El asesinato anunciado del padre Marcelo P¨¦rez en Chiapas
El ataque contra el religioso en San Crist¨®bal de las Casas ilumina de nuevo la deriva violenta que atenaza a diferentes regiones del Estado, desde Los Altos, a la Sierra Mariscal y la Frontera Central
El asesinato del padre Marcelo P¨¦rez en Chiapas golpe¨® a M¨¦xico el domingo, uno de esos ataques que, adem¨¢s de acabar con la vida de alguien, arremete con la fuerza de un tsunami contra la sociedad. P¨¦rez era un activista reconocido en la regi¨®n de Los Altos, donde hab¨ªa nacido. Se involucraba en los conflictos de los pueblos y las comunidades. Siempre levant¨® la voz. La ¨²ltima vez fue en una marcha contra la violencia en septiembre. En una entrevista que dio entonces, dijo: ¡°Chiapas es una bomba de tiempo. Si no se toman medidas, va a estar sometido, esclavizado, al crimen organizado¡±.
Es probable que P¨¦rez, por su experiencia, se refiriera a lo que ocurre en Los Altos, pero en realidad era un diagn¨®stico que aplica al Estado entero. Frontera con Guatemala, Chiapas vive pendiente del empuje del crimen, fuerte como nunca en la regi¨®n. En la Frontera Central y la Sierra Mariscal, grupos delincuenciales ligados a organizaciones criminales transnacionales ¨Cel Cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n¨C batallan sin descanso por el control de rutas y territorios, espacios francos para sus actividades, centradas en el tr¨¢fico de droga, armas y personas.
Y luego est¨¢n los conflictos de la selva Lacandona, que enlazan con lo que ocurre en Los Altos. En ambas regiones, viejas peleas comunitarias han escalado a conflictos sangrantes ¨Carmas de gran poder mediante¨C que han dejado miles de desplazados, una experiencia de trauma a otros tantos y la idea general de que no hay forma de salir del horror, siempre latente, siempre ligado al crimen, de una u otra forma. Justo la semana pasada, el poblado zapatista 6 de octubre denunciaba el hostigamiento de pobladores de Nueva Palestina que, apoyados en un grupo criminal, quieren echarlos de sus tierras.
Es una constante la violencia en Chiapas, anta?o anclada a los reclamos sociales ¨Cy a la represi¨®n de las autoridades contra estos reclamos¨C y ahora mezclada tambi¨¦n con grupos criminales, que tratan de disfrazar sus objetivos en reclamos de pobladores, presentados como leg¨ªtimos. ¡°Urge el desarme, desmantelamiento y desarticulaci¨®n inmediata de los grupos criminales que imperan en la entidad y sus redes aliadas nacionales e internacionales, interesadas en el despojo y el control territorial¡±, dice una carta p¨²blica de la Di¨®cesis de San Crist¨®bal, divulgada este lunes.
Amenazado desde hac¨ªa al menos diez a?os, perseguido por las autoridades, el padre Marcelo P¨¦rez, mediador por naturaleza, hab¨ªa bajado su perfil en los ¨²ltimos tiempos. Viv¨ªa en San Crist¨®bal de Las Casas desde hac¨ªa un par de a?os, donde dirig¨ªa una de las parroquias m¨¢s importantes de la ciudad. Atr¨¢s quedaban los tiempos en Simojovel, en la misma regi¨®n de Los Altos, donde hab¨ªa recibido amenazas durante a?os. Atr¨¢s quedaban tambi¨¦n sus andanzas en Pantelh¨®, donde hab¨ªa tratado de mediar en el conflicto local por el territorio. O al menos eso parec¨ªa, que hab¨ªa dejado atr¨¢s los a?os de mayor exposici¨®n. Su traslado a la vieja Ciudad Real hac¨ªa pensar en un reposo, al menos temporal.
Pero entonces le alcanzaron las balas. De d¨®nde vinieron, a qu¨¦ enfado, molestia o afrenta respond¨ªan, son cuestiones que se ignoran. Por debajo de la mesa, P¨¦rez segu¨ªa involucrado en asuntos de Simojovel y Pantelh¨®, pero ahora tambi¨¦n en asuntos de San Crist¨®bal. Las amenazas de Simojovel, donde pas¨® 10 a?os, eran las m¨¢s antiguas, y respond¨ªan a su pelea contra caciques locales. Por ellas, la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos demand¨® al Estado mexicano que protegiera al sacerdote y su equipo. Pero la protecci¨®n se complicaba, porque el religioso desconfiaba de los mismos agentes que deb¨ªan cuidarle.
En 2021, la vida se le complic¨® a¨²n m¨¢s al padre Marcelo. El conflicto en Pantelh¨® escal¨® con la aparici¨®n de un nuevo grupo autodefensa, El Machete, cuyo objetivo era supuestamente defenderse de los grupos criminales que proliferaban en la zona, ruta de paso de las organizaciones delincuenciales. Producto de las primeras escaramuzas entre unos y otros, 19 personas presuntamente vinculadas al crimen desaparecieron. Familiares de estas personas y dem¨¢s actores pol¨ªticos y econ¨®micos de la regi¨®n apuntaron al padre Marcelo. Organizaciones de la sociedad civil denunciaron que la Fiscal¨ªa, que hab¨ªa obtenido una orden de captura en su contra, se vend¨ªa a los intereses del crimen regional.
Nunca lo detuvieron. Pero la Iglesia lo movi¨® de Simojovel a San Crist¨®bal, donde deb¨ªa estar m¨¢s seguro. Ciudad tur¨ªstica, base de decenas de organizaciones no gubernamentales que han trabajado con comunidades de la regi¨®n desde hace d¨¦cadas, P¨¦rez entraba al refrigerador. Deb¨ªa esperar all¨ª a que las cosas se calmaran. Baj¨® la voz. El domingo temprano, dio su ¨²ltima misa en la iglesia de Cuxtitali, no muy lejos de la suya. Pasadas las 7.30 dej¨® el templo, subi¨® a su camioneta y emprendi¨® el camino de vuelta a su parroquia. Pero apenas sal¨ªa cuando unos sicarios lo alcanzaron.
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