Jalisco: las desapariciones no paran y el poder no escucha
Jalisco es uno de los puntos clave de la geograf¨ªa mexicana. Que se haya convertido en una tierra sin ley es un s¨ªntoma aterrador de la falta de rumbo generalizado del pa¨ªs
La de Jalisco es una historia de horror sin atenuantes. Apenas tres meses despu¨¦s de que se diera a conocer la desaparici¨®n y posterior asesinato de ocho trabajadores de un call center clandestino, operado por el crimen organizado en Zapopan, el Estado ha vuelto a sacudirse por el mismo motivo.
Cinco j¨®venes amigos del municipio de Lagos de Moreno fueron secuestrados en la noche del 11 de agosto. En redes circul¨® un video en el que eran torturados por un grupo criminal. Presuntamente, habr¨ªan sido asesinados tambi¨¦n. Dos veh¨ªculos propiedad de los muchachos fueron recuperados, uno de ellos calcinado y con presencia de restos humanos. Tambi¨¦n se asegur¨® la finca en la que podr¨ªan haber estado retenidos. La indagaci¨®n, hasta ahora, sigue abierta.
Con muchos menos reflectores, unas semanas antes, el 27 de julio, en la localidad de Encarnaci¨®n de D¨ªaz, fueron secuestradas las hermanas Adriana y Olivia Saucedo Zerme?o junto con Beatriz Hern¨¢ndez, pareja de esta ¨²ltima. Al d¨ªa siguiente fue raptada de su casa otra hermana, Marisela. Nada se sabe de ellas desde aquellos d¨ªas. Ni una palabra.
S¨ª: tanto la tragedia del call center como la de Lagos de Moreno han ocupado los titulares de los medios nacionales y tambi¨¦n han sido profusamente abordados por la prensa internacional. S¨ª: las autoridades estatales y federales han sido interpeladas al respecto. Y, c¨®mo dudarlo, se han mantenido en la habitual l¨ªnea de evadir responsabilidades. El gobernador Enrique Alfaro y el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador (quien protagoniz¨® un llamativo incidente, al asegurar que no o¨ªa las preguntas sobre el tema y salir del paso con un chiste, antes de verse orillado a retomarlo al d¨ªa siguiente en su conferencia matinal) se limitan a decir que se trabaja en los casos. Alfaro, quien al principio de su sexenio insist¨ªa en que la seguridad en el Estado ¡°era cosa¡± del Gobierno de Jalisco, ahora asegura que debe ser un tema federal. Y cuando al fin habl¨® del asunto, L¨®pez Obrador hizo hincapi¨¦, c¨®mo no, en las pasadas administraciones: ¡°?Ustedes creen que el presidente Pe?a se levantaba a las cinco de la ma?ana, que Felipe Calder¨®n, Fox [¡] atend¨ªan el tema de seguridad del pa¨ªs?¡±.
Entre que unas y otras autoridades tratan de sobrellevar los casos puntuales y esperar a que se desinflen en los medios, la crisis de desapariciones en Jalisco no toca fondo. Y con unos extremos de crueldad y violencia que hace mucho que exceden todos los calificativos posibles. Mientras pol¨ªticos y funcionarios se miran entre ellos o echan culpas a sus antecesores en los cargos, cientos, miles de personas son secuestradas y enfrentan destinos aterradores. Resulta escalofriante que cada semana se hable de descuartizamientos, incineraciones, decapitaciones, de personas obligadas a matarse entre s¨ª, para ser usadas como mensajes sangrientos entre organizaciones criminales. O que, simplemente, se esfuman de sus vidas sin dejar huella.
Queda claro que, por ineptitud, colusi¨®n, falta de recursos o de voluntad, el Estado mexicano en su conjunto, a escala municipal, estatal y federal, no es capaz de restablecer el orden y garantizar el derecho a la seguridad y a la vida de sus ciudadanos. No solo eso: el Estado tambi¨¦n se dedica a hostilizar y descalificar a las organizaciones de madres y familiares que buscan a sus seres queridos, con posturas que van desde culparlos por emboscadas a polic¨ªas que respond¨ªan a reportes de hallazgos de cuerpos, como sucedi¨® hace poco en Tlajomulco, hasta negarse a recibirlos o establecer ninguna clase de compromiso con ellos.
Por historia, por importancia econ¨®mica, cultural, pol¨ªtica, Jalisco es uno de los puntos clave de la geograf¨ªa mexicana. Que se haya convertido en una tierra sin ley es un s¨ªntoma aterrador de la falta de rumbo generalizado del pa¨ªs.
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