Atrapadas en la red del amor rom¨¢ntico
Una investigaci¨®n evidencia que una de cada cinco espa?olas vive durante a?os esforz¨¢ndose en una relaci¨®n de pareja sin futuro
La llave de la felicidad de las mujeres en Espa?a la siguen teniendo los hombres y el romanticismo, por encima de la salud, la familia o su propia autoestima, tanto que un 20% de mujeres de todas las edades se dicen atrapadas en una relaci¨®n que podr¨ªan abandonar pero no lo hacen. As¨ª lo pone de manifiesto un estudio elaborado por la analista y experta en big data Laura Sagnier titulado Las mujeres hoy sobre c¨®mo son, qu¨¦ piensan y c¨®mo se sienten las espa?olas. Para este informe se encuest¨®, entre finales de 2015 y principios de 2016, a 2.403 mujeres mayores de edad que respondieron a m¨¢s de un centenar de preguntas. La muestra representa a casi 15 millones de espa?olas.
El perfil resultante es el de una mujer cr¨ªtica y exigente consigo misma, que trata de tener una dieta sana y equilibrada y se considera muy organizada. Mujeres encarceladas en unos estereotipos femeninos que no han evolucionado con los tiempos, hasta el punto de que una de cada cinco acaba atada a una relaci¨®n que no la satisface. Un modelo basado en una belleza impuesta social y medi¨¢ticamente y en una autoexigencia para parecerse a lo que espera de ellas su entorno: el familiar, el laboral, el social y el virtual. Directrices sostenidas en la creencia de que el amor lo es o debe serlo todo m¨¢s all¨¢ de las dificultades de pareja.
El ideal de amor rom¨¢ntico ¡°significa que yo voy a crecer emocional y personalmente a trav¨¦s de otro, es decir, que se presupone que a m¨ª me faltan cosas que otro tiene que completar¡±, dice la psic¨®loga experta en feminismo Rosa Collado. Las mujeres, explica, buscan en las parejas "lo que deber¨ªan buscar para s¨ª mismas y en s¨ª mismas, afrontando las limitaciones, pero consiguiendo ser m¨¢s aut¨®nomas, m¨¢s independientes¡±. El amor rom¨¢ntico educa a las mujeres "a entregar todo lo emocional, cuidados, comprensi¨®n, apoyo, y a ellos para aportar lo material: dinero, trabajo, ideas, movimiento¡±.
En Espa?a, en el tercer trimestre de 2018, 21.762 parejas pusieron fin a su matrimonio, seg¨²n los ¨²ltimos datos del Consejo General del Poder Judicial. ?Qu¨¦ mantiene a otras en una relaci¨®n rutinaria? "Podr¨ªa haber hecho el pino seguido de un doble salto mortal con el pelo fucsia y no se habr¨ªa dado cuenta. Ni habl¨¢bamos ni hac¨ªamos nada juntos ni colaboraba en una sola cosa de la casa", empieza Luc¨ªa Valverde, que estuvo casada 16 a?os. "Sent¨ªa la necesidad de que ten¨ªa que aguantar hasta que el matrimonio funcionara, porque para algo me hab¨ªa casado", explica.
"Las mujeres se exigen no fallar y cubrir todo tipo de necesidades" para que la relaci¨®n funcione, dice Rosa Collado. Se las educa no solo para ¡°entregarlo todo¡±, sino que se ense?a "c¨®mo ser para ser amada¡±. ¡°Para ello, tienen que ser cada vez m¨¢s perfectas: amantes, madres, parejas¡¡±. Cuando todo falla tambi¨¦n se culpabilizan. ¡°Se preguntan qu¨¦ ha pasado si estaban cumpliendo con lo que se les exig¨ªa: ten¨ªan ¨¦xito en el trabajo, cuidaban de los suyos, se esforzaban por estar guapas¡¡±. Lo que ha ocurrido, contin¨²a Collado, es que "se sigue creyendo en unos roles de g¨¦nero en los que existen muchas diferencias entre hombres y mujeres".
Laura Sagnier (Barcelona, 1966) concluye en su estudio que, finalmente, cuando se da carpetazo a la pareja, se confirma el viejo refr¨¢n: mejor sola que mal acompa?ada. "Una pareja que las hace infelices afecta de forma mucho m¨¢s negativa al resto de los aspectos de su vida que no tener pareja".
