Jorge Atilano, vocero de la Iglesia contra la violencia: ¡°Existe el peligro de que el miedo defina la elecci¨®n. No lo podemos permitir¡±
El director ejecutivo del Di¨¢logo Nacional por la Paz habla de la intermediaci¨®n de la Iglesia en la crisis de violencia, la influencia del narco y la pol¨¦mica por la separaci¨®n entre la Iglesia y el Estado
La violencia dej¨® una huella permanente en Cerocahui, una remota comunidad al suroeste del Estado de Chihuahua, el 20 de junio de 2022. El gu¨ªa de turistas Pedro Palma lleg¨® corriendo y busc¨® refugiarse en una iglesia mientras hu¨ªa de Jos¨¦ Noriel Portillo Gil, alias El Chueco, y sus hombres. El capo y su c¨¦lula criminal ya hab¨ªan decidido el destino de Palma y planeaban asesinarlo en el altar para demostrar su poder y mandar el mensaje de que ellos mandaban en esa zona de la Sierra Tarahumara. Dos padres jesuitas, Javier Campos y Joaqu¨ªn Mora, intercedieron para frenar el asesinato e impedir la profanaci¨®n de su templo. Palma y los sacerdotes fueron acribillados afuera de la iglesia y finalmente, colocados en el altar. El narco hab¨ªa vuelto a imponer su ley, pero esta vez, rebasando l¨ªneas que antes parec¨ªan sagradas e intocables.
El padre Jorge Atilano (Huatusco, Veracruz, 1972) repasa los asesinatos con voz calma, pero a¨²n marcada por la consternaci¨®n. Abre la herida para explicar el momento en que la Compa?¨ªa de Jes¨²s, primero, y la Iglesia cat¨®lica, despu¨¦s, tomaron la iniciativa frente a la crisis de violencia que azota a M¨¦xico. ¡°Expreso mi dolor y consternaci¨®n por el asesinato en M¨¦xico¡±, lament¨® Francisco, el primer Papa jesuita, dos d¨ªas despu¨¦s de la masacre, en un reclamo retomado por los obispos y arzobispos del pa¨ªs. ¡°Como jesuitas, nos sentimos responsables de dar una respuesta. Y eso deton¨® este movimiento. Ese fue el origen¡±, explica Atilano.
La indignaci¨®n se transform¨® en jornadas de oraci¨®n, minutos de silencio, pronunciamientos p¨²blicos, foros y mesas de trabajo. As¨ª naci¨® el Di¨¢logo Nacional por la Paz, una iniciativa impulsada por organizaciones civiles y religiosas contra la inseguridad, que ha convocado el pr¨®ximo lunes a los tres candidatos a la presidencia a firmar un compromiso conjunto contra la violencia. Los equipos de campa?a ya han confirmado y recibir¨¢n de forma escalonada un paquete de propuestas concretas para resolver la crisis. ¡°El Gobierno tiene una responsabilidad especial en la construcci¨®n de la paz. Como Iglesia, nosotros asumimos la nuestra¡±, se?ala Atilano, director ejecutivo de la convocatoria.
El padre abre las puertas de la curia provincial a EL PA?S en Ciudad de M¨¦xico para hablar de la intermediaci¨®n de la Iglesia contra la violencia, los roces con el Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador y los cuestionamientos que han surgido en un pa¨ªs laico y construido bajo el principio de la separaci¨®n entre la Iglesia y el Estado. ¡°Hay un peligro de que sea el miedo lo que defina la elecci¨®n. No podemos permitir eso¡±, zanja.
Pregunta. ?De qu¨¦ tama?o es el problema de la violencia en M¨¦xico?
Respuesta. Estamos preocupados porque desde las misiones que tenemos en Chiapas, Chihuahua, Michoac¨¢n o Guerrero estamos viendo que ha crecido el control de los territorios. Vemos que est¨¢n siendo controlados polic¨ªas municipales, alcaldes, el transporte p¨²blico. Nos preocupa el tipo de sociedad que estamos creando y toda la violencia que se est¨¢ dando. Las cifras oficiales muestran que han bajado los homicidios, pero el sentimiento es que vamos perdiendo libertades. Eso lo vemos cada vez m¨¢s presente.
