Enamorarse a los 70
El feminismo me ense?¨® a decir no al amor rom¨¢ntico construido por el patriarcado. Pero no me prohibi¨® sentir. Adem¨¢s dice la ciencia que enamorarse puede ser un ant¨ªdoto a la depresi¨®n y la ansiedad, que en la tercera edad puede llevarte a la soledad y el aislamiento
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Empezar¨¦ por una an¨¦cdota. Un d¨ªa que mi madre estaba en la regadera, ella de 92 a?os, esquiv¨® mi mirada y me dijo: ¡°Mira: con el tiempo todo se marchita¡±, refiri¨¦ndose a su cuerpo y evidentemente a aquellas zonas de atracci¨®n sexual. Me explic¨®: ¡°Una se marchita, tanto, que hasta el sexo acaba como un beb¨¦, carne sin vellos, piel floja, arrugada¡¡± Luego me mir¨® desfachatada, toc¨¢ndose el pecho y el sexo a un tiempo y dijo: ¡°Esto sigue intacto. Me siguen atrayendo los hombres y me siguen alterando, siento igualito que a los 20 a?os¡±, asegur¨® refiri¨¦ndose al asalto irracional de la atracci¨®n sexual y el deseo. Dicen que se llama enamoramiento.
Este recuerdo me hace pensar en la maravilla de ser humano que fue mi madre, quien parti¨® al espacio sideral hace m¨¢s de una d¨¦cada. Inevitable olvidar su vitalidad y entereza ante las desgracias de la vida cotidiana y su eterna coqueter¨ªa, su pintalabios y c¨®mo cepillaba su cabeza todas las ma?anas. ?Enamorarse? ?No enamorarse? ?Y mi madre cu¨¢ndo, c¨®mo, por qu¨¦ y cu¨¢ntas veces se enamor¨®?
Decenas por no decir cientos de profesionales de la psicolog¨ªa y el comportamiento humano se ocupan sistem¨¢ticamente en dictar reglas, a veces muy r¨ªgidas, de c¨®mo, cuando y en qu¨¦ circunstancias las personas pueden, son capaces, o deben enamorarse.
?Se puede una enamorar a cualquier edad?, una pregunta intrincada para una feminista convencida e ideol¨®gicamente atravesada por las catilinarias te¨®ricas como las de Marcela Lagarde y de los R¨ªos, que han desmontado paso a paso el significado del amor rom¨¢ntico como fuente de los cautiverios y la subordinaci¨®n femenina. Amor, fuente de control y p¨¦rdida de libertad.
En efecto todas las relaciones hombre y mujer, mujer y sociedad, parten del ejercicio del poder y este fundamento y base de la desigualdad est¨¢ prensado por la pareja, el matrimonio y la maternidad, que nos dejan no s¨®lo ateridas, sino presas y sin libertad. Cierto.
?Y, entonces, yo c¨®mo explico mis enamoramientos, no el que tuve a los tres a?os, el primero, sino el de los 22 ¡ªya feminista¡ª en que me cas¨¦; cuando tuve 40 ¡ªactivista y madura¡ª rompiendo el mito del fidelidad; o de los 60, viuda y libre. Y qu¨¦ hago con el de m¨¢s all¨¢ de los 70¡ahora?
Estoy cierta que el amor como capacidad humana es una palanca, individual o pol¨ªtica para la vida. El enamoramiento, es otra cosa. Es un sentimiento que causa alegr¨ªa, emoci¨®n y excitaci¨®n cuando se encuentra a una persona por la que se siente atracci¨®n f¨ªsica ¡ªer¨®tica¡ª o intelectual, esa que te produce, sin planearlo, ciertas sensaciones irracionales: palpitaciones, taquicardia, sudoraci¨®n de manos o ¡°mariposas en el est¨®mago¡±, como explica la psiquiatra Laura Romans Demaria. Ese encuentro, seg¨²n la ¨¦poca o las circunstancias, puede significar una posterior relaci¨®n rec¨ªproca de amor y compromiso o simplemente se trata de un estado pasajero y fant¨¢stico.
