Lorenzo y la democracia en riesgo
Hoy se requiere m¨¢s INE no menos INE. M¨¢s profesionales en ese instituto y m¨¢s templanza en todos los que lo encabezan
Estaba la democracia mexicana en un predicamento, y pari¨® Lorenzo C¨®rdova. El consejero presidente del Instituto Nacional Electoral termin¨® de complicar un sombr¨ªo panorama pol¨ªtico que podr¨ªa desmontar cuatro d¨¦cadas de avances en la confiabilidad de las elecciones en M¨¦xico. ?Cu¨¢nta de la esperanza de que Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador no capture el INE pasa porque esa instituci¨®n no sucumba tambi¨¦n por protagonismos de sus defensores?
El Gobierno de la Rep¨²blica que se inaugur¨® provocando una escasez de gasolina nunca vista; la administraci¨®n que est¨¢ por cumplir cuatro a?os sin resolver un desabasto de medicamentos de un nivel que antes no exist¨ªa; el Gabinete que ve pasar meses y meses sin poder recuperar la degradaci¨®n internacional en la seguridad a¨¦rea¡ ese grupo sin credenciales de eficacia ni eficiencia ¨Cvaya, ni sus consultas le salen bien¡ª pretende arreglar el sistema electoral mexicano.
Si la intenci¨®n fuera noble, de lo cual no hay en la forma ni el fondo del intento lopezobradorista indicio alguno, habr¨ªa que apuntar que las elecciones mexicanas s¨ª necesitan un apret¨®n, un ajuste que ataque un problema a?ejo y una sombra amenazante.
De tiempo atr¨¢s hay un elefante en las urnas: las candidaturas en M¨¦xico se compran. Para competir, quienes pretendan abanderar uno u otro partido han de tener o conseguir rebosantes alforjas de dinero no rastreable. El alegato oficialista de que la democracia sale muy cara es hip¨®crita: no es el presupuesto del INE, ni siquiera el de los partidos, lo que resulta gravoso. Por mucho que esos montos constituyan ingentes vol¨²menes, estos ¡ªparad¨®jicamente¡ª son poco frente a lo que realmente se gasta en los comicios.
Tres d¨¦cadas atr¨¢s hab¨ªa partidos pol¨ªticos que no recib¨ªan el presupuesto que el Gobierno dispon¨ªa para esos organismos. Quer¨ªan as¨ª garantizar una independencia frente al autoritarismo priista. Cuando la oposici¨®n, a mediados de los noventa, al fin acept¨® el subsidio p¨²blico, se argument¨® que con ello se impedir¨ªa que intereses oscuros patrocinaran campa?as y pol¨ªticos, que ya en el puesto tendr¨ªan due?o privado antes que mandato popular o lealtad con el partido que les postulaba.
Un cuarto de siglo de financiamiento p¨²blico ha creado burocracias partidistas dependientes del erario sin evitar que, en no pocos casos, las candidaturas para disputar asientos de Gobierno o de representaci¨®n se decidan sobre todo por la capacidad de atracci¨®n monetaria que demuestren los aspirantes ¡ªy/o sus patrocinadores¡ª mucho antes de las campa?as.
Ese pendiente de la democracia mexicana pervierte la equidad en la competencia y usurpa a los electores la posibilidad de reclamar a sus elegidos el actuar de la manera que m¨¢s convenga a la comunidad.
Y si por algo es caro el INE es porque no pocas de sus actividades son de fiscalizaci¨®n. La ley ha sido modificada continuamente en un intento de cerrarle la puerta a las trampas, pero instrumentar esas medidas de monitoreo y vigilancia, y sus inherentes procesos sancionadores, adem¨¢s de laborioso supone una tarea sin fin mientras partidos y pol¨ªticos sigan recurriendo a ma?as propagand¨ªsticas o de operaci¨®n aceitadas con recursos negros.
Esa perniciosa conducta no est¨¢ en el centro de la reforma que pretende Palacio Nacional. Ni ¨¦sa ni ¡ªel otro tema de urgente atenci¨®n¡ª la creciente amenaza del crimen organizado, cuya mano antes se notaba en el patrocinio de candidatos pero que recientemente ha asumido incluso un papel de masivo operador electoral, como en Sinaloa en 2021, por mencionar un caso emblem¨¢tico m¨¢s que documentado.