P. ?Qu¨¦ impacto ha tenido la violencia en este proceso electoral?
R. Desde hace unos tres a?os, las econom¨ªas criminales han diversificado sus negocios. De la droga han pasado a la miner¨ªa, al huachicoleo o a controlar los tianguis y otro tipo de econom¨ªas m¨¢s informales. Empezamos a detectar c¨®mo se han metido a las alcald¨ªas, para desde ah¨ª financiar sus ej¨¦rcitos, cumplir las funciones de la polic¨ªa o financiar sus estructuras. Eso es muy peligroso para un pa¨ªs que quiere ser democr¨¢tico y una ciudadan¨ªa que quiere andar libremente en su tierra.
P. ?C¨®mo surge la idea de convocar a los tres aspirantes a la presidencia?
R. Es parte de un proceso. Incluso, algunos nos dec¨ªan que la elecci¨®n no deb¨ªa distraernos del proceso que queremos realizar, porque nuestra agenda es otra. El principal objetivo es construir agendas locales de paz. Estamos muy interesados en la dimensi¨®n local. Entregar los documentos a los presidenciables y a todos los candidatos a un puesto de elecci¨®n parte de la idea que el Gobierno tiene una responsabilidad especial en la construcci¨®n de la paz. Cada uno tiene que aportar desde lo que le toca y asumir su responsabilidad. Como Iglesia asumimos la nuestra. La ciudadan¨ªa, los empresarios, los educadores¡ todos tenemos que hacer lo que nos corresponde.
P. ?Por d¨®nde van las principales propuestas a los candidatos?
R. Son siete grandes temas. La parte de tejido social va m¨¢s en la idea de que se necesitan pol¨ªticas de cuidado, que permitan vincular a personas, familias, comunidades e instituciones. Se rompi¨® esa red, hay que reconstruirla y para eso se necesita una pol¨ªtica de Estado. En justicia se plantea c¨®mo lograr sistemas alternativos en lo local, fortalecer la autonom¨ªa de las fiscal¨ªas y quitar la corrupci¨®n del sistema de justicia. En seguridad se busca fortalecer a las polic¨ªas municipales, articularlas con la comunidad y con otras fuerzas p¨²blicas. En gobernanza, creemos que necesitamos cuidar las condiciones locales para que un presidente municipal pueda trabajar por la paz. Si no las cuidamos, vamos a tener gente al servicio de las econom¨ªas criminales. Otro tema es la protecci¨®n a los adolescentes. Son el sector de m¨¢s riesgo ante la droga y el crimen organizado. Otro pendiente son las c¨¢rceles y c¨®mo mejorar el sistema de reinserci¨®n. Se habla tambi¨¦n de derechos humanos, un tema que se ha ido desmontado. Necesitamos una cultura m¨¢s s¨®lida de los derechos humanos entre la ciudadan¨ªa y las estructuras del Estado. Todas surgen del an¨¢lisis de 50 expertos, en siete mesas de trabajo que empezaron el a?o pasado.
P. ?Qu¨¦ les piden a los aspirantes?
R. Que den seguimiento a estas iniciativas. El documento en s¨ª mismo no tendr¨¢ ning¨²n impacto si no hay una instancia de seguimiento. Lo que pedimos es que haya un di¨¢logo, que con quien gane se tengan estas instancias de di¨¢logo. Que los puentes no se rompan, que el di¨¢logo permanezca por el bien de todos.
P. La inseguridad ha sido el gran protagonista en el arranque de las campa?as. ?C¨®mo ve las propuestas de los candidatos?
R. Algunas coinciden con nuestras recomendaciones y se pueden enriquecer con lo que se les quiere plantear. Creo que se necesita fortalecer a las polic¨ªas municipales. En eso hay coincidencia con algunos planteamientos. Pero tambi¨¦n estas polic¨ªas necesitan habilidades de investigaci¨®n, estar articuladas con las fiscal¨ªas, coordinarse con las polic¨ªas estatales y la Guardia Nacional. S¨ª creemos que la sola presencia de la Guardia y del Ej¨¦rcito no va a resolver el problema. Puede atender una emergencia, pero no va a resolverlo a largo plazo. Otro ejemplo es la preocupaci¨®n por los j¨®venes, creo que igual est¨¢ muy presente en los candidatos.
P. En uno de los comunicados se menciona la frase ¡°Por el bien de M¨¦xico, primero la democracia y el Estado de Derecho¡±. ?Es un mensaje para el presidente L¨®pez Obrador?
R. Es un mensaje que refleja que si no cuidamos los territorios, vamos a poner en crisis la democracia. Los asesinatos de aspirantes muestran que hay grupos que est¨¢n dispuestos a ganar esta elecci¨®n con las balas. Y eso no lo vamos a permitir.
