antonio Lucas, ten¨ªa solo 18 a?os. Se asfixian seis hombres de Honduras, siete de El Salvador. Y Juli¨¢n Villamil. Los padres del colombiano son los ¨²nicos que se han desplazado en estos d¨ªas a Ju¨¢rez para reconocer el c¨¢daver. Est¨¢n pendientes de una prueba gen¨¦tica que confirme su identidad.
Hasta este s¨¢bado hay 27 heridos, 16 de ellos muy graves, 11 de los cuales siguen intubados y sedados. Alguno tiene el 30% de su cuerpo quemado. Est¨¢n abrasados en el rostro, en el torso y en las manos. Pero lo peor, confirma el director m¨¦dico del Hospital General de Ju¨¢rez, Carlos Tadeo, es la abrasi¨®n interna. ¡°Tienen lesiones en la v¨ªa a¨¦rea, pulmonares y del tracto respiratorio en general. Cuatro de ellos tienen tambi¨¦n rabdomiolisis [r¨²ptura del tejido de los m¨²sculos] lo que les condiciona a una falla renal aguda y otros tres tienen sangrado de tubo digestivo alto¡±, dice en lenguaje m¨¦dico, ¡°esto es secundario a la exposici¨®n al calor y a las temperaturas¡±. Estuvieron demasiado cerca y demasiado tiempo con el fuego.
La llave y el candado
Seis personas han sido identificadas por la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica (FGR) como responsables: tres agentes federales, dos guardias de Camsa y Jeison Daniel Catar¨ª. Cinco de ellos ¡ªtodav¨ªa no ha sido localizado uno de los guardias privados¡ª ya han sido vinculados a proceso por el delito de homicidio y lesiones. Han sido enviados a prisi¨®n preventiva. Un grupo de agentes de migraci¨®n busca que las responsabilidades escalen hacia arriba, hacia el jefe de delegaci¨®n de Chihuahua, el contraalmirante retirado Salvador Gonz¨¢lez Guerrero, y hacia el director del Inami, Fracisco Gardu?o.
El abogado Jorge V¨¢zquez Campbell ha presentado una denuncia en la que acusa a Gonz¨¢lez Guerrero de haber dado la orden por llamada telef¨®nica de no abrir la verja a los migrantes ¡°bajo ning¨²n motivo¡±. Campbell dice que no desvela a qui¨¦n representa por miedo a represalias hacia sus clientes. Cinco organizaciones de derechos humanos tambi¨¦n han interpuesto una denuncia penal por la cadena de negligencias y omisiones ante la FGR.
Todav¨ªa se desconoce c¨®mo empez¨® el fuego. En la audiencia ante el juez, uno de los guardias asegur¨® que uno de los detenidos ten¨ªa un mechero. Los migrantes entrevistados por EL PA?S han confirmado que con un poco de dinero, unos 200 pesos, era posible conseguir cigarrillos y encendedores. No hab¨ªa extintores cerca de la celda. Tampoco hab¨ªa instrumentos para romper el candado. Los guardias aseguran que tampoco contaban con las llaves. No hab¨ªa salidas de emergencia. ¡°El candado, la llave, el fuego, el encendedor... es parte de la investigaci¨®n. Eso es lo que est¨¢ haciendo la Fiscal¨ªa General¡±, ha afirmado la secretaria de Seguridad P¨²blica, Rosa Icela Rodr¨ªguez, quien ha anunciado el cierre definitivo de la estaci¨®n migratoria de Ju¨¢rez. Mientras, 39 familias siguen esperan los cuerpos de sus muertos.
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