Y a todo esto, ?cu¨¢l es el costo?
La compra de una refiner¨ªa en Texas o proyectos como el Tren Maya no nos est¨¢n costando a los mexicanos miles de millones de d¨®lares. Nos est¨¢n costando mucho m¨¢s: todas las oportunidades perdidas por haberse obsesionado con trenes y refiner¨ªas
N¨²meros van y vienen todos los d¨ªas. Ideas de gasto o proyectos de inversi¨®n que costar¨¢n miles de millones de d¨®lares. Recursos que van de aqu¨ª para all¨¢ a los que ya es dif¨ªcil llevarles la cuenta. Esta semana ha ocupado la agenda la compra de una refiner¨ªa en Texas, lo que ha revivido la discusi¨®n sobre la construcci¨®n de otra refiner¨ªa en Tabasco.
Seg¨²n sabemos, la refiner¨ªa en Texas tendr¨¢ un costo de casi 600 millones de d¨®lares. La otra, la de Dos Bocas, tendr¨¢ un costo aproximado ¨Clos costos siempre aumentan¡ªde 9.000 millones de d¨®lares. Tambi¨¦n se est¨¢ construyendo un tren en la pen¨ªnsula de Yucat¨¢n que costar¨¢ un poco m¨¢s de 8.000 millones de d¨®lares. Se habla poco de ¨¦l, pero entre las ideas de inversi¨®n de esta Administraci¨®n est¨¢ el desarrollo del corredor trans¨ªstmico, una idea que lleva m¨¢s de un siglo de discusi¨®n y que costar¨¢ alrededor de 1.000 millones de d¨®lares. La informaci¨®n de los costos, aclaro, sale de fuentes oficiales.
No hay que olvidar que tambi¨¦n nos cost¨® cancelar la construcci¨®n del que hubiera sido el aeropuerto de Texcoco. Las cifras ah¨ª fluct¨²an en un amplio rango que va desde los 6.000 millones de d¨®lares hasta los 16.000 millones, dependiendo de cu¨¢l estimado se utilice. Y en ese sentido, falta sumar una obra emblem¨¢tica de estos tiempos, el aeropuerto de Santa Luc¨ªa, que tiene, entre sus ventajas, un costo menor al que hubiera tenido el aeropuerto ya cancelado porque ser¨¢ una obra de infraestructura austera y ejecutada por el ej¨¦rcito mexicano pero que de cualquier manera costar¨¢ cerca de los 4.200 millones de d¨®lares.
Podemos ir sumando esos miles de millones de d¨®lares y llegaremos a una cifra que podr¨ªamos llamar el costo total. ?Pero esos m¨¢s de 67.000 millones de d¨®lares son el verdadero costo de esos proyectos? ?O hay m¨¢s costos menos evidentes en esas decisiones? M¨¢s all¨¢ de la forma de pago y del momento en que se haga, no hay que olvidar que todos estos proyectos ser¨¢n pagados con recursos p¨²blicos, es decir, con recursos de los contribuyentes, que siempre son escasos y que deber¨ªan usarse de la mejor forma posible buscando el mayor beneficio para la sociedad.
Cada decisi¨®n que tomamos implica que dejamos de tomar otras. Cuando elegimos entre varias opciones, impl¨ªcita o expl¨ªcitamente, asumimos que esa ¡ªla tomada¡ª es la mejor. Ser¨ªa quiz¨¢s delirante intentar evaluar el costo de todas las opciones que no elegimos, pero siempre debemos tener en cuenta una: la segunda mejor alternativa. En eso consiste el costo de oportunidad.
Si en la vida diaria es un concepto presente en las decisiones que tomamos, tendr¨ªa que ser mucho m¨¢s claro en la pol¨ªtica p¨²blica que implica el desembolso de recursos que podr¨ªan usarse en miles de alternativas. No pensemos en la suma, en esos 67.000 millones de d¨®lares, cifra que para todos es dif¨ªcil siquiera de imaginar. Pensemos solo en una: ?cu¨¢l es el costo de oportunidad de la construcci¨®n de la refiner¨ªa de Dos Bocas? ?Cu¨¢l ser¨ªa el uso alternativo, la segunda mejor opci¨®n para utilizar (gastar o invertir) esos 9.000 millones de d¨®lares?
Pensar ¨²nicamente en los costos directos, en los observables, de las decisiones de pol¨ªtica p¨²blica nos ubica en una discusi¨®n de corto plazo. ?C¨®mo se van a pagar los 600 millones para comprar Deer Park? ?Qu¨¦ har¨¢ Pemex con los 980 millones de d¨®lares de deuda que tiene la refiner¨ªa? ?Habr¨¢ m¨¢s deuda o el Gobierno federal inyectar¨¢ los recursos? Son preguntas importantes, desde luego, pero al final del d¨ªa, son de corto plazo. No solo hay que ver los ¨¢rboles con todo detalle, tenemos tambi¨¦n que ver el bosque.
Los proyectos mencionados no nos est¨¢n costando 67.000 millones de d¨®lares. Nos est¨¢n costando mucho m¨¢s. Est¨¢n costando todas las oportunidades perdidas por haberse obsesionado con trenes y refiner¨ªas. La cancelaci¨®n del aeropuerto de Texcoco y la subsecuente construcci¨®n de Santa Luc¨ªa hoy nos ha costado mucho m¨¢s que los miles de millones de d¨®lares directamente erogados. La baja en la calificaci¨®n de la seguridad a¨¦rea es un ejemplo de los costos asociados a las malas decisiones. Frenar¨¢ el desarrollo del sector tur¨ªstico y el potencial de crecimiento de la carga a¨¦rea, relevante para ciertas regiones industriales del pa¨ªs. Compramos y construimos refiner¨ªas cuando el mundo voltea a las energ¨ªas renovables. Tiramos a la basura un aeropuerto con potencial de crecimiento para construir uno que no permitir¨¢ hacer vuelos simult¨¢neos por lo que no abona un ¨¢pice a la capacidad a¨¦rea ya instalada.
En lugar de aprovechar las ventajas comparativas que tiene M¨¦xico, tomamos decisiones que las desperdician. No son 67.000 millones de d¨®lares. Son oportunidades perdidas y a?os de rezago. El costo de oportunidad importa.
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