P. ?No es un mensaje para el presidente, en espec¨ªfico?
R. No, es para decir que tenemos que cuidar los territorios. Hay un peligro de que sea el miedo lo que defina la elecci¨®n. No podemos permitir eso.
P. Esta iniciativa tambi¨¦n ha sido criticada por quienes consideran que se rebasan las l¨ªneas que separan a la Iglesia del Estado. ?Qu¨¦ les responde?
R. Es un movimiento de la sociedad civil. Est¨¢ la Iglesia convocando, pero se han sumado universidades, organizaciones civiles, colectivos. La intenci¨®n es adoptar una postura como ciudadanos y poner el asunto p¨²blico a discusi¨®n. Dec¨ªa el papa Francisco que la pol¨ªtica era la expresi¨®n de la caridad. Desde este sentido lo estamos viendo.
P. ?La Iglesia es hoy por hoy un actor pol¨ªtico en M¨¦xico?
R. En el sentido de tratar los asuntos p¨²blicos, s¨ª tiene un papel pol¨ªtico.
P. ?No puede haber un problema con el Estado laico?
R. Yo creo que el problema ser¨ªa si hubiera una pol¨ªtica partidista y eso no se ha dado en ning¨²n momento. Hemos evitado que este movimiento se vea envuelto en eso. Incluso, hubo gente que estuvo en la Red Nacional por la Paz que pas¨® a ser parte de alg¨²n equipo de campa?a y les pedimos que se deslindaran para no politizar el movimiento. Hemos tenido mucho cuidado con eso. Buscamos que nuestro aporte sea m¨¢s desde la investigaci¨®n, la experiencia y las buenas pr¨¢cticas que buscamos recuperar.
P. ?C¨®mo viven la violencia los miembros de la Iglesia en el terreno?
R. Como sacerdotes, la gente nos tiene mucha confianza de platicar lo que viven. Y lo que veo es que hay mucho dolor y mucho miedo. Cuando fue el asesinato de los jesuitas en la Sierra Tarahumara, hubo gente de las comunidades que me hablaban as¨ª, con miedo. Me dec¨ªan: ¡°Si eso hicieron a los padres, imag¨ªnese lo que nos pueden hacer a nosotros¡±. Una realidad que me mueve mucho es ver el impacto que esto est¨¢ teniendo en los j¨®venes. J¨®venes atrapados, obligados a meterse a las drogas y a estos grupos. Eso tambi¨¦n nos preocupa y nos duele.
P. ?C¨®mo se ve desde la perspectiva de la iglesia el fen¨®meno del narco y su influencia en el pa¨ªs?
R. Hay muchas miradas. Como yo lo veo, es que si el narcotr¨¢fico en M¨¦xico es fuerte, es porque tenemos un tejido social que ha sabido utilizar a su favor. Y eso le ha dado fuerza. Se ve reflejado en la fidelidad a los liderazgos, en el da?o que pueden cometer para tener reconocimiento social, en la base social que han logrado construir. Estamos teniendo un fen¨®meno nuevo. Estas econom¨ªas logran tener una base social a su favor. La gente espera recibir ciertos favores, pero acaban siendo puestos como barreras contra otro grupo delictivo o contra las autoridades. Esto nos mete en una situaci¨®n complicada.
P. ?Son manifestaciones que no se hab¨ªan visto?
R. Estos niveles de control social no los hab¨ªamos visto. En lo que me ha tocado recorrer del pa¨ªs, donde lo veo m¨¢s presente es en la Tarahumara, donde ya tiene a?os, pero es un control muy silencioso. Lo m¨¢s novedoso est¨¢ en Frontera Comalapa (Chiapas), donde es m¨¢s escandaloso el modo de controlar. Y eso tendr¨¢ dos, tres a?os.
P. Otro punto pol¨¦mico ha sido la intermediaci¨®n de la Iglesia para la tregua en Guerrero con los grupos criminales. ?A qu¨¦ responde esto?
R. Han sido estos grupos los que le han pedido a la iglesia que fuera la mediadora. No es que la iglesia los haya convocado a firmar un acuerdo de paz. Me parece que estos grupos se llegan a cansar y a desesperar, y vieron a la Iglesia como alguien que les pod¨ªa ayudar. En ese sentido, por la situaci¨®n de emergencia del Estado de Guerrero, la Iglesia ha tratado de construir la paz desde las posibilidades que se tienen. Me parece una labor muy admirable lo que est¨¢n haciendo los obispos y algunos sacerdotes ah¨ª en Guerrero.