Construir pareja es otra cosa, se puede llamar amor. Para las mujeres significa entrega y para los hombres, control, como lo escribe Denis de Rougemont en su libro El Amor y Occidente de la editorial Kair¨®s (1978) o Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas de Marcela Lagarde y de los R¨ªos (UNAM 2001,pg.217) y otros libros y ensayos feministas.
Ovidio, en el Remedio del Amor, habla del ¡°amante recompensado, ebrio de felicidad g¨®cese y aproveche el viento favorable a su navegaci¨®n¡±, una frase que exalta lo que narran los hombres y que se ha construido en el patriarcado. ¡±Mas el que soporta a rega?adientes el imperio de una indigna mujer¡±, contin¨²a, ¡°busque la salud acogi¨¦ndose a las reglas que prescribo. ?Por qu¨¦ alg¨²n amador se echa un lazo al cuello y suspende de alta viga la triste carga de su cuerpo, o ensangrienta sus entra?as con el hierro homicida?¡±
El enamoramiento es un estado emocional, una actitud, una ilusi¨®n. Cuando viuda, a los 60 a?os, me enamor¨¦. Una compa?era me dijo que hab¨ªa perdido ese se?o en la frente instalado en mi rostro por la tremenda tensi¨®n de conseguir una noticia exclusiva; otra descubri¨® que yo ¡°estaba radiante y positiva¡±; alguna m¨¢s me dijo que se me hab¨ªa endulzado el car¨¢cter.
El enamoramiento puede durar de seis meses a tres a?os en las mujeres, dicen especialistas psic¨®logas como Gabriela Delgado. Y explican que la principal diferencia entre el enamoramiento y el amor es que el enamoramiento es una fase inicial de una relaci¨®n que se caracteriza por emociones intensas y vol¨¢tiles, mientras que el amor es un estado m¨¢s estable y profundo. Creo que tambi¨¦n he vivido amor. Pero ese es otro cuento.
Para responder si eso tiene edad, me enter¨¦ que no. En la juventud el enamoramiento es esencialmente sexual, de atracci¨®n irreflexiva, ansiosa y apasionada, que puede esconder el deseo de tener pareja, estabilidad e hijos. Claro, por eso se casa una.
Pero hay otros momentos. Como dir¨ªa mi madre, esos que te producen adrenalina, emoci¨®n, placer y alegr¨ªa. Los que proyectan a otras y otros, tu estado de felicidad y alegr¨ªa, una emoci¨®n que podr¨ªa convertirse en t¨®xica si se vuelve obsesiva tal como lo cuenta Annie Ernaux en su novela autobiogr¨¢fica Pura pasi¨®n: la confesi¨®n de un amor apresurado y pegajoso, escrito en primera persona.
Lo cierto es que, si logro no racionalizar lo que me pasa, puedo compartir que cuando me enamoro ¡ªas¨ª sea fugazmente¡ª mi pelo, mi cuerpo, mis movimientos, hasta mi voz se transforman. Y eso sucede independientemente del hombre o el personaje, es fant¨¢stico. Me pregunto si tendr¨ªa que ser, como dicen los psic¨®logos o los geriatras, ?a determinada edad? Yo creo que no.
Mi racionalidad feminista, mi l¨®gica realista, no cambia mi estado de enamoramiento, el que no necesita reciprocidad ni tiene conexi¨®n con la apropiaci¨®n del otro. Menos ahora, luego de d¨¦cadas de vida, cuando ya asoma el final del t¨²nel, cuando puedo contar mis realizaciones, mis logros...
?Eso me lo pregunt¨¦ a los 40? La respuesta es no. Simplemente lo viv¨ª, con relaciones sexuales o sin ellas. ?Idealizo a los hombres que me atraen? Confieso que he pecado; los he idealizado algunas veces. ?Me decepcion¨¦? Tambi¨¦n, pero sin el duro y tremendo fardo del sufrimiento.
El feminismo me ense?¨® a decir no, sistem¨¢ticamente, al amor rom¨¢ntico construido por el patriarcado. Pero no me prohibi¨® sentir. Adem¨¢s dice la ciencia que enamorarse puede ser un ant¨ªdoto a la depresi¨®n y la ansiedad, que en la tercera edad puede llevarte a la soledad y el aislamiento. As¨ª que vamos a enamorarnos cada vez que ello convoque.
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