La injerencia de actores con grandes cantidades de dinero manchado, entonces, s¨ª es un pendiente de la democracia mexicana.
Pero a L¨®pez Obrador no le interesa esa discusi¨®n. Lo que pretende es improvisar una nueva columna vertebral para la organizaci¨®n de las elecciones, incluida la forma de dirimir eventuales diferendos, y empoderar a las dirigencias de los partidos pol¨ªticos ¡ªque manipular¨¢n como nunca los candidatos legislativos, que solo ser¨¢n de lista¡ª, al tiempo de que desde el poder, con m¨¢s recursos y menos escr¨²pulos que nadie, Morena sacar¨¢ ventaja en los comicios venideros.
El INE es producto de reformas electorales que le posibilitan constituirse en un freno ante autoridades que pretendan tripular elecciones. Fue articulado de tal forma que ante atropellos puede usar la voz y, de ser necesario, ense?ar los dientes. No es perfecto pero su funcionalidad qued¨® demostrada, si alguna duda hab¨ªa para entonces, cuando el candidato que m¨¢s reneg¨® de esa instituci¨®n gan¨® en un proceso ejemplar y sin regateos de nadie, y menos que de nadie de consejeros y magistrados electorales.
En tiempos de polarizaci¨®n y posverdad, en la era de incontrolables redes sociales y de evasivas criptomonedas, y en un momento en que el Poder Ejecutivo Federal reniega del pluralismo de la sociedad mexicana, se requiere de un INE m¨¢s profesional, y tambi¨¦n uno m¨¢s sereno y juicioso. Se requiere que la instituci¨®n, reconocida por la ciudadan¨ªa de manera mayoritaria, no sea confundida con personas que la integran o incluso la dirigen.
Lorenzo C¨®rdova es presidente del Consejo General del INE. Su periodo, y el de tres consejeros m¨¢s, concluye la primavera entrante. A Morena este acad¨¦mico se le atraganta. Lo critican por sistema, le denostan para debilitarlo en lo personal y al instituto que preside en lo esencial. Esa t¨¢ctica dura ya a?os, es encabezada por el presidente mismo y parece estar a punto de rendir los m¨¢ximos frutos: ?destempladas acciones convertir¨¢n a C¨®rdova en el m¨¢s inesperado de los aliados de L¨®pez Obrador en contra del INE?
El INE tiene algo que a L¨®pez Obrador frustra como pocas cosas. Su autonom¨ªa le parece una aberraci¨®n. El presidente no concibe que quien gan¨® no mande en todas partes. Y menos que se le resistan, como lo ha hecho el INE en estos a?os.
Esto hay que subrayarlo porque no se puede normalizar o racionalizar el embate presidencial contra la autoridad electoral, y menos culpar a ¨¦sta por el avasallamiento de aquel. Sin embargo, tambi¨¦n hay que revisar lo que funcionarios hacen para zafarse de trampas y para no provocar ataques que podr¨ªan devaluar lo que se les encarg¨®.
Una de las cosas que en el futuro se debatir¨¢ sobre este INE es si pudo haber sido m¨¢s astuto frente al garlito de la austeridad del lopezobradorismo. ?Le habr¨ªa servido de algo rebajar sueldos y cambiar las condiciones de los contratos de su burocracia para hacer que ese organismo rimara perfectamente con el discurso de Palacio? ?Habr¨ªan sido reconocidos o de cualquier manera padecer¨ªan el desd¨¦n presidencial? ?Hab¨ªa margen para ese ajuste sin comprometer la nada sencilla la organizaci¨®n y vigilancia de comicios?
Son preguntas para el Lorenzo que pasar¨¢ a la historia, pues preside el ¨²ltimo, y algunos consideran que el m¨¢s importante, basti¨®n que recibe la metralla de Andr¨¦s Manuel; y pocos se atreven a pensar en qu¨¦ ocurrir¨¢ si Palacio logra imponer consejeros y magistrados electorales aupados a niveles de m¨¢xima decisi¨®n por el mayoriteo oficialista, si en la antesala de un polarizado proceso electoral se improvisa una nueva forma de repartir el poder y una endeble burocracia (porque habr¨ªa miles de despidos).
Defender al INE va m¨¢s a all¨¢ de defender al actual instituto y, por supuesto, tiene poco qu¨¦ ver con defender a las y los consejeros que hoy lo integran. Defender al INE es como votar: un derecho y un deber. Porque defender al INE significa rechazar cualquier cambio a la manera de elegir representantes que no sea por consenso, que no refleje la pluralidad de M¨¦xico.
