La barra brava del presidente
El arrabalero comunicado oficial de respuesta a los parlamentarios y el ¡°cierre de filas¡± de los funcionarios, voceros y paleros del r¨¦gimen es un ejemplo inmejorable de la pol¨ªtica de barra brava que ha instaurado L¨®pez Obrador
![Antonio Ortu?o](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F660411f5-9970-423f-97ef-8f9b6a760a50.png?auth=a1628ac84461b0a0fe0f6f6a1389ebcfbc2ea8a9f52315a21f477b60cf675183&width=100&height=100&smart=true)
![Gobernadores de Morena en un acto del partido.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/TOUC34SFE5EL5IBQTUH5O77OCU.jpeg?auth=bd4e84e15d0e1e0597ef6eba7faec49f283f0f005762350490660a83bc45835d&width=414)
Un amigo, periodista deportivo, me comentaba hace unos d¨ªas, despu¨¦s del espantoso episodio de violencia en el estadio del Quer¨¦taro, que el futbol mexicano se ha vuelto tan sopor¨ªfero que las evoluciones de las barras bravas ya funcionan como un espect¨¢culo en s¨ª mismo: en el campo a veces no pasa nada, pero en la tribuna qu¨¦ tal. Algo as¨ª sucede con la presidencia de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. En el ¡°terreno de juego¡± de las pol¨ªticas p¨²blicas, su llegada al poder ha significado escaso avance, cuando no un franco retroceso. La m¨¦dula de su ejercicio se ha dado, en realidad, en el continuo show de sus pol¨¦micas, descalificaciones y manoteos.
La realidad mexicana en 2022 es cruda, por no decir desoladora. Veamos: hay m¨¢s pobreza, ahora, que cuando comenz¨® la presidencia y menos esperanza de salir de ella, porque la inversi¨®n se ha contra¨ªdo, no solo por las secuelas de los cierres y quiebras de la pandemia, sino por la desconfianza generalizada en el desempe?o del gobierno. La educaci¨®n y la salud se han convertido en ¡°cajas chicas¡±, despojadas de presupuesto a costa de la vida, por ejemplo, de ni?os con c¨¢ncer que han dejado de recibir tratamiento, o de la estabilidad de los alumnos de las escuelas de tiempo completo reci¨¦n defenestradas (y eso por no mencionar la lenta e incongruente reacci¨®n oficial ante la covid-19, que incluy¨® desalentar el uso de cubrebocas, negar la gravedad de la saturaci¨®n hospitalaria y minimizar el costo humano, que ha superado el medio mill¨®n de v¨ªctimas en los conteos de sobremortalidad).
La violencia en las calles ha alcanzado m¨¢ximos hist¨®ricos: casi 115.000 homicidios se han perpetrado en apenas la mitad del sexenio cuando, solo como referencia, en la totalidad del ultraviolento periodo de Felipe Calder¨®n se produjeron 132.000; y los grupos criminales, lo vemos cada d¨ªa, dominan anchas zonas del territorio nacional, mientras la prensa est¨¢ bajo fuego y siete periodistas han sido asesinados en lo que va del a?o. Por si fuera poco, los reportes al respecto de ama?os, sobrecitos, preferencias y negocios a modo en el gobierno han seguido produci¨¦ndose, incluso en el entorno cercano del mandatario (ya han salido salpicados su hijo, su hermano y una prima, adem¨¢s de funcionarios de primer nivel y no pocos porristas).
Los logros que presume el mandatario son modestos: organizar unos programas de reparto de dinero a j¨®venes y ancianos, y poner en marcha la construcci¨®n de megaproyectos que nadie consideraba indispensables antes de la obcecaci¨®n presidencial, como el Tren Maya, la refiner¨ªa de Dos Bocas o el aeropuerto Felipe ?ngeles. En realidad, sus esfuerzos est¨¢n concentrados en las tribunas y en la pol¨ªtica entendida como un espect¨¢culo construido a base de controversias y descalificaciones: el d¨ªa en que no arremete contra los acad¨¦micos, intelectuales o periodistas que no lo apoyan (y los acusa de conservadores y corruptos), embiste contra Espa?a o Austria (por no ofrecer disculpas por la conquista de los pueblos originarios hace cinco siglos, en un caso, y por no devolver el penacho que Moctezuma regal¨® a Carlos V en el otro) o contra una mir¨ªada de blancos: feministas, ambientalistas, defensores de derechos humanos, cient¨ªficos, etc¨¦tera.
El pasado viernes, el presidente desat¨® su furia contra el Parlamento Europeo, que pidi¨® proteger a los periodistas y record¨® que, estad¨ªsticamente, es M¨¦xico el pa¨ªs m¨¢s peligroso del mundo para ejercer el oficio. El arrabalero comunicado oficial de respuesta a los parlamentarios y el ¡°cierre de filas¡± de los funcionarios, voceros y paleros del r¨¦gimen es un ejemplo inmejorable de la pol¨ªtica de barra brava que ha instaurado L¨®pez Obrador, en donde lo importante no son los resultados (porque son p¨¦simos) sino ¡°defender la camiseta¡± mediante los golpes a los rivales, las porras desaforadas y las mentadas de madre.
As¨ª va el sexenio: mientras el pa¨ªs es goleado en la cancha, el presidente act¨²a como el l¨ªder de una barra brava dedicada a repartir le?a en las gradas. Los resultados est¨¢n a la vista.
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