La psic¨®loga Marisol Rojas, experta en violencia machista, coincide con esa apreciaci¨®n y explica por qu¨¦ cuesta salir de ese ¡°papel preasignado por la sociedad¡±. ¡°A nosotras se nos educa para los dem¨¢s y a ellos para s¨ª mismos¡±. Los cuidados son la clave en este enganche: ¡°Se nos dice desde el principio que tenemos que cuidar siempre, de la pareja, de la familia, de los hijos. Al final, quedamos atrapadas por esta obligaci¨®n creada". Una empat¨ªa que, llevada al extremo, tambi¨¦n explica la dificultad de las v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero para salir de ese bucle: ¡°Hay que dejar de ser madres para ser parejas. Porque el amor de madre es incondicional y convertir el amor de pareja en ese amor incondicional es un error y una trampa mortal¡±.
Esa realidad creada para encajar en una sociedad patriarcal sigue ah¨ª, seg¨²n la psic¨®loga Timanfaya Hern¨¢ndez, especializada en v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero: ¡°Existe hoy un doble mensaje. Las mujeres somos reivindicativas y cada vez exigimos y luchamos m¨¢s, s¨ª, pero persiste el poso del pasado, que dicta que hay que encontrar una media naranja para estar completas y que ha de ser un hombre fuerte que provea y proteja¡±. La ¨²nica soluci¨®n que ve Hern¨¢ndez es un cambio de valores en la educaci¨®n desde el principio: ¡°Porque a las mujeres se les ha vendido algo que no es, y es imposible cumplir con eso que nos han vendido¡±. Cuenta que atiende en consulta a muchas mujeres que llegan para contarle que tienen pareja, casa, hijos, trabajo¡ Y no son felices. ¡°Hay que trabajar much¨ªsimo con ese pensamiento distorsionado, porque estamos agotadas por cumplir con todo lo que se supone que debemos ser, hacer y tener y ni siquiera nos damos permiso para ser nosotras mismas. Ese no es el c¨®ctel de la felicidad¡±.
La casa, los hijos y la falta de reparto de tareas
El choque entre la realidad y las expectativas fue lo que le sucedi¨® a Pilar Acevedo hace casi una d¨¦cada. Y se divorci¨®. Pero reconoce que "sin querer" sigue intentando cumplir con lo que el resto de su mundo espera que haga: se levanta a las 06.00 y se sienta a descansar cuando pasan las 23.00, es aut¨®noma y se ocupa de su establecimiento, de sus padres y de sus dos hijos: planchas, lavadoras, comidas y organizaci¨®n de hierro para el d¨ªa a d¨ªa, cada d¨ªa. "Es mi trabajo", dice. "O al menos yo lo siento como tal, me siento responsable". Acevedo tambi¨¦n es parte del retrato de otro aspecto del estudio, el de una mujer que cuando se queda pr¨¢cticamente sin tiempo para ella cuando tiene hijos, con trabajo remunerado (seis de cada diez lo tienen), pero tambi¨¦n con mucho del que no est¨¢ remunerado, ya que destinan m¨¢s de la mitad del tiempo que est¨¢n en casa despiertas a realizar tareas del hogar y cuidado y que sienten cierto placer por las tareas de la casa.
Los datos del documento hablan de ello: "Los resultados dicen que las mujeres destinan m¨¢s de la mitad del tiempo que est¨¢n en casa despiertas (el 55% de media) a realizar tareas dom¨¦sticas que se derivan de la casa en la que viven y del cuidado y educaci¨®n de los hijos, si es que los tienen". Cuenta la autora del estudio, Laura Sagnier, que ellas soportan casi el triple de trabajo que sus parejas (74% frente al 26%) y esta proporci¨®n se mantiene casi id¨¦ntica tanto si la mujer trabaja fuera de casa como si no y empeora cuando se tienen hijos. Le ocurri¨® a Pilar Acevedo durante toda la infancia y la adolescencia de sus hijos: "Me daba la sensaci¨®n de que me faltaban horas y manos todo el tiempo. Siempre hab¨ªa algo que se quedaba sin hacer, todo era urgente... Cuando estaba casada, era peor, porque el trabajo no se reduc¨ªa sino que crec¨ªa". Sagnier alerta en este punto de que la perspectiva de cambio no ser¨¢ r¨¢pida, aunque ya se nota: "Al ritmo que evoluciona la implicaci¨®n del padre en el cuidado de los hijos, o si no hay hijos en las tareas de la casa, vamos a tardar entre dos y tres generaciones para igualarlo". Seg¨²n se desprende del documento, "en el pasado reciente colaboraba un 19% de hombres, hoy en d¨ªa lo hace el 27%".
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