El INE es el producto de una manera democr¨¢tica de hacer leyes. Tiempo ha que las y los mexicanos no saben de la amargura de ir a la urna con la certeza de que su voto no ser¨¢ contado, de que su voluntad ser¨¢ burlada. Ese gigantesco cambio se logr¨® con arduas negociaciones a lo largo de muchos a?os donde no siempre todos terminaban igual de satisfechos. Pero lo que hoy tenemos es motivo de orgullo general: votamos en libertad, votamos a sabiendas de que cualquiera puede ganar, votamos empoderados.
Esa manera democr¨¢tica de hacer leyes est¨¢ en riesgo porque L¨®pez Obrador y los suyos recurren a argumentos simplistas en su intento por imponer una reforma, que encima es inoportuna ¡ªpor lo cercana que est¨¢ la elecci¨®n federal¡ª y riesgosa, porque desmontar¨ªa, sin hacerse cargo de la complejidad de nuestras elecciones, el actual sistema de consejeros para sustituirlos de golpe y sin que haya garant¨ªa de profesionalismo e imparcialidad en los que lleguen por un nuevo m¨¦todo de elecci¨®n popular.
Precisamente en ello estriba la gravedad del tropez¨®n de C¨®rdova esta semana. Una vez que se supo que el INE ten¨ªa una encuesta, levantada hace semanas y donde se muestra apoyo a la elecci¨®n v¨ªa popular de consejeros y magistrados, queri¨¦ndolo o no contribuy¨® al simplismo oficialista. El enredo est¨¢ servido: por qu¨¦ no divulg¨® en su momento esa encuesta, por qu¨¦ acept¨® unas preguntas que no contextualizaban lo que hay impl¨ªcito en cada interrogante, y por qu¨¦ dice ahora que ese mayoritario respaldo ha cambiado.
S¨ª, Morena aprovechar¨ªa el m¨¢s m¨ªnimo desliz de la autoridad que quiere desaparecer para atacarla. Y ¨¦ste ha llegado en p¨¦simo timing: es lo que menos se necesitaba en este momento, en estos d¨ªas en los que con ver una ma?anera cualquiera adquiere conciencia de que el r¨¦gimen se emplear¨¢ en una reforma al INE que, sacada sin consenso, ser¨¢ una p¨¦sima noticia para el M¨¦xico del hoy y del futuro y una regresi¨®n de gris pron¨®stico.
C¨®rdova cargar¨¢ con el peso de haber aceptado una encuesta que no advert¨ªa a sus consultados sobre los escenarios que las preguntas implicaban. Como bien explic¨® Lorena Becerra el viernes en Reforma, la gente apoya al Instituto Nacional Electoral y sopesa su respaldo a cambiarlo cuando se le exponen eventuales consecuencias negativas de la iniciativa lopezobradorista. Pero Lorenzo no cuid¨® eso. Y para colmo no hizo buen control de da?os al verse sorprendido por la difusi¨®n period¨ªstica de su encuesta.
Este incidente le costar¨¢ autoridad moral y pone la mesa a quienes buscan pintarlo como actor parcial y de paga excesiva. Ahora Lorenzo ha de lograr que su persona no contamine la resistencia del INE. Eso es lo que se espera de ¨¦l: que frente a quienes desde el poder ostentan partidismo e indolente impericia, d¨¦ muestras de que hay una forma democr¨¢tica y efectiva de ejercer una responsabilidad. Con eso contribuir¨ªa a la defensa del INE.
Porque hoy se requiere m¨¢s INE no menos INE. M¨¢s profesionales en ese instituto y m¨¢s templanza en todos los que lo encabezan. Menos mezquindad de quienes, dentro del propio consejo, ven la crisis de Lorenzo como una oportunidad para sus ambiciones.
Y se requiere tener en mente, durante las pr¨®ximas semanas, que C¨®rdova ni nadie de ellos son el problema as¨ª a veces compliquen las cosas. El problema es que triunfe una manera de hacer leyes sobre derechos donde se violente la cultura, incipiente pero a¨²n actual para M¨¦xico, de que no se puede, desde la mayor¨ªa, cambiar reglas sin incluir a las minor¨ªas. Eso ¨Cy no otra cosa¡ª es defender al INE.
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