P. ?Es viable reproducir estas treguas en otras partes del pa¨ªs?
R. No. No es la apuesta de la Iglesia buscar a estos grupos para construir la paz. Es buscar a los actores sociales, los empresarios, el Gobierno, las iglesias o los colectivos organizados, son a quienes buscamos para dialogar. Pensar que la paz en el pa¨ªs va a alcanzarse con un acuerdo con estos grupos, yo lo veo muy peligroso. Primero, son grupos fragmentados, con negocios diversificados y con mucho control social, eso hace muy dif¨ªcil que una tregua pueda realizarse o perdurar.
P. En este proceso electoral, X¨®chitl G¨¢lvez y Claudia Sheinbaum sostuvieron encuentros con el papa Francisco. ?C¨®mo ve estos acercamientos?
R. El papa Francisco es un actor clave a nivel mundial y yo lo veo como un hecho diplom¨¢tico y un acercamiento v¨¢lido para una interlocuci¨®n con el pueblo mexicano. Entonces me parece que en t¨¦rminos de diplomacia es favorable para M¨¦xico.
P. ?Le llam¨® la atenci¨®n en su momento?
R. No, yo me imaginaba que eso pod¨ªa suceder en cualquier momento, pero s¨ª me llam¨® la atenci¨®n que fueron ambas al mismo tiempo. Eso s¨ª, creo que el Vaticano cuida mucho la relaci¨®n con los partidos aqu¨ª en M¨¦xico.
P. En 2024 tambi¨¦n se cumple una d¨¦cada de la desaparici¨®n de los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa. El Centro Prodh, de la Compa?¨ªa de Jes¨²s, ha acompa?ado muy de cerca a los familiares. ?C¨®mo entender las im¨¢genes del portazo en Palacio Nacional?
R. Es la expresi¨®n de que el caso no se ha resuelto. Son las violencias que surgen cuando no se logra dar la justicia, el acceso a la verdad y la reparaci¨®n de los da?os. No estamos de acuerdo con el ejercicio de la violencia para expresar este tipo de inconformidad, pero creo que lo entiendo desde ah¨ª.
P. Seguimos sin tener todas las respuestas sobre este crimen, ?por qu¨¦?
R. Ha hecho falta mayor voluntad pol¨ªtica para dar la informaci¨®n que se necesita para esclarecer el caso.
P. ?Cu¨¢les han sido los principales obst¨¢culos?
R. La falta de informaci¨®n, sobre todo de parte del Ej¨¦rcito, para poder esclarecer qu¨¦ es lo que pas¨® y poder encontrar a estos compa?eros.
P. ?Es posible superar los roces que ha habido entre el Gobierno de L¨®pez Obrador y los familiares, as¨ª como con organizaciones como el centro Prodh?
R. Como est¨¢ la situaci¨®n, no lo veo tan sencillo. Cada vez se fue perdiendo m¨¢s la confianza. Poder recuperar la confianza y el di¨¢logo implica tener disposici¨®n para el acceso a la verdad.
P. ?Se podr¨ªa recuperar la voluntad pol¨ªtica con el pr¨®ximo Gobierno?
R. Depender¨¢ de qui¨¦n gane la elecci¨®n. El caso Ayotzinapa, como muchos otros, muestra la necesidad de repensar el sistema de justicia. No es que falte una acci¨®n, se necesita revisar todo el sistema para mejorar el acceso a la justicia.
P. ?Es posible pacificar el pa¨ªs? ?Hay razones para mantener la esperanza?
R. Veo mucha disposici¨®n de la ciudadan¨ªa para colaborar. Tambi¨¦n hay que decir que no todo el pa¨ªs est¨¢ en una situaci¨®n de violencia. Hay zonas muy focalizadas donde podemos ver situaciones graves. Yo creo que s¨ª es posible recuperar la paz. Esperamos que el pr¨®ximo Gobierno tenga la voluntad para implementar las pol¨ªticas que se necesitan y que otros actores nos sumemos. Hemos investigado otros casos, c¨®mo lo han hecho. Y lo que los mueve es la indignaci¨®n. Esa indignaci¨®n est¨¢ presente en M¨¦xico. Ahora, se necesita compartir testimonios y metodolog¨ªas para avanzar, eso es lo que este movimiento busca generar.
P. Ser¨¢ un esfuerzo de a?os, ?no?
R. Dicen que para recuperar la paz se necesita el equivalente de tiempo que tom¨® para destruirla. Creo que, por lo menos, necesitamos unos 18 a?os. M¨¢s all¨¢ de un trienio o de un sexenio, tenemos todo un camino por andar.
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